"Me parece que fue apenas ayer aquella tarde encantadora en que se acercó por vez primera aquel sagrado extranjero, cuando, como un genio afligido, resplandeció en las sombras del bosque en que pasaba su juventud soñando una inocente niña... Llegó con la brisa de mayo, con la encantadora brisa de mayo de Jonia, que lo hacía aún más deslumbrante para mí, que le revolvía el cabello, le entreabría los labios como flores, que trocó en risa su melancolía y ¡oh rayos celestes!, ¡cómo me iluminabais desde aquellos ojos, desde aquellas embriagadoras fuentes donde la vida imperecedera, a la sombra protectora de las pestañas, vaga y resplandece...!
"¡Dioses propicios! ¡Qué hermoso era con su mirada puesta en mí! ¡Cómo estaba frente a mí, joven, alto, todo él agilidad y nervio, aunque sus brazos colgaran a lo largo del cuerpo como para pasar inadvertidos! ¡Y cómo miró él fascinado hacia lo alto, como si hubiera volado yo al cielo y ya no estuviera allí! ¡Ay, y cómo sonrió y enrojeció con toda la gracia de su corazón cuando vio que seguía ante él, y brillaron como el relámpago entre las veladas lágrimas sus ojos de Febo al preguntar: ¿eres tú, eres tú realmente?
"¿Y por qué se acercó a mí con tal veneración, tan lleno de amorosa superstición? ¿Por qué inclinó su cabeza, por qué aquel hijo de los dioses estaba tan lleno de anhelo y de tristeza? Su genio era demasiado radiante para seguir estando solo, y el mundo demasiado pobre para abarcarlo. ¡Era una imagen deseable, tejida de grandeza y pena! ¡Pero ahora todo ha cambiado! ¡Se ha acabado la pena! ¡Tiene una tarea que realizar, ya no es aquel enfermo!
"¡Toda yo era un suspiro cuando empecé a escribirte, amado mío! Ahora soy toda alegría. Cuando se habla de ti, vuelve la felicidad. ¡Ya ves! Así debe seguir siendo. ¡Adiós!"
Friedrich Hölderlin
____________________________
- fragmento de una carta de Diótima a Hiperión
- del libro
Hiperión, o el eremita en Grecia
- traducción de Jesús Munárriz
- Ediciones Hiperión (Madrid, 1976)
¡Qué hermoso texto!
ResponderEliminarPasar por aquí es garantía de buena lectura. ¡Saludos!
Hermoso texto...
ResponderEliminarMe hace preguntarme -¿acaso recordar?- lo que deja en el alma el vislumbre de lo inefable. Una especie de comprensión nacida del estremecimiento... Una imperecedera claridad que permea la visión del mundo... Un sentimiento de unidad -amor- con todo... Una añoranza de lo que 'nunca' se ha tenido..
La fuerza 'titánica' de las palabras traspasa toda razón y despierta ciertas sensibilidades... Creo que Hölderlin siempre pudo acceder a esa fuerza.
besos miles querido amigo!
Maravillosa carta de amor.
ResponderEliminarEn ella se refleja el amor puro, el goce de recibir sobre sí la mirada del amado, la más bella de las miradas acariciando la esencia de la pasión y el deseo.
Me ha conmovido, Antonio.
Un beso.
¡ay, este Hölderlin romántico y dador de alegrías!
ResponderEliminarEsta carta al amado es preciosa, Antonio. Gracias por traerla.
Besos
Qué intensidades las del Sturm und Drang!
ResponderEliminarAl igual que Goethe, capaz de conducirnos al éxtasis con su Werther. Hölderlin llega a la apoteosis con estas palabras que pone en boca d Diótima.
Intensa y bella entrada, Antonio. Nunca está de más recordar los dones del amor, que es lo que llena nuestras vidas de felicidad.
Un beso
Su genio era demasiado radiante para seguir estando solo, y el mundo demasiado pobre para abarcarlo. ¡Era una imagen deseable, tejida de grandeza y pena! ¡Pero ahora todo ha cambiado! ¡Se ha acabado la pena! ¡Tiene una tarea que realizar, ya no es aquel enfermo!
ResponderEliminarHölderlin, como Van Gogh, nunca supo de su éxito postmortem y de su gran influencia en la literatura posterior. Y al igual que el pintor y que muchos artistas de los que jamás sabremos... prefirió, o supo exilarse en una bendita locura. Salidas divinas, ¿verdad?.
Precioso texto para una época de escépticos Antonio. Gracias por acercárnoslo. Abrazos.
Gracia, Persis.
ResponderEliminarLa garantía es del maestro Hölderlin, no mía.
Saludos
Hola, maga Isis.
ResponderEliminarQué bien que este texto te haga recordar. Estoy convencido que la relación entre Diótima e Hiperión (es decir, entre Susette Gontard y Hölderlin) fue muy especial.
Ella vió muy claramente al ser que tenía delante, y él a la reina que se le presentaba.
Pero... todo se truncó, porque la vida siempre es impredecible, dura y caprichosa...
Pero aun así se amaron, se comprendieron y se entregaron.
Besos, amiga maga.
Sí, Cristal, así es.
ResponderEliminarDiótima veía en Hiperión (que era sirviente en su casa, de maestro de sus hijos) a un héroe, a alguien muy especial que podía incluso cambiar el mundo.
¿Amor puro? Todo el posible, y hasta el imposible.
Me agrada mucho que te haya gustado.
Un beso, "Tocaya".
¡Bien, amiga Luisa!
ResponderEliminarSí, Hölderlin era un romántico total, aunque con querencias clásicas.
Te aconsejo que leas el "Hiperión", porque hay muchas más cartas de este calibre.
Un abrazo.
Amiga Liz, ¿qué te voy a contar yo sobre el Sturm und Drang que tú no sepas?
ResponderEliminarPienso que el Hyperion fue un poco una "versión" nueva del Werther, pero, claro, Hölderlin no era Goethe, era una estrella diferente, y salió de otra manera.
En lo que sí coinciden ambos es en lo del amor, eso sí.
Carlota o Diótima, da igual, ambas son la luz que ilumina al oscuro caminante.
Un beso, amiga, desde el árbol azul.
Hola, Cristal.
ResponderEliminarPues no sé si para Hölderlin o Van Gogh la locura fue una salida. Pienso que no.
Si llegaron a ello no fue por voluntad propia, sino porque no había otra a la que agarrarse.
La locura o la destrucción.
El loco puede parecer un "destruido" a los demás, pero él sabe que ahí está su refugio.
Así siente que conserva algo de su alma.
Abrazos, amiga de Nunca Jamás.