Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







lunes, 15 de diciembre de 2014

Los espejos y el humo...




    En un cuento de 1919, Hermann Hesse nos narra un lejano día de feria en la ciudad del montañoso país de Faldum. Leí este märchen* hace mucho tiempo, pero recuerdo claramente, junto a otros, el detalle de que entre las muchas barracas de esa feria había una en la que se vendían espejos. Más de cien estaban allí expuestos, de todas las formas y tamaños, centelleando bajo el sol de aquella antigua mañana. Y lo más importante: recuerdo también que en ese puesto de espejos, sucedieron cosas extraordinarias... 
    Al principio, después de ver el vídeo que pongo a continuación, de "El vendedor de humo", me vino a la memoria ese cuento de Hesse (titulado, precisamente, Faldum), pero de una manera confusa. Creí, influido por el vídeo, que era el mismo vendedor de espejos de quien provenían los milagros que allí se vieron ese día. Pero no. Al releer el cuento, después de más de treinta años, he podido comprobar que esos asombrosos hechos surgían del poder de un hombre extraño, un forastero que había venido del bosque ese día de feria, y que en su visita a la ciudad decidió pararse junto a ese puesto de espejos. Mostrando desde allí, a todos los presentes, los maravillosos portentos de que era capaz. 
    ¿Y en qué consistían esos milagros? Pues nada menos que en la magia de transformar los deseos en realidad. Que es lo mismo que hace, a su manera, El vendedor de humo. De ahí mi confusión.
    Aun teniendo buena memoria, ésta construye a veces puentes y pasadizos extraños entre los recuerdos, como a su antojo, y, en una primera impresión, podemos confundir las cosas. No sé si porque esos recuerdos se van diluyendo con el tiempo, por falta de interés e importancia, o porque el inconsciente hace de las suyas y cambia ciertos detalles del tejido de la memoria por algún secreto motivo. El caso es que había olvidado completamente la figura del forastero, y en su lugar había puesto a la del vendedor de espejos. Quizá —como apuntaba antes— por culpa del vídeo, que, a pesar de ser lo que me hizo recordar el cuento, también empañó mi memoria del mismo. Y esto por remitirme hacia un recuerdo que tenía medio olvidado, desde un escenario y una situación similares. Con lo cual la imagen presente que nos evoca a la otra imagen pasada se superpone en la memoria, creando una distorsión en el dibujo de la tela; como otra memoria fantasma, falsa o simplemente confusa, mezclada de una forma equívoca.
    Tanto es así, que incluso llegué en un primer momento a dar por cierto que la magia esa, como de genio o de duende, tenía que ver directamente con los espejos, como si estos actuaran de talismanes o algo parecido. Asunto que me aclaró la relectura del cuento, donde vi que el fenómeno procedía del mismo forastero, de su palabra y su mirada, sin la intermediación de ningún objeto.

    Estas curiosidades y obviedades me sirven de introducción al siguiente vídeo de "El vendedor de humo", que, a pesar de estar dedicado —supongo— a un público infantil o juvenil, y de ser un simple entretenimiento que quiere ser divertido, me gustó encontrar paseando por la red y quiero compartir aquí. Porque está muy bien realizado (al estilo de Disney o Pixar) y porque, efectivamente, resulta divertido y grato de ver.
    Y asimismo, para recomendar la lectura de ese cuento de Hesse, Faldum**, que a través de un ambiente bucólico, que recuerda a las viejas novelas decimonónicas de Gottfried Keller, nos introduce en el mágico y apasionante mundo de los cuentos de hadas.  
    Por lo demás, sólo añadir que, a pesar de las similitudes formales, el poder del forastero de Faldum era muy superior al del vendedor de humo. Y sus intenciones muy distintas... Entre una y otra magia, se haya nada menos que la diferencia que separa la esfera de la ilusión, de lo ficticio y perecedero —hecha de simples burbujas, de la esfera de la vida auténtica, con fondo real, hondas raíces y madera de verdad. Esfera ésta última que aun sin llegar a ser intemporal, tiene una fecha de caducidad muchísimo más dilatada. La primera dura lo que una lluvia de verano. La segunda, en cambio, toda una vida.  
    

Antonio H. Martín 
(15 de diciembre, 2014)


     


____________________

(*) Märchen = en alemán, cuento de hadas
(**) Sobre el cuento de Faldum, por Hermann Hesse, conozco dos ediciones en las que está incluido: 
- "El camino difícil" (Ediciones Librerías Fausto - Buenos Aires, 1975)
- "Cuentos maravillosos" (Edhasa - Barcelona, 1993)
imagen: del vídeo El vendedor de humo
vídeo: PrimerFrame - Escuela de Animación (2012)

            

7 comentarios:

  1. Gracias, Natalia.

    Me pasaré por Paperblog y me informaré sobre el asunto. No soy muy partidario de dar publicidad a este blog, más allá de lo normal. Porque considero que su carácter reflexivo e intimista no es de interés para el gran público. Pero no está de más informarse sobre ello.
    No por aumentar la difusión de mi cuaderno, en la que no creo, sino más bien por poder conocer otros blogs que despierten mi interés y curiosidad.

    Un saludo.

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  2. Ves Antonio. mi querido amigo, ya te has conseguido difusión.
    Saludos

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    1. Hola, Omar.

      ¿Difusión, dices? ¿Dónde está? ¿A qué te refieres? ...
      Que yo sepa, amigo, este blog es visitado cada vez menos. Seguramente porque no abordo temas de interés general. Pero, en fin, cada uno escribe sobre lo que le importa; y en mi caso se trata de estos temas íntimos sobre pensamientos y sueños, que para mí sí son valiosos.

      Un saludo, poeta.

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  3. El mundo de los espejos, el mundo de los sueños, el mundo de los deseos... Que pena que la belleza de todos esos mundos no suela reflejarse en el tan prosaico mundo real...

    Un abrazo, amigo

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    1. Amigo Antiqva...
      Entiendo perfectamente tu comentario, pero estoy de acuerdo con él sólo a medias. Es cierto que, mirando por encima este mundo en que vivimos, difícilmente podemos encontrar una imagen positiva del mismo. Pero..., fijándonos bien, hallamos que espejos, sueños y deseos forman una parte considerable de la base de que está hecho.
      El fallo, amigo, estriba en quién se refleja en esos espejos, en qué sueños y deseos tiene... Porque el mundo lo conforman quienes lo habitan. Es decir, que el hecho de que el mundo sea así de prosaico responde al prosaísmo y trivialidad de sus moradores.
      Pero eso no quita ni un ápice de realidad a la belleza.

      Un abrazo, macro-artista.

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  4. Muy interesante el análisis del cuento de Hesse y el vídeo, Antonio. Hay demasiados vendedores de humo sueltos por todas partes, y nuestros deseos no se hacen realidad mágicamente, lamentablemente, pero no por eso dejamos de desear.
    Te deseo lo mejor.

    Un fuerte abrazo.

    Fer

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    1. Gracias, Ma-Fer Paz.
      Lamentablemente, tengo que estar de acuerdo en eso de que hay demasiados vendedores de humo... Lo malo, amiga, es que, a pesar de estar acostumbrados a las desilusiones y a que se nos dé "gato por liebre", se sigue comprando ese humo. Quizá por lo que apuntas, de que no dejamos de desear.
      En cuanto a lo de que "nuestros deseos no se hacen realidad mágicamente", estoy de acuerdo, pero sólo en parte...
      Soy de los que creen en la magia, por encima de cualquier otra cosa. Siempre he dicho que "el mundo es mágico, o no es". Y opino que si un deseo no se cumple mágicamente no es porque no exista la magia, sino porque nuestro conocimiento de la misma es muy limitado.
      Entiende que por "magia" no me estoy refiriendo a encantamientos, hechizos y gemas preciosas que surgen de la nada entre una humareda brillante y multicolor... La magia propiamente dicha tiene unos modos y maneras mucho más sutiles, y tiene que ver fundamentalmente con el movimiento del alma. Es decir, que viene a ser —según lo veo—, una especie de conexión y un contacto entre la psique personal y el espíritu del universo. Eso que Carlos Castaneda denominaba como "el lado activo del infinito".
      Si supiéramos manejar esos hilos conseguiríamos la magia necesaria para hacer realidad muchos de nuestros más importantes deseos. Creo firmemente en ello.

      Un mágico abrazo, amiga.

      Antoine du Lac
      (aprendiz de mago)

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