Algo que me ocurre mucho últimamente es que, cuando voy andando por la calle y oigo las palabras de los que se cruzan conmigo, siento una aguda sensación de extrañeza. No es que no entienda lo que dicen, no es tampoco que no me importe o no me afecte. Es, simplemente, que siento una aguda sensación de extrañeza... ¿No es raro esto?
La verdad es que no sé qué decir. Hace tiempo mi respuesta hubiera sido bastante clara, pero hoy, en medio de estas profundidades, no veo gran cosa.
El caso es que resulta muy difícil vivir con esa extraña sensación, pero es aún más difícil vivir sin ella. ¿Con qué me quedo entonces?
Pues, si puedo elegir, con la manzana.
AC.
(septiembre, 1995)
________________________
Imagen: pintura de Morano
Estimado Antonio, creo que eran en "Manhattan" en donde Woody Allen hacía una lista de "cosas por las que vivir". Entre otras muchas, recuerdo que en un momento determinado apuntaba algo así como "¡esas manzanas de Cezanne!" Así que, si se me permite "la frivolidad" (nada más lejos de mi ánimo), añadir que yo también me quedaría con la manzana... a ser posible, como Woody Allen, "de Cezanne".
ResponderEliminarAunque hacía tiempo que no dejaba "tarjeta de visita", sigo puntualmente tus reflexiones.
Un abrazo,
Antonio
A mí me gusta capturar palabras al paso,un día oí a una chica extranjera una frase con una palabra que me gustó mucho y nunca más la recordé, y aún lo siento
ResponderEliminarel otro día una breve conversación, miré hacia atrás, vi a una chica que llevaba el cochecito de un niño, y le decía a otra chica que estaba justo enfrente de ella:
Y cuando llega el domingo, se sienta en el sofá y no quiere salir nunca..., solo por semana con sus amigos.
Miré hacia atrás, hacia la niña y la mámá, tan joven, qué ganes pasé de decirle, sal de esa casa,echa a correr y déjalo solo.
Cuentos reales que una captura al paso, y no suelen parecerme extraños.
Ay, este cuadro me ha recordado unas manzanas muy especiales(deben de ser de una de esas especies ya desaparecidas), las llamábamos las manznas de San Juan, pero luego las había todo el verano, eran así verdosas amarillentas y hasta me llegó el olor al entrar hoy en tu cuaderno
Un abrazo.
"Y sucede lo siguiente: cuando me extraña la palabra, entonces alcanza su sentido. Y cuando me extraña la vida entonces empieza la vida."
ResponderEliminar"Agua viva", Clarice Lispector.
Es el texto más maravilloso de los tuyos que he leído. También yo, como sabes (y hubo algún bloguero generoso que la llamó manzana de Cezanne)me quedo con la manzana.
Un abrazo, Antonio.
Que wapo el texto antonio. La manzana mola mas, ademas dicen que limpia los dientes jeje:)
ResponderEliminarun gran abrazo!
un placer leerte:)
Desde luego y sin dudarlo me quedo también con la manzana... a mi lo que me sucede es que pierdo el interés por lo que llega a mis oídos y que me produce vacío; no solo cuando me llegan palabras lejanas, muchas veces pongo el piloto automático en conversaciones directas, de tú a tú que nada me aportan y por supuesto menos aún me provoca entrar en discusión sobre esa nada que no despierta interés alguno en mi. Sin darme cuenta he dejado de escuchar, de oír e incluso de estar allí...
ResponderEliminarBesito volado
¿Por donde le sacarás punta al comentario hoy? je,je ¡Seguro que encontrarás esa hilacha de donde tirar ja,ja,ja.
la urbanidad corría hacia atrás por mis costados
ResponderEliminaryo
nada
hacía
mi desplazamiento hacia adelante oía estallar
los fulgores y las sombras caminantes
yo
solo
iba
ascendía viento entre mis manos y ruido de mar cruzaba mis
oídos
me
dejé
fluir
hacia
poniente
mis ojos
más allá
de valles
y montañas
las voces eran gorjeos distantes
en un momento del camino
abrí
mis
ojos
abiertos
y sólo fue el sol en el oeste•
Tu manzana es mi sol en el oeste.
¡Claro que sí, Antonio!
ResponderEliminarUna salida inesperada, bella y airosa, tu final de la manzana.
¿Cuántas cosas simbiliza la manzana? Muchas, sin duda.
Primero que nada, su imagen nos trae belleza,frescura, colores, aromas, dulzor, alimento...
Es el fruto del conocimiento, del Árbol Primigenio.
Se asocia con frecuencia a la salud.
Es "la tentación", que a fin de cuentas es la curiosidad y el gusto por conocer.
En fin, ¡tantas cosas más! (sin olvidar que también es el sello musical de los Beatles, que son tan importantes para mi. Je, je...).
Y, como dice tu tocayo, las de Cézanne son las más asombrosas. Me quedo también con ellas; son de esas cosas por las que ha valido la pena estar en el mundo.
Maravillosa también la ilustración.
Un beso.
Hola Antonio!!!huyy las cosas que se escuchan..si son muy jovenes..tipo...que...bueno...nada!!!y ..que ..nada!! esa es una charla adolecente!!!jajaja!!
ResponderEliminarMuy buen texto y un gusto pasar y leerte!!!
Como siempre te dejo mi cariño!!besoss!
Lo mejor, es no quedarse solo...
ResponderEliminarY si todavìa hay para elegir, puès, con la manzana, (que es màs saludable). :D
Besos de manzana, y màs.
Hola, Antonio! Me quedé pensando en lo que me dijiste en el comentario de la entrada anterior y veo que tenés mucha razón. Me llené tanto de actividad que fui dejando de lado estas cosas "extrañas" que también tienen su encanto. Eso de abrir los sentidos y que todo impacte en tu ser, desde las palabras descontextualizadas de una conversación ajena hasta una apetitosa manzana.
ResponderEliminarSaludos!!!!!
Será porque eres un animal nocturno que a la noche pertenece..
ResponderEliminarY el lenguaje que entiendes es el de las constelaciones..
A veces desconocidos por los humanos ;)
(mi humilde opinión ;)
un abrazo estelar, de noche a noche ;)
Hola Antonio, ya me dirás si tu elección fue la correcta, je,je.Un saludo
ResponderEliminarUn texto diferente, original. Me encanto!
ResponderEliminarYa somos dos. A veces, escucho lo que dicen, en el tren, en una tienda; dos personas hablando y calculo sus palbras. Todo me parece extraño y yo deseo darles mi propio color. Entonces, imagino que sé leer los labios (estoy en ello...) e invento sus plabras. Las mezclo con las cosas que nos rodean, las pinto, les doy mi propia vida, pero todo sigue siendo magníficamente extraño. Y manzanas... también sabría leer tus labios. Creo.
ResponderEliminarUn abrazo
Chuff!!
No, Zen, somos por lo menos tres, incluso muchos más los que nos implicamos en ese asombro que nos provocan las vidas y conversaciones ajenas.
ResponderEliminarComo ese extraño con el que cruzas la mirada como al azar en el samáforo, desde el coche, y al que se la sigues manteniendo unos breves instantes por el retrovisor cuando arrancas, y al que sabes que jamás volverás a ver.
O ese trozo de conversación oída en el metro al azar y que te hace imaginar vidas ajenas que nunca te van a atañer.
O esa mirada cómplice, que te atraviesa en medio de una multitud...
Sin propósito definido ni destino conocido. Y aunque le ponemos imaginación, la sensación sigue siendo extraña. Tiene razón el autor.
¿Me da un poquito de manzana Sr. Druida?
eeeh! semáforo (sorry)
ResponderEliminar¡Hola, Antonio!
ResponderEliminarTodo un placer volver a verte por aquí.
Recuerdo esa escena de Allen, pero no me acuerdo de la mención a las manzanas de Cezanne. Sólo me vienen a la memoria dos cosas: el tema Júpiter, de Holst, y el rostro de Tracy, que es la chica de quien se había enamorado. Y después el carrerón que se pega por la calles de Manhattan para ir en su busca, jeje.
Yo tampoco dejo "tarjeta de visita" en tu sitio, amigo poeta, pero es que el tiempo me tiene cautivo. Voy a tener que abrir más ventanas...
Un abrazo, y gracias por tu visita.
Hola, Alfaro.
ResponderEliminarTen en cuenta que este texto es un "rescate del baúl". Hoy sí me quedo con retazos de conversaciones, pero entonces todo me sonaba demasiado extraño.
Y tú, fíjate si eres sensible que hasta has olido las manzanas..., jeje.
Un abrazo manzanero.
Hola, Bel M.
ResponderEliminarEstá muy bien la cita de Clarice Lispector. De hecho es que funciona así: la "extrañeza" frente a los otros es el comienzo del encuentro con nosotros mismos y con nuestra propia vida, es decir, con el sentido que encaja con nuestra percepción.
Me alegra que te guste. Cuando lo transcribí me acordé de tu cuadro de la manzana. No miento; incluso pensé en que tú lo relacionarías. Y quién sabe, quizá tu cuadro fue la causa de que recordara este breve texto.
Un abrazo, Isabel.
Gracias, Leo.
ResponderEliminarSí, dicen que la manzana es muy sana.
Un abrazo.
Pues no, Brujita, no encuentro la hilacha, porque estoy totalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarTambién yo uso muchas veces ese "piloto automático" cuando hablo con gente normal, es como un mecanismo de defensa, porque si no te puede dar dolor de cabeza, jaja.
Me recuerda a lo que mencionaba aquí anteriormente sobre la "locura controlada". Uno hace como que está, pero en realidad no está.
Pero, sí, alguna "hilacha" hay, amiga... Porque no es bueno desconectar de esa manera. Hay ocasiones en que aunque estemos inmersos en una charla insustancial, puede que haya algo que nos interese de verdad.
Muchas veces la vida usa medios impensables para transmitirnos mensajes. Así que habría que estar permanentemente atentos. Por si las moscas... Nunca se sabe, y cuando menos te lo esperas salta la liebre.
Besitos.
Gracias, Silvia.
ResponderEliminarRecuerdo muy bien ese texto tuyo, que me encantó en su momento y me sigue encantando ahora.
Bella imagen la del sol en el oeste como la manzana que elige el caminante.
Esa brillante manzana es la joya que nos llama desde el horizonte, y nos dice en silencio: "no escuches los gorjeos distantes, y siente mi lejana cercanía".
Pero eso es un momento "mágico" y hermoso. Luego hay que seguir atentos a todo, porque, como le decía a Brujita, nunca se sabe por dónde se va a volver a colar la magia.
Un abrazo con sol de poniente.
Un abrazo
Pues sí, Liz, la manzana es la vida, y cuando escribí esas palabras quizá debí poner una final más explícito, pero me vino la imagen de la manzana, con todo lo que simboliza, como un mensaje del inconsciente, y ahí quedó.
ResponderEliminarUn beso, amiga.
Hola, Fabiana.
ResponderEliminarSí, "diálogos" adolescentes oigo casi todos los días y están bastante vacíos. ¿Será porque ellos están vacíos?
Gracias por venir, besos.
Bien mirado, Amanecer, todos estamos solos. Por eso la manzana es una buena compañía. Quizá la única.
ResponderEliminarPero dentro de esa "manzana" hay un campo inmenso de posibilidades. Así que solos, solos del todo, no podemos estar si nos acompaña una buena manzana.
Besos manzaneros.
¡Bien, Persis!
ResponderEliminarYa te dije que se puede llevar una vida muy dinámica, de puertas para afuera, pero guardando la propia sensibilidad y la quietud necesaria para poder contemplar.
La actividad está bien, pero hay que encontrar también los momentos para la reflexión, para la introspección y la calma, porque si no la vida se nos puede convertir en una especie de remolino.
Saludos "extraños".
Hola, Isis.
ResponderEliminarSí, soy un animal nocturno, jaja. Gracias por recordármelo.
Yo entiendo múltiples lenguajes, pero sólo algunos me llaman la atención.
Gracias por tu abrazo estelar.
;)
Hola, June.
ResponderEliminarSí, fue la correcta, porque la manzana estaba buenísima, y aún, después de los años, me dura.
Era (y es) una manzana muy grande y se llama Vida.
Un saludo.
Gracias, Carla.
ResponderEliminarSí, el texto es un poco atípico, pero así me salió.
A los que solemos caminar por la noche se nos ocurren cosas un tanto raras...
Saludos.
Hola, Zen.
ResponderEliminarRecuerda que la "extrañeza" no procede de una incompresión. Todo lo que oímos, más o menos, es inteligible y descifrable. La extrañeza está motivada por el hecho de estar en otro sitio, en otro nivel, incluso a veces casi en otra dimensión.
Seguro que sabes leer los labios de las manzanas...
Un abrazo.
Hola, Cristal (la extraña chica del "samáforo", jeje).
ResponderEliminarNo es ese el sentido en que hablaba de la extrañeza, pero también entiendo tu apreciación.
He compartido a veces ese asombro y también esa complicidad, pero en el momento de escribir ese texto lo único que sentía era la extraña lejanía de oír palabras que me sonaban como si fueran de otro planeta.
Las manzanas están sobre la mesa, Cristal, coge la que más te guste.
Un abrazo.