No hace mucho tuve un sueño mortal, de esos en que te mueres... Dicen que cuando en un sueño se da una situación muy crítica, al borde del abismo, eso que llaman pesadilla, uno despierta justo antes del fatal desenlace, envuelto en sudor y con la respiración agitada. Pues yo debo ser raro, porque no me despierto, me muero. Y me ha ocurrido varias veces; casi soy ya un experto en eso de morirse.
Dicho así puede parecer hasta gracioso, pero en el sueño se trata de algo muy serio.
El que ahora recuerdo, de estos sueños, era toda una historia de acción y aventura, cuyos detalles, obviamente, he olvidado. Excepto el final. Sería bueno tener la costumbre de Kerouac, que anotaba sus sueños nada más despertarse y hasta escribió un libro con ellos. Yo, como mucho, me quedo con algunos rasgos generales y sobre todo con la impresión más fuerte, con el centro o la esencia del sueño.
Había como una extraña guerra, yo me encontraba solo en un gran edificio de varias plantas —como una fábrica o algo así—, que estaba siendo invadido por las fuerzas enemigas. Hubo luchas, tiroteos entre galerías y pasillos, y en una de ellas fui mortalmente herido.
Previamente, sospechando lo que podía pasar, había construido una especie de umbral hacia el más allá. No me pregunten cómo. Era como un pozo de cristal, muy profundo, lleno de una extraña agua verde clara, que estaba detenida, o sea
pegada a las paredes del pozo, dejando un pasillo vacío en el centro, como si el hechizo de un Moisés las mantuviera separadas.
Vista mi situación terminal, hice un esfuerzo por llegar hasta allí y me dispuse a despedirme de esta vida. Los enemigos estaban cada vez más cerca y no quería caer en sus manos. De alguna forma, el pozo aquel tenía el sentido de proporcionarme una muerte personal y digna. Así que, no sin una cierta amargura, me lancé hacia su interior.
Caí muy lentamente a través del vacío, entre esas masas de agua quieta, que no llegaban a tocarme. Y observé que no era tal su quietud; aquello no era agua estancada; se movía por dentro como las aguas de un río tranquilo, pero sin traspasar el borde invisible del vacío por el que descendía. Según caía, miraba de vez en cuando hacia arriba y veía como la boca del pozo se iba haciendo más y más pequeña. Sentí un hiriente pinchazo de nostalgia, de despedida. Aquello de arriba era ya un mundo lejano, irremediablemente perdido. Muy larga me pareció la caída, pero al final llegué al fondo y me hundí en otra agua oscura, ligeramente fría, el agua última, la puerta definitiva. Y según me hundía cerré los ojos y supe que todo había terminado.
La siguiente escena —porque esto seguía, no acabó ahí el sueño— tenía como decorado una amplia sala, como de un hotel antiguo, en la que había mucha gente esperando su turno para acceder al mostrador de recepción, donde un señor repartía destinos...
Yo estaba allí sentado, en uno de los bancos de madera, ligero de ropa, esperando como los demás e intentando comprender dónde estaba. En eso se me acercó una mujer joven, morena, vestida de oscuro, y se sentó frente a mí. Llevaba en las manos un portafolios con algún tipo de cuestionario. Amablemente, entre sonrisas de cortesía, empezó a hacerme preguntas. Sólo recuerdo una de esas preguntas: ¿qué ha hecho usted en la vida?
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
No soy quién para decir cuánto de verdad encierran los sueños. Cada uno pensará lo que quiera, según su punto de vista. Que si los sueños sólo son escapes de nuestra mente, para compensar carencias; que si tienen un significado personal, un mensaje oculto que debemos descifrar; que si a veces son avisos de futuros sucesos; que si son vislumbres de otra dimensión... En fin, yo me abstengo de opinar. Me limito a contar mi sueño.
¿Oscura muerte? ¿Quién sabe?
AHM. (11 de febrero, 2009)
Hola Antonio...nunca he soñado con mi muerte, pero leyendo tu sueño, si es así, no parece tan mala...¿verdad?...y si nos reunimos con la gente querida que ya se nos fue, pues que más queremos.
ResponderEliminarBesos
Hola, Malú.
ResponderEliminarAsí nos gustaría que fuera, pero, evidentemente, no podemos saber cómo es en realidad. La puerta está sellada y cerrada con siete llaves. Y quizá es mejor que así sea.
Un saludo.
Amigo Antonio, me has emocionado muchísimo.
ResponderEliminarNos tenemos que parecer mucho, muchísimo, al menos en lo de los sueños-pesadillas.
Mi pesadilla es la misma siempre, según el guión del director onírico, soy un judío que huye de los nazis en mitad de la noche.
Siento el suelo moverse cuando cae un mortero o una bomba; la ráfaga de balas que enloquece en el cielo y me alcanza por la espalda.
Siento el dolor, me arrastro y cuando oigo los pasos de los alemanes aproximándose a mí, me despierto de golpe...En mi papel no espero a que me rematen, sería demasiado doloroso.
Por eso hoy me has conmocionado, muy buen artículo...
P.D_Cuando los sueños son hermosos, hago como Keruoac, desde niño he anotado estas vivencias, y el resultado es que de vez en cuando lo sintetizo en un par de versos.
Saludos
Entre el sueño y la realidad un vació que no hemos de olvidar.desde los sueños,
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias por alimentar a mis animalillos y a mi, con tus palabras.
ResponderEliminarLa vida y la muerte...realmente creo, que cada día se produce ese
deslizar entre un mundo y el otro,
de manera inconsciente, creo que no es una estación a la que todos llegamos, sino más bien, una visita oscura que nos sabe pero no se acerca, hasta el día...
La vida está llena de pequeñas muertes, quien no las ha sentido alguna vez, y como si de nubes negras se trataran, apaciguan con el amargo ritmo del tiempo, tan lento cuando necesitamos sentir la luz del sol y de un ritmo tan rápido cuando, como niños jugamos envueltos en la inocencia...
;)
Estimado Antonio: me pregunto si esto es sencilla y llanamente una confesión en toda regla y, por tanto, la narración minuciosa de un sueño (con sus luces y sombras, por supuesto), o simplemente un relato en primera persona, lo que suele dar más veracidad e intensidad a lo narrado. En cualquier caso, tu prosa crea la atmósfera adecuada como para que el lector se sienta también en el centro mismo de esas aguas (río tranquilo o puerta más profunda). Por mi parte, rara vez recuerdo el meollo de mis sueños y, si alguna vez ha sido así, no los he prestado mayor importancia. En cualquier caso, no cabe duda de que pueden ser una buena fuente de la que beber con afán introspectivo.
ResponderEliminarComo la verdadera literatura no está tanto en contar únicamente una historia como en saber contarla, para mí, tu texto, estaría en ese nivel que tan difícil es de alcanzar.
Gracias por compartirlo.
Un saludo.
Hace tiempo leì, que cuando se soñaba uno mismo que morìa, decìa que era porque se temìa a algo, o le preocupaba.
ResponderEliminarEn tù caso no se...
En el mìo, cuando tengo esos sueños, son señales de algo no tan bueno.( lo veo como un especie de aviso).
Tus palabras tienen una manera especial, de llevarnos de la mano a tus sueños y desvelos!!
Un saludo Antonio!!
Besos y muchos màs.
Qué interesante tu sueño, amigo...
ResponderEliminarTal vez los sueños sí sean vislumbres de otras dimensiones.. o viajes astrales.. o mensajes simbólicos... aunque también son simples escapes síquicos ;) Supongo que depende lo que traigamos de ellos al despertar...
Me he quedado pensando en eso de la persona que reparte destinos... me imagino a mí misma en esa sala.. esperando...
uy! siento miedo... supongo que algo de ese destino que me espera y que aún desconozco depende de lo que le conteste a la mujer que hace las preguntas... Vaya... menudo sueño el tuyo y me has dejado pensaaaaaando......
al parecer voy a experimentar hoy otro tipo de sueño: ese que se sueña despierto ;)
besos..
Yo registro todos mis sueños.
ResponderEliminarPor escrito.
Apenas me levanto lo hago.
Pasan los meses, vuelvo a ellos y siempre me dan respuestas.
Tú tienes las tuyas.
La imagen del agua pegada a las paredes de un pozo de cristal (perdoname, por favor) las voy a tomar como un regalo.
Porque eso ha sido leer la imagen (escuchar el agua, casi olerla)...un regalo...casi como soñar ese sueño tuyo.
Un abrazo, caminante...
Gracias mil por una entrada como esta!
dulce sueño hazme llegar al crepúsculo de tus sueños.
ResponderEliminarEntre sueño y sueño
esperare
Un beso de sueño
Dicen que siempre que soñamos con nuestra muerte despertamos en ese instante de morir, porque nuestro cerebro no puede recrear lo que ignora, ¿o recreará lo que imagina?
ResponderEliminarA mí desde el punto de vista literario me gusta.
Buenas noches.
Antonio
ResponderEliminarEstá interesantísimo e intrigante tu sueño. ¡Qué riquezas encierra la vida onírica! Claves precisas y nítidas... pero, ¿de qué?
Resulta siempre fascinante buscar el significado de un sueño, pero el único que puede descifrarlo realmente es el protagonista. Yo, veo miedos y paranoias, veo búsquedas y al final esa pregunta que te hacía la de la bitácora es como un intento por reflexionar sobre ti mismo...
Gran capacidad narrativa la tuya, que nos envuelve en la trama y nos hace copartícipes de esa angustia y esa incertidumbre.
Gracias.
Un beso
Gracias, amigo Antonio, ante todo, por compartir ese traspaso tuyo, onírico. Lo cierto es que no deja de ser constante y atrayente preguntarse para qué soñamos (más que preguntarse el por qué...) y para qué los "filtros" de esos sueños nuestros. Esto de los "filtros" lo comento por mi experiencia personal, y es que me sucede que casi nunca recuerdo lo que he soñado, sólo en muy pocas ocasiones tengo sueños que, eso sí, parecen absolutamente reales, y es entonces cuando los recuerdo. Así que también yo procedo como el buen Kerouac, los anoto cuando me despierto (sea la hora que sea), para que, al menos, quede constancia de algunas de mis noches.
ResponderEliminarCuando el descanso es una necesidad, los sueños son los compañeros de la vigilia...
Abrazos de (en)sueño...
Antonio, me ha encantado tu sueño.
ResponderEliminarSi dices que sueñas a menudo que te mueres es porque estás pasando alguna situación que te preocupa y la manera de liberarte de ella es muriendote. Yo siempre cuando algo me preocupa sueño que me pierdo y voy buscando el camino o la salida. Pero el otro día soñé que estaba muerta y vi a mucha gente muerta que me besaba y me daba la bienvenida. Y era un lugar maravilloso , cálido y dulce. No cuento más porque sería muy largo pero yo tambien pienso como tú que la muerte no tiene por qué ser oscura. Saludos y mis felicitaciones. Es un relato que engancha. milagros
Antonio,siempre tu be dificultad a la hora de rellenar cuestionarios, San Pedro tendrá un verdadero problema conmigo, espero que no sufra de los nervios, igualmente con la oficina del "diablillo". Una vez, cuando era un niño, sentí la reencarnación en mi del personaje de una novela "Réquiem Por Un Campesino Español".
ResponderEliminarSaludos.
Soy como piedra lanzada a los abismos de la luz.
ResponderEliminarNo hay manos amantes que detengan
mi caída en la sima de desconocido destino.
Atrás queda dormido el ansia derramada de lluvia y viento.
Un paisaje herido, sajando la tierra, se abre
en reverencia al magma de gas y fuego.
Flujos que brotan en vaivenes de la caliente tierra.
Olores que sofocan en violento epílogo.
Esplendor derramado de fusión de luz y de sonido
en el vacío al que me dirijo.
Y me arrojo en este sueño,
sonámbula y fugitiva.
En este espejismo.
O en este sueño.
Para fundir mi carne y sangre
con el fuego detenido.
Rescatado-
Me alegro de que te guste, Juan.
ResponderEliminarSí, los sueños se parecen, pero tú no te mueres, jeje.
En eso estriba el valor de mi sueño, en que me muero. No sé si es bueno o malo, pero es original.
La próxima vez que sueñes algo así, intenta morirte; no digo que dejes que te remate el enemigo, pero si ves que la situación no tiene salida lánzate por un precipicio o algo así, a ver qué pasa.
Bueno, todo esto bajo tu responsabilidad, claro. Que no siempre los sueños son juegos mentales... Tú verás si puedes controlar la situación.
Un saludo.
Mar, no entiendo bien qué quieres decir.
ResponderEliminar"Entre el sueño y la realidad un vacío que no hemos de olvidar"
Sólo se me ocurre pensar en la delgada línea intermedia entre sueño y realidad, en ese fino vacío en que a veces ambas dimensiones se mezclan.
Besos interrogativos ??
Hola, Leal.
ResponderEliminarUn placer alimentar a tus mascotas. Me hacía gracia cuando dejaba un poco de comida detrás de alguna tortuga y ésta se daba la vuelta lo más rápido que podía, jeje.
Sí, es como dices, la vida está llena de pequeñas muertes. ¿No crees que es posible que la muerte esté asimismo llena de pequeñas vidas?
He agregado a mi lista tus "Cosas que escapan a la razón". Sólo con el título ya me pareció interesante, y he comprobado que efectivamente lo es.
Un saludo.
Hola, Antonio.
ResponderEliminarSí, esa pequeña aventura onírica tiene fecha concreta, la soñé hace unos meses; me llamó la atención y la apunté en mi cuaderno.
Tengo por aquí un cuento, "La mañana gris", que está lleno de sueños inventados, pero éste de ahora lo viví y lo sufrí en primera persona del singular, que en lenguaje onírico es como decir 'en carne y hueso'. Y lo apunté por eso, porque me pareció singular.
Gracias por tu valoración de mi forma de escribir. Seguramente la aprendí en algún sueño. Y tú deberías apuntar también los tuyos, que de seguro son una 'buena fuente' de la que beber. Recuerda que muchas cosas importantes, incluso grandes avances de la humanidad, tuvieron su origen en sueños.
Un saludo.
Hola, Amanecer.
ResponderEliminarTengo por aquí un librito sobre los sueños. A ver qué dice...
"Muerte: Significa cambios drásticos que, deseados o no, es necesario llevar a cabo si no queremos quedarnos paralizados en trabajos, actividades o relaciones que dificultan nuestro desarrollo vital. Morirnos indica un momento de descanso y reflexión."
Bueno, pues frente a este texto sólo puedo decir que sí, que hubo un cambio coincidiendo con mi sueño, y fue positivo.
Me parece bien que mis palabras te lleven de la mano, pero no quisiera que por mi culpa tuvieras alguna pesadilla.
Besos, amiga.
Hola, Isis.
ResponderEliminarLa verdad es que me pareció verte en aquella sala... Jajaja.
Es broma, claro.
Tú piensa en ese señor que reparte destinos... y que todo depende de lo que contestes a la pregunta de la mujer.
En otras palabras, no dejes de hacer en la vida lo que tu corazón te pide que hagas.
Un beso, Isis de noche.
La imagen del agua es tuya, Lena, si tanto te atrae.
ResponderEliminarQuién sabe si con ella nos regales algún día un poema o una historia...
Un saludo para tus mil orillas y un abrazo para tí.
Mar, entre tanto sueño te vas a quedar dormida de verdad.
ResponderEliminarUn beso despierto.
¿Y quién nos asegura, Alfaro, que nuestro cerebro no guarda un registro de la muerte, al igual que conserva recuerdos de su primigenia etapa de reptil?
ResponderEliminarBueno, en este caso concreto, supongo que todo es fruto de la imaginación. Porque no creo yo que la muerte se traduzca en la sala de espera de un hotel...
Buenas noches, amiga poeta.
En realidad, Liz, no se trata de que yo tenga capacidad narrativa. Si mi sueño 'engancha', si impresiona es porque es un sueño real, un sueño vivido y sufrido, no un relato inventado. En eso radica su fuerza.
ResponderEliminarLo de descifrar es más difícil de lo que parece. Aunque sea el protagonista, no alcanzo a ver qué es lo que se me estaba diciendo. Esas cosas sólo se ven al cabo de mucho tiempo, y sólo en contadas ocasiones.
El maestro Jung, por ejemplo, lo vería muy claro, pero yo estoy muy lejos de su clarividencia y su conocimiento.
Un beso, amiga artista.
Hola, Raquel.
ResponderEliminarLo que comentas de "los filtros" me recuerda inevitablemente a Castaneda, cuando afirmaba que algunos sueños son en realidad 'viajes', auténticos viajes de nuestro 'cuerpo luminoso'. Los cuales se producen por un movimiento de lo que denominaba 'punto de encaje', que viene a ser como un anclaje de nuestra percepción. Si ese punto se mueve, nuestra percepción también lo hace y, por consiguiente, cambia lo que vemos.
No es que haya unos filtros que nos hagan olvidar lo soñado, sino que al volver el punto de encaje a su lugar habitual aquello que hemos visto en sueños desaparece, sencillamente porque pertenece a otro mundo.
Si tuviéramos la prodigiosa habilidad de mover nuestro punto de encaje de la manera adecuada, volveríamos a ver y vivir aquellos sueños "olvidados".
Por otra parte, pienso que "preguntarse para qué soñamos" es como preguntarse para qué vivimos, ¿no crees?.
Un abrazo, Raquel.
Y que tengas buenos sueños.
Hola, Milagros.
ResponderEliminarNo lo sueño a menudo, pero sí algunas veces.
Y sí, hay cierta situación que me preocupa, pero no se arregla soñando que me muero... ¿Me tendré que morir de otra forma, más intensamente?
Lo que sí noto después de estos sueños es un cambio en mí, y también en las circunstancias que me rodean. Pero para notar esto hay que tener la mente muy despierta, y eso sólo se da en ciertos momentos de lucidez, más bien raros. Lo normal es no ver más allá de las narices.
El sueño que me comentas no lo he tenido nunca, pero sí lo he ensoñado varias veces, en duermevela, y era, como dices, cálido y dulce, como volver a la vieja casa, al hogar que dejamos hace tanto tiempo.
Un saludo, Milagros, y gracias por dejar aquí tan sustanciosas palabras.
Jajaja... Tranquilo, Terry, tú no tienes que rellenar nada, sólo contestar a las preguntas de esa amable señorita, que por cierto es muy guapa, jeje.
ResponderEliminarSan Pedro se jubiló hace mucho tiempo, ahora las cosas del cielo están informatizadas.
No conozco la novela que dices, pero me suena a Miguel Delibes.
Un saludo, amigo.
Muy bueno tu poema, Maite. Gracias por el rescate.
ResponderEliminarPero espero que no tenga una base de sueño, porque ibas derechita al infierno...
Continúa con esos rescates, abre cajones, que entre la luz. Me encanta esta faceta tuya de poeta, tiene mucha fuerza.
Un abrazo gigante.
*----Ô----*
¡Qué bello es tu sueño!, encierra un montón de imágenes, dignas de un film de ciencia-ficción.
ResponderEliminarPero sin lugar a dudas me quedo con la pregunta de la mujer del portafolios. Dicen que en el Antiguo Egipto, cuando morías te hacían dos preguntas:
- ¿Has sido feliz en la vida?
- ¿Has hecho feliz a alguien?
Un abrazo.
Hola, Bruja, veo ahora tu comentario.
ResponderEliminarVaya par de preguntitas que hacían los de las pirámides. A ver quién es el guapo que las contesta afirmativamente...
Felices sólo lo somos a ratos, y lo otro imagino que también, sólo en momentos. Y eso debían de saberlo los egipcios de entonces, por eso pesaban la vida del 'durmiente' en una balanza. Creo que era así, ¿o me equivoco de mitología?
Tu comentario me hace recordar que cuando escribía sobre el sueño, en la escena del principio, con ese edificio grande y vacío, pensé un poco en Blade Runner...
Un abrazo, amiga bruja.