Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







sábado, 10 de diciembre de 2011

Los surcos del tiempo



Siempre que me he acercado a la obra de Castaneda ha sido con respeto y admiración, sabiendo que me iba a encontrar con conceptos interesantes, con matices distintos y otras formas de mirar, que me iban a inducir a nuevas reflexiones sobre este misterio que nos envuelve y del que formamos parte indisoluble.
Y hace poco, releyendo su último libro (La Rueda del Tiempo, de 1998 -una selección de sus escritos), me he reencontrado con esta maravilla:

"(...) Otra estupenda unidad de aquel extraño sistema cognitivo residía en la comprensión que tenían los chamanes acerca de los conceptos de tiempo y espacio, y el modo en que los utilizaban. Para ellos, el tiempo y el espacio no eran los mismos fenómenos que forman parte de nuestras vidas en virtud de constituir parte integral de nuestro sistema cognitivo normal. Para el hombre corriente, la definición clásica de tiempo es un ''continuo no espacial en el que los eventos se producen en una sucesión aparentemente irreversible que va desde el pasado hacia el futuro a través del presente''. Y el espacio se define como ''la extensión infinita del campo tridimensional, dentro del cual existen las estrellas y las galaxias: el universo''.
"Para los chamanes del antiguo México, el tiempo era algo así como un pensamiento; un pensamiento pensado por algo de tal magnitud que rebasaba toda comprensión. Su conclusión lógica era que el hombre, siendo parte de ese pensamiento pensado por fuerzas inconcebibles para su mente, todavía retenía un pequeño porcentaje de dicho pensamiento; un porcentaje que podía ser redimido bajo determinadas circunstancias de extraordinaria disciplina.
"El espacio era, para aquellos chamanes, un ámbito abstracto de actividad. Lo llamaban el infinito y se referían a él como la suma total de los esfuerzos de todas las criaturas vivas. El espacio era, para ellos, más accesible, algo casi práctico. Era como si hubieran desarrollado en mayor porcentaje la formulación abstracta del espacio. Según las versiones aportadas por don Juan, los chamanes del antiguo México nunca contemplaron el tiempo y el espacio como oscuras abstracciones tal y como lo hacemos nosotros. Para ellos, tanto el tiempo como el espacio, si bien incomprensibles en sus formulaciones, formaban parte integral del hombre.
"Aquellos chamanes poseían otra unidad cognitiva, llamada la rueda del tiempo. Su manera de explicar la rueda del tiempo era decir que el tiempo era como un túnel de longitud y anchura infinitas, un túnel con surcos reflectantes. Cada uno de los surcos era infinito, y había un número infinito de ellos. Los seres vivos eran compelidos, por la fuerza de la vida, a fijar sus miradas en uno de los surcos. Mirar sólo uno de los surcos implicaba ser atrapados por él, vivir ese surco.
"La meta final de un guerrero es la de enfocar, mediante un acto de profunda disciplina, su atención inquebrantable en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Los guerreros que han logrado hacer girar la rueda del tiempo son capaces de mirar en el interior de cualquier otro surco y extraer de él lo que deseen.
"Al librarse de la fuerza hechizante que nos obliga a contemplar sólo uno de esos surcos, los guerreros pueden mirar en cualquiera de las dos direcciones: la llegada o la partida del tiempo."


Carlos Castaneda



Me encanta la idea, la imagen, el concepto, la posibilidad de ese camino, que nos permitiría mirar en otros surcos del tiempo y sacar de ellos aquello que necesitamos. Será cuestión de convertirse en esa clase de guerreros del espíritu, que tienen la capacidad, gracias a la fuerza de su disciplina interior, de viajar por esos surcos y enfocar su atención en lo que les interesa, para que eso... viva para ellos.
Esto me parece como montarse en un barco hacia lo desconocido, y poder atracar en cualquier orilla de ese mar infinito. Tener, por fin, acceso a la inmensidad de la vida...

Antonio H. Martín

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- imagen: AHM
- libro: La Rueda del Tiempo, Carlos Castaneda
- (Gaia Ediciones - Madrid, 1998)

6 comentarios:

  1. Describes a los guerreros lanzándose al vacío, a lo desconocido. No hay otra forma de acceder a la auténtica realidad que se abre ante nosotros. ¿Y no es eso lo que hacemos, segundo a segundo, en ese viaje que nos lleva a un futuro siempre inesperado, por más planes que hagamos?.

    Y únicamente de esa forma seremos capaces de controlar la locura que nos cierne. Él no era, ni nunca quiso ser un chamán al uso, para él, el chamanismo era un camino donde hallar la fuerza cósmica para volver al huevo primigenio donde todo se genera. Hasta las bifurcaciones del tiempo.

    Siempre fructífero y revelador acercarse a Castaneda y a tu Cuaderno, amigo.

    Abrazos.

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  2. Como la sombra que extiende la luz allende su borde, la palabra escrita por el corazón de la noche, la mirada requiere de ficciones. Ficciones que crean facciones en el póstumo nacimiento del hombre o su temprano advenimiento en carne de metáforas.

    Besos.

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  3. ¡Wow!
    Qué interesante concepto. Hace aaaaños que lo leí, y ahora me has hecho recordarlo, Antonio.

    Pero si bien ya no recordaba concretamente este texto, con sus explicaciones tan brillantemente formuladas, te puedo decir que esta concepción "abierta" del tiempo y el espacio quedó integrada para siempre dentro de mi disco duro desde que entré en contacto con el autor que citas.
    Vivimos a varios niveles paralelamente, y por supuesto que el más "visible" es el ordinario, cotidiano. Es esta dimensión la que nos permite relacionarnos con el mundo que nos rodea en el día a día... pero al mismo tiempo, una parte de nuestra conciencia sabe que eso es solamente una convención. Y hemos de aplicarnos en atender esta otra dimensión de la vida y la realidad que propone Castaneda.

    Bravo. Gracias por hacernos recordar este otro renglón del "pentagrama" que es nuestra existencia.

    Un gusto leerte, como siempre.

    Un beso decembrino.

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  4. El tiempo es el sueño y el espacio la vigilia. La diferencia entre aquéllos chamanes de Castaneda y nuestra civilización, es que ellos aprendieron a conjugarlos, una vez interiorizadas sus fuerzas infinitas.

    La densidad de las palabras, por otra parte, nos pone límites insalvables. Sólo en la abstracción del sueño es posible discernir el tiempo del espacio. Y sólo en esa abstracción podemos comunicar lo intangible (aprender y enseñar).

    Un abrazo
    Chuff!!

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  5. Uma linda noite de natal. Que o espírito renovador do menino Jesus, o acolha num abraço fraterno e te encha de esperança, amor e saúde cada vez mais.

    Uma noite feliz e mesa farta.
    Boas festas!

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  6. Buon Natale Antonio, con affetto.

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