Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







miércoles, 3 de diciembre de 2008

El árbol inútil



EL ÁRBOL INÚTIL


Hui Tse le dijo a Chuang:
“Tengo un árbol grande,
de los que llaman árboles apestosos.
El tronco está tan retorcido,
tan lleno de nudos,
que nadie podría obtener una tabla derecha
de su madera. Las ramas están tan retorcidas
que no se pueden cortar en forma alguna
que tenga sentido.

Ahí está junto al camino.
Ni un solo carpintero se dignaría siquiera mirarlo.

Iguales son tus enseñanzas,
Grandes e inútiles.”

Chuang Tse replicó:
“¿Has observado alguna vez al gato salvaje?
Agazapado, vigilando a su presa,
salta en esta y aquella dirección,
arriba y abajo, y finalmente
aterriza en la trampa.

Pero ¿has visto al yak?
Enorme como una nube de tormenta,
firme en su poderío.
¿Qué es grande? Desde luego.
¡No puede cazar ratones!

Igual ocurre con tu gran árbol. ¿Inútil?
Entonces plántalo en las tierras áridas.
En solitario.
Pasea apaciblemente por debajo,
descansa bajo su sombra;
ningún hacha ni decreto preparan su fin.
Nadie lo cortará jamás.

¿Inútil? ¡Eres tú el que debería preocuparse!”



(de ‘El Camino de Chuang Tse’
- versión de Thomas Merton, 1965)

2 comentarios:

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  2. Buena parábola del maestro, como todas.
    Qué tonto es a veces el ser humano (muchas veces, me temo). Pero lo curioso es que solemos leer estas cosas, estas joyas taoístas como quien admira un cuadro, bello o ingenioso, sin caer en la cuenta de que nos está hablando directamente al corazón y tocando la tela de nuestra propia vida.

    Las palabras de un maestro del tao no son pinturas de un museo, son golpes en la conciencia.

    Un saludo del lobo del bosque.

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