Una de mis ocupaciones, en estos días más abiertos, consiste en pasear por los viejos lugares, en recorrer de nuevo las pequeñas geografías del pasado. Resulta curioso observar a este solitario buscando relaciones en calles y plazas, en portales y balcones. En casi todas las esquinas se encuentra con algún recuerdo, con alguna imagen, con voces y aromas, con palabras, gestos y sueños. Pero lo malo es que todo eso lo ve como envuelto en una nube, como el que mira una película. Hay un cristal de extrañeza que cambia el paisaje, que lo hace diferente y triste.
Es fácil saber que se trata de un simple efecto del paso del tiempo, algo natural e irremediable. Pero a mí no me interesa la tristeza. Me interesa lo difícil. Y lo difícil aquí es remontar esa visión, romper el cristal y cruzar la barrera. Suena a magia, y seguramente lo es, pero me inclino a creer que es una magia posible. Más allá de las diferencias y las transformaciones dictadas por el tiempo, existe una continuidad, un hilo sutil que el tiempo no puede tocar. Parecerá que estoy divagando, pero sé de lo que hablo. Hay una forma, una forma especial de mirar que escapa a la condición temporal.
Es fácil fijar la atención en la superficie de las cosas, observar las huellas, los cambios de textura, de color y de forma. Y esto nos da una idea lineal del tiempo, que nos enfrenta al pasado como una imagen perdida, congelada e irrecuperable. Estamos acostumbrados a esta visión, la tenemos bien aprendida. Pero, insisto, hay otra forma de mirar, un vuelo posible que cruza la barrera del espejo. A partir de ahí sólo está el océano, y el pasado se ve como una ola más.
Bien, sé que esto parece una fantasía, pero no me atrevo a asegurar que lo sea. En cualquier caso, es una invitación a la aventura, y toda aventura es un intento vital que merece nuestra atención.
Antonio C. (febrero-1997)
Leer, leer, leer
Hace 1 día
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ResponderEliminarGracias Isoba.
ResponderEliminarMe alegra que te hayas pasado por aquí y que te haya gustado algún escrito mío.
Creo que tú escribes poemas. Pues cuando quieras puedes dejar aquí unas letras tuyas, para que este pequeño blog se vea más bonito.
¿No eres tú la que "ata nubes"...?
Un saludo amistoso de Antonio.
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ResponderEliminarHola Isoba.
ResponderEliminarPor supuesto que puedes añadir el enlace de mi blog al tuyo.
Lo que no consigo es entrar en tu blog; yo es que soy muy torpe en esto de la informática, pero lo volveré a intentar.
Alguna vez, hace tiempo, también ataba nubes viajeras, e incluso ciertas noches conversaba con la luna. Parece locura, pero sin duda no lo es...
Un saludo de Antonio.
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ResponderEliminarEsta entrada, es sencillamente, genial.
ResponderEliminarBesos desde el otro lado del espejo Sr. Druida.