Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 22 de julio de 2012

Aquella música...



Esta breve página de mi antiguo cuaderno nocturno de papel es de hace diez años. La he encontrado reordenando las viejas cosas, con la intención de tirar aquello que sobra. Y me ha gustado el encuentro y volver a leer lo que entonces sentía y pensaba. Era aquel un tiempo para mí difícil, pero ni más ni menos que éste de ahora. Quizá todos lo son, aunque muchas veces haya variaciones y matices del otro lado que compensan las dificultades. Y bueno, he pensado que tal vez a vosotros también os gustaría leerla.


AHM.

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Vuelvo a visitar este cuaderno nocturno, que tenía ya algo abandonado entre los papeles viejos, y lo hago de día, con el sol entrando por mi ventana, luz fuerte y clara, implacable, que quema los sueños dulces y suaves de luna y estrellas.
Así que vuelvo de día, mientras el mundo hierve, se arremolina y se hunde como siempre en el vacío de su absurda existencia. Los soñadores vemos así al mundo, con nuestras gafas empañadas de nieblas y vuelos imposibles. Vuelvo de día, porque para mí se confunde con la noche. Sólo hay que cerrar los ojos y mirar hacia dentro. En un minuto el mundo se disuelve y el ruido que oímos pierde valor y peso, y no puede ya engañarnos...
En eso se basa la desgracia de mi vida, en dejarme engañar por el mundo. Un puesto, un nombre, posesiones... Nada de esto tenía que haber entrado nunca en la mente de alguien que se definía a sí mismo como caminante. Pero la voz del mundo grita y grita, y sus garras te golpean, te empujan y te sujetan. Es tan fácil dejarse atrapar. El caminante, el viajero se vuelve mediocre y un mal día se levanta por la mañana y al mirarse en el espejo sólo ve un rostro extraño en el que no se reconoce.
En fin, las vueltas de la vida, el laberinto... Yo sé quien soy, a pesar de todo. Nadie que recordar, nadie a tener en cuenta, nadie que tenga nada especial. Pero la música, aquella música, la sigo oyendo por dentro. A pesar de todo.
Por eso vuelvo hoy a este viejo cuaderno. De día, con el sol implacable entrando por mi ventana. Porque dentro de mí aún oigo la música. Y veo la luna y las otras estrellas...


Antonio H. Martín

(19 de abril, 2002)




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música: Paris in Winter
álbum: Concertino
autor: Yuhki Kuramoto

11 comentarios:

  1. Una música exquisita!!.
    El mundo es un remolino que atrapa... pero si sabes quien eres jamas lo hará.
    Tú, un hombre que deja su alma y corazón plasmada en hermosos escritos.
    Besos...

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  2. Gracias por tu visita y tus palabras, Oriana.
    Sí, la música es muy emotiva y te lleva en volandas. Y yo..., yo sólo soy un caminante que unas veces tropieza y otras no, pero que sigue en el camino.
    Hace diez años tenía mis dudas, pero ahora ya no. Sé en qué lugar está el mundo y que obligadamente hay que interactuar con él, pero eso no me engaña con respecto a quien soy.

    Un abrazo.

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  3. Bellisimo texto, me alegra lo hayas sacado del fondo del mar
    y te lo agradezco...me ha encantado. Saludos desde EEUU.

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  4. Gracias a ti, Noris, por leerlo y apreciarlo.
    De vez en cuando me gusta publicar estos "rescates del baúl", que me hacen revivir otras épocas de mi vida.

    Saludos.

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  5. Hola, amigo de pensares y sentires

    Leía yo tu post, e inmediatamente se me venía a la mente uno de mis cuadros. Tú lo conoces, por cierto... es "El Peregrino".
    ¡Cómo me gustaría poder subir en este espacio de comentarios esa imagen! Con ello, acompañaría, respondería e ilustraría al mismo tiempo tu texto.
    Pero como no hay modo, sólo me conformo con nombrarlo; tú seguramente entiendes perfectamente a lo que me refiero.

    Me encanta que saques del baúl tus escritos viejos. Son hermosos y cobran actualidad cada vez que lo haces. Eso es lo bonito de haber seguido nuestros diarios en otras épocas, y de conservarlos hasta hoy. Comparto contigo esa costumbre.

    Un beso

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  6. Los rescates de tu baúl son siempre pequeñas joyas que gustan a todos los que hasta aquí nos acercamos, Antonio.

    Tienes suerte, mucha suerte... de saber quien eres con tanta certeza, amigo.

    Bella música, que no hace tanto, también yo publiqué en mi espacio. aunque en otra versión :). Me encanta.

    Un abrazo, Antuán. Uno grande.

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  7. Hola, Liz.

    Aquí está tu cuadro de "El Peregrino"...

    El Peregrino

    Seguiré sacando los viejos escritos, amiga.

    Un abrazo.

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  8. Gracias, Crystal, por eso de que mis rescates son "joyas". No creo que lo sean, pero sí me gusta releerlos y, de alguna manera, revivirlos.
    Sí, sé quien soy, al menos conservo una base antigua que me identifica ante mí mismo. Aunque dentro de eso hay muchas fluctuaciones...

    Ahora recuerdo que publicaste en tu Mirada esta misma música, sí.
    Quizás no era la música más apropiada a este texto, pero a mí también me encanta.

    Un abrazo, hada Crys.

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  9. ¡Qué bárbaro!
    ¿Cómo le haces, Antonio? Eres un genio de la informática... Qué padre que hayas podido traer al peregrino andando - entre estrellas- hasta aquí.
    Gracias.

    Sigamos peregrinando

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  10. Es muy fácil, Liz.

    Simplemente hay que alojar la imágen en un servidor, copiar el enlace y luego incluirlo en el comentario entre un código, poniendo el título que se desee.
    Si quieres te doy más detalles vía mail.

    Un abrazo de peregrino.

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  11. que buena compañia para tan buena entrada. abrazos

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