Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







viernes, 13 de marzo de 2009

El sitio


EL SITIO... ¿Un lugar lejano?


Necesitamos encontrar el sitio, nuestro sitio. Media vida se puede emplear en esa búsqueda, y algunas veces casi la vida entera, pero una vez encontrado no hay mejor lugar en el mundo. El sitio no es sólo un lugar, es un estado de ánimo relacionado con un lugar, o con varios, o con ninguno. Si lo encontramos sabemos, sentimos que estamos en nuestro sitio, y no hay mejor sitio que ése.
La vida suele llevarnos de un lado para otro como el viento a las hojas en otoño, de una manera que nos parece caprichosa o simplemente azarosa, aunque quizá no lo sea, ni lo uno ni lo otro. Somos prisioneros de las circunstancias, estamos sujetos a sus leyes y presiones, o al menos así lo sentimos. Por eso necesitamos encontrar nuestro sitio, nuestro lugar en el mundo. Ese sitio al que siempre queremos volver, o del que nunca debimos habernos ido.
Normalmente identificamos esto con nuestra casa, nuestro hogar, o intentamos que se parezca lo más posible. Decoramos los muebles con imágenes, figuras y recuerdos que nos transmitan la sensación de que estamos en nuestro propio dominio, sin invasiones externas, sin interferencias. Incluso dentro de la casa casi siempre hay una sala especial que consideramos nuestro lugar más íntimo, donde no nos gusta que entre nadie a curiosear. Puede ser nuestro cuarto de estudio, una buhardilla apartada del trasiego de la casa, o simplemente nuestro dormitorio. Un lugar de lo más personal, que sólo mostramos a los amigos más queridos, o sea, a los de verdad.
Todo esto está muy bien, cumple la necesidad de refugio que tiene cualquier ser humano. Pero el 'sitio' al que me refiero es algo más.
El sitio es un sentimiento, una esfera luminosa que llevamos dentro y que cuando brilla nos dice claramente que estamos 'situados'. ¿Corazón, alma...? Démosle el nombre que más nos guste; lo importante es que ése y no otro es nuestro sitio, un lugar inaccesible para otros y del que sólo nosotros tenemos la llave.

Lógicamente, un lugar adecuado, como nuestra casa, nos ayudará a encontrarnos en ese sitio, pero no siempre es así ni tiene por qué serlo. Cuántas veces hemos puesto nuestra música favorita con la intención de animarnos y nos hemos quedado fríos... Eso es porque el sitio nunca se encuentra desde afuera, por muy acomodado que esté, sino desde dentro. Los estímulos externos, como músicas, paisajes o determinadas situaciones favorables, como gratas compañías, nos ayudan a acercarnos, pero el sitio que buscamos sólo se encuentra desde uno mismo. La llave está en nuestro poder, aunque muchas veces no demos con ella.

Para mí, el hombre entero, completo, tal vez feliz, es el que lleva su sitio dentro, vaya donde vaya y esté donde esté. El que nunca se preocupa demasiado por el tiempo que hace fuera, si llueve o hace sol, porque siempre está dentro de "su casa".
Quizá alguien piense que esto viene a ser como un "estar aislado", una especie de autismo de 'torre de marfil', pero no. El que está en su sitio, el que lo ha encontrado y sabe llevarlo consigo a cualquier parte, es un ser libre y transparente, humano, comprensivo, que ve y escucha como cualquier otro, con la única diferencia que él no se deja 'tocar', no se deja llevar por las circunstancias... Todo lo percibe, como cualquiera, sus ventanas están abiertas de par en par, pero la puerta está cerrada. Y sólo la abrirá cuando quien llame al timbre valga la pena.
Necesitamos encontrar el sitio, nuestro sitio. Y una vez allí, tendremos la buena sensación de estar por fin en casa.


Antonio Martín
(13 de marzo, 2009)




22 comentarios:

  1. Esto lo he escrito esta noche basándome en una breve nota de mi cuaderno (el de papel) del 8 de diciembre. Se había quedado ahí, medio olvidada, y he pensado que ya era hora de sacarla a la luz. Pero me da la impresión de que me he precipitado y no la he 'extendido' lo suficiente, o no ha quedado lo bastante clara.
    El tema me parece importante, pero creo que no he estado a la altura.
    Pido disculpas por ello.

    Saludos

    AC.

    ResponderEliminar
  2. No pongas el listón tan alto, porque entonces alguno(a), como yo, que no tenemos tu facilidad de expresión, no nos atreveremos a dejarte nuestro granito de arena en esta tu extensa y cálida playa.
    El texto es genial, y sí, te diré que ese sitio está dentro de nosotros y si lo encuentras te pueden llamar "bienaventurado", porque entonces, aunque las circunstancias que te rodean sean adversas, serás alguien fuerte, en paz, lleno de luz, capaz de navegar aún en las más duras tormentas, incluso de alumbrar una habitación aún a la luz del sol.
    A veces ese sitio desaparece durante algún tiempo, y te sientes perdido, vagabundo en un mundo inhóspito, sin saber bien por qué las paredes acogedoras de "tu sitio" han desaparecido...A vees lo recuperas, otras...
    Aún así si alguna vez lo has tenido, eres afortunado, porque su sensación de confort no se olvida, y como los trozos de sueños olvidados,su nostalgia nos acompaña.
    Yo, ese sitio, lo encuentro, la mayoría de las veces, asociado a música, lectura, compañía...es como un estado de ánimo que roza la perfección, como si no faltase nada. He llegado a pensar que es algo semejante a lo que debe ser el cielo.
    Son pensamientos bastante embarullados, atropellados, pero quería dejarlos al abrigo de tu compañía, tanenriquecedora, mis letras suelen ser más escuetas, más breves... Ahí ando, atizando el fuego de la chimenea de "mi sitio".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Antonio,
    buenos días, ha quedado claro, tan claro que acabo de darme cuenta que siempre he tenido mi sitio, siempre dije que conmigo iba mi mundo..., siempre lo llevé conmigo,
    pues acabo de darme cuenta leyéndote de que lo tuve y qué importante era tenerlo. perolos remolinos de la vida a veces son más fuertes que nuestras propias fuerzas.
    Un beso y gracias por este texto de hoy.

    ResponderEliminar
  4. Me recuerda a la armonía que transmite el equilibrio entre dentro y fuera; cuando uno está en paz con su interior, aceptándolo y compendiéndolo,siente ese sosiego del "sitio", incluso más allá de dónde esté,porque el lugar está dentro y vaya donde vaya,se siente en casa...Hubo un tiempo en que me ocurrió al revés y aún me perturba pensar en la pregunta que me hice a mi misma:"¿A dónde puedes escapar cuando estás incómodo en tu interior?" es una sensación horrible, pues no hay paz que puedas encontrar fuera si no anida antes dentro, ni lugares de auténtica belleza,ni playas desiertas, ni frondosidad en medio del bosque: cuando el desasosiego surge de dentro,no hay lugar al que escapar...sólo la he sentido una vez,pero nunca se me olvidará esa impotencia de no saber que hacer para hallar la paz,un poquito,un instante...bendigo la vida por hacerme descubrir la meditación,descubrí lugares de paz sin moverme de donde estaba,dentro de mí y la sensación me rodeó,protegiéndome, y ahora me acompaña donde vaya...
    El sitio existe,a veces necesitamos una brújula para econtrarlo...
    Por cieto tienes un par de premios en mi rinconcito, debes de estar ya harto de ellos, pero amigo jardinero,quien siembra:recoge.
    milbesos Antonio
    ;)

    ResponderEliminar
  5. Bueno, Esther, quise decir que me hubiera gustado darle más de sí, exponerlo más, hacer el cuadro más grande y con más detalles, ampliando la gama de colores. Me quedé con la sensación de haberlo escrito un poco deprisa.

    ¿Y tú hablas de no poner "el listón tan alto"? Pues que sepas que tu comentario no lo he visto como ningún 'granito', sino como todo un castillo de arena con torres y hasta con puente levadizo, que ha quedado precioso en mi playa.
    (Por cierto, nunca había visto a mi cuaderno como una playa, jeje.)

    Piensa una cosa, Esther: lo de escribir escueto y breve no es sino todo un lujo, algo que yo aún no logro alcanzar. Decir mucho con poco es el horizonte difícil de cualquier acto que se precie y, por ende, de cualquier arte.
    Me maravilla por eso ver a veces expresado un pensamiento en unas pocas líneas. No tengo esa capacidad de síntesis. El que mucho habla poco dice, ese es mi lema, y todos los días lo traiciono con mi torpeza.

    Un abrazo.
    (dos simples palabras que dicen mucho)

    ResponderEliminar
  6. Hola, Alfaro.
    Me alegro mucho de que así sea, de que lleves "tu mundo" contigo. Bien cierto que a veces esos remolinos de la vida son más fuertes, nos zarandean y golpean, pero siempre es importante saber que, a pesar de todo, estamos cerca de nuestro sitio, y que nuestro mundo está, aunque sea en un mínimo rincón, a salvo de cualquier tempestad, sea del calibre que sea.
    Personalmente, es lo que me ha mantenido en el camino a pesar de muchos vientos contrarios que querían llevarme a otros sitios...

    Un beso, poeta.

    ResponderEliminar
  7. Antonio, ¿quién podría quedar a la altura en semejante tema?
    En mi opinión has hablado del Gran Asunto. Ese Lugar es el que todos -lo sepamos o no- buscamos.

    El Lugar sin lugar, más allá del tiempo y el espacio, en medio de tiempo y espacio.
    Parece un juego de palabras, pero quien ha experimentado algo de esto sonreirá...

    Ese lugar está en el corazón de la realidad, en el corazón de uno mismo.
    ¿Quién soy yo? ¿Qué color tiene mi mente? ¿A qué huele? ¿Desde dónde experimento el mundo? Cuando un pensamiento aparece, ¿de dónde surge? ¿dónde permanece?, y finalmente cuando se desvanece, ¿adónde va?

    Todas esas preguntas conducen a ese Lugar sin lugar, más allá del tiempo y el espacio...
    Quien da con ese Lugar, da con el centro del Universo y con el corazón de todos los seres.
    De ahí surge el verdadero Amor, la verdadera compasión...

    Ese Centro, ese Lugar -como decía Hui-Neng- despide una Luz tan potente que, cuando "se llega a él", ilumina los sentidos, el entendimiento y todos los seres animados e inanimados.

    La auténtica libertad pienso que tiene que ver con estar enraizado en este Centro y pasear por el mundo, igual que antes, pero ya no como un extraño...

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Leal, has puesto el dedo en la llaga, o no, eso no, quiero decir que has dado en el centro de la diana.
    He estado en sitios preciosos, llenos de paz y belleza, pero cuando he llevado conmigo la sombra del desasosiego interior, todo se me ha vuelto gris, gris y vacío. Y comprendí en su momento que daba igual a dónde fuera: si mi sombra sobresalía y marcaba el rumbo, todo iba a ser para mí lo mismo. Cualquier paraíso queda oscurecido si uno está fuera de 'su sitio', lejos. Hasta el tesoro más brillante se convierte en nada ante los ojos de un ciego.

    Tú dices haber encontrado tu sitio a través de la meditación, y me parece muy bien, qué digo bien, me parece fabuloso. Yo alguna vez he rozado esas formas amables, pero mi naturaleza "esquinada" y nerviosa me ha impedido gozar de esa paz de una forma habitual. Así que si alguna vez me veo cerca de mi sitio, es sólo porque mi sentimiento ha creado un puente. Sí, un puente tenso y vibrante entre el aquí y el allí, entre el ahora y el nunca. Suelo llamarlo "magia", porque me gusta el nombre, pero esencialmente es un sentimiento, un vibrar especial de una cuerda muy íntima.
    Esa es mi particular brújula.

    Perdón, ¿cómo dices? ¿un par de premios?
    Amiga Leal, ¿sabes que dentro de tres meses cumplo 52 años? ¿Tú sabes lo que eso significa?
    Pues, simplemente, que en cuanto pueda me paso por tu "rinconcito", recojo los regalos y te dejo dos mil besos de agradecido recuerdo.
    Porque a pesar de la edad no puedo negar el hecho de que, como bien sabes, hay "cosas que escapan a la razón".

    Beso número uno: ¡Muac!

    ResponderEliminar
  9. ¡Hombre, Wuwei!
    (El que con su 'no hacer' hace lo mejor: dejar que el aire entre en sus pulmones y mostrar su sonrisa al hacerlo.)

    Tú ya no hablas sencillamente de nuestro sitio, sino del 'Sitio', con mayúscula. Algo me acerqué a este tema cuando escribí sobre "el punto medio". Pero ahora sólo te puedo decir que leerte me ha provocado carcajadas de alegría, sí, sí, carcajadas.
    Hui-Neng era un señor muy listo, avispado y con suerte, que paseando por ahí se encontró un día con el Lugar y alcanzó el 'satori', después de lo cual se dispuso muy tranquilamente a almorzar y a echarse su buena siesta.
    Pero, ay amigo, nosotros no 'sabemos' tener esa suerte, somos seres divididos y difíciles, disolutos y disonantes, dispépticos y dispersos, es decir, somos europeos, y esta dicotomía que nos caracteriza es como un velo (más bien, una manta) que nos impide una correcta visión de las cosas.
    Así que, en primer lugar, necesitamos encontrar nuestro sitio personal, ese lugar privado en donde vemos brillar nuestra pequeña colección de joyas íntimas. A partir de ahí puede que, abriendo poco a poco la ventana, lleguemos a una visión más amplia, pero sólo a partir de ése, nuestro sitio particular. Porque si no lo tenemos, nuestra visión será siempre una di-visión. Somos así de delicados y así de complejos.

    Un abrazo, compañero de camino.

    ResponderEliminar
  10. Antonio, no es por llevarte la contraria, pero siempre me ha resultado curioso saber que tectónicamente la placa euroasiática comienza en los Pirineos...
    Ergo... ¡todavía hay esperanza para los españolitos! ja, ja, ja.

    Hui-Neng, por otra parte, era ciertamente excepcional. Pero, ¿en qué consistía su excepcionalidad?
    Era sólo un muchacho pobre e iletrado (no sabía leer ni escribir) y un día le ocurrió lo siguiente: volvía de recoger leña en el bosque cuando oyó recitar a una persona que pasaba por allí una parte del Sutra de Diamante: "No morando en ninguna parte, la Mente se manifiesta". Y, de repente, esta frase disparó su experiencia de iluminación (vease kensho o satori como bien dices). La cosa es que realmente el chico no tenía nada que le diferenciara de nosotros, salvo tal vez haber llevado una vida pobre y austera...
    El resto de su vida la pasó enseñando a todo el que se acercaba a él a llegar a ese Lugar del que hablamos. Decía que si por un instante llegas a caer en la cuenta de Eso, te darás cuenta de que aquí mismo, presente en cada momento, está el paraíso...

    En realidad no es nada excepcional; de tan cercano pasamos de largo; pero ahí sigue presente, esperándonos...
    Estas experiencias ocurren todos los días, a personas de toda condición. A veces pasan inadvertidas, pero muchas veces tocan algo tan profundo que cambian la vida de esas personas...
    En cualquier caso somos afortunados, ya que en la humanidad hay innumerables caminos que conducen al Lugar, y toda persona sigue el suyo propio.

    Un fuerte fuerte abrazo, compañero de camino.

    PD. disoluto sí; difícil y disonante también; pero dispéptico... ¡de momento no! A Dios gracias mis digestiones no van mal ja, ja, ja.

    ResponderEliminar
  11. Gracias, Wuwei.
    Evidentemente, no quería decir que la diferencia entre Hui-Neng y nosotros fuese su 'orientalidad'. No sé en qué época vivió, pero ya con el dato de que no sabía leer ni escribir me indicas que no tenía en su mente nuestras 'complejidades'.
    Seguro que cualquiera de nosotros, europeos o americanos, podemos alcanzar la iluminación escuchando una parte del Sutra del Diamante, pero me temo que en nuestro caso la cosa está un poco más difícil, porque nuestra mente no suele estar tan 'abierta' como lo estaba la de Hui-Neng. Eso es un hecho evidente que cualquier americano o europeo puede constatar simplemente mirándose al espejo. En ese espejo hay muchas turbulencias...
    Lo de que, a pesar de todo, "eso" es posible para cualquiera de nosotros, es lo que intento hacer comprender desde este humilde cuaderno, y a lo que en el fondo están dedicados todos y cada uno de mis escritos. Se podría decir que es el 'sentido' de esta bitácora.
    Si así no fuese, sinceramente me dedicaría a otra cosa.
    Pero no creas que es nada fácil conseguir que el 'complejo' entienda lo 'sencillo'. A mí mismo me cuesta a menudo entenderlo y sentirlo, verlo y vivirlo. Pero me salva el "saber" (cómase esto como se quiera) que "eso" es tan cierto como la luz del sol que ahora entra por mi ventana.

    Tú y yo sabemos, amigo Wuwei, que hay muchos dedos señalando la luna, pero ¿cómo mover la mirada de las personas? ¿qué hacer para que dejen de una bendita vez de mirar el dedo y vean la luna?
    Ni tú ni yo, ni nadie tiene ese poder. Lo único que se puede hacer es, como siempre digo, mantener la ventana abierta, por si el viento, la lluvia o un rayo de luna se sienten 'seducidos' por nuestra morada y entran. Hasta el dragón se nos puede colar si nuestra ventana está lo bastante abierta.
    Pero que lo haga o no, no depende de nadie ni de nada. Por eso digo que Hui-Neng tuvo "suerte".

    Como ves, estamos más o menos en lo mismo.

    Con "dispéptico", jeje, no me refería a las digestiones intestinales precisamente, sino a las mentales.

    Un abrazo, amigo. Nos vemos, en el otro lado del espejo.

    ResponderEliminar
  12. Hola Antonio
    ¿Pues dónde está ese Sitio? ¿Qué es? ¿Cómo es?
    Siempre planteas cosas bien interesantes. Lo pones a uno a escudriñarse a si mismo en busca de los valores, las convicciones que nos sostienen y nos guían.
    Yo he sido afortunada, creo, pues al menos sé reconocer ese ámbito cuando estoy en él. Eso no quiere decir que lo halle constantemente, ni mucho menos. Tampoco significa que permanezca siempre en él o que los lapsos de mi estancia sean largos. Sólo me refiero a que lo he vislumbrado y por ello sé de su existencia.

    Para mi, tiene mucho que ver con una máxima congruencia entre mis anhelos interiores y una situación externa. Lo cual me lleva por un momento a recordar aquél otro escrito tuyo sobre el tirano interno, hace algunas semanas. Porque es él quien me compele a buscar y buscar hasta encontrar, así sea brevemente, destellos de autorrealización.
    Es cierto que no es fundamental el lugar físico o geográfico, por ejemplo, nuestra "guarida" o una playa sensacional, pero, como dice una buena amiga mía, "la escenografía ayuda". Entre los elementos de esa escenografía hay espacios y fenómenos físicos, como tal vez lo sería el entorno, la temperatura, el espacio auditivo (a veces música o sonidos naturales/ a veces silencio). También forman parte primordial las buenas compañías: un amigo, un compañero, un amor, un libro... un interlocutor con quien sentimos empatía y gusto por COMPARTIR. Ésta es una clave importante para mi: el participar de intereses o pasiones comunes con otro(s)
    ser(es).
    Y también encuentro ese Sitio, infaliblemente, cuando estoy en momentos de creación, particularmente en el lenguaje pictórico.

    Quiero terminar con una cita de San Agustín: "el paraíso está siempre allí donde hay felciidad".

    Y me encantaron tus palabras finales: "Y una vez allí, tenderemos por fin la sensación de estar en casa".

    Gracias

    Un beso

    ResponderEliminar
  13. ¡Hola, amiga Liz-Lirio!
    ¿Cómo has hecho para que este viejito se levante de la silla y se ponga a dar saltos de alegría?
    Me encanta tu visita y tu nueva flor.

    A las preguntas que pones al principio ya contestas tú misma. Así que nada que añadir. De acuerdo en todo.
    "El paraíso está siempre allí donde hay felicidad"... dijo el amigo Agustín, pues yo me siento ahora rozando esa puertas de esmeralda.

    Un gran abrazo, amiga de sentires.

    Pd.: Habrá que mirar con atención ese nuevo blog tuyo. Hoy es un día de buenas sorpresas, para que luego digan del número 13... 1+3=4, tengo dos ojos y dos manos, dos orejas y dos pies, 4+4=8. El ocho es mi número favorito, el de mi buena suerte, y si lo acostamos se convierte en el símbolo del Infinito...

    ResponderEliminar
  14. Yo no sé muy si soy hombre completo. Me creo bastante animal, de esos que llamamos irracionales.
    Veo mi sitio interior de muchas maneras: el mar, el monte, el desierto y tu blog, entre otros sitios.
    Husmeo, me regocijo y a veces dejo mi sello. Como un buen perro.

    Un abrazo (Es un verdadero placer. Gracias por tu compañía, también)
    Chuff!!

    ResponderEliminar
  15. Estoy de acuerdo contigo Antonio, hallar el sitio, recomiendo la lectura (seguro lo conoces) de Las enselanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda.

    ResponderEliminar
  16. Dice "Enselanzas" debe decir "Enseñanzas"

    ResponderEliminar
  17. Antonio, ese estado en mi opinión bien podría ser "armónico", cuando nuestra vida proyectada nominal coincide con la real y entonces ese rinconcillo lo llevamos en nuestra mochila particular, coraza infranqueable.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  18. Caramba, Zen, me halaga que coloques mi humilde cuaderno junto al mar, el monte y el desierto... Me haces sentir "engrandecido", jeje.

    Un abrazo, Zen, y gracias por volver, se te echaba de menos, no sólo aquí sino sobre todo en tu sitio.

    ResponderEliminar
  19. Hola, Juan.
    Claro que conozco "Las enseñanzas de don Juan", del amigo Castaneda, fue el primer libro de esa serie bruja. Pero yo recomendaría más el tercero: "Viaje a Ixtlán". Deja las cosas bastante más claras.

    Un abrazo, don Juan.

    ResponderEliminar
  20. Estoy de acuerdo, Terry.
    "Nuestra mochila particular", sí señor, y que nadie se atreva a meter la mano en ella. Ahí guardamos todos los bocadillos y las bebidas que necesitamos para el camino.

    Saludos, compañero quijano.

    ResponderEliminar
  21. Lo importante como señalas, es estar bien con uno mismo, dentro de tu piel, a partir de ahí si encima tienes la casa acogedora, realmente con lo que de verdad te gusta entonces la sensación se multiplica. Hace tiempo que practico un deporte que es mi favorito, sacar de mi casa, la mínima cosa que no me guste o no quiera, ni un adornito de nada por compromiso que me lo hayan regalado, a no ser que realmente me guste, es mi casa y por tanto tengo lo que realmente quiero, mi bunker.
    Y aunque sé que te refieres más al interior de cada uno, a la actitud de sentirnos bien con lo que somos y hacemos, por convencimiento o aceptación, asumir lo que hay, lograr el equlibrio, que no significa para nada sumisión, sino adaptarnos y disfrutar de lo que está a nuestro alcance, ver lo positivo y bueno, ja ja ja, me estoy enrollando de lo lindo y dada la horita que es, no conviene, es la hora bruja.

    Besitos, y me parece muy buena entrada!!

    ResponderEliminar
  22. Sobre este tema, tengo por ahí algo escrito... pero no tengo aún decidido si lo publicaré.
    Aunque, en el fondo, es sobre lo que casi siempre escribimos. Todos(de nuevo...) andamos en esa búsqueda.

    ResponderEliminar