DRAGONES DE CRISTAL (I)
Esto se empieza a parecer un poco a la saga de la Guerra de las Galaxias, pero sin guerra alguna, claro. Es decir, que es como un interesante y atractivo baile entre galaxias vecinas. Son las fiestas del barrio del universo. Evidentemente se manejan lenguajes distintos, pero tendiendo a un conocimiento mutuo, y hasta sospechando que, en el fondo, ambas sintaxis beben de una misma fuente, tienen una raíz común o muy similar, para lo cual se usan estos puentes intergalácticos que solemos llamar "blogs", que parecen las plazas donde confluyen todas las esquinas siderales, y que en realidad son naves individuales que viajan a la velocidad de la luz; incluso más deprisa, a la del pensamiento. En definitiva, una danza de conciencias.
Sí, la amiga Cristal ha vuelto a las andadas, y esta vez usa su propio "cine" para proyectar la película, lo que me parece un bonito detalle por su parte, dado que de esa película formo parte (soy uno de los encargados del storyboard y salgo de extra en varias escenas).
Muchos de vosotros ya habreis leido su entrada en La Mirada de Cristal, pero otros no. Así que los que esteis aquí acomodaos en las butacas, tened a punto la bolsa de palomitas y preparaos, porque la película comienza en pocos minutos...
Omito la introducción, porque en ella hay demasiadas flores dirigidas a este cine mío nocturno y a mi humilde persona, y no es que sea por falsa modestia, pero me parecería excesivo repetirla aquí. Tanto me ha gustado, que prefiero ocultarla.
Se apagan las luces; poco a poco se va haciendo el silencio... Se oye a lo lejos, in crescendo, música de Vangelis... Es el tema titulado "El Dragón". Se abre lentamente el telón... Empieza la película...
AM.
(Pd. : Al final no he podido omitir la introducción; me parecía que la película quedaba "cortada". Ssssshhh...)
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Desde Cristalia para Antonio
Las sombras acogedoras invaden Cristalia cuando se extinguen bullicios y rumores y todo eco diurno se apaga. Es entonces cuando el alma y el intelecto de alguno de sus habitantes se despierta, para sumergirse en las aguas de un maravilloso laberinto virtual e iniciar un fantástico viaje nocturno de destino incierto y en ocasiones sorprendente.
Hoy, creo haber visto un dragón… pero volaba tan alto y silencioso que quizás era sólo el viento y la luz del espíritu de Gaia burlándose de este pobre humano hembra.
Hace ya unas cuantas lunas tuve la fortuna de que un Cuaderno Nocturno lleno de magia y buenas letras me hallase en uno de mis viajes por la maraña de caminos de esta Blogoesfera. Pero el descubridor se convirtió en hallazgo a no tardar. Pronto se hicieron frecuentes los viajes entre ambos puntos de este Mar de Dédalo. Y hoy es llegado el momento de corresponder a sus muchas visitas y atenciones de forma especial.
No debo continuar sin decir que, muchos, de los que hemos encontrado, este Cuaderno, lo utilizamos de guía y aliciente, para levantar el listón de este pequeño gran mundo, en el que todos navegamos, hacia ninguna parte y sin tiempo definido. Al igual que en la vida. Genio y figura amigo. Pero… ¿a quién importa la meta? si el viaje nos deleita. Ya lo dijo el poeta… se hace camino al andar…
Surcar este mar, con esa guía, aunque a veces se nos disfrace de “tirano”, es una especie de “soma” que nos ayuda a bucear en nuestro interior y a poner nuestro sextante en las coordenadas de viaje hacia nuestro Shangri-La particular.
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Querido Antonio:
Después de dos entradas en tu blog y un sinfín de comentarios sobre el tema que nos ocupa… ¿Qué decir que no haya sido dicho ya?
Quizás que has conseguido que destape mi “tirano interior” de una forma que nunca creí ni pensé descubrir en este espacio. Pero a lo hecho pecho y a las penas “puñalás”…
Y sin más, te diré que haces bien en decir que la diferencia entre tú y yo, es, en principio, sólo aparente. Porque en el fondo todos los seres humanos nos parecemos de forma extraordinaria. Sólo somos hormigas de diferentes hormigueros. La singularidad es una quimera amigo mío. Todos sin excepción, no importa el camino y los vericuetos, vamos hacia el mismo sitio, y desde el mismo punto de partida. Sólo nos diferencian los “andares”. ¿Y al cabo, no buscamos todos lo mismo? Un poco de felicidad… aunque para unos u otros sea algo muy diferente.
Leer a Sartre, a Heidegger, Schopenhauer, etc… eso que nombras como conocimiento cargado y cavilado, no tiene demasiado valor, ¡cierto! Sólo es una manera de constatar que no estás sólo en este universo, y que otros, mucho antes que tú ya pensaron lo mismo… Como tú y tu tío Hermann .
Dices regirte por tres constantes, “respiración, mirada y movimiento. Es decir vida”. Y yo pregunto humildemente ¿se puede hacer otra cosa? La alternativa a ese caminar por el filo es ciertamente jodida. Aunque algunos, en muchos momentos la acaricien como solución “adelantada” a todo problema. Pero aún así y nos guste, o no, es una opción Antonio. Tan válida como la de cualquiera, incluyendo la tuya o la mía…
Vivir el presente, asumiendo el pasado y sin plantearse el futuro como una hipoteca, no diré que sea imposible pero no es fácil de ninguna manera. A veces, aunque a más de uno le parecerá una “boutade” me he planteado que deberíamos actuar con la perspectiva de un enfermo incurable o terminal… para exprimir el presente en todas nuestras posibilidades… Probablemente así seríamos capaces de abandonar el lastre que supone la conveniencia del futuro… sin importar el pasado. Pero quizás fue eso lo que enloqueció Höderlin, ¡quien sabe!
En todo caso, desde la perspectiva de una atea, las posibilidades se reducen bastante ¿verdad?. No niego categóricamente una existencia espiritual, a la que no hace tanto que me ha acercado algo tan empirista como la Física y la Mecánica Cuántica. Dime rara. Pero por supuesto estoy muy lejos de cualquier idea religiosa al uso…. Muchos, yo entre ellos, no necesitamos de ese concepto de Dios, que es tan sólo la necesidad que tiene el ser humano de transcender de nuestra condición de mortales. Algo que algunos “espabilados” sin escrúpulos aprovechan todavía para manipular el mundo a su antojo.
Esa idea de crear valores con nuestras acciones, es la parte espiritual y de magia que nos corresponde en “este lado” como tú apuntas. Pero aparte de las buenas intenciones, el depredador que vive en todos nosotros nos lo pone francamente difícil. Y el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. El hombre es un Dios limitado y cruel, destinado a extinguirse como todo… Eso, si antes, como diría mi buen amigo Abraracurcix, el cielo no se desploma encima de nuestras cabezas. Que por lo visto según los cosmólogos es la causa más probable de extinción de la vida en este planeta. O del planeta mismo. ¿Ves a que me refería con lo de las churras y las merinas? En fin…
Por último matizar, que nunca me definí como una “pesimista con esperanza” si no como una “pesimista refugiada en la ironía”. Según la RAE, esperanza tiene que ver con confianza en lograr algo que se desea e ironía es una burla sutil y disimulada o lo que sucede de forma inesperada y parece una burla del destino. Importante el matiz que diferencia una cosa de la otra.
Aunque he mejorado, en lo que ha tenido bastante que ver el tema de la Física… debo reconocer que sigo estando mucho, muchísimo más cerca del velo de la ironía que del manto de la esperanza. Y aún así, y precisamente por eso, voy a seguir estando lejos de héroes y élites y van a seguir sin gustarme, con sus excepciones.
Al fin y al cabo el hombre, aunque náufrago, es el único ser de este Universo con esa capacidad, ni siquiera la risa (los chimpancés se ríen) sólo la ironía nos distingue del resto de seres vivos. Por lo demás todos somos falibles y finitos. No hay más. La mediocridad fue creada por el hombre para el hombre y siempre será subjetiva amigo Antonio. Lo que en una cultura puede parecer sublime, en otra puede ser una solemne chorrada.
¿Qué más puedo decirte amigo? Quizás que todos somos producto de un tiempo y una educación. Sobretodo hijos de la experiencia individual de cada uno. Y cada uno habla según como le ha ido en la feria, y algunos ni eso. Directamente se han quedado mudos o no llegaron ni a la edad de hablar. No hay más que leer el diario…
Mientras tanto, abriré las ventanas de Cristalia de par en par, a la espera de que me invada un poco de la magia, que destila tu Cuaderno, que envidio sinceramente, y quedo atenta por si en medio de la luz inclinada atisbo de nuevo el vuelo del Dragón.
Un abrazo sincero.
CRISTAL00K (1 de marzo, 2009)
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Querida amiga Cristal, me he quedado sin palomitas.
Como este cine es de los antiguos y tiene sesión continua, aprovecho unos minutos y me voy al cine-bar. Me tomo mi refresco, compro provisiones y vuelvo a ver la película, por aquello que dicen de que en la segunda vez se ven cosas que no se han visto en la primera. Suele pasar con las buenas películas...
Bien, ya la he vuelto a ver. Y, efectivamente, había cosas ("cosillas" dirías tú) que no había visto bien; pequeños detalles que se te escapan en una primera visión, o, como diría un moderno, "visualización" (¡jo...!).
En primerísimo lugar, mi más sincero agradecimiento por esa introducción tan poética en la que me encuentro inevitablemente involucrado. No quería ponerla, pero quedaba tan bien con la música que... En fin, ¿para qué voy a decir eso de "no es para tanto", etc.? No, no lo es, pero me has dejado encantado. Y por otra parte me alegro de haberlo hecho, por si todavía hay alguien que piensa que esto es un "debate", una discusión o algún tipo de enfrentamiento. Esto, por supuesto, es sólo una conversación amistosa, como la que podríamos tener tranquilamente sentados en una cafetería cualquiera de cualquier ciudad. Yo me pido Salamanca, y el café cortado.
Pero vayamos ya a la "película", que es lo que importa:
Dices una frase, amiga Cristal, al principio, que muchas veces me he encontrado por ahí y siempre me ha provocado cierto rechazo. No sé, la tengo como alergia: "Todos los seres humanos nos parecemos..." Y añades luego, para ilustrarla, el símil de las hormigas... Y además rematas diciendo: "La singularidad es una quimera."
Me ha pasado un poco como cuando dijiste en otra entrada que "a las palabras se las lleva el viento", que rápidamente fui a ver si era verdad. En este caso he mirado también a los libros y he visto que dentro sólo había "quimeras", y que mis mejores compañías, las únicas de las que he podido aprender algo eran nada más que eso... quimeras. No, no puede ser que estés hablando en serio. La segunda cosa que he hecho es asomarme por la ventana. He visto personas desconocidas que iban para arriba o para abajo, caminando por la acera, y a unos barrenderos (¿empleados de la limpieza se dice ahora?), que habían aparcado el camión de la basura frente a mi casa y charlaban de sus cosas mientras hacían no sé qué... Y por su tono de voz he "adivinado" de qué estaban hablando: de nada. Luego he pensado, no sé por qué, en Goethe, en Hölderlin, en Novalis, en Hoffmann, en Bach, Mendelssohn, Vivaldi, Unamuno, Machado, Beethoven, Dostoyevski, Rilke, Friedrich, Gauguin, Van Gogh, Nietzsche, Jung, Fromm, Ende y, cómo no, en el tío Hesse, y en cien más... Y no me salen las cuentas.
¿Todos los seres humanos nos parecemos? En qué, te pregunto. ¿En que tenemos cuerpos similares? Ah, pero más adelante nos das la pista: "vamos hacia el mismo sitio, y desde el mismo punto de partida". Evidente: el nacimiento y la muerte nos iguala, pero eso que tú llamas "andares", eso, amiga mía, es mucho andar... Y sí, todos buscamos la felicidad, pero no sólo es "muy diferente" esta felicidad, sino que muchas veces no tiene absolutamente nada que ver una felicidad con otra, y hasta pueden ser contrarias.
No tengo nada en contra, por ejemplo, de la felicidad "normal" del barrendero, nada en contra, pero ¿qué tiene que ver con mi felicidad? ¿Sería yo feliz con su felicidad? ¿Lo sería él con la mía? Estamos hablando de "mundos" muy distintos, amiga Cristal. Lo que para él es bueno, puede no serlo para mí, y viceversa. Y en absoluto es por meterme con el pobre barrendero, a quien no conozco de nada y lo mismo es un sabio disfrazado. Pero le ha tocado venir aquí como ejemplo. Otra vez me tocará a mí.
Recuerdo que una vez le dije a una persona a la que apreciaba que "tenía que conseguir llevarla a mi mundo", y ella me contestó: "¿Pero qué mundo...?" A partir de entonces comprendí que la tarea iba a ser ardua. Hoy confirmo que imposible.
Claro que el barrendero y yo nos veremos las caras en el mismo umbral, cuando nos llegue la hora, pero ¿nos convierte eso en iguales? No, amiga, él morirá como él y yo como yo, exactamente igual a como hemos vivido, a como somos, o sea, diferentes.
Por otro lado, reconozco que la muerte es buena consejera, como decía el amigo Castaneda, porque nos coloca frente al espejo frío del final ineludible. Y esa imagen en el espejo nos sirve para borrar nuestra importancia personal, que no es más que un lastre, un obstáculo para la libertad. Pero... el hecho inevitable de la muerte no nos iguala, sólo nos dice que todos nos enfrentamos a lo mismo. En ese sentido, y sólo en ese sentido, somos todos iguales, aunque mejor sería decir que todos "estamos" iguales. Ahí sí que me siento igual, no ya sólo al barrendero, sino al oficinista, al político, al ladrón o a cualquier perro callejero, a cualquier ave o a cualquier insecto.
Todos vamos a morir, todos respiramos, más o menos, el mismo aire y todos caminamos por calles similares. ¿Y eso qué?
Lo siento, pero no puedo dirigirme a Goethe y decirle: "Usted es igual que yo y yo igual que usted; los dos tenemos dos ojos, dos orejas, dos pies, dos manos, y un palmo de narices." Porque él me podría responder: "¿Y tiene usted también un Fausto, un Werther, un Wilhelm Meister?"
Como ves, amiga Cristal, esto es sólo el principio. Unas frases tuyas y se desencadena el torrente... Lo dejo aquí, por ahora, porque si continuo no va a caber en la página y me gusta que se vea todo junto. Así que esto es nada más que una primera parte de mi "película".
Permanezcan atentos a la pantalla, amigos. Si les ha gustado este aperitivo, claro. En caso contrario, se les cambiarán sus boletos en la puerta de salida por unas suculentas páginas, las cuales contienen exquisitos haikus y tankas de primera calidad.
Por último, quiero añadir, Cristal, que entiendas que esto no quiere ser un diálogo "entre Confucio y Lao Tse"... Andamos nosotros muy lejos de esas alturas; pero sí una conversación entre galaxias amigas, que quieren comprenderse, porque, inexplicablemente, se atraen, quizás porque tienen un origen común, como dije antes.
Un fuerte abrazo, amiga, y gracias a todos por vuestra inestimable atención.
Volverán a volar los Dragones de Cristal.
Antonio Martín
(4 de marzo, 2009)
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imágenes: Roger Dean
música:
The Dragon - Vangelis