Cuando abrimos la mirada, cuando olvidamos sombras y problemas, y abrimos bien los ojos podemos llegar a ver maravillas.
La belleza no viene y se va, siempre está ahí, sólo hay que
limpiar nuestros ojos de las brumas que los empañan, a veces.
En alguna otra ocasión he escrito aquí sobre el "ver", pero creo que es importante insistir en el tema. La mirada "encerrada" nunca verá más allá de sus propias narices, y una mirada encerrada es una mirada ciega. Ante la visión de un precioso valle, de un bosque mágico o una impresionante montaña, sólo verá... hierba, árboles mudos, campos de cultivo y una gran roca inútil y vacía.
Pero eso que "vemos" no es la realidad, sino un reflejo de nuestra momentánea ceguera.
Así pues, es muy importante
abrir la mirada. Importante para nosotros, los que queremos ver lo que vale la pena ver, y constatar que siempre, siempre está ahí, si sabemos mirarlo...
AHM
(31 de mayo, 2009)
___________________________
Aria - Suite nº 3
Johann Sebastian Bach
muy certeras tus palabras hay que abrir los ojos y saber mirar .
ResponderEliminarun saludo.
Claro que tus palabras son muy certeras, hoy veo con claridad y puedo disfrutar de lo que veo!!un gran beso Antoño!!
ResponderEliminarNo es mas ciego el que no ve
ResponderEliminaraprender a mirar, aprender a disfrutar
Un abrazo
Hola, Alma-en-vivo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Me gusta eso de tener un blog para "el lado oscuro", es muy buena idea.
Un saludo.
Pues me alegro, Fabiana.
ResponderEliminarEntonces hoy es un buen día para ti.
Un beso, amiga.
Eso es, Mar: aprender a mirar.
ResponderEliminarNo siempre lo que veamos será agradable, pero sabiendo mirar seguro que nada de lo qu es verdaderamente bueno se nos escapa.
Te mando un gran abrazo hasta tu atolón.
Hola Antonio,
ResponderEliminarEfectivamente la foto no estaba antes. Visité esta tarde a mi amigo Alberto, y le comenté que tenía dos fotografías que le iban perfectas a mi último post y el me propuso un trueque: mis fotos por tu texto. Et voilà!
Y ahora paso a comentarte el texto. Cuanta razón tienes que muchas veces vemos las cosas según nuestro estado emocional, pero otras muchas porque somos así. Tuve un novio (tiempo a), con quien hice una excursión a un bosque mágico, yo estaba extasiada. Otoño: festival de colores, hojas amarillas fluorescentes, naranjas, rojas, verdes, hojas pardas caducas alfombrando con su cric-cric nuestros pasos. Los rayos de luz pasando tímidos entre las ramas. Y entonces...Silencio. Milagro, una hoja cae, bailándole al viento. Yo emocionada le digo a él, mira, te has fijado, no te encanta? Y él me suelta: "Ver muertos"...
Después de aquella excursión hubo un antes y un después. Tiempo más tarde rompí con él, sabía que nunca sería feliz con una persona que no me entendía y no podría entenderme jamás.
Ay, amiga Bruja, te entiendo perfectamente.
ResponderEliminarEso mismo me ha ocurrido a mí (y lo expliqué aquí un poco en "Amor del ayer").
Compartir la misma sensibilidad con alguien que está a nuestro lado es, la mayoría de las veces, algo "milagroso". Lo normal es que cada uno viva en mundos distintos.
Hiciste bien en separarte de esa persona, porque sólo te habría amargado la vida, por muy buena persona que fuera.
Un abrazo, amiga Bruja.
Pd.- Me parece no equivocarme si te digo que las "hojas pardas caducas" que alfombran el suelo otoñal, no hacen "cric-cric" cuando las pisamos. Ese sonido lo hacen los grillos.
¡Jajaja!
Perdona, pero las hojas de otoño hacen "chunk-chunk".
Mucho a nuestro alrededor desea ser descubierto, cosa de tener la intención.
ResponderEliminarDeseo disfrutes de alegres días amigo Antonio.
Un abrazo
¡Muchas gracias, Azul!
ResponderEliminarLo mismo te deseo, y a ver cuando vuelves por tu blog, que lo tienes un poquito abandonado.
Un fuerte abrazo, amiga, y que te vaya de lo mejor.
Antonio, de todos los blog, que he podido leer hasta hoy, bien te pudieran otorgar el premio por ser el rey de la templanza... Prudencia tambien.
ResponderEliminarMe queda mucho que aprender.
Saludos.
Creo que tienes mucha razón. Muchas veces lo que vemos no es bueno, nos horroriza o no nos gusta, pero la única manera de entender lo que sucede a nuestro alrededor.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Siempre tienes razón en tus observaciones, Antonio.
ResponderEliminarEs cierto que la belleza está ahí y lo único que debemos hacer es "verla" eliminando esa tela que lo cotidiano, los problemas, las ambiciones desmedidas, las amarguras... etc. etc. nos coloca encima empañando lo real.
Mientras voy en el coche al trabajo entre un paisaje precioso disfruto muchísimo, pues he ido viendo como cada día hay un matiz nuevo... primero los árboles comenzaban a mancharse de verde con los primeros brotes. Poco a poco los robles, las higueras y los alisos se fueron llenando de hojas... las retamas y escobones se pintaron todo de blanco y amarillo. Los cerezos totalmente blancos en mis primeros días están ahora repletos de frutos rojos en una mezcla imposible con el verde de sus hojas... Hace poquitas mañanas al tomar una curva entre frondosos árboles descubrí maravillada que todo el borde de la carretera estaba "sembrado" de amapolas... No hay palabras para describir tanta belleza. Yo me limito a disfrutarla y a dejar que me impregne.
Es una buena forma de emprezar la jornada laboral y hacerla más llevadera :)
Cuídate mi amigo.
Besos
Amigo Terry, ¿el rey de la templanza, y de la prudencia?
ResponderEliminar¿Por qué dices eso?
¿Tan sereno me ves?
Pues si es así, no creas, amigo, que uno anda también metido en torbellinos varios. Lo que pasa es que aquí, en este cuaderno, intento poner lo mejor de mí mismo.
A mí también me queda muuucho por aprender, pero lo que no me va a faltar nunca es precisamente eso: las ganas de aprender, de aprender a saber vivir, a estar en contacto directo con la vida.
Un saludo, Don terry.
Eso es Yurena: no todo lo que veamos será bueno, pero si no tenemos los ojos abiertos, lo bueno también se nos perderá.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
¡Luisa!
ResponderEliminarMe encanta leerte. ¿Cuando vuelves?
Qué bien que en el trayecto hacia el trabajo encuentres toda esa belleza, pero... ¡no te distraigas, amiga! Que una cosa es ir paseando a pie y otra conduciendo un coche.
Si tanto te encanta ver las amapolas, párate un ratito en el arcén y míralas tranquila y sin peligros.
Un abrazo, Luisa, y cuídate tú también. Se te aprecia.
Besos
Hay que saber ver y vivir lo bueno, lo regular y lo malo y según el cristal del momento...
ResponderEliminaryo a veces ya solo quisera ser el árbol y no perderme en palabras.
Un abrazo.
¿El árbol, amiga Alfaro? ¿el árbol mudo? Noooo, por favor, no digas eso.
ResponderEliminar¿Esto qué es, una epidemia?
Si de verdad tuviérais consciencia, todos los que escribís, del poder de vuestras palabras, no pensaríais nunca en dejar de escribir.
"Perderse en palabras"..., no, al contrario, las palabras son el encuentro, las palabras son el puente entre el caos y la armonía, entre la ceguera y la visión.
A veces puede uno caer en la desidia, pensando que "escribir para qué, si de nada sirve", pero ¡cómo que de nada sirve!
Sin las palabras, seríamos todos unos "zoquetes", sin las palabras todos estaríamos en el lado de la normalidad, es decir, viendo partidos de fútbol y yendo por la noche al bingo...
Las palabras son la llave mágica que compensa el vacío de este mundo idiota.
Sin las palabras, el mundo entero sería vacío y estéril. Sólo piedras rodando cuesta abajo, por simple inercia.
Así que, os lo ruego, los que teneis el don de la palabra, no dejeis de usarlo. Porque el mundo si no se quedará mudo. Y bastante tenemos con la cruz de que sea sordo.
Un abrazo, Alfaro, amiga poeta, y tú sigue dale que te pego, hasta que te salgan callos en los ojos y en las manos, porque te aseguro que en algún lugar (que quizá nunca sepas) tus callos se volverán flores.
Un gran abrazo, vamos, tan grande que no cabe aquí ni por asomo.
<------Ö------>
Y un beso.
(sigue escribiendo, no te canses nunca)
Bellísima la melodía de Bach..
ResponderEliminarA veces hay que cerrar los ojos para poder VER.
Nos han enseñado que solo existe una forma de conocer, de saber. Pero la vida, conforme se nos muestra en todo su esplendor, nos enseña a abrir el corazón y comprender que no existe una sola perspectiva del mundo; sino que este es un misterio tan grande, que necesariamente debe ser aprehendido con la sensibilidad, la intuición, la visión del alma...
Maravillosas tus palabras, querido Antonio, que nos invitan a abrir los ojos... del corazón ;)
besos!!
PD: yo creo que hay que CREER PARA VER... No al revés jeje.. ;)
Hola, amiga Isis.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo: hay que creer para ver, porque el que no cree no puede ver, sus ojos están sellados.
Eso ya lo dijo el maestro Jesús, con aquello de "hombre de poca fe, que necesitas ver para creer".
Pero ¿qué es creer? ¿cómo se llega a eso?
Para muchos "creer" es estar como en un estado hipnótico, fuera de la realidad, sin darse cuenta de que son ellos los hipnotizados por una realidad a todas luces falsa, engañosa, parcial.
Pero, insisto, ¿cómo se llega a creer?
Pues muy fácil y sencillo: simplemente limpiando nuestro mirar. Quien limpia sus ojos de "realidades" y consigue ver con el corazón, ve cosas que para otros son invisibles.
Pero, ay amiga, no todos quieren ese "mirar", porque presienten que algo que les pertenece y a lo que tienen mucho aprecio, se perderá en el camino.
Se escudan en la incredulidad, en el "¡Bah, pamplinas, tonterías, la vida es lo que es y no hay vuelta de hoja!"
Pero lo que les inmoviliza no es sino el miedo a perder.
En fin, cada uno que haga lo que quiera, por supuesto. Yo prefiero abrir la mirada, porque no quiero perderme la maravilla de la vida. Lo demás no me importa.
Es lo mismo que dice el maestro Bach, a su manera, con su preciosa música, que abre puertas y ventanas.
Un beso, Isis.
Un texto breve el de hoy y que sin embargo me ha sugerido una larga reflexión.
ResponderEliminarDecía Parménides, que "no se piensa lo que no es".
La realidad es hermética querido amigo y la mirada engañosa, sólo la revelación nos acerca al conocimiento, a la gnosis, que resulta de la observación con los ojos del alma y de la voluntad de querer "ver".
No basta con mirar.
En cuanto a las palabras, decían los herméticos, algo que luego se han apropiado diversas religiones, que al principio fue el verbo, en una referencia clara a que Dios, o el concepto que ellos tenían de divinidad, creó el mundo con la palabra y no con las acciones de sus manos. Y cito esto, porque son realmente importantes y generadoras de realidad las palabras, tanto o más que las acciones. La palabra es el instrumento del pensamiento y lo habita, y es su aliento vital. A alguien tan amante de la simbología como tú seguro que le encanta el Hermetismo.
Bueno, que me enrollo... cual persiana vil... que tienes toda la razón Antonio y que ya tengo "pacavilarunratillomas" ¡hala!
Un abrazo galáctico.
P.D. el que llegue primero, ha de recibir a los que lo hagan más tarde O.K.?
Dormir, lo que se dice dormir... no es lo nuestro, al menos de noche... jajaja
ResponderEliminarUn abrazo del buho de al lado.
Hola, amiga Cristal (búho), jeje.
ResponderEliminarA mí me pillas al amanecer. ¿Cuál es tu desayuno favorito? ¿Churros, porras, croissants, napolitanas, pañuelos, tostadas...? ¡Ah, Parménides!
¿Ese señor no fue el creador del "eleatismo", del que luego surgieron las filosofías de Platón y Aristóteles? ¡Pues vaya un desayuno!
Ese señor dijo, por ejemplo:
"El pensamiento y el ser son lo mismo". "Lo mismo es el pensar y el objeto del pensamiento: sin el ser en el cual el pensamiento se expresa, tú no podrías encontrar el pensamiento, puesto que no hay ni habrá nada fuera del ser". "El ser es y no puede no ser". "Nada hay que impida al ser llegar a sí mismo"...
¡Pues claro! ¿Qué desayunaba este señor, panecillos de perogrullo?
Y estas frases tan contundentes dieron lugar a que más tarde los "Megáricos" dijeran aquello de... "lo que es posible se realiza, lo que no se realiza no es posible".
Teorema que me recuerda a la famosa frase del torero: "Esto no puede ser, y además es imposible".
En fin, amiga, ¡vaya desayuno que me estoy jalando!
Continuo en el próximo episodio.
He dicho muchas veces que no soy filósofo, porque es la pura verdad, pero añado que tampoco soy tonto (o eso creo). Nada más lejos de mi intención que criticar al señor Parménides ¡Dios me libre! o mejor ¡Zeus me libre!
ResponderEliminarPero, vamos a ver, ¿qué tienen que ver las churras con las merinas, aparte del hecho de ser ovejas?
Me dices, amiga Cristal, que "la realidad es hermética y la mirada engañosa". ¡Claro que sí! Eso es lo que intentaba expresar con mi humilde texto. Por eso digo lo de la necesidad de abrir la mirada. Decía: "limpiar nuestros ojos de las brumas que los empañan", porque es la única forma de convertir el "mirar" en "ver".
Las palabras, ah las palabras. Creo que antiguamente, muy antiguamente, las palabras eran "mágicas", es decir que conjuraban con su poder a la realidad misma, o sea que la creaban.
"La palabra es el instrumento del pensamiento", afirmas, y tienes toda la razón, pero se te olvida decir que asimismo el pensamiento es un intrumento de la palabra. Quiero decir que la palabra es la expresión de un pensamiento -obviamente- (bueno, no siempre), pero el pensamiento mismo procede a su vez de la palabra, de esa sintaxis concreta. Es decir, pensamos según hablamos, pero también hablamos según pensamos. Es la pescadilla que se muerde la cola...
Por eso los maestros zen, entre otros, luchan por romper ese "embrujo".
La realidad es hermética, por supuesto, pero todavía lo es más si estamos "enganchados", "trabados" con un idioma concreto. Porque los límites de ese idioma serán los límites de nuestro pensamiento.
Bueno, en absoluto quería yo tocar estas profundidades con mi escrito. Sólo me refería a algo tan simple como "abrir" la mirada, en el sentido de sacudirse el peso de las rutinas y poder así ver algo más que una triste y opaca realidad. Sólo eso.
Pero tú, me arrastras a los fondos, amiga Cristal. La próxima vez me avisas y me pongo la máscara de oxígeno, jejeje.
¿Pacavilarunratillomas? Pues no sé bien qué es, pero ya tengo unas cuantas, jeje.
Parménides que siga en su siesta ontológica, que yo me voy a desayunar café con leche y unas galletas.
Un abrazo, amiga, y gracias por mantenerme despierto y ayudarme a abrir la mirada.
I love you!
(en el mejor de los sentidos y con todos mis respetos)
Jajajaja...¿no hacen chunk-chunk las zapatillas deportivas mojadas de lluvia?
ResponderEliminarJajajaja, es verdad que los grillos hacen cric-cric, pero las hojas en un bosque también...has olvidado las pequeñas ramitas que hay muchas veces debajo :-))
No,no, ni cric, cric, ni chunk chunk, sino crhass, crachss, ¡que lo sepais!
ResponderEliminarHola Brujita!
Ah, Bruja, más que bruja, ahora cambias de estrategia, ¿eh?
ResponderEliminarDe manera que no te referías a las hojas sólo sino a las que tienen ramitas debajo, ya, ya...
Y añado yo que si hay un pobre caracol debajo suena "¡Crunch!".
Bueno, crunch más cric-cric, más chunk-chunk, ¡vamos, toda una banda sonora de peli de terror!
¡Jajaja!
Vaya, vaya, y Cristal en vez de decirme algo sobre mis sesudos comentarios, va y se apunta al juego de las onomatopeyas... ¡Si ejjjqueee!
ResponderEliminar¡País éste, oyes! Y luego nos quejamos de que hay crisis, y que si patatín y que si patatán...
¡A ver, por favor, alguien por ahí que tenga un diccionario onomatopéyico!
O en su defecto, alguien que haya andando el pasado otoño por un bosque con hojas en el suelo que debajo tengan ramitas.
Lo de "crachss" suena creíble, Cristal, siempre y cuando haya ramitas debajo, porque sigue siendo un sonido que denota fractura. Y que yo sepa, una hoja no se rompe porque la pises, a no ser que esté muy seca, con lo cual no hablaríamos de otoño sino de verano... ¡Jod...! Esto se está alargando.
¡Sabeis lo que os digo! ¡Que cada uno pise las hojas como le dé la gana! Que las mismas ya dirán lo que tengan que decir, jejeje.
¡Hala, a pisar hojas! ¡Y a pasar hoja!
Un abrazo, pisadoras de hojarasca.
Gracias,
ResponderEliminara veces hecho de menos jugar con los colores y todo no se puede hacer.
Muchas gracias,
un beso.
¿Gracias, por qué, Alfaro?
ResponderEliminarNo será por el comentario que acabo de dejar en tu ciudad...
¡Pues sí que eres rápida, amiga! Jejeje.
Un abrazo.
Gracias, por el comentario de allí también, pero eran por tu respuesta a mi comentario de aquí.
ResponderEliminarbuenas noches.
¡Claro que sí, Antonio!
ResponderEliminarAsi es, precisamente asi. Todo es del color del cristal con que se mira... y no es lo mismo mirar superficialmente que "ver", con todo lo que ello implica.
Y aún hay más, pues al observar por ejemplo un paisaje con detenimento y con disposición a dejarse impactar por él, sobrevienen siempre otro tipo de pensamientos y reflexiones sobre la vida, la grandeza, la eternidad, la belleza,etc... De modo que en el ver está el entender muchas cosas. Creo yo.
O bien, cuando miramos con mente abierta una obra de arte, no estamos solamente considerando su forma externa, sino que nos dejamos impactar por su fuerza, interpretamos sus simbolismos, o hasta "vemos" la mano de su creador, aunque éste ya no esté presente.
Es una alegría leerte y escuchar la hermosísima música que acompaña tus letras.
Besos
Ah, Alfaro, perdona, en ese momento no me acordé de mi anterior respuesta. Si es que está uno muy 'liao'...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
¡Bien, mi amiga Liz me comprende!
ResponderEliminar¿Quieres que te regale un lirio? Como veo que has vuelto a perder el tuyo...
Liz, cuando miras con "la mente abierta", como dices, no sólo puedes ver otras cosas que no son evidentes a simple vista, sino que... ¡te puedes hasta meter dentro!
El tío Hermann lo hizo una vez. ¿No has leído esa historia?
Un beso luminoso como un lirio.