"En mi tranquila felicidad de ermitaño, aprendí la ciencia de leer en todas las cosas el halo de la lejanía, a no tocar nada bajo la luz fría y cruda de la cercanía, y a acariciarlo todo, como si todo fuera áureo, ligero, delicado; atenta y respetuosamente. Ningún tesoro, por preciado que sea, es tan ciertamente bello que no le puedan robar el brillo de su valor el hábito y la insensibilidad, ninguna vocación es tan notable, ningún poeta tan fecundo, ningún país tan bendito. Por eso me parece un arte digno de ser envidiado el de otorgar a las cosas cercanas y habituales la devoción y el amor que gustosamente concedemos a las lejanas y apartadas bellezas. Sin menospreciar al sol mañanero y las estrellas eternas, podríamos conceder a las cosas más próximas y pequeñas un delicado aroma y un resplandor. Lo que se goza como si se estuviera invitado en casa de un extraño, sigue siendo preciado para nosotros y nos ennoblece."
Es muy cierto lo que dice Hesse: hay una forma diferente de mirar a las cosas. Nos suele enamorar lo lejano, el horizonte, las estrellas, la luna, quizá algún sueño, pero sobre las cosas que nos rodean pasamos la mirada sólo por encima, sin prestar atención, sin darlas importancia. Son lo habitual y eso no nos interesa. Pero es un error, porque la magia existe tanto arriba como abajo.
Lo he dicho ya aquí muchas veces y de distintas maneras: hay otra forma de mirar, hay otra forma de sentir. Las cosas cotidianas, aparentemente anodinas, esperan que nos fijemos en ellas de esa otra forma. Las ventanas de la casa de enfrente, las calles con sus farolas, sus portales y esa gente que camina no nos dicen nada, porque no lo vemos; es algo tan cercano que no nos interesa. Y lo mismo ocurre con las cosas vulgares que nos rodean dentro de casa: no las miramos, luego no las vemos. Las consideramos como herramientas, utensilios o muebles, algo que no tiene que ver con nosotros de una forma directa, algo sin importancia. Pero sí miráramos de esa otra forma descubriríamos que todas las cosas tienen un brillo.
Cuando consigo mirar así, ya no vivo en un barrio de una ciudad, sino que me encuentro en medio del universo. El vuelo del gorrión o de la paloma forman otro dibujo en el aire, mi mesa no es un mueble inerte de cuatro tablas, sino un pequeño barco que navega por ríos y mares, y mi lámpara una estrella que ilumina el viaje.
Alejar lo cercano significa mirarlo desde lejos. Y eso nos da otra perspectiva de las cosas, una que nos permite descubrir lo que antes no veíamos, ese brillo oculto que poseen. Incluso con nosotros mismos podemos llevarnos sorpresas si sabemos mirarnos desde lejos...
Hermosísimas palabras las de Hesse, y oportuna reflexión la tuya sobre la cara oculta de lo cotidiano. Hace años, escribí dos versos, quizá (a mi juicio) lo único salvable de aquel poema, que decían:Nuestras mentes, sedientas de imposibles, / no pueden comprender lo cotidiano, un poco en el mismo sentido.
Como siempre, un placer acudir a sus salones.
Un abrazo.
Nota: Elimino los dos mensajes anteriores, con el mismo contenido, pero ambos con erratas.
Querido Antonio, un placer volar por esos cielos, que me prestaste, para sentir la serenidad hasta el vértigo de ese nuestro universo...así poder regresar a ese otro universo cercano, el de nuestras pequeñas cosas, el de lo cotidiano. Creo que no existe mejor situación para valorarlas que el vernos privados de ellas por algún tiempo...regresas y todo resulta nuevo y viejo a la vez, abres los ojos ,esos que solo abrimos para lo extraordinario, y acariciamos todas y cada una de las cosas y situaciones que siempre han estado ahí, pero que ya pasaron a formar parte del paisaje y simplemente se borraron y confundieron con él...
Justo hoy, la mañana que precedió a la lectura de tu post, ha sido una esplendorosa mañana en que he sufrido un rapto de Eros ;)... me he sentido enamorada de mi trabajo.... Fue una experiencia magnífica que me hizo, como tan acertadamente lo describes, tomar la distancia necesaria para verme a mí misma como parte de una obra de Teatro: la mágica obra que me ha situado en el momento y en el lugar indicados... Y claro, con la debida distancia, todo resplandecía con ese halo de ensueño... La gente, los lugares, parecían suceder de forma lúdica... y sentí la inmensa mano invisible detrás de la escena.. Y entonces me sentí feliz.. feliz y enamorada de esos instantes. Y debí reconocerlo: vivo un idilio... a pesar de las dificultades, cada mañana tengo un motivo para levantarme de la cama y saludar al sol. Estoy enamorada de lo que hago... Y por eso los días resplandecen y son el escenario donde tiene lugar la función, en la que represento el papel que me hace sentir más viva...
Claro.. Al menos por ahora es así pero en absoluto me preocupa el futuro... Este ahora me tiene enamorada... Estoy enamorada de este papel, de esta escena, de esta obra... Y cada día quiero interpretar mi papel como si fuera el último de mi vida...
Ah Antonio.... ¡¡qué maravilla ha sido encontrar el eco de lo que siento en tu magnífico cuaderno!!! Todo resplandece cuando el ojo está atento...
Así como el Tiempo nos ayuda a comprender y a superar algunas vivencias, también un cambio de óptica nos permite ver las cosas con otra perspectiva. Bella cita de Hesse y buena apreciación la tuya. Un saludo primaveral hasta esa mesa-barco tuya.
Pido disculpas a todos por mi tardanza. Pero es que he estado varios días cabalgando sobre el caballo alazán de la aventura, el sueño y el pensamiento, y no he tenido tiempo de pasarme por esta casa. Ahora paso a hablar con vosotros.
Gracias, Antonio, por tu comentario. Es así, como dicen tus versos:
"Nuestras mentes, sedientas de imposibles, no pueden comprender lo cotidiano."
Pero no es que no lo comprendan, sino que no lo aceptan, porque es mucho y muy grande lo que algunas mentes anhelan. Se trata pues de intentar mirar de esa otra manera, se trata de descubrir los pequeños tesoros ocultos.
Me alegro, Luis Antonio, de que te guste ese tema de If You Look. A mí me eleva. Pero no me ocurre eso de la "laxitud" que mencionas, sino unas ganas indomables de subirme a alguna nube.
Muchas gracias, Persis. En breve pondré tu regalito en mi galería, aunque ya lo tengo en mi armario de buenos recuerdos. ¿Blog creativo? No sé, en todo caso emotivo.
De acuerdo en lo que dices, Brujita. Pero no es "alejarse" físicamente a lo que se refiere Hesse, no habla de viajar y volver para re-estimar. Se trata de otra cosa, se trata de ver de cerca, pero desde lejos, con el encanto de la lejanía.
Me parece, amiga Isis sin velo, que tú estás casi permanentemente "raptada" por Eros. Porque tu amor a la vida es muy fuerte.
"La inmensa mano invisible detrás de la escena" es una armonía, un contacto directo entre la vida y tu vida, entre lo desconocido, lo mágico y tus días y noches. Me das una gran alegría con lo que cuentas.
Gracias a ti, Isis, por estar y ser tan despierta.
Eso intento siempre que puedo, pero sin moverme del sitio, sin viajar, sino procurando mirar de otra forma. Más allá del espejo, en el otro lado, está esto mismo, pero tocado por una luz diferente.
¿Qué no sabrás tú sobre esto? Ese "cambio de óptica" que mencionas es el quid de la cuestión. El tiempo nos enseña la lección de la experiencia, pero "alejarse" de las cosas presentes nos las acerca de una manera especial... Eso es lo que me gusta llamar "la mirada del sueño", porque nos permite amar sujetos y objetos que antes no llamaban nuestra atención, y eso los transforma.
Un abrazo desde mi mesa-barco, y desde el árbol azul.
Hola, Virgi, gracias por tu visita. Te acabo de leer, en el blog del Conde y en el tuyo propio. Iba a apuntarme como "seguidor", pero no tienes esa opción en tu blog.
Así es, cerca y lejos son dos extremos de la misma realidad, como dices, pero lo que apunto es que hay que alejarse para ver las cosas de otra manera. Lo importante es estar, ser y vivir esa realidad, porque es lo único que tenemos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstimado amigo:
ResponderEliminarHermosísimas palabras las de Hesse, y oportuna reflexión la tuya sobre la cara oculta de lo cotidiano. Hace años, escribí dos versos, quizá (a mi juicio) lo único salvable de aquel poema, que decían:Nuestras mentes, sedientas de imposibles, / no pueden comprender lo cotidiano, un poco en el mismo sentido.
Como siempre, un placer acudir a sus salones.
Un abrazo.
Nota: Elimino los dos mensajes anteriores, con el mismo contenido, pero ambos con erratas.
A veces necesitamos alejarnos de lo más próximo para valorarlo y echarlo de menos.
ResponderEliminarEscuchando tu " If You Look" se experimenta una sensación plácida llena de laxitud y bienestar.
Un cordial saludo
Llegué aquí de salto en salto. Y aquí me he quedado un rato, disfrutando. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy tan contenta de poder por fin ver tu página, que no puedo concentrarme en H. Hesse.
ResponderEliminar¡Ah! Estreno ordenador...
Un abrazo, Antonio.
¡Hola, Antonio! Pasá por mi blog "Entre la vigilia y el sueño, la pasión..." que dejé un regalito para vos.
ResponderEliminarSaludos!
Querido Antonio, un placer volar por esos cielos, que me prestaste, para sentir la serenidad hasta el vértigo de ese nuestro universo...así poder regresar a ese otro universo cercano, el de nuestras pequeñas cosas, el de lo cotidiano. Creo que no existe mejor situación para valorarlas que el vernos privados de ellas por algún tiempo...regresas y todo resulta nuevo y viejo a la vez, abres los ojos ,esos que solo abrimos para lo extraordinario, y acariciamos todas y cada una de las cosas y situaciones que siempre han estado ahí, pero que ya pasaron a formar parte del paisaje y simplemente se borraron y confundieron con él...
ResponderEliminarMil besitos volados.
Ah Antonio....
ResponderEliminar¡Qué feliz coincidencia!
Justo hoy, la mañana que precedió a la lectura de tu post, ha sido una esplendorosa mañana en que he sufrido un rapto de Eros ;)... me he sentido enamorada de mi trabajo.... Fue una experiencia magnífica que me hizo, como tan acertadamente lo describes, tomar la distancia necesaria para verme a mí misma como parte de una obra de Teatro: la mágica obra que me ha situado en el momento y en el lugar indicados... Y claro, con la debida distancia, todo resplandecía con ese halo de ensueño... La gente, los lugares, parecían suceder de forma lúdica... y sentí la inmensa mano invisible detrás de la escena.. Y entonces me sentí feliz.. feliz y enamorada de esos instantes. Y debí reconocerlo: vivo un idilio... a pesar de las dificultades, cada mañana tengo un motivo para levantarme de la cama y saludar al sol. Estoy enamorada de lo que hago... Y por eso los días resplandecen y son el escenario donde tiene lugar la función, en la que represento el papel que me hace sentir más viva...
Claro.. Al menos por ahora es así pero en absoluto me preocupa el futuro... Este ahora me tiene enamorada... Estoy enamorada de este papel, de esta escena, de esta obra... Y cada día quiero interpretar mi papel como si fuera el último de mi vida...
Ah Antonio.... ¡¡qué maravilla ha sido encontrar el eco de lo que siento en tu magnífico cuaderno!!! Todo resplandece cuando el ojo está atento...
besos miles y gracias, gracias, ¡gracias!!!
;)
tomar distancia para ver desde otro lugar...muy buena reflexión,amigo Antonio; reflexión que comparto.
ResponderEliminaratravesemos el espejo,amigo!
besos*
Y hacer un alto en el camino para acariciar a un gato...
ResponderEliminarAsí como el Tiempo nos ayuda a comprender y a superar algunas vivencias, también un cambio de óptica nos permite ver las cosas con otra perspectiva.
ResponderEliminarBella cita de Hesse y buena apreciación la tuya.
Un saludo primaveral hasta esa mesa-barco tuya.
Pido disculpas a todos por mi tardanza.
ResponderEliminarPero es que he estado varios días cabalgando sobre el caballo alazán de la aventura, el sueño y el pensamiento, y no he tenido tiempo de pasarme por esta casa.
Ahora paso a hablar con vosotros.
Antonio
Gracias, Antonio, por tu comentario.
ResponderEliminarEs así, como dicen tus versos:
"Nuestras mentes, sedientas de imposibles,
no pueden comprender lo cotidiano."
Pero no es que no lo comprendan, sino que no lo aceptan, porque es mucho y muy grande lo que algunas mentes anhelan.
Se trata pues de intentar mirar de esa otra manera, se trata de descubrir los pequeños tesoros ocultos.
Un abrazo, poeta.
Me alegro, Luis Antonio, de que te guste ese tema de If You Look. A mí me eleva.
ResponderEliminarPero no me ocurre eso de la "laxitud" que mencionas, sino unas ganas indomables de subirme a alguna nube.
Un saludo, maestro.
Hola, Jose Zúñiga.
ResponderEliminarPues qué bien que, de salto en salto, hayas llegado aquí y que haya sido motivo de disfrute.
Un abrazo.
Hola, Bel. ¡por fin!, jaja.
ResponderEliminarYa era hora de verte por aquí.
Un abrazo, bella amiga.
Muchas gracias, Persis.
ResponderEliminarEn breve pondré tu regalito en mi galería, aunque ya lo tengo en mi armario de buenos recuerdos.
¿Blog creativo? No sé, en todo caso emotivo.
Sos grossa! Sabélo!
Saludos
De acuerdo en lo que dices, Brujita.
ResponderEliminarPero no es "alejarse" físicamente a lo que se refiere Hesse, no habla de viajar y volver para re-estimar. Se trata de otra cosa, se trata de ver de cerca, pero desde lejos, con el encanto de la lejanía.
Un abrazo volado.
(preciosa tu última "senda"...)
Me parece, amiga Isis sin velo, que tú estás casi permanentemente "raptada" por Eros.
ResponderEliminarPorque tu amor a la vida es muy fuerte.
"La inmensa mano invisible detrás de la escena" es una armonía, un contacto directo entre la vida y tu vida, entre lo desconocido, lo mágico y tus días y noches.
Me das una gran alegría con lo que cuentas.
Gracias a ti, Isis, por estar y ser tan despierta.
Un abrazo.
Amiga, Silvia:
ResponderEliminarEso intento siempre que puedo, pero sin moverme del sitio, sin viajar, sino procurando mirar de otra forma.
Más allá del espejo, en el otro lado, está esto mismo, pero tocado por una luz diferente.
Besos.
Malvada, no es necesario "hacer un alto en el camino para acariciar a un gato"...
ResponderEliminarLos gatos siempre nos acompañan desde su aparente lejanía.
Un abrazo malvado,(jeje) del "polemista canallita"
Hola, amiga Liz, pintora de sueños.
ResponderEliminar¿Qué no sabrás tú sobre esto?
Ese "cambio de óptica" que mencionas es el quid de la cuestión.
El tiempo nos enseña la lección de la experiencia, pero "alejarse" de las cosas presentes nos las acerca de una manera especial...
Eso es lo que me gusta llamar "la mirada del sueño", porque nos permite amar sujetos y objetos que antes no llamaban nuestra atención, y eso los transforma.
Un abrazo desde mi mesa-barco, y desde el árbol azul.
Cerca, lejos, dos extremos de la misma realidad. Y nunca estamos en ninguna.
ResponderEliminarHola, Virgi, gracias por tu visita.
ResponderEliminarTe acabo de leer, en el blog del Conde y en el tuyo propio. Iba a apuntarme como "seguidor", pero no tienes esa opción en tu blog.
Así es, cerca y lejos son dos extremos de la misma realidad, como dices, pero lo que apunto es que hay que alejarse para ver las cosas de otra manera.
Lo importante es estar, ser y vivir esa realidad, porque es lo único que tenemos.
Un saludo.
El cielo decreta un arco iris flotante, cuerdas del azul reloj que nunca parte, porque solo en la mano que el olivo cabe, la paloma deja de ser ave...
ResponderEliminar