"No es la verdad lo que engrandece al hombre, sino el hombre lo que engrandece a la verdad."
(Confucio)
"Solamente quienes toman sosegadamente aquello por lo cual se atarea la gente del mundo pueden atarearse por aquello que la gente del mundo toma sosegadamente."
(Chang Ch'ao)
...Este culto del ocio estaba ligado siempre, pues, a una vida de calma interior, un sentido de despreocupada irresponsabilidad y un goce intenso y pleno de la vida de la naturaleza. Los poetas y los estudiosos se han dado siempre nombres raros, como "El Huésped de Ríos y Lagos" (Tu Fu); "El Recluso de la Colina Oriental" (Su Tungp'o); "El Hombre despreocupado de un Lago Nebuloso" y "El Anciano de la Torre Envuelta en Niebla", etcétera.
No, el goce de una vida ociosa no cuesta dinero. La capacidad para el verdadero goce del ocio se pierde en la clase adinerada y sólo puede encontrarse entre la gente que tiene un supremo desprecio por la riqueza. Debe provenir de la riqueza íntima del alma en un hombre que ama las formas simples de la vida y a quien impacienta a veces el negocio de hacer dinero. Hay mucha vida que gozar para el hombre decidido a gozarla. Si los hombres no alcanzan a gozar esta existencia terrena que tenemos, es porque no aman suficientemente a la vida y permiten que se convierta en una monótona existencia rutinaria.
Lao Tse ha sido falsamente acusado de ser hostil a la vida; por el contrario, creo que enseñó a renunciar a la vida del mundo precisamente porque amaba con tanta ternura a la vida que no podía permitir que el arte de vivir degenerara en el simple negocio de vivir.
Lin Yutang
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- del libro "La Importancia de Vivir"
- trad.: Román A. Jiménez
- Edhasa (Barcelona, 1980)
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¿Qué es lo que más deseamos cuando somos niños? Está claro: ¡jugar!
Pero luego el mundo nos enseña que eso no es lo conveniente, que debemos asumir unos papeles sociales, que debemos tomar responsabilidades... Bien, ¿y qué pasa con el juego, qué pasa con la vida?
Nos condenan a una existencia "útil", cuando lo que queremos, lo que sentimos y deseamos es una vida "inútil".
Hay muchos matices, que se pueden discutir, pero estoy convencido de que la esencia de la vida, por muy dura que pueda parecer, es básicamente lúdica.
Lo demás son las obligaciones, los límites, las fronteras, pero... a pesar de los años, seguimos queriendo jugar, estar ociosos, contemplar, observar, meditar, cantar, reir.
Es lo vivo que hay dentro nuestro lo que nos pide eso. Y en ese ocio no hay inactividad, aunque lo parezca, porque fijaros que todos los buenos artistas que ha habido y hay en este mundo han desarrollado su arte en ese ambiente lúdico y libre del ocio.
Os aconsejo un libro de Hermann Hesse: "El Arte del Ocio"; está descatalogado, pero quizá pueda encontrarse aún en alguna librería de viejo.
Antonio HM.
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imagen 1: "Beneficial Herbs", por Nicholas Roerich
imagen 2: "Lao Tse", por Nicholas Roerich
Creo que la cultura oriental ha estado vedada a nuestro mundo occidental. Por supuesto que la verdad no tiene banderas y que corresponde a cada cual engrandecerla. Ahí estamos.
ResponderEliminarUn placer siempre reflexionar con tu cuaderno.
Un abrazo ocioso.
No había leído esta parte. Creo que el verdadero ocio está en conseguir vivir para (de) lo que uno cree que ha nacido, pero cuando realmente llegas a descubrirlo, es cuando ya has conseguido ser lo que los demás te han dicho que debes ser. Cuando se supone que has alcanzado todos los roles de madre-padre, tu casa, tu coche, el techo de tu trabajo...Allá por los cuarenta. Y es entonces cuando se abre un abismo al que hay que darle respuesta. En el mejor de los casos, algunos lo descubren antes. Yo estoy por la labor de que mis hijos descubran quienes son por sí mismos. No todo radica en pagarles unos estudios. Bueno, un divague que nos llevaría a otro y a otro...Siempre me ocurre en tu cuaderno. Me pondría a escribir como si fuera mío.
ResponderEliminarUn placer Antonio.
Gracias por tu visita, Carmen.
ResponderEliminarHas empleado tu ocio, tu tiempo libre, en hacer lo que te apetecía, y eso es precisamente vivir.
La cultura oriental sigue teniendo mucho que decirnos a los occidentales, mucho.
Un abrazo.
Sí, Carmen, ese abismo al que hay que darle respuesta, como dices, es la vida, que nos grita: ¡déjate de roles y juega!
ResponderEliminarEstá claro que hay que cumplir con unos deberes, y más si se ha formado una familia, pero la fuerza vital aún está en nuestro interior y esa fuerza nos exige que vivamos, que gocemos, que sintamos la alegría de vivir. Y esto no significa necesariamente que nos vayamos de vacaciones a una playa o a los Himalayas, porque dentro de la vida cotidiana, en el propio hogar, hay mil cosas que atender, mil cosas que nos hablan, mil cosas con las que podemos llevarnos muy bien, y casi sin mover un dedo.
A mi manera de ver, el llamado "ocio" es como un silencio donde se puede escuchar aquello que el ruido del mundo no te deja escuchar.
Un placer tu regreso, Carmen.
el negocio de vivir! en eso se ha transformado todo! lamentable! leerlo me hace tomar conciencia que es cada vez mas asi!
ResponderEliminarla vida termina convirtiendose en NEGOCIO!!!!!!!!!!! verdad! por eso estamos y nos sentimos cada vez mas raros en este mundo que no nos contiene! un abrazo y un gusto!
Buen escrito!
Hola, Roxana.
ResponderEliminarLa vida no puede ser un negocio, sino lo contrario. Neg-ocio me suena a mí que es la negación del ocio, parece claro que es así.
La vida tiene sus obligaciones, sus deberes, hay que trabajar duro para subsistir, para sobrevivir, pero nunca hay que olvidar la parte lúdica, que es lo que brilla, la gema escondida que hay, siempre, que encontrar.
La vida vista sólo como negocio me parece de lo más aburrido y amargo, y de hecho quienes así viven suelen llevar ese gesto en su cara: un gesto aburrido y amargo.
Un saludo.
rescatar lo lúdico, el amor por la naturaleza, el amor por la vida, desprendernos de adornos inútiles...
ResponderEliminarqué difícil es en esta sociedad occidental! pagamos el precio de ser "bichos raros",como decimos aquí.
cultivemos el ocio.
besos,Antonio*
Siempre he pensado que los límites de una vida los pone uno mismo, sólo que nos excusamos en "es que la sociedad así lo dicta". De todas formas, soy de las que dicen que hay un momento para todo: tanto para la diversión como para la obligacion. Si no fuera asi creo que nos pegaríamos un tiro.
ResponderEliminarUn beso
Creo que la disyuntiva está en lo qué entendemos por ocio en la actualidad. Yo soy un aficionado a la contemplación y al retiro; actividades que desgraciadamente no puedo dedicarles el tiempo debido. Ese tipo de ocio que por lo que veo también te gusta, diría que no tiene ninguna reputación hoy en día. El asueto y el recreo se comprende en términos como viajar, tomar tapas, disponer de cientos de amigos o en mil y una agilidad exótica insertada en una rica y trepidante vida social. Tener cada minuto de la vida ocupado en la más dispar actividad externa. Ser afiliado a la observación y a la meditación es un asunto que los demás, deducen como sinónimo de aburrimiento. Ello conlleva en general, a ser socio del aislamiento social. Aunque los creyentes en esta ocupación, la calificación les importe un pimiento. De niños nos dejan jugar solamente para que no molestemos. Luego, si uno sigue jugando, no se concede. Surgen pronto palabras como, insensatez o irresponsabilidad.
ResponderEliminarProfunda la reflexión, Antonio, como sueles.
La esencia de la vida consiste en ser coherentes con el principio que decimos anhelar la mayoría: la búsqueda de la felicidad.
ResponderEliminarLo lúdico, sin ser poco, nos entretiene, pero no nos colma. Creo
Un cordial saludo
Antoniooooooooo
ResponderEliminarQué linda reflexión. Estoy de acuerdo contigo y los maestros orientales que citas.
Es cuestión de actitud: si tomamos la vida con naturalidad y ligereza, podemos ir sorteando los obstáculos. El asunto del dinero, desgraciadamente, es muy pesado. Pero en esta sociedad es necesario para vivir mínimamente tranquilo. ¿Qué hacer? Ejercer el arte de combinar el trabajo y el ocio y, de ser posible, lograr que se compenetren.
Oye: no conozco ese libro de Hesse.
Debe ser exquisito.
Un beso desde una noche mexicana lluviosa.
Sí, amiga Silvia, "rescatar lo lúdico", porque en caso contrario esto se convierte en un lugar penoso y en un vivir lamentable, sin luz ni alegría.
ResponderEliminarTe aseguro una cosa, Rayu: el ocio es de lo más enriquecedor, pero siempre y cuando sintamos previamente esa riqueza en nuestro interior. La vida no está ni en el ocio ni en el negocio, la vida está en nosotros mismos.
Aquí también solemos decir eso de "bichos raros", y sí, se paga un precio, por ejemplo el de la soledad y el ostracismo, pero yo siempre he estado encantado de pagarlo y seguiré haciéndolo el resto de mi vida.
Besos, Silviyuela*
Hola, Butterflies.
ResponderEliminarNo estoy seguro de eso que dices, que los límites de la propia vida los ponga uno mismo, pero sí sé que tenemos la capacidad de elegir un camino u otro.
La obligación y la diversión, sí, una se nos impone, a la otra la necesitamos. Pero cuando se habla aquí de ocio no se refiere exactamente a la diversión, sino a ese fluir, a ese dejarse llevar, a ese juego de la vida, intenso o pausado, que es la manera en que comenzamos a existir de muy niños.
Hay que evitar pegarse ese tiro, por encima de todo.
Un abrazo.
Amigo Conde, a mí la reputación que tenga ese tipo de ocio me importa un comino, no estoy yo mucho dentro de las modas y modos sociales, más bien nada.
ResponderEliminarSi los demás se aburren observando o meditando mientras dan un paseo a la orilla del río, o entre las viejas callejas, es porque ese silencio les muestra un vacío, que es el reflejo de su propio ser, y eso les resulta insoportable.
Por eso prefieren sumirse en un magma de ruido y diversión, porque en ese estruendo, pleno de risotadas, es donde se sienten vivos.
Desde luego, no es a ese ocio al que me refiero, en absoluto.
Yo seguiré jugando a mis juegos siempre, antes de una manera infantil, ahora de una forma madura, adulta, pero jugando, y pasear, leer, pensar y mirar los árboles y las estrellas es de lo que más me gusta.
Un abrazo,amigo.
La esencia de la vida, Luis Antonio, consiste en vivirla. Puede ser de una manera más o menos feliz, o no, pero lo auténticamente necesario es sentir que se vive.
ResponderEliminarParece que entiendes lo "lúdico" simplemente como juego y distracción, pero no es así. Lo lúdico es lo más serio que conozco. Creo, incluso, que la misma vida se dedica a eso: a jugar. Pero hay muchas clases de juegos y muchas maneras de ocio. Cada uno elige la que más le gusta, si le dejan.
Un saludo.
Querida Liz, ya se te echaba de menos por estos lares.
ResponderEliminarAsí es, debemos ser ligeros como una pluma, para poder volar con el aire. Lo del dinero es pesado, sí, pero es imprescindible para sobrevivir. está claro. Lo que no debemos nunca permitir es que ese asunto nos robe la vida.
El "arte de combinar" me parece la mejor de las fórmulas.
Ese libro de Hesse, "El Arte del Ocio", lo perdí. Es una selección de artículos de prensa, que tiene como médula temática todas esas cosas buenas que se pueden hacer en el tiempo libre.
Sólo recuerdo que fue publicado aquí por la editorial Planeta.
Qué bien que llueva en México, aquí seguimos con el calor, aunque ya van apareciendo algunas nubes...
Besos, amiga.
¡Hola Antonio! Es un placer volver a leerte, una vez que "recompuesta la figura" regreso al contacto con todos vosotros... ¡Regreso del ¿vacío? de contemplar el paso de la vida desde la mayor serenidad que soy capaz de alcanzar, hasta que deseé regresar.
ResponderEliminar¿No es curioso, que precisamente los que se dedican a una vida artística, no importa a cual, y que seguramente la tomaron al principio como un placer para ocupar su ocio, son precisamente personas longevas, llenas de luz e interesados e interesantes por todo y para todo? Cuando tu quehacer es enriquecedor y placentero sirve realmente para crecer y avanzar en el camino.
Besitos volados mil.
¡Hola, Brujita!
ResponderEliminarLo que dices es muy cierto, los que se dedican a lo que aman despiden luz.
Besos, y gracias por volver.