Esta es la música que hubiera tenido que ir acompañando a la anterior entrada de "la laguna de silencio", pero la he descubierto esta misma noche. Así que, un poco tarde pero aquí está.
AHM.
(os aconsejo ver el vídeo en pantalla completa, merece la pena)
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- "Iona"
- Mychael & Jeff Danna
Este video tiene ese silencio que suele elevar el alma.
ResponderEliminarMe quedo por aquí en tu silencio.
Un placer.
Gracias por seguir esas maneras de amor.
Gracias a ti, Lola, por tu visita.
ResponderEliminarNo es exactamente esta música la que se escucha en las orillas de la laguna, pero se acerca bastante.
Un saludo.
Mi querido Antonio, personalmente elaboro algunas de mis sesiones de relajación en entornos naturales, donde ese silencio del que hablas es algo normal, pero en ausencia de un entorno natural esa música nos puede transportar a ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, desde luego, músicas como ésta ayudan mucho a relajarse y sobre todo a transportarse.
ResponderEliminarPero entiende una cosa: no se trata sólo del silencio natural, del callado murmullo del campo, el valle o la montaña, que nos tranquiliza, sino sobre todo de silenciar la mente, para poder escuchar.
Un abrazo, nueva amiga.
Carmen Inclán se acuerda de vos, y le manda un saludo, acompañado de una gran sonrisa :)
ResponderEliminarHermosa melodía que nos ayuda a escuchar entre sus notas el silencio primordial..
ResponderEliminarPara contestar a tu pregunta dejada en mi noche ;), debo decirte que sospecho que no... que ella no fue al lugar de siempre, pues si no fuese así, ella no sabría que hay amores que tienen que acabarse para ser eternos ;)
Es solo una de las tantas historias que el amor ha escrito sobre la faz de esta Tierra..
Y en el silencio que resplandece en la luz que baña la montaña que se eleva ante mi ventana y bajo el sol, recibo tu abrazo de dos millas y te dejo el susurro de una palabra amiga ;)
besos!
Gracias Antonio, tu paseo por el silencio musical me ha dejado ... a un paso de la laguna del silencio, maravillosa forma de terminar un día.
ResponderEliminarBesito volado.
Fui recatado seguidor de lo que se ha pensado desde las puertas de Goa hacia el Oriente, en una Era que fui mariposa aunque todo el mundo me tomaba por un mono aullador.
ResponderEliminarHoy mi razón ha retrocedido y apenas alcanzo a sobrepasar los Montes Zagros. Y mi metamorfosis ha desembocado en una soñolienta polilla, una mariposa de luna, al abrigo de un viejo gabán.
Frente a un paisaje real de esta proporción, solamente recuerdo una vez. Y al contrario que Krishnamurti, a mí la inmovilidad del sosiego y del silencio me produjo el efecto inverso. El espectáculo me pareció inabordable. No existía origen ni límite, puesto que todo era uno. Era percibir el infinito en el mismo agotable planeta Tierra, sin la exigencia de elevar los ojos al cosmos. Convengo con él en que fui cautivo del mutismo tanto en los labios como en la mente. Pero la belleza era tan rotunda, que la concebí irritante. Allí aprendí la espantosa imperfección que soy. Entonces huí.
La música, perfecta para la imagen que propones.
Un abrazo, amigo Antonio.
Hola Antonio, gracias por tu visita, me encanta esta clase de música, pero nada como el silencio para silenciar la mente... que es lo más difícil.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola, Carmen!
ResponderEliminarMe das una alegría con tu visita.
Fue "sonado" nuestro primer encuentro, jeje, pero, bueno, todo acabó bien.
Gracias por esa sonrisa.
Un abrazo.
Hola, Isis.
ResponderEliminarPues tengo que decirte que lo siento, siento que tenga que ser así. Y además: ¡no lo acepto!
Entiendo eso de que "hay amores que tienen que acabarse para ser eternos", pero prefiero un amor presente, cotidiano, que respire cerca de mí, aunque no sea eterno.
Como decía el tema de The Queen: "Who want to live forever?"...
Pero, en fin, sólo es una apreciación mía.
Gracias por tu susurro de una palabra amiga, pero... mi abrazo no era de dos millas sino de dos mil millas, jaja.
Besos, amiga maga.
Me encanta, Brujita, que digas eso, pero me hubiera encantado aún más que hubieras superado ese último paso.
ResponderEliminarQuizá la próxima vez.
Un abrazo volado.
¡Anda, el amigo Conde fue mariposa, como Chuang Tse!
ResponderEliminarAmigo, no hay que huir ante esa "rotunda belleza", hay que entregarse a ella. Nuestra "imperfección" desaparece en su presencia.
Pero, insisto, uno ha de ir desde el propio silencio para poder abordar y abarcar ese otro silencio.
El infinito no es algo que se pueda abrazar, sólo puede uno fundirse con él.
Un abrazo, finito Conde, de este lobo también finito, pero contento por leer palabras como las tuyas.
Hola, Ligeia, caminante de noche.
ResponderEliminarEl silencio es lo mejor para silenciar la mente, estoy de acuerdo, pero habrás observado que aun en medio de la ausencia de ruido nuestra mente suele seguir parloteando interminablemente.
En la laguna de silencio ese parloteo desaparece, como por encanto, y es entonces cuando podemos escuchar una música especial, que nos conecta a algo que está en una órbita diferente, algo que tiene mucho que ver con nuestro ser interno.
Un abrazo, caminante.
No hay mayor actividad que durante el descanso y no hay mayor acontecer que durante la relajación de los oídos en un fluído acontecer, que nos hace más espectadores y menos partícipes de las complicidades del destino.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde el vagido indemne del amanecer...
Una delicia pasear por tu laguna, disfrutar de esos paisajes y la música que has elegido, denota una sensibilidad que conecta de un modo especial conmigo.
ResponderEliminarConocía a Jeff Danna desde hace tiempo a través del programa que dirígía Ramón Trecet "Diálogos3" en Radio3 que desapareció hace dos años.
Volver a escuchar esta música me ha traído muy buenos recuerdos.
Un placer visitar este Cuaderno Nocturno.
Un abrazo.
Me gusta mucho, Eli, cómo lo has expresado.
ResponderEliminarOtro abrazo, amiga, desde el "vagido indemne" del anochecer.
Me alegran mucho, Cristal, tus amables palabras.
ResponderEliminarEl programa ese de Ramón Trecet era de lo mejor, y nos descubrió muchas maravillas musicales.
Un abrazo, y gracias por tu visita.
Hola Antonio, ante todo quiero agradecerte por invitarme a tu blog. He encontrado escritos hermosos, pero creo que me merece el comentario la hermosa melodía de los hermanos Danna. Creí que sólo yo escuchaba este tipo de música, Te recomiendo "The child Deirdre" que tiene una bellisima melodía de flauta.
ResponderEliminarEl video me encantó, pero me deja un aire de melancolía que me gusta. Claro, pensando en lo que mencionas, de la laguna del silencio, creo que no existe mejor video que este. Me dejaste pensando bastante mientras veía el video, Quizá en algún momento pueda encontrar esa la guna, o ese pozo del principito. Quedar absorta en ese mundo mágico, sería realmente maravilloso. Desafortunadamente en mi vida no he podido encontrar un momento o un lugar así. Pero me has dado esperanzas. Porque ahora, más que nunca.. sé que existe.
Bella.
ResponderEliminarUn remanso.
¿Qué más se puede decir?
Un beso "silencioso"
Un pájaro transparente,
ResponderEliminardeja atrás sub sueños,
lleva el color en su garganta
y el vuelo en su tibia rama.
Besos Antonio querido...
Hola, Andrea.
ResponderEliminar¡Qué bien que hayas venido!
Así que creías que sólo tú escuchas ese tipo de música... Pues a mí me encanta, y a mucha más gente, buena gente. Buscaré el tema que me recomiendas, de "The Child Deirdre".
Y sí, nueva amiga, la laguna de silencio existe.
Saludos.
Gracias, Liz, por tu beso "silencioso".
ResponderEliminarLa verdad es que en torno a esa laguna, los frutos de los árboles son precisamente eso: besos.
Un abrazo, amiga.
Gracias de nuevo, Eli.
ResponderEliminarNo sé qué contestarte, porque siempre me dejas alucinado con tus palabras...
Besos!