Siempre he defendido aquí una filosofía vital del ahora. El pasado es un montón de dibujos en la pared de la memoria y el futuro un destello en el horizonte. Tanto uno como otro nos conciernen, forman parte de nosotros: lo vivido y lo por vivir, lo que ya hemos dicho y escuchado y lo que nos llama desde la lejanía. Pero es aquí y ahora donde estamos y donde somos. No en el ayer ni en el mañana. Este ahora, este presente, tan inasible, tan veloz, tan fugaz, es el puente por el que caminamos. Un puente que parece ir de un lugar a otro, del ayer al mañana, según una lógica forma de ver las cosas... Pero el aire que respiramos es el de hoy, no otro. Y nuestros gestos, palabras, llantos o sonrisas suceden ahora, en este preciso momento.
No nos sirve de nada haber tenido claridades en el pasado, lo importante es tener hoy la llama encendida. El estar despierto, el ser consciente es algo que atañe al ahora. Ayer transitamos por cielos o infiernos, de uno u otro calibre, y mañana no sabemos qué pasará... Pero hoy, en este preciso instante, en este paso del puente, es cuando la puerta está abierta, cuando podemos caminar y atravesar espacios, cuando el aire de la vida nos golpea o acaricia la frente...
Yo también creo en el presente y que el "fuimos" y el "seremos" son sólo puntos de apoyo para nuestra realidad inmediata. Ese puente que tú mencionas y que se ajusta perfectamente a la idea.
Así lo enseña el Zen, la vía de lo cotidiano, del ahora.
Es un ingente desafío educar a la mente, tan acostumbrada a vagar por el tiempo, a dudar, a conflictuarse. Esta mente racional que nos ancla a las limitaciones de la pre-ocupaciòn o del apego al pasado. Esta mente que sostiene con su inquietante diálogo la explicación de un mundo donde el valor de vivir en el aquí y el ahora es anulado por la frenética carrera en la que está la gente, aún sin saber hacia dónde ir.
Tenaz legado de los siglos... Y el puente ahí... esperando que alguien se aventure a cruzarlo.. a los ojos de todos pero totalmente ignorado.
Sin duda el presente se lleva todos los méritos, es lo que existe. Pero no dejo de mirar el pasado como parte del proceso. Quizás por el momento que estoy viviendo no puedo despegar de él. Cada vez que me miro en el espejo puedo ver producto de una historia que me anima a soñar un futuro con menos errores; el presente me ayuda a construirlo. ¡Hermosa entrada! El video me traen recuerdos muy lindos (ves? apareció el pasado otra vez) Un saludos desde la calurosa Buenos Aires.
Sobre el hu(e)so frágil del presente, se tensan y distienden, alternas claridades, algas que algo (pretenden/presienten), trenzas que nadie advierte, rotundas por ausentes, imágenes colgantes, do se sostiene el aire, que (acequia/cerca) mares, negándoles su fuente.
Breves contínuidades, por discontínuas fluyen, abriendo entre canales, volátiles simientes. Las otras sólo caben, armadas por las nubes, en inmutable puente, do las fugacidades, ariete de intemperies, reúnen ramilletes, de lluvia siempre verde.
Gracias Antonio por rebelarte con tal de revelar, el aroma siempre presente de la próxima primavera.
Me gusta pensar que el pasado es como un esqueleto sobre el cual se asientan,una tras otra,las capas de vida. Me gusta pensar que el futuro es impredecible porque es lo que le otorga magia. El presente no amerita pensamiento alguno...está creciendo ahora...Mañana se verá!!!!
Qué gusto volverte a ver por aquí, Lena. Como dices, el pasado ayuda a entender, es lo que llaman "la voz de la experiencia", pero cuando esa voz es más fuerte y real es en el ahora, porque es ahora cuando estamos viviendo.
Ese puente es donde estamos. Atrás queda lo vivido, más adelante lo por vivir, pero los pasos, los lamentos, suspiros y risas ocurren ahora, en el hoy. Cuando escribes un poema lo haces motivada por algo que ha ocurrido, y desde tu bagaje sentimental y cultural, pero el poema en sí nace en un momento concreto del ahora, en el que tu sentir y tu saber respiran los versos.
Jajaja! Bueno, ya lo tomamos aquí. Gracias por tus letras y tu comprensión. Efectivamente, como bien dices, el ahora es la puerta abierta hacia la eternidad, hacia el infinito, es decir, la única llave que permite la vida. Yo no entiendo de físicas, pero sí entiendo que el camino del tiempo se concentra en un punto, y ese punto es justo en el que respiro, siento y vivo. O sea, ahora. Lo demás son mareas que se fueron y mareas que vendrán...
Lágrimas que no dejan ver las estrellas ante un ocaso…..luz entre las grietas. Hay quienes se dedican a tapar las grietas del muro personal; y el colectivo, el de cada uno. Pero imagino que es parte del juego vital. Para mí, el pasado sirve para avecindarse en el ahora, que no es poco. El hoy es lo que importa. Y ese, por fortuna o desdicha hay que concebirlo cada día. Todo sería más fácil, sin el miedo. Este nos condiciona el presente ante la conciencia de lo fugaz y lo frágil que resulta todo. Hay que echar mano a Confucio. Sólo hay que tener miedo a tener miedo. Nada sencillo. Bello Cohen.
Persis, el pasado es para recordar, el futuro para ensoñar, y ambos son parte nuestra. Pero, como tú misma dices, es en el presente donde se contruye todo. Algunas piedras del ayer, las mejores, nos ayudarán a construir un mejor futuro, pero es ahora, hoy, cuando construimos ese mañana. Tú, yo y todos venimos de un pasado y vamos hacia un horizonte futuro, pero... ¿dónde estamos ahora? En medio del puente.
Iba a contestar tu comentario, pero me cuesta, porque estoy releyéndolo una y otra vez... Tu comentario no es un comentario, es un poema, es incluso una canción. Sí, "sobre el hu(e)so frágil del presente, se tensan y distienden alternas claridades..."
Gracias a ti, Eli. Seguiré manejando ese "ariete de intemperies".
Buena imagen, Vico... el pasado como esqueleto en el que "se asientan las capas de la vida". Pero... ¿cómo es eso de que "el presente no amerita pensamiento alguno"? ¡Claro!, el presente es el momento crucial, el paso sobre el puente. Todos nuestros sentimientos y pensamientos están concentrados en ese instante, el presente es la acción. El golpe sobre una puerta dejará una huella que veremos mañana, y el beso sobre unos labios dejará un sabor en esa boca, pero tanto el golpe como el beso deben ocurrir en un ahora. Si no, ni habrá recuerdo, ni huella ni nada.
Tu primera frase me hace recordar, inevitablemente, a Tagore. Quiero que entiendas que, por supuesto, estoy de acuerdo contigo. No reniego en absoluto del pasado y el hoy "hay que concebirlo cada día". Así es, así es como funciona esta vida. Y tienes también mucha razón en lo del miedo. Creo que esa es la pared más alta, la barrera más difícil de superar. "Tener miedo a tener miedo" también es tener miedo. Hay un miedo natural, que nos avisa de cualquier posible peligro, pero hay asimismo una "enfermedad del miedo", que nos impide vivir como quisiéramos, y creo que muchos adolecemos de ese mal. El paso decidido sobre el puente afianza y confirma nuestra huella.
Antonio, encantada con tu visita y tu presentación. Más encantada aún cuando al entrar en esta casa descubro el primer comentario de mi querida Lena.
Siempre digo que este mundo virtual esta formado por un extraño tejido. Ya ves, no ha sido a través de ella,a quien tanto conozco como he llegado hasta ti, sino de una manera absolutamente casual Liz llegó a mi y tú tambien por mi comentario a Liz.
En lo poquito que he podido recorrer tu casa, también he encontrado cosas muy familiares... esa luna... los duendes de la noche... el camino de la vida... y ante todo el aqui y ahora...
Me alegra saber que has hallado por aquí algunos puntos de encuentro. Efectivamente, esto de la red es un "extraño tejido", como dices, pero sea como fuere lo importante es que nos sirve de puente entre las distancias.
Y por supuesto también me alegra saber que vives en el Mundo de los Sueños.
Creo que lo que debemos hacer es comernos nosotros ese presente. Seguro que entre esos "pasos agigantados" que mencionas hay huecos que nos permitan sentir que estamos vivos.
Entre un pasado muerto y un futuro no nacido, sólo nos queda la posibilidad del presente, que no deja de ser agua entre los dedos...
Un agua que en todo caso nos moja y veces nos hiela el alma y otras la conforta, incluso en breves destellos puede llegar a llenarla de esperanza. Todo, ocurre en ese puente que mencionas, lo demás es tan sólo el recuerdo o la posibilidad. Nada más y nada menos...
En cuanto al miedo, el quid de la question es el que nos hará avanzar o no... en nuestro espacio-tiempo en un sentido u otro. Aunque en el fondo no esté en nuestras manos detenernos, es imposible dejar de avanzar... Pero yo no lo nombraría así, creo que es más una inquietud lo que nos invade ante lo nuevo y lo por venir... la inquietud de la incertidumbre, ese sentimiento de pérdida de abandonar una situación, que aunque muchas veces sea mala o indeseada, ya creemos controlar. No importa que en ocasiones sea justo al revés... Y eso aunque siempre termina por ser inevitable, cuesta amigo, ya lo creo que cuesta... Dependiendo del carácter o de la valentía, incluso de como el devenir de la vida nos haya castigado o regalado, tardaremos más o menos en tener esa sensación de avance... que en el fondo se sigue produciendo, aunque nos creamos bloqueados o detenidos.
Como dice el bueno de Fito: Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir...
Oiga Sr. Druida, que ya me he vuelto a enrollar, discúlpeme vd. pero es que este tema es de los de largo y tendido. En fin... buen y feliz viaje, con muchos destellos... le deseo por ese puente.
Así es, amiga Cristalook: "entre un pasado muerto y un futuro no nacido, sólo nos queda la posibilidad del presente..." Pero esa "agua entre los dedos" que mencionas, un poco como con la tristeza y el asombro que produce la fugacidad, es nada menos que la vida. No podemos saber lo largo y profundo que es el puente por el que transitamos, pero debemos saber ser conscientes de nuestros pasos sobre él, porque si no es así nunca sabremos si nos perdemos algo importante, algo que merezca la pena.
Y si llueve mientras caminamos sobre ese puente, lo bueno no es fijarse en que ese agua se nos resbala entre los dedos (dándonos de sabios que conocen la transitoriedad de todo). Lo bueno, a mi forma de ver, es recoger en las manos las pocas gotas que podamos y beberlas. Que es como "comerse la fresa" entre una sombra y otra, entre uno y otro peligro.
El miedo, amiga, es la pared de hielo que nos detiene en medio del puente, es el vacío que nos asusta desde arriba y nos bloquea. Mucha gente se queda parada en medio de ese puente, y aun cuando el presente sigue caminando, ellos se quedan atrás, anclados en alguna triste o cómoda cueva. Porque no se atreven a seguir. Y entonces se dedican a vivir una especie de ficción, que nada o muy poco tiene que ver con la vida. Porque la vida es el viento, y el viento no se detiene. Y si lo hace, no es viento, es otra cosa. Difícil explicar esto, pero te hablo desde el sentimiento, que es mi forma de percibir.
En el fondo, yo no hablo en absoluto de "avances", porque cada paso sobre el puente o el camino es un fin en sí mismo. Pero eso... hay que vivirlo para captarlo. Después de un largo viaje por ese puente, ¿qué es lo que vamos a recordar sino los destellos, los pequeños tesoros que hayamos podido encontrar? Y para recordar ¿qué debemos hacer primero? Ser conscientes de cada uno de nuestros pasos. Además, el recuerdo es algo muy secundario, así como el ensueño. Porque tanto uno como otro nacen de una sola fuente: el presente. Esa y sólo esa es la puerta que está abierta. Lo que hagamos o no en este presente es lo que pintará recuerdos en la pared de la memoria y también lo que llamará a que ciertas vivencias nos sean posibles.
Es en el ahora donde la vida nos permite y nos concede cierto poder...
Ah, y perdona, Cristal, si yo también me he "enrrollado" un poco, jeje, pero es que este tema, como bien apuntas, no es fácil de describir con pocas palabras, no para nosotros, que no somos sabios. Algo parecido dijo el Buda en uno de sus sermones, pero él se limitó a levantar una flor en su mano y no decir ni media palabra. Los sabios son los sabios, jejeje, nosotros sólo somos caminantes que preguntan.
Qué bueno que es el poema de Cohen. Ha catado el zen y no se detiene, muy bueno. Antonio, y si no hay puente ¿dónde se sustentan las cosas? Saber eso, es vivir el presente desde el centro. Había leído tu texto, pero comentar me cuesta, no tanto por vagancia, sino por el poco dominio de la estructura formal e inseguridades de valía. Cómo va tu práctica? Gracias por tu comentario. Gassho
Me alegra mucho verte por aquí. Si no hay puente, lo construimos con nuestros momentos vividos, que es como caminar sobre el aire. El puente es sólo una metáfora, lo que importa es saber respirar y saber ver.
Olvida eso del "dominio de la estructura formal", y en cuanto a las "inseguridades de valía"... jeje. No entiendo bien a qué te refieres, pero si es lo que pienso olvídalo también. Y en cuanto a mi "práctica"... pues no sigo ninguna disciplina formal, ni zen ni de otra clase, sólo me limito a no limitarme. Es decir, a abrir bien los ojos y el corazón.
Bruja, me quedo con tus tres regalos, con el abrazo, el beso y el grito. ¡Gracias! Este último no lo suelo gritar, pero lo susurro a diario mientras veo el vuelo de las nubes.
Como tú, querido Antonio, creo en el hoy.
ResponderEliminarEs lo que existe.
Del pasado me sirven los recuerdos que como bien dices, adornan mis paredes.
Y la experiencia...que ayuda a entender algunas cosas.
Siempre u placer leerte.
Un abrazo!
Yo también creo en el presente y que el "fuimos" y el "seremos" son sólo puntos de apoyo para nuestra realidad inmediata. Ese puente que tú mencionas y que se ajusta perfectamente a la idea.
ResponderEliminarSi, todo sucede ahora.
El ahora.. la puerta hacia la eternidad.
ResponderEliminarAsí lo enseña el Zen, la vía de lo cotidiano, del ahora.
Es un ingente desafío educar a la mente, tan acostumbrada a vagar por el tiempo, a dudar, a conflictuarse. Esta mente racional que nos ancla a las limitaciones de la pre-ocupaciòn o del apego al pasado. Esta mente que sostiene con su inquietante diálogo la explicación de un mundo donde el valor de vivir en el aquí y el ahora es anulado por la frenética carrera en la que está la gente, aún sin saber hacia dónde ir.
Tenaz legado de los siglos... Y el puente ahí... esperando que alguien se aventure a cruzarlo.. a los ojos de todos pero totalmente ignorado.
besos desde este ahora, mi querido Antonio
Sin duda el presente se lleva todos los méritos, es lo que existe. Pero no dejo de mirar el pasado como parte del proceso. Quizás por el momento que estoy viviendo no puedo despegar de él. Cada vez que me miro en el espejo puedo ver producto de una historia que me anima a soñar un futuro con menos errores; el presente me ayuda a construirlo.
ResponderEliminar¡Hermosa entrada! El video me traen recuerdos muy lindos (ves? apareció el pasado otra vez)
Un saludos desde la calurosa Buenos Aires.
Sobre el hu(e)so frágil del presente, se tensan y distienden, alternas claridades, algas que algo (pretenden/presienten), trenzas que nadie advierte, rotundas por ausentes, imágenes colgantes, do se sostiene el aire, que (acequia/cerca) mares, negándoles su fuente.
ResponderEliminarBreves contínuidades, por discontínuas fluyen, abriendo entre canales, volátiles simientes. Las otras sólo caben, armadas por las nubes, en inmutable puente, do las fugacidades, ariete de intemperies, reúnen ramilletes, de lluvia siempre verde.
Gracias Antonio por rebelarte con tal de revelar, el aroma siempre
presente de la próxima primavera.
Me gusta pensar que el pasado es como un esqueleto sobre el cual se asientan,una tras otra,las capas de vida.
ResponderEliminarMe gusta pensar que el futuro es impredecible porque es lo que le otorga magia.
El presente no amerita pensamiento alguno...está creciendo ahora...Mañana se verá!!!!
Qué gusto volverte a ver por aquí, Lena.
ResponderEliminarComo dices, el pasado ayuda a entender, es lo que llaman "la voz de la experiencia", pero cuando esa voz es más fuerte y real es en el ahora, porque es ahora cuando estamos viviendo.
Un abrazo.
Hola, Luisa.
ResponderEliminarEse puente es donde estamos. Atrás queda lo vivido, más adelante lo por vivir, pero los pasos, los lamentos, suspiros y risas ocurren ahora, en el hoy.
Cuando escribes un poema lo haces motivada por algo que ha ocurrido, y desde tu bagaje sentimental y cultural, pero el poema en sí nace en un momento concreto del ahora, en el que tu sentir y tu saber respiran los versos.
Un abrazo, ahora, amiga poeta.
Amiga maga Isis:
ResponderEliminar¿Quedamos para tomar un café?
Jajaja! Bueno, ya lo tomamos aquí. Gracias por tus letras y tu comprensión.
Efectivamente, como bien dices, el ahora es la puerta abierta hacia la eternidad, hacia el infinito, es decir, la única llave que permite la vida. Yo no entiendo de físicas, pero sí entiendo que el camino del tiempo se concentra en un punto, y ese punto es justo en el que respiro, siento y vivo. O sea, ahora. Lo demás son mareas que se fueron y mareas que vendrán...
Un abrazo, amiga maga.
Lágrimas que no dejan ver las estrellas ante un ocaso…..luz entre las grietas. Hay quienes se dedican a tapar las grietas del muro personal; y el colectivo, el de cada uno. Pero imagino que es parte del juego vital.
ResponderEliminarPara mí, el pasado sirve para avecindarse en el ahora, que no es poco. El hoy es lo que importa. Y ese, por fortuna o desdicha hay que concebirlo cada día. Todo sería más fácil, sin el miedo. Este nos condiciona el presente ante la conciencia de lo fugaz y lo frágil que resulta todo. Hay que echar mano a Confucio. Sólo hay que tener miedo a tener miedo. Nada sencillo.
Bello Cohen.
Un abrazo Antonio.
Persis, el pasado es para recordar, el futuro para ensoñar, y ambos son parte nuestra. Pero, como tú misma dices, es en el presente donde se contruye todo.
ResponderEliminarAlgunas piedras del ayer, las mejores, nos ayudarán a construir un mejor futuro, pero es ahora, hoy, cuando construimos ese mañana.
Tú, yo y todos venimos de un pasado y vamos hacia un horizonte futuro, pero... ¿dónde estamos ahora? En medio del puente.
Un saludo desde el frío Madrid.
Amiga Eli:
ResponderEliminarIba a contestar tu comentario, pero me cuesta, porque estoy releyéndolo una y otra vez... Tu comentario no es un comentario, es un poema, es incluso una canción.
Sí, "sobre el hu(e)so frágil del presente, se tensan y distienden alternas claridades..."
Gracias a ti, Eli.
Seguiré manejando ese "ariete de intemperies".
Un abrazo rebelde y revelador.
Buena imagen, Vico... el pasado como esqueleto en el que "se asientan las capas de la vida".
ResponderEliminarPero... ¿cómo es eso de que "el presente no amerita pensamiento alguno"?
¡Claro!, el presente es el momento crucial, el paso sobre el puente. Todos nuestros sentimientos y pensamientos están concentrados en ese instante, el presente es la acción.
El golpe sobre una puerta dejará una huella que veremos mañana, y el beso sobre unos labios dejará un sabor en esa boca, pero tanto el golpe como el beso deben ocurrir en un ahora. Si no, ni habrá recuerdo, ni huella ni nada.
Un saludo.
Hola, Conde Daniel.
ResponderEliminarTu primera frase me hace recordar, inevitablemente, a Tagore.
Quiero que entiendas que, por supuesto, estoy de acuerdo contigo. No reniego en absoluto del pasado y el hoy "hay que concebirlo cada día".
Así es, así es como funciona esta vida.
Y tienes también mucha razón en lo del miedo. Creo que esa es la pared más alta, la barrera más difícil de superar.
"Tener miedo a tener miedo" también es tener miedo. Hay un miedo natural, que nos avisa de cualquier posible peligro, pero hay asimismo una "enfermedad del miedo", que nos impide vivir como quisiéramos, y creo que muchos adolecemos de ese mal.
El paso decidido sobre el puente afianza y confirma nuestra huella.
Un abrazo, Daniel.
Sí, Antonio
ResponderEliminarLo importante es tener hoy la llama encendida.
Claro que sí.
Pero nadie, nunca antes, lo había dicho tanbonito como tú, Escritor Azul.
Un beso
LIRIO (¡perdón, no logro encontrar mi avatar!)
Liz, tu avatar está en el cajón de arriba, donde guardas los lirios del recuerdo.
ResponderEliminar¡Jajaja!
Gracias por venir, y por tu beso.
Un abrazo.
Antonio, encantada con tu visita y tu presentación. Más encantada aún cuando al entrar en esta casa descubro el primer comentario de mi querida Lena.
ResponderEliminarSiempre digo que este mundo virtual esta formado por un extraño tejido. Ya ves, no ha sido a través de ella,a quien tanto conozco como he llegado hasta ti, sino de una manera absolutamente casual Liz llegó a mi y tú tambien por mi comentario a Liz.
En lo poquito que he podido recorrer tu casa, también he encontrado cosas muy familiares... esa luna... los duendes de la noche... el camino de la vida... y ante todo el aqui y ahora...
Será un placer seguirte
Un saludo desde el Mundo de los Sueños
el presente siempre avanza a pasos agigantados comiéndose un futuro a veces incierto
ResponderEliminarsaludos
Hola, Pizarr, y bienvenida.
ResponderEliminarMe alegra saber que has hallado por aquí algunos puntos de encuentro.
Efectivamente, esto de la red es un "extraño tejido", como dices, pero sea como fuere lo importante es que nos sirve de puente entre las distancias.
Y por supuesto también me alegra saber que vives en el Mundo de los Sueños.
Un saludo.
Hola, Ana.
ResponderEliminarCreo que lo que debemos hacer es comernos nosotros ese presente. Seguro que entre esos "pasos agigantados" que mencionas hay huecos que nos permitan sentir que estamos vivos.
Saludos.
Entre un pasado muerto y un futuro no nacido, sólo nos queda la posibilidad del presente, que no deja de ser agua entre los dedos...
ResponderEliminarUn agua que en todo caso nos moja y veces nos hiela el alma y otras la conforta, incluso en breves destellos puede llegar a llenarla de esperanza. Todo, ocurre en ese puente que mencionas, lo demás es tan sólo el recuerdo o la posibilidad. Nada más y nada menos...
En cuanto al miedo, el quid de la question es el que nos hará avanzar o no... en nuestro espacio-tiempo en un sentido u otro. Aunque en el fondo no esté en nuestras manos detenernos, es imposible dejar de avanzar... Pero yo no lo nombraría así, creo que es más una inquietud lo que nos invade ante lo nuevo y lo por venir... la inquietud de la incertidumbre, ese sentimiento de pérdida de abandonar una situación, que aunque muchas veces sea mala o indeseada, ya creemos controlar. No importa que en ocasiones sea justo al revés...
Y eso aunque siempre termina por ser inevitable, cuesta amigo, ya lo creo que cuesta... Dependiendo del carácter o de la valentía, incluso de como el devenir de la vida nos haya castigado o regalado, tardaremos más o menos en tener esa sensación de avance... que en el fondo se sigue produciendo, aunque nos creamos bloqueados o detenidos.
Como dice el bueno de Fito: Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir...
Oiga Sr. Druida, que ya me he vuelto a enrollar, discúlpeme vd. pero es que este tema es de los de largo y tendido. En fin... buen y feliz viaje, con muchos destellos... le deseo por ese puente.
Así es, amiga Cristalook: "entre un pasado muerto y un futuro no nacido, sólo nos queda la posibilidad del presente..."
ResponderEliminarPero esa "agua entre los dedos" que mencionas, un poco como con la tristeza y el asombro que produce la fugacidad, es nada menos que la vida.
No podemos saber lo largo y profundo que es el puente por el que transitamos, pero debemos saber ser conscientes de nuestros pasos sobre él, porque si no es así nunca sabremos si nos perdemos algo importante, algo que merezca la pena.
Y si llueve mientras caminamos sobre ese puente, lo bueno no es fijarse en que ese agua se nos resbala entre los dedos (dándonos de sabios que conocen la transitoriedad de todo). Lo bueno, a mi forma de ver, es recoger en las manos las pocas gotas que podamos y beberlas. Que es como "comerse la fresa" entre una sombra y otra, entre uno y otro peligro.
El miedo, amiga, es la pared de hielo que nos detiene en medio del puente, es el vacío que nos asusta desde arriba y nos bloquea.
Mucha gente se queda parada en medio de ese puente, y aun cuando el presente sigue caminando, ellos se quedan atrás, anclados en alguna triste o cómoda cueva. Porque no se atreven a seguir.
Y entonces se dedican a vivir una especie de ficción, que nada o muy poco tiene que ver con la vida.
Porque la vida es el viento, y el viento no se detiene. Y si lo hace, no es viento, es otra cosa.
Difícil explicar esto, pero te hablo desde el sentimiento, que es mi forma de percibir.
En el fondo, yo no hablo en absoluto de "avances", porque cada paso sobre el puente o el camino es un fin en sí mismo. Pero eso... hay que vivirlo para captarlo.
Después de un largo viaje por ese puente, ¿qué es lo que vamos a recordar sino los destellos, los pequeños tesoros que hayamos podido encontrar?
Y para recordar ¿qué debemos hacer primero? Ser conscientes de cada uno de nuestros pasos.
Además, el recuerdo es algo muy secundario, así como el ensueño. Porque tanto uno como otro nacen de una sola fuente: el presente. Esa y sólo esa es la puerta que está abierta. Lo que hagamos o no en este presente es lo que pintará recuerdos en la pared de la memoria y también lo que llamará a que ciertas vivencias nos sean posibles.
Es en el ahora donde la vida nos permite y nos concede cierto poder...
Buen y feliz viaje te deseo también.
Un abrazo.
Ah, y perdona, Cristal, si yo también me he "enrrollado" un poco, jeje, pero es que este tema, como bien apuntas, no es fácil de describir con pocas palabras, no para nosotros, que no somos sabios.
ResponderEliminarAlgo parecido dijo el Buda en uno de sus sermones, pero él se limitó a levantar una flor en su mano y no decir ni media palabra.
Los sabios son los sabios, jejeje, nosotros sólo somos caminantes que preguntan.
Saludos.
Qué bueno que es el poema de Cohen. Ha catado el zen y no se detiene, muy bueno.
ResponderEliminarAntonio, y si no hay puente ¿dónde se sustentan las cosas? Saber eso, es vivir el presente desde el centro.
Había leído tu texto, pero comentar me cuesta, no tanto por vagancia, sino por el poco dominio de la estructura formal e inseguridades de valía.
Cómo va tu práctica?
Gracias por tu comentario.
Gassho
Un abrazo, un beso y un grito:
ResponderEliminar¡¡¡¡CARPE DIEM!!!!
hoy, ahora,en este momento, estoy cruzando el puente, sintiendo el viento en la cara.
ResponderEliminarmil besos,Antonio*
Hola, Inuit.
ResponderEliminarMe alegra mucho verte por aquí.
Si no hay puente, lo construimos con nuestros momentos vividos, que es como caminar sobre el aire. El puente es sólo una metáfora, lo que importa es saber respirar y saber ver.
Olvida eso del "dominio de la estructura formal", y en cuanto a las "inseguridades de valía"... jeje. No entiendo bien a qué te refieres, pero si es lo que pienso olvídalo también.
Y en cuanto a mi "práctica"... pues no sigo ninguna disciplina formal, ni zen ni de otra clase, sólo me limito a no limitarme. Es decir, a abrir bien los ojos y el corazón.
Un abrazo.
Bruja, me quedo con tus tres regalos, con el abrazo, el beso y el grito. ¡Gracias!
ResponderEliminarEste último no lo suelo gritar, pero lo susurro a diario mientras veo el vuelo de las nubes.
Un abrazo, amiga.
Lo sé, amiga Silvia, te he visto.
ResponderEliminarTambién yo estoy en ese puente, y ahí es donde se suelen encontrar los caminantes, cara al viento.
Un abrazo*