"Sí, eres mía...", dijo el poeta.
"Pero como lo son las nubes... Como lo es el fulgor de la luna y las estrellas, en la noche fría y temblorosa, vacía e inmensa... Como el rumor de las fuentes en el silencio de la tarde, cuando te cuentan los sueños de las hojas y del aire... Como mis pasos en la vereda, que el viento borra... Como el agua del río, que siempre se va..."
Antonio HM.
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música: "Solveig's Song", por Edvard Grieg
imagen: "Hora dorada", por Alan Ranger
¿Se puede pedir más? Qué bueno leer tu poesía.
ResponderEliminarUn abrazo
Como el humo de fuego fatuo...
ResponderEliminarSaludos
Nada es de nadie. Y a la vez, todo es de todos.
ResponderEliminarUn besazo bien sentido, Antonio.
Hola, Antonius!
ResponderEliminarDicen por ahí que el paisaje no es del que posee los títulos de propiedad de las tierras, sino de quien lo sabe apreciar. De manera que eres dichoso tú, por apreciarla tanto a ella, y es dichosa ella, por saber lo que es para ti.
Felicidades, y un saludo trasatlántico
el poeta es sabio en su sentir, "sí, ..eres mía, pero como los son las nubes...".
ResponderEliminarla música del video una maravilla, haciendo honor a tan precioso poema!
un abrazo, amigo.
Gracias, Carmen. No me atrevería yo a llamarlo "poesía", pero bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Luis Antonio. Pero si hay humo es que hay fuego, aunque sea fatuo. Y la duración de las cosas no tiene por qué ser proporcional a su valor...
ResponderEliminarUn saludo.
Visto así... somos inmensamente ricos, jeje (de alguna manera).
ResponderEliminarGracias por ese besazo, amiga Butter. Un abrazo fuerte.
¡Hola, Lirius! (jeje)
ResponderEliminarEs como dices, estimada Liz, pero ten en cuenta asimismo que el poeta escribe lo que escribe con un sentido ambivalente...
Es decir, que por un lado está ese sentimiento maravilloso, y por otro está también la parte más humana, que se queja un poco de no poder abrazar a esas nubes como quisiera...
Un abrazo, amiga.
Hola, Patricia.
ResponderEliminarEl poeta es sabio, sí, y sabe muy bien de qué está hablando.
La música de Grieg es... excelsa. Y, curiosamente, después de haber elegido ese tema de La canción de Solveig, un amigo me ha facilitado la traducción, y resulta que la letra tiene mucho que ver con mi texto.
¿Casualidad?
Un abrazo.
¿Podrían encerrarse, incluso tan solo acotarse, de alguna forma todas esas maravillas que citas?
ResponderEliminarImposible.
Tampoco el amor, amigo.
Aunque a veces cueste de "llevar"...
Un abrazo, Antuán.
No, Crystal, la verdad es que no, no se puede.
ResponderEliminarY lo mismo sucede en cuanto al amor, cierto. Pero uno, como soñador que es, siempre aspira a tocar de cerca a alguna de esas nubes, como quien se moja en el agua del río.
Un abrazo, y gracias por pasarte. Se te echaba de menos.
Todo aquello que no fluye, de alguna forma muere...
ResponderEliminarExacto, Sila, lo que no fluye muere. La vida es movimiento. La detención, el enclaustramiento, es la muerte.
ResponderEliminarHay mil excusas para parar el flujo, y todas pueden ser razonables, pero ninguna permite que el agua siga fluyendo, no de una manera que deje respirar libremente a la vida. Con lo cual... aquello se acaba. O queda en un residuo de lo que pudo ser, en un remedo, en una fotocopia de vida.
Saludos.