El mes que viene cumplo 55 años. La verdad es que me parece increíble haber llegado hasta aquí... En mis fantasías de juventud, la imagen más habitual era la de un final temprano, que no llegara ni a los cuarenta... Pero aquí estoy, viviendo aún, y además una nueva vida, en un lugar nuevo, en un valle entre montañas. Es como un sueño hecho realidad.
Siempre se ha dicho aquello de "plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro", como la realización de una existencia, pero yo no he hecho nada de eso. Me he limitado a seguir la pauta del tiempo, adaptándome como mejor supe a las circunstancias del momento. Estuve casado durante más de treinta años con una buena mujer a la que quería, pero el tiempo demostró que no era
mi compañera, por diferentes motivos, que no vienen al caso. Ese primer beso, bajo el sol de verano, me lo dijo claramente, pero uno era
cabezota, terco como una mula, e insistió en prolongar lo que la vida, a la larga, mostró como imposible...
Bueno, ya hace más de un año que estamos separados. Vivo solo, como siempre quise, porque entronca con mi ser más íntimo, con esa imagen de
lobo solitario que mi sombra me recuerda una y otra vez. Y la soledad es eso: el espejo que mejor te refleja. Hay de todo en este micro universo, bueno, malo y regular... Pero, es mi forma de saber vivir. Porque no sabría vivir de otra manera. Las compañías las celebro, y me alegran la existencia, pero sólo si son ocasionales. Soy solitario por naturaleza.
Me acompañan las nubes viajeras, los árboles y el río cuando paseo por el pueblo. Y las viejas casas de piedra, el aire, las luces cambiantes, los aromas de las flores y esos pequeños amigos de cuatro patas a los que adoro, perros y gatos a los que dispenso salchichas, y que se vuelven locos de contento cuando me ven. Animales inocentes, que suelen estar presos de cadenas, o encerrados, y que ven en mí a un ser humano
diferente, que les presta atenciones a las que no están acostumbrados.
Y luego, ya en casa, están los libros, los benditos amigos que tantas pasiones encendieron en mí en el pasado. Esos objetos fieles, de papel y cartón, llenos de magia, que pueden acompañarte, hablarte, e incluso influir en tu vida de manera considerable... Y la música, la maravillosa música, que no sólo te acompaña, sino que a veces hasta
te atraviesa...
Así que, visto lo visto, no puedo quejarme. Y si alguna vez lo hago será por alguna deformación de mi carácter... Por lo demás, no he plantado ningún árbol, porque no tengo jardín para hacerlo; no he tenido hijos, porque así lo decidí en su momento; y lo del libro... Bueno, he escrito muchos cuadernos personales, y este "cuaderno nocturno" virtual lleva funcionando desde hace ya casi cinco años. Y algunos lectores ha tenido, y tiene. Con críticas de todo tipo, pero generalmente positivas.
No es que uno quiera dejar huella, pero me apetecía hacerlo y así lo he hecho. Aparte de que esto de publicar mis reflexiones en internet, me ha reportado muchas buenas relaciones, incluidas ciertas buenísimas amistades, sobre todo una...
En fin, que eso, que vienen los cincuenta y cinco, y a uno le entran ganas de hacer balance. Y... sólo puedo decir lo siguiente: que el balance sale en positivo. Tengo la sensación de estar viviendo una vida "de regalo", porque nada de esto me esperaba. Bienvenida pues esta vida
adiccional. Así es la vida, siempre: ¡sorprendente!
Termino con una cita de un libro de Eduardo Punset, que leí hace poco:
El oxígeno que respiramos, el calcio de nuestros huesos, el hierro de nuestra sangre y el carbono de nuestras células se forjaron hace miles de millones de años en el interior de las estrellas. Por eso para entender nuestro origen debemos entender primero el de las estrellas.
Me parece una cita preciosa, que me sitúa en el lugar adecuado. Somos, efectivamente, hijos de las estrellas. Intentemos pues vivir de acuerdo a ello, y quizá echemos algo de luz sobre este mundo oscuro...
Antonio H. Martín
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imagen 1: "Northern Lights" (Alaska), por M. Warren Fancy
imagen 2: "Northern Horizon" (Cantabria), por AHM
música: "Long Ago", por Michael Hoppé, Martin Tillman y Tim Weather
Siento las innovaciones de Blogger, que nos dificultan el publicar los textos tal y como queremos. Innovar siempre está bien, pero lo único que hacen es empeorar las cosas, porque lo hacen mal.
ResponderEliminarMis textos salen de forma caprichosa, con márgenes y centrados que yo no he dispuesto. y hasta resulta difícil separar los párrafos, porque te los ponen, automáticamente, juntos...
En fin, será cuestión de tener paciencia, a ver si hay suerte y las cosas vuelven a su cauce.
Ya digo, innovar está bien, pero hacer cambios para empeorar las cosas y complicarlas... no está nada bien. Esa es mi opinión.
Un saludo a todos, amigos.
PD.: ¡Aplícate más, Blogger! Haz mejoras, pero no nos lo hagas más difícil. Lo último que has hecho es un paso atrás, porque antes estaba todo muy bien.
Cinco decadas y media y con ansias de vivir es lo mejor que nos puede pasar. Lo importante es que nos sintamos felices. Muchas felicidades estimado Antonio.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Gracias, Gilberto!
ResponderEliminarNo me siento feliz, no siempre, quiero decir, pero sí hay muy buenos momentos. Y ganas de vivir... ¡todas!
Un abrazo, amigo.
Feliz aniversario y enhorabuena por haber hallado, por fin, la meta deseada de vivir en paz y sin compañías indeseadas...
ResponderEliminarNo hablas del trabajo y eso me sorprende. Acaso vives de rentas o has obviado mencionarlo...
Hacer balance positivo del camino recorrido hasta la fecha es una buena noticia. Yo evito hacerlo por temor al "balance de resultados"...
Que esa serenidad recogimiento interior que tantomte satisfacen te acompañen los muchos años que aún te restan de vida, Antonio,
Un abrazo
Muchas gracias, Luis Antonio.
ResponderEliminarNo menciono el trabajo, porque actualmente no lo tengo. Vivo de alguna rentilla, sí, pero que está próxima a acabarse, así que tendré que buscar algo en breve.
Y espero que, sea lo que sea, no perturbe esta serenidad. Aunque eso, ya sabes, siempre es difícil...
Un abrazo, y de nuevo gracias por tus amables palabras.
Amigo Antonio, como siempre, tus publicaciones son de excelencia, siempre viajo con tus relatos, muchas gracias...
ResponderEliminarY tus cierres, de dichas publicaciones, son de una precision
unica...
Muchas Gracias!
Un abrazo
Mauro
Me alegra mucho lo que dices, amigo Mauro.
ResponderEliminarNo estimo yo que mis escritos sean "excelentes"... pero gracias por decirlo.
Lo que sí es cierto es lo de los cierres. Soy un especialista en cierres, jeje.
Un abrazo, lejano amigo.
AHM
Buen balance sin duda, Antonius. Te felicito por esos casi 55 años vividos, por lo que veo, en plenitud. Es sin duda muy interesante leer tus pensamientos.
ResponderEliminarQuiero comentar varias cosas: una, que entre esos objetos fieles de papel y cartón y la música que citas como compañeros inseparables de viaje, también deberías poner a tu fiel PC, ¿no? Es también un objeto, pero uno que te permite abrir ventanas y puertas infinitas.
Dos: que estoy de acuerdo contigo en todo, especialmente en cuanto a los amigos de Blogger (para estos tropiezos, no hay como tener una hada madrina o un hado padrino que te ayuden, ejem... yo soy afortunada, porque cuento con uno muy bueno).
Y tres: me parece HERMOSA la frase de Punset que refieres. Yo también soy admiradora suya y veo su programa "Redes" siempre que puedo, admirándome cada vez de lo fascinante que es la ciencia, cuando toda la vida me resistía a ella...
En cuanto a lo de sembrar un árbol y tener un hijo, creo que no es tan literal la cosa. Si dejas huella tras de ti en discípulos, seguidores o amigos, viene a significar lo mismo, de alguna forma. Y tú lo has hecho con tu Cuaderno Nocturno magníficamente.
Sí, claro, amiga Liz, y lo hago cuando menciono a este cuaderno nocturno virtual, que sin el PC no hubiera visto nunca la luz. Así como hablo también, por supuesto, de las buenas amistades que ello me ha proporcionado. La tuya, por ejemplo.
ResponderEliminarEl señor Punset siempre nos acerca la ciencia de una manera amable, que aún a los que somos de letras nos atrae poderosamente.
Un abrazo, amiga, y gracias por tus palabras. Sabes que una importante rama del árbol azul es tuya.
¡Besos, pintora de sueños!
me dejas sin aliento y, solo puedo decir, Joooo, yo tambien quiero...
ResponderEliminarJejeje, pues deja Madrid, y vete a donde más te guste, Sila.
ResponderEliminarAl menos, inténtalo. No es tan difícil, si de verdad se quiere hacer.
Un saludo.
40?..... Todavía te diste un buen plazo, Antonio. Yo estaba convencido que ingresaría en el mítico grupo de los 27 para que los demás vieran mi apellido junto a Joplin, Hendrix, Reading o Morrison. Manías que uno tenia de joven. Pero por lo que se ve, no pudo ser. En fin, habrá que esperar un rato más.
ResponderEliminarSaludos y el abrazo de siempre, amigo.
Amigo, de cosas pequeñas está hecha la vida, y las cosas grandes solo se dan una vez a las quinientas... Eso por supuesto sin considerar lo grande que es cada alegría y cada momento de belleza. Poco a poco te vas acercando a la quietud, y eso más que degradación es purificación, sacarse poco a poco las ropas que nos pesan para llegar desnudos a la última puerta de la vida. Algunos se desnudan antes, otros más tarde, me gusta pensar que todos lo hacen y nadie queda oculto debajo de ningún disfraz. No nos conocemos, pero te mando saludos, y te agradezco por haberme dado la oportunidad de vislumbrar algún brillo a través de tus palabras. Algo he aprendido, pero sería inoportuno explayarme aquí, a la vez que demasiado complicado. Solo te dejo mis gracias y un abrazo enorme. ¡Alegría!
ResponderEliminarMuchas gracias, Pako, por tus amables palabras.
ResponderEliminarAlegría también para ti. Un abrazo.
Hola, amigo Conde.
ResponderEliminar¿El grupo de los 27? A esa edad no pensaba yo en morirme, sino todo lo contrario.
Me alegro de que no ingresaras en ese grupo. Un abrazo.