Para despedir este mes de noviembre me ha parecido apropiado poner aquí un precioso texto del poeta sevillano Luis Cernuda (1904-1963). Un texto que descubrí hace muy poco en uno de esos libros viejos que aún tengo a medio leer. Por un lado me siento culpable por no haberlo leído antes, pero por otro me alegro de haberlo encontrado, y más en estos momentos, en este tiempo otoñal.
Los libros son muchas veces como la misma vida: contienen joyas ocultas que no solemos ver en una primera mirada, pero que están ahí, guardadas y en silencio, esperando el momento propicio, el instante del encuentro.
Todo cuanto escribe Cernuda en este texto lo podría haber escrito yo mismo, si fuera poeta... Pero como no lo soy, me retiro respetuosamente detrás de la cortina y dejo hablar al maestro.
AM.
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EL OTOÑO
Encanto de tus otoños infantiles, seducción de una época del año que es la tuya, porque en ella has nacido.
La atmósfera del verano, densa hasta entonces, se aligeraba y adquiría una acuidad a través de la cual los sonidos eran casi dolorosos, punzando la carne como la espina de una flor. Caían las primeras lluvias a mediados de setiembre, anunciándolas el trueno y el súbito nublarse del cielo, con un chocar acerado de aguas libres contra prisiones de cristal.
La voz de la madre decía: "Que descorran la vela", y tras aquel quejido agudo (semejante al de las golondrinas cuando revolaban por el cielo azul sobre el patio), que levantaba el toldo al plegarse en los alambres de donde colgaba, la lluvia entraba dentro de la casa, moviendo ligera sus pies de planta con rumor rítmico sobre las losas de mármol.
De las hojas mojadas, de la tierra húmeda, brotaba entonces un aroma delicioso, y el agua de la lluvia recogida en el hueco de tu mano tenía el sabor de aquel aroma, siendo tal la sustancia de donde aquél emanaba, oscuro y penetrante, como el de un pétalo ajado de magnolia. Te parecía volver a una dulce costumbre desde lo extraño y distante. Y por la noche, ya en la cama, encogías tu cuerpo, sintiéndolo joven, ligero y puro, en torno de tu alma, fundido con ella, hecho alma también él mismo.
Luis Cernuda- de "Ocnos" (1942-1963)
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vídeo: "Autumn"
música: "La Petite Fille de la Mer", de Vangelis
Los libros, aves rebelando secretos, crecen en nosotros, conforme la palabra avanza.
ResponderEliminarY como golondrinas, redescubren mismo cielo con renovado anhelo.
Los libros, tornan al humo en graneros, eclosionando silencios, que germinarán en vuelos...
Un abrazo alado, amigo del cielo.
Un texto precioso, me alegra que lo hayas rescatado del olvido, pero el vídeo se ha llevado el protagonismo esta vez para mi, los colores del otoños son realmente increíbles, el mundo se transforma para volverse dorado y ocre, me encantó. Un abrazo Antonio.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en lo que dices de los libros, querido Antonio..
ResponderEliminarA mí también me sorprende la oportunidad con la que nos revelan sus misterios ;)
Y el texto otoñal me ha encantado. No hay duda de que las palabras transmiten la esencia de lo que nombran.. Y así he sentido el canto sereno del viento de otoño que se lleva un tiempo y nos trae otro ;)
un abrazo inmenso!!
Una joyita.
ResponderEliminarEso es esta Entrada, Antonio.
Visual y musicalmente, precioso el video, en donde pareciera que toda la Naturaleza ejecuta un ballet otoñal.
Y poéticamente, exquisito y profundo, como suele serlo el gran Cernuda.
Es una dicha disfrutar de tu sensibilidad y gusto para elegir cada post que publicas.
Gracias por tantas finezas, Maestro Druida.
Un beso
Los libros guardan hermosos tesoros, y para fortuna de nosotr@s, esperan pacientemente ese instante del encuentro.
ResponderEliminarTus palabras, el poema de Cernuda y la mùsica de Vangelis.
Lo mejor, para esta noche de desvelo :D Gracias Antonio!!
Besos y muchos màs.
Así son los libros,Antonio. Esperan su momento,agazapados, hasta que nos encuentran y saltan sobre nosotros.
ResponderEliminarÉste que saltó sobre vos...qué suerte tuvo de que lo hayas abrazado!
Y, de tu mano, el otoño de Cernuda flameó las cortinas de mi ventana...hasta lamenté que aquí fuese primavera...
Me alegra tu regreso y tu visita, te extrañaba.
Mil besos*
La verdad Antonio que, hay tantos autores españoles que nos quedan por leer, fíjate que del QUIJOTE, aún me queda por leer un tercio del tomo original que tengo(estoy por la fiesta que dan los duques a nuestros caballeros) imagínate.
ResponderEliminarEl otoño invita a leer, a comunicarnos con nuestros semejantes de otra época.
Saludos Antonio.
Los libros guardan tesoros a las espera de que amigos como tú los encuentren y los compartan.
ResponderEliminarEl texto junto a la música y las imágenes me han hecho pasar un momento precioso.
Gracias por ello, Antonio.
Tú lo has dicho, Eli Poiésis, los libros -esos íntimos amigos- son como aves que nos revelan secretos. Gracias a ellos sabemos lo que no sabíamos, conocemos a quien no conocíamos, y además nos regalan, mediante su lectura, una diferente forma de mirar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, es verdad, Andrea, el vídeo es increíble: está muy bien hecho y bien acompañado por la música de Vangelis.
ResponderEliminarPero el texto de Cernuda no lo es menos. En él he podido presentir imágenes similares, e incluso oír y oler a la lluvia de otoño.
Un abrazo otoñal.
Qué no sabrás tú de los libros, mi estimada maga Isis...
ResponderEliminar"Palabras que transmiten esencias", eso es lo que contienen los buenos libros.
Un abrazo medido.
(de unos miles de kilómetros).
;)
Gracias a ti, Liz, por saber apreciar esas "finezas".
ResponderEliminarBesos, pintora de sueños.
Muy cierto, Amanecer.
ResponderEliminarTenemos esa doble suerte: los buenos libros guardan tesoros en su interior, y esperan pacientes que llegue el momento de descubrirlos. No se enfadan porque no los leamos, ni se llevan sus tesoros a otra parte, siempre nos esperan.
Aunque sí he percibido que a veces miran como un poco molestos, jeje, como diciendo: "¡venga, acércate, que tengo algo muy bueno dentro y te lo estás perdiendo!"
Besos, amiga.
Hola, Silvia.
ResponderEliminarQué hermoso me suena eso que dices, de que el otoño de Cernuda flameó las cortinas de tu ventana.
Ese es el poder de la palabra, poder que tú sabes usar muy bien.
1001 besos, amiga*
Hola, Terry.
ResponderEliminarMe obligas a confesar que yo tampoco he leído el Quijote completo, y tengo nada menos que tres ediciones. Me gusta mucho ojearlo y leer algún capítulo escogido al azar, pero nunca lo he leído de corrido.
Totalmente de acuerdo en eso de que "el otoño invita a leer".
Un saludo, Don Terry.
Me alegro mucho, Luisa, de haber contribuido a ese "momento precioso".
ResponderEliminarPara eso está este cuaderno, para mostrar los tesoros que encuentro, aparte de escribir yo también alguna cosilla.
Un abrazo.
PD.- Si te vuelves a pasar por aquí, verás que he logrado por fin que en el patio de la foto "llueva".
la melancolia
ResponderEliminarse queda pegada al otoño
sobretodo
los dias de lluvia
abrazos
Esteeee, esto se avisa, que me he quedado como una sopa con semejante chaparrón XD!!
ResponderEliminarCrecer en la luz de poniente entre el viento y la lluvia imprime carácter no podría estar más de acuerdo con el poeta.
Yo nací rozando el Otoño y ese es mi tiempo en el que me encuentro más a gusto.
Dejo aquí unos pocos versos del poeta que creo se ajustan también muy bien con tu entrada.
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Como llenarte soledad
sino contigo misma...
de niño entre las pobres guaridas de la tierra
quieto en ángulo oscuro
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos
y en ti los vislumbraba
naturales y exactos, también libres y fieles
a semejanza mía, a semejanza tuya...
eterna soledad...
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Le dejo un abrazo, al inspirado Sr. Druida.
Pues he vuelto a pasar, Antonio y nada más entrar he tenido que ponerme el chubasquero y las botas katiuskas ¡Jesús, qué manera de llover! :)
ResponderEliminarAnda, a ver si tienes un ratito y me cuentas por e-mail como se hace que, como te dije, tengo yo uno en mi almacen que me gustaría poner.
Un abrazo otoñal.
Sí, Sunny, el otoño suele invocar a la melancolía, pero qué hermosa esa melancolía y qué hermoso ese otoño...
ResponderEliminarNo es tristeza, es un sentimiento peculiar que nos recoge y nos encuentra.
Un abrazo alegre, con lluvia de otoño.
Hola, Cristal.
ResponderEliminarPues yo nací en verano, pero fue un error, así que mantuve mis sentidos cerrados hasta que llegó el otoño, y a mediados de octubre los abrí.
Gracias por ese "Soliloquio del farero", del maestro Cernuda.
Un abrazo.
Hola, Luisa.
ResponderEliminar¿Te has mojado? Lo siento, jeje.
Ya te he mandado ese mail con la explicación, espero que te sirva.
Un abrazo de otoño.
Me encanta el otoño, es curioso, pero antes prefería la primavera, sin embargo desde hace un tiempo me fascina el otoño. Creo que tiene mala prensa, ya que dicen de él que es la estación en la que todo muere...Se olvidan de todas las bayas rojas, burdeos, naranjas y azuladas que tiñen nuestros dedos...y de ese olor a tierra mojada, a madre tierra...
ResponderEliminarBuen texto para despedir noviembre. Gran mezcla de texto propio y ajeno y música.
ResponderEliminarCómo verás he tenido que cambiar de blog por problemas. La página de "sangre mortal" se me quedaba bloqueada constantemente.
Tiempo para respirar la paz y el silencio que se abate en las tardes; la música de los poemas; las melodías rebosantes de melancolías; las páginas de los viejos amigos de papel que siempre nos acompañan y nos reclaman con la palabra.
Un saludo otoñal de hojas caídas o que vuelan a merced del viento.
Hola, amiga Bruja.
ResponderEliminarCreo haber escrito aquí antes sobre mis paseos por la orilla del río, cuando vivía de alquiler en una casa de pueblo... Bueno, pues en esos paseos pude disfrutar de cada estación, hasta que... ¡llegó el otoño!
Y ahí ya no disfruté, me maravillé con la explosión de colores, con esa luz inclinada y con los olores húmedos por la lluvia que surgían de los árboles y de la misma tierra.
Me da por pensar que todos los que tenemos cierta vena "romántica" somos adictos al otoño.
¿El otoño es la estación en la que "todo muere..."? ¡Nooo!, es la estación en la que todo se despide, de la forma más embriagadora, antes de echarse a dormir y entrar en su sueño de renovación.
Un abrazo, Bruja.
Hola, Maite.
ResponderEliminarParece que otra vez Blogger anda haciendo cambios de códigos, y eso se traduce casi siempre en problemas de acceso. Pero ya estoy avisado, y te sigo en tu Lugar bajo el Sol.
Un saludo otoñal de hojas que vuelan alegres al ver que vuelves por estos lares.
Y un abrazo.
A Antonio Martín, hombre cabal y artísta por entero, vengo a dejar en su vital cuaderno, este humilde saludo navideño, que reconoce cuánto debemos, a quien vive compartíendo su talento.
ResponderEliminarY deseo que en Año Nuevo, un lobo estepario hambriento, no sea devorado por el pájaro del sueño. ;P
Felicidades Antonio.
Gracias por tu saludo, Eli.
ResponderEliminarY tranquila, que este lobo estepario se lleva muy bien con ese "pájaro del sueño".
No viene todas las noches, pero cuando lo hace el encuentro siempre es positivo.
Un abrazo, Poiésis, amiga poeta.