Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







lunes, 31 de agosto de 2009

Noche de agosto



Este breve relato lo escribí hace doce años, un poco por diversión y entretenimiento. Todo fue a raiz de una reunión entre amigos una tarde de agosto, en donde decidimos que nos comprometíamos a escribir un cuento de verano cada uno. Al final, nadie escribió nada excepto yo, que quise cumplir con mi palabra, sobre todo porque la idea había sido mía.
La señora a la que está dedicado el cuento ya no está en este mundo. Durante casi toda su larga vida ejerció como maestra de escuela, y durante muchos años fue para mí una buena amiga, de tertulias y canciones, de reflexiones y largos paseos. Pongo aquí ahora este viejo cuento para terminar este mes de agosto, y como recuerdo de esta buena presencia en mi vida que se llamó y se llama doña Rafaela.

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NOCHE DE AGOSTO

(a Rafaela Marcos)


Eran casi las doce cuando decidió despedirse de sus vecinas y recogerse en casa. No es que estuviera cansada: precisamente ahora era cuando empezaba a refrescar un poco y le hubiera apetecido seguir allí sentada un rato más. Además, la terraza del bar estaba sólo a unos pasos de su casa. Pero lo que la cansaba era esa conversación tan a ras de suelo, tan llena de trivialidades, y que había oído ya tantas veces... Sus vecinas eran amables y simpáticas, lo que se dice buena gente, pero no eran la compañía apropiada para conversar a la luz de la luna. A sus queridas vecinas les daba igual que fuera de noche o de día. Siempre hablaban de lo mismo. De asuntos familiares, de los precios del mercado, de bodas, de bautizos, de cumpleaños, de hospitales, de otras vecinas... y sobre todo de su tema favorito: los vestidos.
Rafaela solía aguantar más o menos bien las primeras dos horas, pero luego la invadía como una especie de fatiga, como un mareo. Veía a las palabras dar vueltas ante sus ojos, como un remolino interminable. Siempre los mismos gestos, las mismas voces repetidas que había oído ya mil veces... Intentaba disimular su cansancio, su hastío, asintiendo a todo lo que le decían, esbozando una media sonrisa ante cada bobada que le contaban. Y poco a poco se iba quedando callada y como ausente.

-¿Le pasa algo, Rafaela? ¿Se encuentra mal?
-No, hija. Los años, que no perdonan, y ya no estoy para estos trotes. Se ha hecho un poco tarde y me está entrando sueño. A estas horas ya suelo estar acostada.

Pero aguantaba un poco más, por educación, por ser amable. Y mientras las voces seguían revoloteando a su alrededor como moscas estúpidas, ella miraba de vez en cuando a la luna. De reojo, para que no se notara demasiado, por aquello que se dice de que sólo los locos miran a la luna. Y suspiraba pensando en otras compañías y en otras conversaciones muy distintas...

Ahora estaba, por fin, en su casa. Sola y tranquila. El silencio era como un bálsamo que curaba el hastío de tantas palabras inútiles. Como un talismán que ayudaba a recuperar la propia voz, la interior, la auténtica, esa que casi nunca podemos usar pero que es la única que nos define y refleja lo que somos.
No se sentía cansada, ni tenía sueño a pesar de la hora. Abrió las ventanas de par en par para que entrara el fresco de la noche, y se dejó caer en el sillón de terciopelo rojo. Así estaba bien, en paz... La luz de la luna acariciaba las sombras, y el ruido del mundo se oía sólo a lo lejos, muy a lo lejos. El tiempo caminaba despacio, como de puntillas, al compás del silencio, y cada paso, cada minuto era como un latido lento y sereno, como un susurro, como una brisa.
Le dio por pensar en lo triste que es perder este precioso tiempo, en lo absurdo que es malgastarlo con actividades vacías e inútiles. Este es un mundo de locos, pensó. La gente normal se devana los sesos por encontrar fórmulas para matar el tiempo. La gente odia el tiempo. Y luego se quejan y dicen que esta vida es un asco. La gente es idiota, la gente está loca.

Pensar en esto del tiempo le hizo recordar cierta promesa que había hecho hace poco a unos amigos. Habían acordado que durante este mes de agosto cada uno escribiría un cuento, un cuento de verano, corto y fresco, para aliviar un poco la mansedumbre del calor. Quizá ahora era el momento. Se levantó, buscó el papel y el bolígrafo y, sin más dilación, empezó a escribir.


(continuará...)


Antonio H. Martín
(agosto, 1997)

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Imagen:
- "Cafe Terrace Place"
- Vincent Van Gogh

21 comentarios:

  1. hola

    me ¡cachis!, ¿yo creía que continuaba?
    espero lo que falta,
    je,je

    Futilidad, banalidad, estereotipos, arquetipos, estereotipos, cuantas de estas cosas cansa
    yo lo que quiero saber es que tema de conversación le gusta a ella
    pues tiene que ser muy especial

    un abrazo

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  2. Cortito, se me ha hecho muy cortito amigo.

    Y entiendo bien a Rafaela, yo también estoy hartita, muuuu jarta! de oír hablar de la "decoración del jardín" ay! (suspiro).

    Suerte que siempre nos quedará la luna...

    Besos Antonio.

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  3. ¡Ay, noooo!¿Por qué?¡Quiero que sigaaaaa!Venía genial. Espero la otra parte!!!! Saludos cordiales desde Buenos Aires

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  4. Sabes, si en vez de Rafaela, pones Juana me estarías describiendo perfectamente, me estaba leyendo a mi, todo eso lo he sentido en multitud de ocasiones, es increible. Sigo pensando que tienes el don de la escritura aunque te lo tomes a juego, a fin de cuentas es sólo un juego o que te piensas que hago yo sino jugar. Me ha encantado, no tardes en continuar, lo espero.

    Un gran beso, Antonio.

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  5. Creo que, además de Cristal y Juana, también podrías haber escrito Silvia.
    Y me voy a charlar con Rafaela, debajo de la luna, mientras espero la continuación.


    Y, literariamente hablando, me gustó mucho el giro de tu cuento: Antonio promete escribir una historia-Rafaela promete escribir una historia.Excelente!
    Y Vincent...ni te digo!!!!

    Mil besos!

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  6. Qué bien escrito.
    Yo hay conversaciones que no aguanto, ni educación ni nada, no las aguanto más de quince minutos.
    Espero la continuación.
    Un abrazo.

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  7. Hola!! me acorde de mi vecina tal cual despcripta, con sus mismas charlas, el mercado, las plantas; pero hoy que ya no esta la extraño cuando paso al patio y no se hacerca nadie al cerco para hablarme!
    te dejo un gran beso!!

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  8. Un buen texto, con buen ritmo, en los que los ojos no pueden dejar de leer, despiertas la curiosidad con mucha facilidad.
    ¡¡Espero que continúes sin más dilación!!

    Una sonrisa.

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  9. Es verdad mi querido amigo.. La gente tiene una manìa con el tiempo: a veces les resulta insoportable su paso y otras quisieran acelerarlo.

    Su apreciación es, según algún genio loco ;), bastante relativa... Pero de todas formas genera estrés. No lo entiendo...

    El tiempo es tan solo parte de la descripción del mundo en el que vivimos. Descripición que nos ayuda a funcionar en él. A veces nos olvidamos de que es solo una descripción -como decía Don Juan-.

    En fin... será que en mi mundo no existen esas cosas del tiempo jaja...

    un abrazo desde la fosita primitiva ;) Me voy a la continuacìón de tu dulce relato

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  10. Malú, ya he puesto la segunda parte. Me alegra que te interese.

    Un beso.

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  11. Jose, ya sigue, ya sigue.
    Seguimos conversando en el siguiente post.
    Saludos.

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  12. Cristal, la decoración del jardín me parece un tema interesante, lo digo por lo del feng shui y todo eso...
    Pero, claro, depende del tono que se emplée en la conversación, y sobre todo de la intención de quien habla.

    Un beso, hada.

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  13. Hola, Persis, y bienvenida.

    Ya sigo, jeje.

    Un saludo.

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  14. Juana, ya me imaginaba que tú no eras de conversaciones banales.
    A las brujas os gusta hablar de otras cosas.
    (ya me quedado con lo de "bruja", jeje)

    Un beso.

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  15. Bien, Silvia, pues nos vemos en la segunda parte.

    Besos contínuos.

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  16. Gracias, Alfaro.

    Suerte la tuya de aguantar quince minutos. Yo mejor no te digo lo que aguanto...

    Un abrazo.

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  17. Hola, Fabiana.

    Mi amiga Rafaela también le tenía afecto a sus vecinas, pero eso no quita para constatar el hecho de que la aburrían sus charlas siempre iguales.

    Un beso.

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  18. Hola, Darthpitufina.

    Gracias por tus palabras. No es que haya en mi relato "logaritmos neperianos", pero si te despierta la curiosidad es que algo he hecho bien, jeje.

    Un saludo y una sonrisa.

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  19. Isis, ¿tú también estás en esa fosita primitiva?
    Ya decía yo que había notado cierta presencia, jeje.

    Ah, el tiempo, sobre eso hay mucho que hablar.
    Nos vemos, amiga.

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  20. Excelente relato,deseas seguir leyendo, y ¡ zas ! terminas con un continuará.
    y que cada quien se apañe con lo que se imagine de final.

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