Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 3 de julio de 2011

Anselmo



"No importa cómo lo hayan criado a uno. Lo que determina el modo en que uno hace cualquier cosa es el poder personal. Un hombre no es más que la suma de su poder personal, y esa suma determina cómo vive y cómo muere."

"El poder personal es un sentimiento. Algo así como tener suerte. O podríamos llamarlo un talante, un ánimo. El poder personal es algo que se adquiere a través de toda una vida de lucha."


Carlos Castaneda
(Viaje a Ixtlán)



Sin entrar en la particular filosofía de Castaneda, me atrevo a añadir que el poder personal es algo que reconocemos ya desde la infancia. Un signo muy especial, como una fórmula mágica que tenemos desde siempre y que nos acompaña durante toda la vida. Un sentimiento que nos identifica, que nos permite volar sobre muchas cosas, y que da valor y sentido a nuestra existencia.
Por supuesto, este poder puede crecer o disminuir, y eso dependerá de nuestros actos y no de otra cosa. Es como seguir un camino o no seguirlo... Si lo hacemos, llegaremos más lejos; si no lo hacemos, si nos quedamos parados o andamos por otros caminos, será como perder el tiempo y nuestro poder personal caerá. Hasta el punto, incluso, de llegar a perdernos y a no saber volver.
Es muy fácil caer en esos laberintos del pensamiento o la emoción que nos distraen del camino. Demasiado fácil. Por eso, debemos ser muy serios en esto y estar siempre alertas ante cualquier posible error. La vida es muy compleja y está llena de estímulos, de múltiples llamadas de trompeta que quieren acaparar nuestra atención. Estar lúcidos ante esto es una exigencia incuestionable. Está en juego nuestro poder personal, que es el color de nuestra vida, su tono, su música, su valor.

No soy maestro de nada, pero saber si algo va bien o no, si lo que hacemos nos acerca a donde queremos llegar o, por el contrario, nos aleja, es sencillo. Hay mil cosas que nos lo dicen, mil voces y detalles que nos lo indican. Lo único necesario es escuchar, mirar, estar bien atentos. Y si nos sentimos atraidos poderosamente por algo, debemos pararnos en la orilla, quedarnos quietos, y mirar el paisaje de ese presente desde una cierta distancia... Nuestro poder personal, el que nos quede, nos dirá claramente si aquello, lo que sea, nos conviene o no.

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Después de escribir lo anterior, Anselmo se puso los zapatos, y aunque era ya muy entrada la noche, se fue a pasear. Quería llegar hasta el viejo puente y mirar allí, en el agua del río, como en un espejo, el brillo de su propio poder.
Aunque era verano, una suave brisa hacía moverse las ramas de álamos y sauces. La ciudad estaba tranquila y vacía. Todos dormían, todos menos este caminante loco que quería escuchar la voz del río.
Cuando llegó y se paró en mitad del puente, vio que el agua discurría con calma, sin prisa, como siguiendo una danza serena y ensoñadora. Y después de reconocer su propia silueta entre las otras sombras, cerró los ojos y pensó intensamente en su vida actual...
La voz del río era amplia, profunda, coral. Sus aguas estaban llenas de susurros, de murmullos varios, diferentes, cada uno con un tono y un timbre distinto, pero todos unidos, mágicamente, musicalmente, como los instrumentos de una orquesta interpretando una misma sinfonía. Y entre esa multiplicidad de voces, reconoció una, como de mujer, que decía...
"Anselmo... Anselmo... Todo está bien..."


Antonio H. Martín

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- Imagen extraida del álbum musical "An Ancient Muse", de Loreena McKennitt

18 comentarios:

  1. Que bella entrada. Realmente lo que pensamos es siempre la imagen de lo que hacemos, pero no siempre de lo que sentimos.
    Un beso....

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  2. Interesante reflexión!

    "Y si nos sentimos atraidos poderosamente por algo, debemos pararnos en la orilla, quedarnos quietos, y mirar el paisaje de ese presente desde una cierta distancia... Nuestro poder personal, el que nos quede, nos dirá claramente si aquello, lo que sea, nos conviene o no."

    Me quedo descalza en la orilla...

    Saludos!

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  3. De nuevo, como tantas otras veces, me dejas pensando... y suscribo tu reflexión sobre el pensamiento de Castaneda.

    Sólo añadiré, humildemente eso sí... (porque por alguien con sabiduría, podría hacerse todo un tratado al respecto) que es ese mismo "sello" personal, el que nos hace avanzar a través de nosotros mismos a pesar de todas esas distracciones que vamos encontrando a lo largo del camino.

    Creo que por más que el mundo intente atraparnos en sus redes... no importa si hacia la zona de luz o de la sombra más negra... siempre hay un momento en esa senda, en que ese "poder personal" nos pone a los pies de de nuestros propios caballos y nos hace decidir lo que queremos que sea nuetra vida a partir de ahí. Es como si se terminase un tiempo de "cortesía" y tuviésemos que comenzar a caminar de nuevo de forma inexcusable hacia el propio destino.

    De como utilicemos esa "fórmula mágica" como tú la llamas, y del valor o determinación que poseamos para asumirnos de forma auténtica, dependerá el que realicemos esa idea profunda de lo que realmente somos ... Y eso determinará si alcanzaremos nuestro techo en este ciclo. Creo que a eso se refiere Don Carlos cuando dice: Un hombre no es más que la suma de su poder personal, y esa suma determina cómo vive y cómo muere. ¡pero que difícil! ¿verdad?

    En fin! siempre revelador Castaneda y su lúcida sabiduría, Sr. Druida.

    Abrazos pa los brujos...

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  4. Hola, Oriana.
    Entre lo que pensamos y lo que sentimos se desliza la silueta de lo que somos. Es una imagen que nos resulta muchas veces esquiva, porque la vida y el mundo están llenos -como decía Anselmo- de múltiples llamadas de trompeta. Por eso es tan necesario encontrar ese minuto de silencio, para poder ver y escuchar lo tantas veces perdido, y quizá encontrar en la voz del río un asentimiento, algo que nos diga que nuestro poder sigue vivo...

    Un abrazo.

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  5. Hola, Mediterráneo, bienvenida a este rincón nocturno.
    Descalza en la orilla... Desde esa posición puede verse bien el dibujo del presente, como una pintura de agua, y también su relación con los cuadros pasados y futuros. Y esta visión es la que nos dice el rumbo que hay que seguir.

    Un saludo.

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  6. Veo que estamos de acuerdo, hada Cristal.
    Tal y como lo entiendo, el poder personal es, como bien dices, un sello que nos identifica. Y aunque el mundo nos mueva hacia uno u otro lado, siempre será él quien nos diga -cuando llega el momento- dónde estamos y dónde deberíamos estar.
    El poder personal es nuestra imagen nítida e incuestionable en el espejo. Si nos sonríe, todo va bien, si tuerce el gesto, es que algo está equivocado.
    Vivir y morir de una u otra manera depende, efectivamente, de que hagamos caso de lo que nos dice.

    Alcanzar el techo en este ciclo, cumplir el propio destino... Sí, es difícil, muy difícil, pero es lo único que merece la pena.

    Un abrazo para las hadas.

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  7. Me gusta tu blog, paso mucho en silenco, hoy decidi dejar mi huella. un saludo.

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  8. Gracias, Karol.
    Espero que te sigas pasando, dejes o no tu huella. Y en cualquier momento me pasaré por tu sitio, para leerte.

    Saludos.

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  9. Antonio:
    Tu Relato nos trae muy bellas imágenes y reflexiones, es decir, "reflexiones" en varios sentidos (los reflejos en el agua y los lúcidos pensamientos que sugieres).
    Dos abrazos, uno para ti y otro para Anselmo.

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  10. ¡Hola, Liz!

    Me da alegría saber de ti. No sé si has visto que puse un cuadro tuyo hace poco ("Amate negro") en la entrada "Juego de abalorios".
    Sí, son muy necesarias las reflexiones, para poder ver la vida desde una cierta distancia, y saber así si estamos en el camino correcto. Pero ante todo, que nada nos impida nunca vivir, amiga.

    Un gran abrazo, mío y de Anselmo.
    Y vuelve cuando puedas a tus Umbrales, que se te echa de menos, pintora de sueños.

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  11. Tomar una cierta distancia es signo de madurez y no siempre la tenemos a mano. Cuántas veces la abandonamos por un impulso o una intuición errada.
    Gran sabio Castaneda, seguramente su poder lo tuvo claro desde mucho antes que la mayoría. Aparte de otras capacidades propias de un visionario.
    Un abrazo

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  12. Pues yo no sé pensar, ahora me dejo llevar por lo que me llama, por lo que me llena, por lo que me llega. Y eso es lo que es bueno para mí. No lo sé, lo siento.
    Besos.

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  13. Me ha encantado cómo la imagen y la línea final enmarcan el texto. Cuando leí el final vi nuevamente el cuadro y me pareció mágico... No sé..

    El poder personal.. esa 'impronta' en el alma.. esa contundencia con la que se impone la voluntad: ese atributo divino del ser humano.

    besos de luz, mi querido amigo nocturno =)

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  14. Qué armónica casualidad ;-) justo, acabo de releerme El Alquimista de Coelho, él también habla de las distracciones, del acomodamiento, pero al final, si escuchamos a nuestro corazón y somos honest@s con nosotr@s mism@s, logramos realizar nuestra historia personal.

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  15. Sí, Virgi, es un signo de madurez, sin duda, y creo que merece la pena esforzarse por hacerlo.
    Yo soy más de impulsos e intuiciones, pero reconozco que una visión desde la distancia es muy clarificadora.

    Un abrazo.

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  16. No se trata sólo de pensar, amiga Mária. Se trata de pararse un rato en un lado del camino, para tener una mejor perspectiva de todo.
    Por lo demás, dejarse llevar por lo que nos llega y nos llena es, sin duda, lo mejor. En ello está el sentimiento de vivir.
    Pararse no es evitar nada, sino encontrarse más a fondo consigo mismo.

    Besos, amiga.

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  17. Sí, Isis, la línea final entronca con esa imagen, que viene a ser como la figura que habla a Anselmo desde el río.
    El poder personal es la luz que tenemos, amiga, nuestra luz. Y sin ella... todo se vuelve sombra.

    Besos, amiga maga.

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  18. Me alegro, Malvada, por esa coincidencia.
    La historia personal... nuestra historia, esa que justamente vinimos a escribir aquí, y que tan mal se nos da a algunos.
    Pero lo importante es que lo intentamos, y algunas páginas hemos escrito ya...

    Un abrazo, bruja.

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