Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 26 de septiembre de 2010

Natural y artificial



Según el diccionario de la RAE, estas son las definiciones -extractadas- de "natural" y "artificial":

- Natural : Perteneciente a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas. -- Hecho con verdad, sin artificio, mezcla ni composición alguna.

- Artificial : Hecho por mano o arte del hombre. -- No natural, falso.


Desde siempre me ha llamado la atención esta oposición entre natural y artificial, porque pienso que no hay en este mundo nada que no sea, en el fondo, natural. Hay seres y cosas que surgen directamente de la propia naturaleza, como los árboles y los pájaros, las nubes y las estrellas, las piedras y las mariposas, el aire y el agua... Y hay otras cosas que son el resultado de una manipulación y fabricación, como los coches y los aviones, los frigoríficos y los ordenadores, los teléfonos y las lámparas, los semáforos y los libros...
Pero esta manipulación está hecha por un ser natural, el humano, y siempre contando con materiales y sustancias de la propia naturaleza. El hombre inventa cosas nuevas casi a diario, e incluso "crea" sustancias nuevas y materiales que antes no existían, pero sólo en apariencia. Porque cualquier cosa que "cree" el hombre tiene una base natural.
Quiero decir que en el mundo no existe nada no-natural, porque no hay nada fuera de la naturaleza. Lo que hace el hombre es concebir ideas y de ahí engendrar nuevos artilugios y máquinas, pero el material del que dispone para construir siempre procede de la naturaleza, porque no hay nada más. El hombre inventa nuevas mixturas, para dar forma a sus "creaciones", pero sus mezclas sólo cuentan con una base: lo que ya existe, en millones de formas distintas, en la propia naturaleza. De manera que invente lo que invente, haga lo que haga, el producto siempre tendrá un fundamento natural.
Incluso sus ideas, por muy elaboradas y originales que sean, son el resultado de un proceso neurológico y químico de su cerebro, y su cerebro no es sino algo de lo más natural.

No sé si esto que digo suena a perogrullada, o incluso a disparate... Pero me apetecía decirlo. Es lo que tiene la mente cuando está ociosa, que se le ocurren cosas, pero, eso sí, siempre desde lo natural, porque otro origen es absolutamente imposible.
Y para aquellos que creen en lo "sobrenatural", les diré que ahí también está presente lo natural, sólo que de una forma distinta, más sutil y extraña. La naturaleza es una totalidad. Y abarca tanto lo creado como lo increado, lo visible como lo invisible. En el ser humano es donde más compleja se hace, donde caben más posibilidades nuevas, y de eso somos muy conscientes a diario todos los que habitamos este mundo.

Cuando un pintor pinta un cuadro, tan natural es el pintor como el lienzo donde pinta, y los pinceles y los materiales de colores que utiliza. Incluso su idea previa del cuadro es también natural.


Antonio H. M.
(26 de septiembre, 2010)
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- "Painter's Kitchen"
- Jacek Yerka

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Pájaros prohibidos...



Encuentro este interesante vídeo en el blog de la amiga Mária, ("Hablando desde el corazón"), que podeis hallar en mi lista de enlaces.
Es un texto de Eduardo Galeano, recitado por él mismo.
Estos pájaros prohibidos representan la línea entre el mundo y la vida. Entre lo que es y lo que permiten que veamos que es. La frontera entre la buena realidad y la mala realidad que algunos, los que mandan, los "poderosos", quieren que sea.
Son como el símbolo de la libertad. La libertad de volar, la libertad de ver, la libertad de vivir.
¿Qué mala conciencia guía a algunos a prohibir a los pájaros? Prefiero no saberlo, aunque me temo que lo intuyo demasiado... Siempre se ha dicho aquello de que "el hombre es un lobo para el hombre". Quizá se debería decir que el hombre es un cerdo para el hombre. Y no es por meterme con los cerdos, pobres animales, sino por la connotación lingüistica que ese término implica en nuestra cultura.
¿Pájaros prohibidos? Lo que debería estar prohibido es la mala gente.

Reconozco que no conocía a Eduardo Galeano, pero a partir de ahora, y gracias al aporte de Mária, buscaré sus obras.


Antonio HM.

martes, 21 de septiembre de 2010

Labordeta




Últimamente veo muy poco la televisión y no veo las noticias (no por falta de interés, sino por falta de tiempo), así que me he enterado por mi primo Juan Luis (prestigioso periodista deportivo de Costa Rica), de la reciente muerte del bueno de Labordeta.
Iba a escribir algo al respecto, pero he preferido poner aquí el texto de mi lejano primo, porque es un profesional y sabe de esto mucho más que yo.
Labordeta era, y es, en algún lugar de ese entramado luminoso que llamamos misterio, una buena persona. Solía decir que quien se hace político no es por el sueldo, sino por los ideales... Ay, Labordeta, ay...
Me duele su ausencia, pero... el aire nos trae, y el aire nos lleva de vuelta.

Sólo le ví una vez en persona: yo estaba en la puerta de la tienda en que trabajaba entonces, y le ví pasar por la calle. Le reconocí de inmediato, porque era inconfundible, y me encantó saludarle:
- Hola, caballero, buenas tardes.
Se paró y me miró un poco asombrado, y tras breves segundos me respondió al saludo amablemente con otro "buenas tardes".
Labordeta, amigo, te deseo un buen viaje hacia el infinito. Aquí queda tu memoria, la que tú construiste con tu actitud, con tu bonhomía, con tu buen hacer, con tu dignidad, tus canciones y tus libros.

"Poeta, político, músico y, sobre todo, persona de una sola pieza", así le define mi lejano primo. Y yo añadiría que el amigo Labordeta gastaba un gran corazón, un gran sentimiento por su querida tierra de Aragón y por todos los buenos de este mundo, tan complejo y caótico.

Así que... ¡buen viaje al infinito, amigo Labordeta!


Antonio HM.

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"Váyase a la m..."

(José Antonio Labordeta)

En una sociedad hipócrita, privan las soluciones a medias, las respuestas disfrazadas, las actuaciones encubiertas, las frases entrelineas, la falta de compromiso, y toda una retahíla de excusas, dando rodeos e intentando confundir. En síntesis, se acostumbra a decir verdades a medias que no son sino mentiras encubiertas.
(...)
Por otra parte, falleció este domingo un poeta, político, músico y, sobre todo, persona de una sola pieza. El aragonés José Antonio Labordeta, si bien sólo trascendió en la península ibérica, su conducta y léxico es a tener en cuenta. “Las cosas como son y por su nombre”, decía. Enfermo de cáncer desde hace 4 años, nunca cambió y siempre fue auténtico. Tenía “un pronto” muy fuerte y era “de poca paciencia”; algo muy típico “de la gente de pueblo”, justificaba.

Labordeta, abroncaba a cualquiera. Pero como no quería perder algo tan valioso como un amigo, enseguida recapacitaba; recurriendo al humor y a sus guiños hábiles, para que las aguas volvieran a su cauce. Todo en aras de la verdad y la libertad, por las que luchó en su trinchera. Su franqueza le generó amigos y enemigos siendo diputado. En una convulsa sesión en la Asamblea, vísperas de la guerra de Irak, desde la bancada gubernamental se mofaban de él cada vez que subía a la tribuna, diciéndole “que se fuera a su tierra con la mochila”, refiriéndose a una exitosa serie de televisión que protagonizó. Poca gracia le hacían a Labordeta esas pullas; así que cuando los diputados oficialistas insistieron, les encaró: “Ustedes que han controlado el poder toda la vida; les fastidia que hablemos aquí las gentes que hemos estado torturados por la dictadura. Eso les jode a ustedes, c…, y es verdad, joder. ¡A la mierda!”. Sorprendido por el eco de su impertinencia, pidió que esa frase figurase en su epitafio. Ahora se le cumplirá el deseo.


Juan Luis Hernández-Fuertes



domingo, 19 de septiembre de 2010

La joya escondida



Un noble pidió al maestro zen Takuan que le indicase alguna forma para matar el tiempo. Los días se le hacían intolerablemente largos en su despacho, sentado rígidamente hora tras hora, recibiendo el homenaje de unos y otros.
Takuan escribió ocho caracteres chinos y se los entregó al noble:

Un día sólo es un día;
La joya más grande es como el día más corto.


Ese día nunca volverá;
Cada segundo vale lo que una joya sin precio.


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- del libro "Carne de zen, huesos de zen"
- Ed. Swan (Madrid, 1979)
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Después de leer esta breve historia zen, se me ocurre pensar en el desprecio que solemos tener hacia los días normales, perdidos como andamos casi siempre entre múltiples rutinas. Hay tantos días que nos parecen iguales... Y es que lo son, sí, pero sólo por fuera.
Cualquier día de nuestra vida es una joya posible, dentro de la aparente imposibilidad. Pero hay que intentar encontrar esa joya, que a nuestros ojos, habituados a la rutina, está oculta entre paredes de niebla y humo.
A veces recuerdo días antiguos, de hace años, y me asombro al reconocer que aquél día o aquél otro en concreto, me perdí algo importante, no ví bien lo que había, no supe percibirlo y, en consecuencia, no hice lo que debí haber hecho.

Pero es tan fácil caer en esto... El mundo no está configurado para vivir, sino sólo para producir y consumir, como si todo fuera una gran maquinaria. Y nosotros, los pobres humanos, las piezas de la misma. Una gigantesca serpiente que se muerde la cola, y nosotros... las escamas.
Por eso, soy amigo de las "paradas", ese acto de detenerse ante el monstruo y pasar de él como si no existiera. Si uno se para, aunque sea sólo unos minutos, empieza a percibir otro tipo de cosas, cambia el ritmo del tiempo y los sentidos se abren a otras posibilidades.
Y es ahí, en esos momentos, donde se puede encontrar la joya escondida, esa que existe siempre, cada día, pero que no solemos ver, por culpa de tantas cosas.


Antonio H. Martín



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imagen 2: AHM

jueves, 16 de septiembre de 2010

El muro y el aire



Esta imagen, que he encontrado en el blog de Eli, ("Puzzlink"), me ha hecho pensar en lo siguiente:
¿Se puede levantar un muro de ladrillos con la ayuda de un simple globo, como si ese muro fuera sólo una cortina? Esto me trae a la memoria una foto que ví hace mucho tiempo, en la que se mostraba a una pluma de ave cortando un cuchillo... Algo que me recuerda poderosamente a ese dicho taoísta de que... "lo suave es más fuerte que lo duro", o algo así.
He buscado en el Tao te King, de Lao Tse, y he encontrado esto:

Nada hay en el mundo entero
más blando y débil que el agua.
No obstante, nada como ella
para erosionar lo duro.
El agua no es sustituible.
Lo débil vence a lo fuerte
y lo bueno a lo duro,
todos lo saben en la Tierra
pero nadie es capaz de ponerlo en práctica.


Y en lugar del agua también puede ponerse el aire, porque es flexible y sabe moverse entre todas las esquinas y penetrar todas las grietas, igual que el agua.
Viendo lo que nos rodea con la mirada del mundo, estaremos seguros de que un muro sólo puede derribarse a golpes de martillo. Pero si empleamos la mirada del sueño puede que lo veamos de forma muy diferente, y que con un simple globo, lleno con el aire de la ilusión y la magia, podamos no derribar sino alzar ese muro como si fuese una cortina de tela.
Estoy loco, lo sé, pero este mundo necesita de la locura para sobrevivir, ¿o no?
Todos mis amigos, los que he hallado en los libros, eran unos "locos", unos locos maravillosos que intentaron dar luz a este mundo oscuro.
Así que me apunto a lo del globo, para levantar el muro.
¡Gracias, Eli, por esa fotografía tan sugerente!


Antonio HM.

martes, 14 de septiembre de 2010

El caminante en el espejo



Y sigo con los "rescates del baúl", en los que a menudo encuentro cosas que me sorprenden, aunque hayan sido escritas por mí mismo hace años. Porque el tiempo cambia, las estaciones varían, y aunque seamos siempre los mismos, no siempre sentimos las mismas cosas. Todo depende del viento que sople en cada momento, y del camino por el que vayamos.
Decía Ortega aquello de... "Yo soy yo y mis circunstancias". Pues eso, que todo depende de lo que nos ocurra. Somos los mismos, pero no nos sentimos igual siempre, depende de según y cómo estemos, y tampoco vemos igual ni al mundo ni a nosotros mismos. La experiencia presente, el aire que nos rodea, haya brisa o niebla, lluvia, sol o viento, conforma nuestra percepción.
Y estas notas que he encontrado fueron escritas en una noche particularmente oscura...

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...


El caminante se mira en el espejo, después de muchos días. Sobre su mesa, el pequeño reloj de arena va desgranando el tiempo -esa arenilla rosada pasa con rapidez de un recipiente a otro. Un vasito de vino tinto que, poco a poco, se va quedando vacío. Un cigarro holandés que se consume entre los labios y sobre el cenicero de barro -recuerdo de un viaje a un pueblo de la sierra.
Ante él, una foto de su viaje a tierras asturianas: su mujer y él abrazados y sonrientes, de pie sobre la hierba, posando para la cámara. Detrás de ellos, una señorial casa blanca y más allá el cielo, el bendito cielo azul, sin el que nada es posible.
¿Por qué esa mirada? ¿por qué ese ligero temblor en las manos? ¿por qué esa muda pregunta en los labios?

En el corazón de la noche, oculto entre las sombras, vive un pequeño duende del que se dice que obra maravillas...

Nunca he creído en la mentira, nunca la he amado. Y sin embargo vivo con ella, respiro todos los días su aliento, me acuesto todas las noches sobre su cama, y duermo su sueño, su maldito sueño, del que me despierto más cansado y más viejo. ¿Para qué la mentira? ¿Para seguir viviendo? ¿Y para qué seguir viviendo si mi vida es mentira?

El caminante se mira en el espejo, después de muchos días, y en el corazón de la noche, oculto entre las sombras, vive un pequeño duende del que se dice que obra maravillas...


Antonio HM.
(29 de abril, 1990)

jueves, 9 de septiembre de 2010

Cruzar la frontera...




Rebuscando entre papeles antiguos, en los viejos cuadernos, me he encontrado con este poemita que escribí a una amiga hace ya más de veinte años. No lo recordaba en absoluto, pero veo en él ahora que fue toda una declaración de intenciones de este caminante.
Como he dicho otras veces, yo no sé escribir poemas, pero lo transcribo aquí porque dice mucho de mí y mis sueños. Por eso creo que merece estar en este cuaderno nocturno.

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...


Cruzar la frontera de la razón
y bucear en ese océano misterioso
y fascinante de lo desconocido;

romper el pequeño y polvoriento espejo
de nuestra imagen
y beber, sin miedo a la locura,
de esa agua luminosa que conforma
las estrellas.

Esa extraña música materna,
perdida en el tiempo del olvido,
que llena los vacíos con su melodía
inexpresable...

Entregarse a esa magia,
a ese conocimiento silencioso
al que no llegan las palabras,
que rompe la continuidad del pensamiento
y desborda nuestro nombre,
colocándonos frente al mar de lo infinito...

Es de esta fuente de la que quiero beber,
querida amiga,
es esta música la única que deseo escuchar,
por encima de cualquier otra.

Es este silencio henchido de sonidos,
más allá de la estridencia de mi propia imagen,
lo único que de verdad me importa,
de lo único que estoy enamorado.

Quizá alguna noche futura, la luna
hechice para siempre mis ojos,
y me convierta en un loco bebedor
de estrellas.

Entonces ya no podré entender más
los signos de la razón, entonces saltaré
fuera del laberinto de lo explicable,
a la inmensidad...

Sólo podré mirarte y sonreírte,
desde el profundo brillo de la noche,
sólo podré extender mi mano abierta,
ofreciéndote en ella la voz de mi silencio...


Antonio HM.
(21 de octubre, 1989)

domingo, 5 de septiembre de 2010

El árbol que baila



Su vida nació en la lejanía,
y aquella tarde, frente a su ventana,
vio al árbol que baila.

¿Sería eso una señal?
Por si acaso, salió afuera y bailó con él...


Antonio HM.