¿Sería una música parecida a ésta la que tocó Piewoh con el arpa?
No, seguro que no, o quizá sí, de alguna forma... Cambiando los tiempos y los estilos, la armonía con el universo es lo que vibra también aquí.
Aunque esta música nos suene "galante" o "romántica", su fondo es
esa armonía. No creo que Mozart supiera nada de taoísmo (aunque pertenecía a una logia masónica), ni pretendo con este vídeo convencer al amigo conde Daniel Damián para que le guste su música, pero creo que hay que reconocer que aquí el
sentimiento es, cuando menos, delicioso, exultante, conmovedor y, sobre todo, abraza al mundo como un todo.
Hay, seguramente, una gran distancia entre Piewoh y Wolfgang Amadeus Mozart, pero es sólo una distancia temporal. El sentimiento, el entusiasmo, la concordancia, el "Stimmung" de Novalis brilla en ambas partes.
En el fondo, sólo es la vida cantándose a sí misma, con la flauta, el arpa y el viento...
AC.
Como he visto que la amiga Cristal ha estado paseándose a su gusto por este cuadernillo, y ha dejado breves comentarios en entradas muy antiguas, le contesto aquí, por si se pasa de nuevo, para que lo vea:
ResponderEliminar1- Sobre la "relatividad", pues sí, me equivoqué (en el sentido que comentaba Savater), pero no en el sentido al que me refería, jeje. Inculto, claro que lo soy, pero, como bien dices, con inquietudes y afán de saber.
2- Evidentemente la foto no está tomada "a los cuarenta", sino veinte años antes, más o menos. Si no recuerdo mal, esa foto es de la época de mi viaje a Montagnola, algo antes, puede que del 78.
3- Gracias por leer "la huida", un texto inacabado que escribí muy sentidamente pero al que quise dar un final mágico que no supe encontrar, porque no lo viví. Y a mí no me gusta inventarme las cosas.
4- Sí, justamente por ahí es donde hacía "chunk-chunk", perdón, quiero decir "crash-crash", jeje.
Gracias, Cristal, por tu paseo.
Un abrazo.
JAJAJAJA, ¡me descubriste! no pensé que lo fueras hacer amigo.
ResponderEliminarControlas bien tus visitas...
Me gusta ver las primeras entradas de los bloggs, son... especiales. Y el tuyo estaba pendiente.
La verdad es que me lo he pasado muy bien leyendo esos textos antiguos. Creo que algunos como ese de La huída podrían volver a salir a la luz. A muchos les gustaría.
Sólo queda el misterio de los comentarios suprimidos.
En fin, Antonio, que me gusta este blogg, no es ningún secreto. Aún me quedan entradas por leer a las que volveré en cualquier momento.
Como dice la amiga Nancy, te dejo un montón de "apapachos".
Pues sí, Antonio.
ResponderEliminarMe late que esta música no debe estar muy distante de la que tocó Piewoh.
No conozco ese timbre de la flauta oriental, desgraciadamente no estoy familiarizada con esa tradición. Pero si estaba tocada con el alma, con la inspiración de la naturaleza y el cielo, con el corazón encendido y con la fluidez y dulzura a flor de piel, iba seguramente por esta línea.
Como una apreciación muy personal, te diré que para mí Mozart está muy cerca de la Perfección, es más, casi me atrevo a declarar que ES la perfección misma. ¿Quién le "dictaría" sus partituras? Es muy probable que los mismos ángeles...
Así que gracias por abrir mi mañana con esta delicia de concierto de arpas y flautas. No sólo has ilustrado muy bien tu escrito, sino que has marcado mi jornada con un perfume exquisito al escuchar estas notas.
Un beso de viento
Nada que añadir a tus palabras, estoy contigo, hoy todo es perfecto. Gracias.
ResponderEliminarUn gran beso amigo Antonio.
Cuando he leido lo de la foto no me he podido resistir !ver al amigo Antonio con 20 años, hay qué verlo¡ y lo he visto, eras una monada,(bueno y ahora, que no se diga) y ya llevabas los bigotes, un hombre fiel a su imagen.
ResponderEliminarOtro beso.
Fuese como fuese, como desearía encontrarme aniquilado entre melodías de arpas veloces… o violines sangrientos.
ResponderEliminarCuídate, un abrazo
Amigo, que de seguro conoces 'La Flauta mágica' de Mozart... Pues ese maravilloso viaje de que trata, bien pudiera ser el viaje del alma. Y de ello tenía plena conciencia el genio austríaco...
ResponderEliminar¿Cómo, si no, habría de lograr que nuestra alma vibrase de la forma que vibra cuando lo escuchamos????
Aunque el recuerdo de Beethoven me conmueve más, para mi Mozart es un genio más bien innato, que siempre estuvo en comunión con esa esfera de la música arquetípica. Un alma evolucionada, sin duda...
Un abrazo grande grande!!!! ;)
Esto es
ResponderEliminarT
A
O
Mil besos!
Jo! "la Rayuela" que ya se me ha vuelto a adelantar, siejjjqueee...
ResponderEliminarPero tiene razón, esto es T A O.
Abrazos.
Me disgusta confesar que no sé quién era Piewoh, amigo Antonio. Ni tampoco puedo constatar la distancia que existía entre ambos mendas. Sólo puedo hacerme conocer la distancia que existe entre Mozart y este servidor: abismal.
ResponderEliminarComo puedes comprobar todavía no me he curado. Hace unos días visité a mi echadora de cartas del Tarot de Marsella y veinte minutos después hice lo propio con mi ludí magíster habitual. Ambos coincidieron que lo mío con Amadeus era atávico. Parece ser que en otra vida me topé con el insigne de Salzburgo y tuvimos algunas palabras gruesas.
Aunque yo sigo pensando que todo se debe a que su música es demasiado dieciochesca y yo aborrezco este siglo, excepto en las manifestaciones que lo combaten, que como sabes fueron múltiples y excepcionales.
“Enfins”, un abrazo.
Hoy paso a dejarte mi cariño!!la música es bellísima!!te dejo un gran beso!!
ResponderEliminarAntonio, esta música como toda en general, debería calmar a las fieras, a esas fieras que tienen el privilegio de acudir a conciertos con sus trajes tan elegantes, ...Pero, parece que solo obedecen a un protocolo además de estar sordos.
ResponderEliminarEn este momento me he acordado de mi admirado Francisco Quevedo.
Mis saludos musicales.
Oiga Sr. Druida, ¿dónde se mete? se le comienza a echar en falta.
ResponderEliminarBesos.
Antonio, como ahora escribo sólo con un dedito, la cosa se complica :) pero quiero que sepas que aunque en silencio... paseo las habitaciones de esta acogedora casa.... ¡qué digo casa!... de esta mansión.
ResponderEliminarUn beso grandote.
Qué placer la música y el texto que la precede....Esa música tiene muco que ver conmigo y bueh....detesto admitirlo pero es de una de mis tantas épocas vividas...Es nostálgica, amarillenta y...maravillosa.
ResponderEliminarBesosssssssssmilessssssss.
PERDÓN: MUCHO QUE VER...
ResponderEliminarLA ENMIENDA VALE.
Hola, Cristal.
ResponderEliminarYa he vuelto de mi "secuestro climático". Cada año que pasa el calor y yo nos llevamos peor.
Me alegro de que te lo pasaras bien en el paseo.
Me gustaría volver a poner "La huida", pero primero tendría que encontrar ese final que entonces no encontré. Si el calor me dejara... Ya veremos.
Un fuerte "apapacho"
Imaginaba que te iba a gustar, Liz. Conociendo tu particular sensibilidad estaba claro que Mozart y tú sois muy amigos.
ResponderEliminarTambién era el autor preferido de Hesse.
Muchas gracias por ese beso de viento, que me ha venido de maravilla.
Un apapacho, digo, un abrazo, jeje.
Hola, Juana.
ResponderEliminar¿Lo de "monada" quiere decir que tenía cara de mono? ¡Jajaja!
Es broma, amiga. Gracias por tu cumplido. Lo de los bigotes me viene de mi padre y de mi abuelo: de niño me pareció que un hombre serio debía llevar bigote. Además, decían que mi abuelo se parecía a Clark Gable, y a mí este actor me impresionaba mucho en la pantalla.
Así que decidí que de mayor tendría bigote, jeje.
Me alegro mucho de que "todo sea perfecto".
Un beso, Lunaazul.
Hola, Eduardo.
ResponderEliminarTe entiendo sólo a medias: ¿por qué "aniquilado"? ¿O lo dices en sentido figurado?
En cualquier caso, parece que te gusta esa música. Me alegro.
Un abrazo.
Sí, amiga Isis, conozco la mágica flauta de Papageno.
ResponderEliminarEstá claro que esa ópera es todo un viaje iniciático. Recuerda que Mozart era masón, miembro de una logia, y en La Flauta Mágica volcó sus conocimientos sobre el tema.
Y el maestro Beethoven es también para mí un amigo que me hace vibrar con su música. Aunque Ludwig más en el aspecto romántico, ese que tanto molestaba a Goethe.
Un abrazo, maga Isis.
Hola, Silvia.
ResponderEliminarPues la verdad es que no sé si es Tao; aunque si el tao incluye el sentimiento más delicado y exquisito, entonces sí que lo es.
Besos, amiga.
Hola, Daniel.
ResponderEliminarYo tampoco había oído hablar antes de Piewoh, que me imagino será de una época muy antigua, como la dinastía T'ang o algo así, pero da igual.
Y en cuanto a Mozart..., bueno, ya dije que no era mi intención que te gustara, jeje. Y no sé bien por qué se me ocurrió mencionarte. ¿una traición del subconsciente, quizás?
Si no te gusta el XVIII, por sus pelucas, galanterías y minués varios, se entiende que no te guste la música de Wolfgang. A mí tampoco me caen bien esos detalles, pero considero la música de este genio como algo que trasciende esa época.
No quiero insistir en el tema, pero sigo opinando que no le has escuchado bien, sin aderezos temporales, desnudo. Presumo, como ya te dije, que cuando oyes a Mozart se te representa la figura aquella un tanto ridícula de la película de "Amadeus"...
Y de todas formas, repito que no es mi músico favorito entre los clásicos. Para mí, por encima de todos está el maestro J.S.Bach.
Un abrazo mozartiano, jajajaja, sin acritud.
Me alegra que te guste.
ResponderEliminarGracias por tu cariño. Ya veo que últimamente estás muy contenta, eso me alegra aun más.
Un beso, Fabiana.
Sí, Terry, esas "fieras" que dices van mucho a conciertos y suelen poner cara de entendidos, pero para mí que sólo van a lucir trajes y echarse la siesta.
ResponderEliminar"Entre claveles y rosas, su majestad es coja..." Jajaja.
Un saludo musical, Don Terry.
Amiga Luisa, ¿pero qué te ha pasado?
ResponderEliminarDesde luego, en los viajes fuera de casa ocurre de todo. Menos mal que de la escayola te sale "un dedito", porque si no, vaya frustración.
Me encanta que esta casita (no mansión) te parezca acogedora. Esa fue siempre mi intención al construirla.
Un gran abrazo, amiga, y ¡cuídate mucho!
Hola, Vico.
ResponderEliminarAsí que esta música tiene "muco" que ver contigo, jeje.
Tranquila, mujer, no hacía falta que rectificaras, se entendía bien.
Debe ser hermoso recordar una época de la vida relacionada con esta música.
Besos.