Desde que era niño me ha atraído mucho mirar a las nubes, esas figuras informes y cambiantes que viajan por el cielo. En ellas veía -y sigo viendo- como otro mundo, como las montañas blancas y las islas brillantes de algún sueño lejano. La mirada se queda como prendida y siente uno deseos de saltar y viajar con ellas. No sé, es como si esas nubes me llamaran y dijeran: "Ven con nosotras, tú también eres una nube..."
Es una canción de Silvio que escuché hace muchos años... aún jugaba a vivir, aún hacía teatro, todavía amaba el día y la manera en que mis letras se difuminaban bajo su pezón izquierdo... Disfrútala y si puedes, escúchala también... tal vez recuerdes algo de lo que yo viví.
NAVEGANDO NUBES
Qué contento me puse hoy cuando desperté y el cielo era de nubes viajeras como ayer
A ratos me parece que no habrá despertar que no veré las nubes pasando nunca más
Veo navegando nubes de alivio que alivio la infinita viajera en la visión
Veo navegando nubes de alivio que alivio pasajera de la brisa, tu canción
Las nubes me acompañan desde cuando las vi y a su marcha encantada me invitan a subir
Las nubes me revelan algo de eternidad y con su paso en el viento de siempre y de jamás
Veo navegando nubes de alivio que alivio la infinita viajera en la visión
Veo navegando nubes de alivio que alivio pasajera de la brisa, tu canción
Todo lo que me falta, todo lo que no sé lo aparece en las nubes y lo esconden también
Cuando ya no despierte me volveré algodón y me iré con las nubes en busca de mi amor
Veo navegando nubes de alivio que alivio la infinita viajera en la visión
Veo navegando nubes de alivio que alivio pasajera de la brisa, tu canción
Cuando estaba en el colegio, con una amiga teníamos un juego: una que otra vez, con o sin razón aparente, solíamos enviarnos en medio de la clase un papelito que decia: "¡mira el cielo!".
Lo hacíamos por si a alguna se nos olvidaba elevar la mirada, acto tan necesario para la superviviencia ;)
Este mensajito siempre significaba mucho más que aquella frase... Significaba recordar todo lo que implicaba hacer aquello..
Y te juro que siempre daba buen resultado ;)
Ahora, casi a diario me acuerdo de "¡mirar al cielo!" y todavía me parece algo importante, algo necesario para resucitar un poco cada día ;)
Saludos desde Mexico señor.Al igual que vos,comparto la admiracion por las nubes.No hay dia en que no levante la vista y mis pensamientos e imaginacion vuelen hacia ellas.
Antonio, vengo del blog de Antonio del Camino, donde recientemente hay una entrada para las nubes. Hoy de la nada encuentro el tuyo, y entre la imagen, la música y tus palabras, enhorabuena, me dejas en las nubes, me quitas el sueño de la siesta, pero merece la pena.
A mi las nubes me gusta, cuando me tumbo en la playa, y puedo verlas en primer plano, solos el cielo, las nubes y yo, ohhh, es un placer, como van alejándose, como llegan otras y como nosotros mismos, a medida que avanzan con el viento y en el tiempo, van cambiando. Claro, claro que somos como las nubes en una gran parte.
Así que me quedo por aqui, soplando tus nubes, y algunas intersantes maneras de expresión. COn tu permiso.
El lomo siempre virginal de las silentes nubes nos invita a remontarnos y adivinar nuevas formas de agua entre su cascada de historias por derramar. Carentes de trayectoria, las asumen todas, con sus saltarinas bocas de siete leguas, poblando de murmullos cristalinos, cada fronda en ciernes. Regueros de luz muriendo de infinito.
Me estoy poniendo al día con mis vitaminas para el alma; y las del aullido más musical que conozco son imprescindibles. Besos amigo luminoso...
Creo que en uno u otro momento de nuestra vida nos hemos quedado embobados mirando ese cielo cambiante que, en sí mismo, es todo un espectáculo, y en el que a menudo proyectamos nuestros anhelos, miedos y dudas.
He llegado hasta aquí siguiendo el rastro de una nube.
...Yo también soy una fanática de la contemplación de las nubes, creo mis propios personajes, y paisajes para después ver como se van disolviendo ante mis ojos... y Antonio, el tiempo se me va volando en esa forma contemplativa de meditación.
Muchas gracias, Hombre Extraño por esa preciosa letra de Silvio Rodriguez. Tiene mucho que ver con mis propias y torpes letras, tanto que casi se puede decir que dicen lo mismo. "Nubes de alivio", sí, porque nos alivia observarlas, y nos recuerdan muchas cosas gratas que nunca debimos olvidar, y además nos impelen a buscar otras nuevas.
Hermoso e interesante juego ese que me cuentas. Mirar al cielo es, efectivamente, necesario para la supervivencia. Yo, por poner un ejemplo, cuando me he sentido peor es cuando mis ojos se fijaban sólo en el suelo. La solución, siempre, estaba en levantar la mirada hacia el horizonte y más arriba...
Vaya apellido bueno que llevas! Quiero que sepas que aquí he escrito sobre el amigo Howard Phillips Lovecraft, y hasta hay un cuento suyo: La llave de plata. Está chido mirar a las nubes, ¿verdad?
Así es, el viento y el tiempo cambian a las nubes y a nosotros mismos, pero nada se pierde en ese movimiento, sólo cambian las formas, nunca el fondo. Por supuesto que tienes mi permiso para quedarte y pasear por este humilde cuaderno, que para eso fue concebido, para que buena gente como tú se acercara.
Pues sí, Rolalola, alguna vez he visto a esos dragones, aunque sólo en contadas ocasiones, sobre todo en tardes o noches de tormenta. El dragón brama entre nubes y lluvia, y uno se queda quieto, muy quieto, sintiendo que aquello no es sólo una tormenta, sino un dragón que vuela.
Eso es lo que se suele ver en las nubes: "dragones alados, manzanas, una sonrisa..." Aunque hay también otras mil formas, y la nube que hace un momento era un ave, ahora es una casa o un rostro humano que medita. Quien dibuja a las nubes es el amigo viento.
Gracias por la visita. Así que has venido aquí siguiendo el rastro de una nube... ¡Bien! Observar el movimiento de las nubes es todo un espectáculo, efectivamente, pero es que además ese escenario celeste nos transporta, nos calma la mente, nos regala un silencio inapreciable y nos hace preguntárnos sobre cosas importantes que normalmente están orilladas.
Un saludo, Cristal, desde mi madrileño mar de nubes.
Pues qué bien, Brujita, que el tiempo te vuele de esa forma. Puede parecer que uno está "perdiendo el tiempo" en una actividad inútil, pero ¡qué va!, al contrario, después de una meditación de esas uno ha reunido energía para seguir caminando, y los haikus salen de las manos como agua.
Comparto la pasión por las nubes y también he viajado con ellas.
ResponderEliminarSaludos
Me uno al recorrido de ese mundo mágico que nos ofrecen las nubes.
ResponderEliminarBesitos
Pues me alegro, Luis Antonio; parece que no somos pocos los amantes de las nubes.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Luisa.
ResponderEliminarAsí que tú también eres "nubera"... Cualquier día nos encontramos, viajando de nube en nube.
Un abrazo.
Es una canción de Silvio que escuché hace muchos años... aún jugaba a vivir, aún hacía teatro, todavía amaba el día y la manera en que mis letras se difuminaban bajo su pezón izquierdo...
ResponderEliminarDisfrútala y si puedes, escúchala también... tal vez recuerdes algo de lo que yo viví.
NAVEGANDO NUBES
Qué contento me puse hoy cuando desperté
y el cielo era de nubes viajeras como ayer
A ratos me parece que no habrá despertar
que no veré las nubes pasando nunca más
Veo navegando nubes de alivio
que alivio la infinita viajera en la visión
Veo navegando nubes de alivio
que alivio pasajera de la brisa, tu canción
Las nubes me acompañan desde cuando las vi
y a su marcha encantada me invitan a subir
Las nubes me revelan algo de eternidad
y con su paso en el viento de siempre y de jamás
Veo navegando nubes de alivio
que alivio la infinita viajera en la visión
Veo navegando nubes de alivio
que alivio pasajera de la brisa, tu canción
Todo lo que me falta, todo lo que no sé
lo aparece en las nubes y lo esconden también
Cuando ya no despierte me volveré algodón
y me iré con las nubes en busca de mi amor
Veo navegando nubes de alivio
que alivio la infinita viajera en la visión
Veo navegando nubes de alivio
que alivio pasajera de la brisa, tu canción
yo volaba entre las nubes en mi gran flor de magnolia, cuando era apenas una rayuelita, un inicio de niña mala.
ResponderEliminarbesos,Antonio*
Cuando estaba en el colegio, con una amiga teníamos un juego: una que otra vez, con o sin razón aparente, solíamos enviarnos en medio de la clase un papelito que decia: "¡mira el cielo!".
ResponderEliminarLo hacíamos por si a alguna se nos olvidaba elevar la mirada, acto tan necesario para la superviviencia ;)
Este mensajito siempre significaba mucho más que aquella frase... Significaba recordar todo lo que implicaba hacer aquello..
Y te juro que siempre daba buen resultado ;)
Ahora, casi a diario me acuerdo de "¡mirar al cielo!" y todavía me parece algo importante, algo necesario para resucitar un poco cada día ;)
besos en cada nube para ti ;)
Antonio, me sumo contigo al viaje de las nubes. Al respecto, visitar Verbo y penumbra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludos desde Mexico señor.Al igual que vos,comparto la admiracion por las nubes.No hay dia en que no levante la vista y mis pensamientos e imaginacion vuelen hacia ellas.
ResponderEliminarSensaciones etéreas y vaporosas nos traes hoy.
ResponderEliminarMás aún, complementadaspor el Video de Anderson.
Una gozada!
Un beso de aire
Antonio, vengo del blog de Antonio del Camino, donde recientemente hay una entrada para las nubes. Hoy de la nada encuentro el tuyo, y entre la imagen, la música y tus palabras, enhorabuena, me dejas en las nubes, me quitas el sueño de la siesta, pero merece la pena.
ResponderEliminarA mi las nubes me gusta, cuando me tumbo en la playa, y puedo verlas en primer plano, solos el cielo, las nubes y yo, ohhh, es un placer, como van alejándose, como llegan otras y como nosotros mismos, a medida que avanzan con el viento y en el tiempo, van cambiando. Claro, claro que somos como las nubes en una gran parte.
Así que me quedo por aqui, soplando tus nubes, y algunas intersantes maneras de expresión.
COn tu permiso.
Un saludo.
Creo que todos hemos sentido deseos similares!, aunque cada uno, seguramente, ha visto deferentes cosas en los cielos...
ResponderEliminarpor mi parte, seguiré buscando dragones de nubes; Si llegas a ver alguno en tus mapas de nubes-islas y nubes-montañas, avisame!!!
(la cación, bellísima!)
Me gusta ver que somos muchos los que seguimos el paso de las nubes, siempre viajeras y portadoras de una sensación de libertad.
ResponderEliminarUnos nos interrogamos por su destino y todos disfrutamos viéndolas pasar.
Magnífico Anderson.
Abrazos Antonio.
El lomo siempre virginal de las silentes nubes nos invita a remontarnos y adivinar nuevas formas de agua entre su cascada de historias por derramar. Carentes de trayectoria, las asumen todas, con sus saltarinas bocas de siete leguas, poblando de murmullos cristalinos, cada fronda en ciernes. Regueros de luz muriendo de infinito.
ResponderEliminarMe estoy poniendo al día con mis vitaminas para el alma; y las del aullido más musical que conozco son imprescindibles. Besos amigo luminoso...
Las nubes me gustan, de niña jugaba a adivinar qué figuras se escondían en sus formas: dragones alados, manzanas, una sonrisa...
ResponderEliminarCreo que en uno u otro momento de nuestra vida nos hemos quedado embobados mirando ese cielo cambiante que, en sí mismo, es todo un espectáculo, y en el que a menudo proyectamos nuestros anhelos, miedos y dudas.
ResponderEliminarHe llegado hasta aquí siguiendo el rastro de una nube.
Saludos.
...Yo también soy una fanática de la contemplación de las nubes, creo mis propios personajes, y paisajes para después ver como se van disolviendo ante mis ojos... y Antonio, el tiempo se me va volando en esa forma contemplativa de meditación.
ResponderEliminarBesitos volados desde las nubes.
Muchas gracias, Hombre Extraño por esa preciosa letra de Silvio Rodriguez.
ResponderEliminarTiene mucho que ver con mis propias y torpes letras, tanto que casi se puede decir que dicen lo mismo.
"Nubes de alivio", sí, porque nos alivia observarlas, y nos recuerdan muchas cosas gratas que nunca debimos olvidar, y además nos impelen a buscar otras nuevas.
Un saludo de otro "hombre extraño".
Bien, Silvia!
ResponderEliminarTe imagino sobre tu gran flor de magnolia, volando entre las nubes. Y seguro que lo sigues haciendo.
Un beso (tan grande como una nube)*
Hola, Isis.
ResponderEliminarHermoso e interesante juego ese que me cuentas. Mirar al cielo es, efectivamente, necesario para la supervivencia. Yo, por poner un ejemplo, cuando me he sentido peor es cuando mis ojos se fijaban sólo en el suelo. La solución, siempre, estaba en levantar la mirada hacia el horizonte y más arriba...
Besos de nube, maga.
Gracias, Antonio.
ResponderEliminarMe alegra que esta entradita te haya inspirado algo para escribir un poema.
Un abrazo.
Hola Luis Lovecraft.
ResponderEliminarVaya apellido bueno que llevas! Quiero que sepas que aquí he escrito sobre el amigo Howard Phillips Lovecraft, y hasta hay un cuento suyo: La llave de plata.
Está chido mirar a las nubes, ¿verdad?
Un saludo, nuevo amigo.
Hola, Liz.
ResponderEliminar"Etéreas y vaporosas", así son las amigas nubes.
Gracias por tu beso de aire.
Hola, Lola Padilla, y bienvenida.
ResponderEliminarAsí es, el viento y el tiempo cambian a las nubes y a nosotros mismos, pero nada se pierde en ese movimiento, sólo cambian las formas, nunca el fondo.
Por supuesto que tienes mi permiso para quedarte y pasear por este humilde cuaderno, que para eso fue concebido, para que buena gente como tú se acercara.
Un saludo.
Pues sí, Rolalola, alguna vez he visto a esos dragones, aunque sólo en contadas ocasiones, sobre todo en tardes o noches de tormenta.
ResponderEliminarEl dragón brama entre nubes y lluvia, y uno se queda quieto, muy quieto, sintiendo que aquello no es sólo una tormenta, sino un dragón que vuela.
Saludos.
Eso parece, amiga Cristal: somos muchos los seguidores de nubes, y algunos hasta nos atrevemos a montarnos en ellas...
ResponderEliminarSu destino es muy parecido al nuestro.
Un abrazo, hada de Nunca Jamás.
Hola, Eli!
ResponderEliminarMe alegra tu regreso. Gracias por volver y dejar tus acostumbrados regalos poéticos.
Besos, con sabor de nube.
Pues has acertado de pleno, Malvada.
ResponderEliminarEso es lo que se suele ver en las nubes: "dragones alados, manzanas, una sonrisa..."
Aunque hay también otras mil formas, y la nube que hace un momento era un ave, ahora es una casa o un rostro humano que medita. Quien dibuja a las nubes es el amigo viento.
Besos, Bruja buena.
Hola, Cristal (tocaya de Cristalook).
ResponderEliminarGracias por la visita. Así que has venido aquí siguiendo el rastro de una nube... ¡Bien!
Observar el movimiento de las nubes es todo un espectáculo, efectivamente, pero es que además ese escenario celeste nos transporta, nos calma la mente, nos regala un silencio inapreciable y nos hace preguntárnos sobre cosas importantes que normalmente están orilladas.
Un saludo, Cristal, desde mi madrileño mar de nubes.
Pues qué bien, Brujita, que el tiempo te vuele de esa forma.
ResponderEliminarPuede parecer que uno está "perdiendo el tiempo" en una actividad inútil, pero ¡qué va!, al contrario, después de una meditación de esas uno ha reunido energía para seguir caminando, y los haikus salen de las manos como agua.
Un beso volado.
Que interesante es ver el mundo desde otras perspectivas, verlo de una manera diferente, saber que hay mil maneras y mil motivos para sonreír.
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