Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 4 de enero de 2009

La aventura necesaria


LA AVENTURA NECESARIA


Hay una obertura de Mendelssohn que es como una invitación a la aventura. Escuchándola, dan ganas de embarcarse hacia el horizonte, aunque la noche esté oscura y el cielo amenace tormenta. Lleva por nombre el de unas islas escocesas -las Hébridas, creo recordar-, y está llena de empuje, de mar y viento.
Al menos, eso es lo que a mí me sugiere; como ocurre con la pintura o el libro, la música no siempre provoca los mismos ecos. Todo depende del momento y de quién sea quien mira, lee o escucha.

Viene esto a cuento de que quería hablar esta noche sobre eso de la aventura. La música de Mendelssohn enciende una chispa en mi ánimo que en seguida choca con el entorno, que se apaga y anula dentro de una imposibilidad. Como un pájaro encerrado, no puede volar más que hasta el límite de la jaula. Ante la presión de las circunstancias, la aventura se queda en un juego imaginario, en una danza virtual que, como mucho, nos otorga sólo el placer del instante, de ese instante fugaz que tarda la chispa en llegar al confín de la jaula.
Cuando somos jóvenes podemos sentirnos satisfechos con esos juegos, porque todavía no somos conscientes de las limitaciones. Vemos la jaula que nos rodea, pero sólo como un dibujo hecho a lápiz que creemos poder borrar en cualquier momento. Con los años, sin embargo, éste se vuelve de tinta china.

Pero somos náufragos, como dice José Antonio Marina, náufragos supervivientes que se mantienen a flote con sus propias fuerzas, a la manera de Münchhausen, “a pesar de la confabulación de determinismo y azar que parece guiar nuestras vidas”. Y desde esta condición construimos nuestra particular aventura; no como algo imaginario, fantástico, irreal, sino como algo que funciona, que es efectivo en la cotidianidad, que nos libra de caer en el pantano.
Bien mirado, no es necesario coger un barco para vivir una aventura, porque ese barco ya está bajo nuestros pies. Estamos montados en la nave más aventurera y maravillosa de todas: en la de la existencia. Lo que necesitamos es afinar nuestra sensibilidad, aprender a ver la dimensión real de lo que nos rodea y de lo que somos. Tenemos que liberarnos de ese hechizo que nos condena entre cuatro paredes, ese veneno mental que nos impide reconocer la aventura que nos está ocurriendo, que estamos viviendo.

Es muy fácil caer en la trampa. Durante años hemos sido cuidadosamente aleccionados sobre la ruta a seguir, y sobre cómo debíamos percibir y valorar las cosas, siempre en función de esa misma ruta. Consiguientemente, nos pasamos la vida enganchados a ese patrón de conducta, a esa particular visión que nos han impuesto, y todo lo hacemos y pensamos según su criterio. La vida, así, queda terriblemente empobrecida. Nuestra necesidad de aventura sigue vigente, en la medida en que sigamos sintiendo la pulsión de vivir, pero nuestro concepto de aventura pasa también a través de esa visión contaminada, por lo que necesitamos el barco, o el coche potente y veloz, para realizarla. No sabemos hacerlo de otra manera.
Hemos oído alguna vez que existen otras formas de aventura, otros modos distintos de viajar, interiores, que no necesitan de la distancia para llegar lejos. Pero eso nos suena a fantasía oriental, y no nos llama la atención. La aventura ha de ser como se nos muestra, por ejemplo, en el cine: una arriesgada salida al exterior, cuanto más lejos mejor, siguiendo una senda llena de nuevas experiencias que exciten los sentidos y sacien nuestra sed de intensidad. Si esto no es posible, entonces nos resignamos a una existencia gris, y nos consolamos malamente con pequeñas evasiones y practicando el arte del ensueño. Y ni por un momento caemos en la cuenta de que la verdadera aventura corre a nuestro lado.

Hay, sin embargo, otra forma de mirar. Decía Novalis que “la senda misteriosa va hacia dentro”, y que no es necesario viajar por el espacio, porque está en nuestro interior. Alan Watts lo expresaba de otra manera: “Si abres bien los ojos lo podrás ver claro: con la ayuda de los telescopios, de la radioastronomía, con la ayuda de todo tipo de instrumentos sensibles, somos capaces de ver que no es posible llegar más adentro del espacio, de lo que estamos ya.”
Por su parte, Hermann Hesse declaraba que “la distinción entre el fuera y el dentro es familiar a nuestro pensamiento, pero no es ineludible. Nuestra mente tiene la posibilidad de retrotraerse por detrás de las fronteras que le hemos trazado. Más allá de los pares opuestos de que consta nuestro mundo comienzan nuevos tipos de conocimiento.”
Y, por supuesto, el viejo Lao Tse también tenía algo que decir al respecto:

Sin ir más allá de nuestra puerta
podemos conocer el mundo
Sin asomarnos a nuestra ventana
podemos conocer los caminos del cielo

No estoy colocando esta forma de aventura como sucedáneo de la anterior. Apuesto por ella en primer lugar. Vale decir que no tiene sentido el viaje por el mundo, si no sabemos mirar hacia dentro, y si sabemos hacerlo, entonces ese viaje no es necesario. Sé que esto chirría enormemente con nuestro habitual concepto de lo que es interesante y valioso, y por eso lo digo, para que chirríe. A ver si, con un poco de suerte, se rompe el engranaje y podemos liberarnos de ese espejismo.
De entre las muchas cosas que se consideran negativas, hay una que me parece especialmente lamentable: eso que llamamos aburrimiento. Hay un aburrimiento lógico, justificado por circunstancias que nos resultan pesadas y molestas. Pero también hay otro, que podríamos llamar vital, en que el individuo se siente desconectado de cuanto le rodea y no encuentra la chispa necesaria para ponerse en movimiento. Simplemente, nada le llama la atención, y considera que su tiempo presente está vacío, que no tiene posibilidades, que es un tiempo muerto. El individuo reflexiona someramente y llega a la conclusión de que lo que le pasa es que no tiene lo que debería tener, que le falta aquello que le permitiría sentirse vivo. Le falta el vehículo necesario para comenzar su aventura.
Sin este vehículo, que puede ser cualquier cosa, la aventura le parece imposible, y todo lo demás carece de sentido. Es una situación comprensible que puede prolongarse durante mucho tiempo, pero estimo que sobre todo es lamentable, además de absurda. Aquí se impone una reflexión de emergencia, en la que debemos reconsiderar nuestras necesidades, en la que tenemos que preguntarnos de nuevo por el valor real de ese vehículo. Si lo importante es la aventura, debemos cuestionar todo aquello que la impide. Quizá descubramos que se pueden modificar ciertos mecanismos, que se pueden saltar ciertas barreras que antes veíamos como insalvables.

La aventura es la propia vida, y ésta no precisa de vehículos ni accesorios para ponerse en marcha . Sólo hace falta una sensibilidad más abierta, más incisiva, ser conscientes, alejarse de la ruta prefijada, cambiar el modo de mirar. La aventura no es una película a la que podamos acceder mediante alguna cosa; es algo presente que sucede en este mismo instante.
Podemos perder todo el tiempo que queramos; podemos aburrirnos hasta la saciedad y el hastío, hasta la náusea, y sentir que nuestra vida, por una u otra circunstancia, es triste y vacía, sólo una larga sucesión de días grises. Pero seguro que nada de esto merece la pena. El barco hace ya tiempo que zarpó. Sólo falta que despleguemos las velas.
Personalmente, me encanta viajar.


Antonio H Martín

26 comentarios:

  1. Antonio, es posible que el tio Hermann alinease las estrellas con esta dirección (2ªpregunta que haces en "Ecrito en la arena" sobre el cartel anunciador) y, si, de un solo tiron me salió aquella frase, a veces, es posible, de la misma forma que se alinean las estrellas, estas jueguen al corro la patata y, hasta aplaudan a los viajeros que ocupan esos veleros guiados por la aurora de los vientos. Saludos y sigue disfrutando de tu emotivo viaje.

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  2. Interesante texto, cuya práctica sólo es posible si miramos con otros ojos o abrimos la mente a nuevas perspectivas, lo que no es fácil cuando estamos programados desde la niñez, como bien dices.

    Sobre tu comentario en mi blog, jajaja, no hablo de todos los ellos,que sería meterlos a todos en el mismo saco, sino de esos que han pasado por nuestras vidas de mujeres, y nos han hecho daño...supongo que también habrá ellas en las vidas de algunos.


    Muchos besos

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  3. Todos los viajes son fascinantes, los de dentro y los de fuera, aunque no todos son bonitos, pero de todos nos quedamos siempre con los mejores recuerdos, por nuestra naturaleza; pero lo mejor... es TODO!: planificarlos, vivirlos y recordarlos.
    Me ha gustado tu blog :)
    ... pasaba por aquí!

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  4. Sí, Terry, es posible que haya sido cosa del tío Hermann.
    Hace poco te dije que eras un genio y me respondiste que el traje de genio te venía grande. Hombre, no digo que seas el genio de la lámpara, pero reconóceme que algo sí que tienes, un algo muy apreciable.
    Aún me falta leer tu Quijote. A ver si consigo bajar del velero unos minutos. Se está tan bien aquí arriba... :)
    Un saludo.

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  5. Sí, Caminante, abrir la mente no es fácil, sobre todo porque nos da miedo. Pero seguro que merece la pena. Eso o quedarnos para siempre como estamos.

    De tu blog me escapé por los pelos...
    Y sí, entre nosotros también hay algunas 'ellas'.

    ¿Leíste mi pregunta disimulada en la anterior entrada?

    Besos de noche.

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  6. Gracias, 111.
    Si me dices dónde leerte, estaré encantado de conocer las letras de un viajero.

    Saludos.

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  7. También a mí me encanta viajar, Antonio, hacia los laberínticos interiores con espejos incluidos ¿sabes ya qué es un espejo?, en busca de esa "senda misteriosa" y hacia afuera, si pudiera ser en el navío del pirata, aquel que "no surca el mar sino vuela" mejor. Y también me gusta la quietud, a veces la quietud, es un regalo.
    Y tú me has regalado el interés por Mendelssohn con el que nunca he llegado a conectar del todo. Lo volveré a intentar.
    Un abrazo.

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  8. Estoy totalmente de acuerdo contigo.
    Buenas noches.

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  9. Sí, Bel, ya sé qué es un espejo, y, la verdad, me he llevado una desilusión... Hasta ayer creía tener un amigo que vivía en mi cuarto de baño.

    La quietud, Bel, es un regalo, como dices, pero también es un viaje, un viaje hacia dentro. Aunque parezca que no nos movemos en absoluto, que ni siquiera pensamos en nada, por dentro están bailando las estrellas con las amapolas...

    Si te gusta la música romántica te tiene que gustar Felix Mendelssohn. Quizá es que hasta ahora sólo has oído la famosa 'marcha nupcial', pero te aseguro que tiene otros registros.

    Un abrazo viajero.

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  10. Alfaro, me dejas sin palabras...

    Sólo se me ocurre decirte que me alegro. Saber que hay alguien lejano que está totalmente de acuerdo conmigo le pega un buen mordisco a mi soledad.

    Gracias, y buenos días.

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  11. ¡Uf! No sé que comentarte, porque tocas muchos puntos y todos muy interesantes. Soy de las que se define con un gran mundo interior, (desde niña), he podido crearlo con las aventuras de los 5 (en las que yo participaba como una más), y después de pre-adolescente escribiendo mis propias aventuras en un espacio de ficción (recuerdo que cuando se las leía a amigas o vecinas, creían que me habían pasado en realidad :-)

    Hace poco leía a Punset y su "Viaje a la Felicidad", el decía que no somos felices en la actualidad, porque tenemos la necesidad de que esta sea rápida, momentánea y que después de conseguirla nos dura muy poco...y volvemos a necesitar ese algo...Aquí debo confesar que a veces tengo cierta "ansiedad" de un algo...supongo que tenemos momentos para todo.

    En cuanto a la aventura...He sonreído después del verano cuando compañeros de trabajo han venido de sus viajes increíbles a sitios muuuuy lejanos, y lo único que me contaron fue lo que compraron y lo que les costó en moneda local (¡!), para luego recovertirmelo en euros. Como lo lees. O que van a esos países pensando que ell@s aportan riqueza y que no pueden tolerar que el que les servía (agua, o café o lo que fuera), tuviera un "mal día".

    No sé, pero cuando veo todo esto creo que algo no va bien...

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  12. Muy interesante, en el momento que nacemos empezamos la aventura de nuestra vida entre vientos y mareas.
    Gracias Antonino, por estar, aquí
    comenzó una aventura sin un final por determinar
    un gran abrazo

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  13. Hola, Malvada Bruja del Norte.
    ¿Qué tal lo del viudo Gerard?...

    Lo que dices sobre los 'viajes' de tus amigos me ha hecho gracia. En realidad no están viajando en absoluto, sólo van allí, a esos sitios lejanos, para cambiar de película. Pero están más 'parados' que una sardina en lata.

    No, algo no va bien. Pero aquí estamos nosotros, los extraños, para que no se rompa la balanza.

    Me alegra que tengas 'un gran mundo interior', eso es lo que te convierte en bruja. Lo de 'malvada' no te lo veo.
    Espero que esta noche los magos te sean favorables.

    Un saludo.

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  14. Esa es precisamente la aventura, Mar, la vida. Lo demás son viajecillos exteriores sin importancia. Quien no vive la aventura de la vida por dentro, es igual que esté en Sevilla, en París o en algún punto perdido de Alaska.

    Me gusta lo de 'Antonino', pero...¿eres italiana, o es tu forma de expresar cariño?

    Seguiremos en esa aventura sin determinar.

    Un abrazo de mar y libertad.

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  15. Es el placer del instante el único que perdura en este nuestro viaje a ninguna parte, amigo Antonio. Todo lo demás es polvo al polvo...(se permite el chiste fácil)
    Zarpamos nada más nacer y a merced del viento que traiga la vida. Y a veces con las velas a jirones... cuesta llevar el timón. Pero es lo que hay...
    Siempre tienes una música genial.(Placer del momento)
    Un abrazo.

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  16. Emilio Salgari jamás salio de Italia; y sin embargo, pergeñó vijes inolvidables, arrastrando a millones de lectores con él. También Pessoa viajaba hacia adentro, y sabía que cualquier atardecer en Taipei, era menos evocador de los que él mismo podía imaginar en pantuflas. Claro que es difícil ser cualquiera de ellos, pero todos tenemos velas y viento en las entrañas, si somos capaces de no dejarnos llevar a un aeropuerto donde dormir nuestras vacaciones, en sus comodísimos suelos y bancos, por los encantadores de serpientes del consumismo.
    Una estupenda entrada querido amigo.

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  17. Hay varias cosas que dices con las que no estoy muy de acuerdo, Cristal. Quizá son simples diferencias de lenguaje personal.

    1- El placer del instante no es "el único que perdura", es precisamente lo contrario; a no ser que te refieras al recuerdo.

    2- "Viaje a ninguna parte" es una creencia negativa, nihilista, pero creencia al fin. Estoy seguro de que estamos de viaje; lo que no puedo saber es dónde vamos. Eso lo sabré al final, si lo hay. Lo mismo 'Ninguna Parte' es el nombre de una bonita ciudad...

    3- "Zarpamos nada más nacer", no. Y "merced al viento que traiga la vida", tampoco. Lo de las "velas a jirones ya es otra cosa.
    ¿Quién te asegura que naciste hace equis años? ¿Estás totalmente segura de que el rumbo de tu vida lo imprime el viento?
    Piensa, amiga Cristal, y dale la vuelta a las palabras; puede que te lleves una grata sorpresa...

    En lo de la música estamos de acuerdo. ¡Menos mal! :)

    Un abrazo, y perdona la aparente digresión, que quizá no era el sitio, pero venía a cuento.

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  18. Así es, Antón. Buenos ejemplos me pones: Salgari y Pessoa.
    Creo que tampoco Verne viajó mucho, o casi nada, pero...

    Lo que más me gusta es tu frase de "todos tenemos velas y viento en las entrañas". Ahí me has tocado, amigo. Ese es el punto vital que tendemos a olvidar.

    Un abrazo, y gracias por tu comentario, que me da ánimos para seguir hablando de magia.

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  19. Pues siento no haber acertado en el comentario. Debe ser que éstos días ando "torpe". Y sí, me acerco al nihilismo, a veces mucho más de lo que quisiera...
    Podría razonar todo lo que dicho, pero ando sin ganas estos días amigo Antonio y planteándome la utilidad de algunas cosas. Enfín...
    Un abrazo de la extraña, más que nunca, de al lado.

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  20. Hola Antonio,

    Un fotógrafo que trabaja conmigo ha vuelto de territorio israelita hace poco. Sé que el tema no te interesa mucho, pero te has expresado en profundidad en el post de Cristal00k y quería dejarte el enlace de una persona que lo ha vivido en primera persona. Esto no es una guerra, es una invasión...y el ejercito israelita (la sociedad está militarizada) va a dejar la Franja de Gaza como un patio de arena para niños. Nadie quiere comparar las muertes, pero esto no es un toma y daca... esto es un genocidio por parte de israelitas y con el consentimiento occidental. Eso es lo peor. No es cuestion de que unos te caigan peor o mejor...No comparto en absoluto la forma de vida de árabes, pero las invasiones territoriales provocan odio y radicalismo (israel lo ha hecho con El Libano, con Siria y con Egipto)...
    Y no me jodas!!! que es lo mismo tirar piedras con un tirachinas...que arrasar con tanques...por favor, por mucho que le quiero dar la vuelta no le encuentro sentido.

    Besos y respetos
    http://www.alfeizar.es/blog/?p=543

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  21. Querido Antonio,

    ¡Qué maravilla de texto! Es como la cara del ‘Extraño en la cocina’ y me sorprende gratamente tu manera de pensar. Este crisol, este caleidoscopio que va desdoblando imágenes y haciendo volar a la imaginación. Me siento cerca de ti, ya que para mí la gran aventura es Vivir. No dejar nunca de hacerse preguntas y creer que el deseo es necesario para alimentar nuestra alma, nuestra creatividad y nuestros viajes, sean ellos interiores o exteriores. Sí la aventura, puede tener varios significados y uno de ellos es el deseo... Pessoa, tomaba prestado de Plutarco el célebre: ‘Navegar es preciso, vivir no es preciso’. Yo tomo prestado de Pessoa y lo cambio, con todos mis respectos por el Gran Poeta: Navegar es preciso, ¡Vivir también lo es!
    Gracias por tu comentario y ahora que me estoy poniendo al día, ya que anduve fuera dos días, voy a leer tu cuento y luego lo comentamos.

    Un gran beso navegante del barco lunar.

    PD. Lo de Gargola sin acento o con acento, ya te lo explicaré, ¡inauguro ese año con acento!

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  22. Soy andaluza jajajajaa no italiana lo de Antonino te puse una n mas, chico soy así se me escapo la n.
    Besos desde el atolon de mi Mar de Libertad

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  23. Quiero que sepas, Elisa, que entiendo lo que dices y comprendo tu reacción. Ya dije antes, en el blog de Cristal00k, que sé de política muy poca cosa, casi nada, y aparte me falta información y 'visión histórica'. Seguramente tienes razón en todo; nunca dije que no fuera así.
    Lo de las lentejas y los garbanzos es un símil con el que quise decir que no debemos reducir muertos a números, porque entonces estamos cosificando a seres humanos. Tres muertos de un bando frente a trescientos de otro es para mí lo mismo. Y lo mismo es: 'muertos'.
    Es muy comprensible, por supuesto, sentir simpatía por el número mayor de víctimas, por el débil. Yo cuando he visto una pelea en la calle de uno contra tres, he salido siempre en defensa del uno, sin preguntar razón ninguna. Es una reacción natural del corazón.
    Tú pones esos números sobre la mesa con dolor, pero ese dolor te impide ver que lo importante no son los números.
    Quizá esté bien decir que tú miras las cosas de cerca y yo intento mirarlas desde lejos.
    ¿He dicho yo que es lo mismo tirar piedras que arrasar con tanques? No. Lo que dije es que a eso se le podía dar la vuelta, simplemente cambiando el armamento de sitio, lo que significa que si los tanques fueran palestinos en vez de judíos el resultado sería exactamente el mismo, pero al revés.
    Imagino que entonces simpatizarías con los israelíes. Pero el fondo del problema seguiría siendo el mismo. Y la solución de este problema, que es lo que me interesa, no pasa por defender a unos o a otros. La única solución está en transformar.
    Créeme que es igual quién sea, circunstancialmente, el david o el goliat del momento. Lo importante no es eso.
    Ya digo que intento, en la medida de mis posibilidades, mirar más allá de lo inmediato, desde más lejos.
    Ahora no puedes entenderlo, no quieres entenderlo, pero algún día lo verás de otra manera.

    Mi respeto y cariño, Elisa.

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  24. Cristal, no razones tus palabras.
    Tu comentario está muy bien, lo que pasa es que me gusta darle la vuelta a las cosas. Soy así te travieso.
    El nihilismo no es más que un estado de ánimo.

    Qué bien tener a una extraña como tú al lado. Un abrazo.

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  25. Hola, amiga Gárgola.

    Me alegro de que te gustara esta página de mi cuaderno. Efectivamente, la aventura de la vida es lo más importante, hacia adentro o hacia afuera, las preguntas, el asombro, la fascinación de vivir. Digamos que la vida lo que desea sobre todo es vivirse, por eso es tan lamentable eso que comentaba del aburrimiento, que es la vida ciega y sin voz.
    Imagino que tanto Plutarco como Pessoa hacían un poco de trampa con las palabras, porque navegar y vivir es exactamente lo mismo. Quizá era un guiño para los viajeros interiores...

    Me alegro también de ese nuevo acento, porque, según lo cuentas, parece un signo positivo.

    Un beso, poeta navegánte (el acento es aposta).

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  26. Vale, Marina.

    Besos también para tí, y saludos a tu atolón.

    PD.: Perdón, me he pasado de torpe, se me han escapado tres letras en tu nombre; luego lo rectifico, si quieres.

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