Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







sábado, 25 de diciembre de 2010

El prado



Caminó durante horas por aquel campo vestido de nieve. Sin buscar nada, porque no había nada que encontrar. Sólo quería pasear sin rumbo. El campo estaba vacío, vacío de gente, y quizá es eso lo que quería, lo que necesitaba, porque venía de la ciudad y estaba saturado de tanta falsa compañía, de tanto ruido, de tanta locura.
Allí, sin embargo, estaban la soledad y el silencio. Sus amigos predilectos.

Recordó unas palabras de Jorge Amado, que había leído en algún sitio: "Yo no sabría estar sin la gente. A mí me ponen frente a un paisaje y digo, vale, de acuerdo, es muy bonito, pero llénenlo de gente. Cuando veo un paisaje me quiero marchar en seguida. Necesito a la gente..."
Qué diferentes podemos ser los humanos, pensó. Y recordó asimismo las pinturas de Caspar David Friedrich, esos bellos paisajes sin gente. Sobre todo una donde se ve un atardecer en un bosque de pinos. Esa luz, ese silencio... Sólo dos figuras diminutas, integradas en el paisaje, dos amigos, dos caminantes detenidos ante el embrujo de la hora. Y nada, nada de gente.

Y llegó al prado, salpicado de delgados árboles dormidos, y vio entre el bosque cercano los últimos brillos del ocaso... Fue un impulso, algo que se le encendió por dentro, como si escuchara una voz que le llamaba. No pudo ni quiso evitarlo. Empezó a correr, a correr como un loco, gritando, riendo, llorando de alegría. Y mientras corría, sintió que todo el peso acumulado se le disolvía en el pecho, que todas las sombras perdían su poder, que el mundo, por fin, se había ido.
La magia estaba allí.


Antonio H. M.
(25 de diciembre, 2010)

26 comentarios:

  1. Leyéndote Antonio, siento como si tus palabras me pertenecieran, como si las hubiera podido escribir yo misma. He disfrutado mucho con el texto que nos has ofrecido.

    Me gusta la soledad de la naturaleza, la contemplación de toda la belleza que un bosque, que un paisaje natural nos permite disfrutar.

    Cada vez más, huyo de las aglomeraciones, de las muchedumbres entre las que te puedes sentir más solo que en contacto con la naturaleza.

    Siento como mía esa euforia que describes, ese sentimiento de plenitud que nace de la armonía, de la felicidad que produce estar en paz con uno mismo y en contacto con la belleza.

    Un abrazo.

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  2. Estimado Amigo Antonio...como Siempre, tus Palabras, tus relatos son un Viaje en si mismo...y la Musica Maravillosa...un Momento Magico...Me hiciste emocionar hasta las lagrimas...no se porque...o tal vez... se porque...Muchas gracias!

    Un gran abrazo

    Feliz Navidad!

    Mauro

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  3. Gracias, Cristal.
    Pues considéralas tuyas. Al fin y al cabo, los que somos de cierta manera nadamos en las mismas aguas. Ese gran lago nos pertenece a todos.
    Como creo que sabes, vivo en una gran ciudad, Madrid, pero tengo planes para irme a algún pueblecito del norte, y eso será en breve. Echo mucho de menos los paseos por el campo, los necesito. Y si hay montañas y bosques, mucho mejor.
    Parece que el alma se ensancha en esos entornos naturales. Se respira mejor, por supuesto, pero no me refiero sólo al aire...
    Y te confieso algo: este texto está basado en un hecho real, jeje. Sí, hice esa alocada carrera hace tiempo, sobre un prado recién nevado, y el sentimiento es el que tú dices: euforia.

    Un abrazo, amiga.

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  4. Me ha gustado tu texto, no hay nada como escabullirse en el silencio del campo y la naturaleza, Donde yo vivo hay jardines preciosos y grandes que te dan la posibilidad, de meterte entre ellos y escuchar tan solo el murmullo de un árbol cuando hace aire, o el susurro del rio que lo atraviesa, es una sensación única, un encuentro con la soledad muy particular y especial, que invita a escribir, a reflexionar… En fin a muchas cosas inimaginables, incluso a soñar. Reconozco que tengo suerte de que aun estando también en Madrid este pueblo me da la satisfacción de poder encontrar la tranquilidad cuando yo lo deseo. Un beso grande y felices fiestas

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  5. He vuelto a leer tu comentario y me he parado a ver el vídeo que acompaña tu texto y desde luego no has podido elegir mejor, se trata de una música y unas imágenes bellísimas.

    Pienso que sí, que compartimos una sensibilidad que nos permite disfrutar inmensamente de la belleza, aunque también hace que en ocasiones,también suframos más.

    Para estar en contacto con la naturaleza, no es necesario salir de la C. de Madrid, hay cantidad de lugares, de pueblos, en los que te puedes olvidar por completo del ruido y del asfalto; a no ser que lo que añores sea el mar...en ese caso te puedo entender. Yo viví cinco años cerca del mar y todavía lo echo de menos.

    Un abrazo de nuevo, Antonio.

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  6. Amigo Mauro, muchas gracias por tus palabras.
    Me emociona que un escrito mío llegue al corazón de alguien. Quizá para eso se escribe, para conectar, para expresar aquello que nos vive por dentro y que otros lo escuchen y lo sientan como suyo.

    Un abrazo, amigo lejano-cercano, y Feliz Navidad.

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  7. Así es, Luciérnaga. Yo hablaba de la ciudad de Madrid, pero a pocos kilómetros de la capital hay sitios maravillosos, con bosques y jardines.
    Y es en esa soledad donde este caminante se siente más a gusto, para reflexionar, escribir y soñar.
    Cada uno tenemos un entorno, un ambiente preferido, que conecta con nuestro ser interior.

    Besos y felices fiestas.

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  8. Hola de nuevo Cristal.
    Ese vídeo me lo envió un amigo, como regalo de navidad, y al verlo recordé aquella antigua tarde.

    Tienes mucha razón... La sensibilidad tiene un doble filo. Por un lado nos regala momentos maravillosos, y por otro nos hace demasiado vulnerables a la fealdad del mundo. Hay que saber encontrar el punto de equilibrio entre ambas visiones. Saber desconectar a tiempo, para que lo feo no nos dañe.

    Sí, en Madrid hay muchos buenos sitios. A sólo unos pocos kilómetros de la ciudad. Hace tiempo solía viajar todos los fines de semana, atravesando el Puerto de los Leones, a pueblos llenos de paz y rodeados de montes, árboles y silencio.
    El mar también me atrae, sobre todo después de mi viaje a Luarca, en Asturias, pero lo mío es la montaña.

    Un abrazo, amiga, y buen año nuevo.

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  9. La magia estaba ahí.. cuando el mundo se hubo ido..

    sí..

    hermssa visión de lo que sucede cuando lo inefable llena el vacío que deja el mundo..

    besos!!

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  10. Ay, amiga Isis, lo defines muy bien... Cuando el mundo se va, se genera un hueco en el que, a veces, entra lo inefable. Es decir, la magia.

    Besos, amiga maga.

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  11. hola antonio! desde donde te escribo no hay campos vestidos de nieve...pero sí pinos, muchos pinos, y todo el mar en soledad...gente...apenas unas pocas.

    feliz navidad y buen año, amigo!
    (regreso en el 2011)

    besos*

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  12. Antonio:

    Leo tu Relato, encantada.
    Y evoco paralelamente otros muchos escritos tuyos que conozco, y me digo: bien podrían ser capítulos de un mismo libro Tienen tal congruencia entre sí, que conforman partes de un Todo.

    Suertudos los que te leemos, pues ese libro ya existe; es tu maravilloso Cuaderno Nocturno.

    Deseo que el año 2011 nos traiga muchos capítulos más de este libro virtual.

    Un cálido abrazo desde mi prado.

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  13. Hola!
    Que bueno a sido caminar en silencio junto a ti por ese prado nevado; la magia es la génesis de los sueños. Mi Luna se ausento en noche buena, pero dos luceros, los dos mas hermosos del firmamento se encargaron de iluminar el lado oscuro de mi corazón...

    saludos ;)

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  14. ¡Bien, amiga Silvia! Con los pinos y la soledad es suficiente, jeje.
    Felices fiestas, maga de las palabras, nos vemos/leemos el año que viene.

    Mil besos*

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  15. Muchas gracias, Liz, por tu apreciación. Es una idea a tener en cuenta... Ya que existe esa congruencia que mencionas, podría hacer una selección de textos y presentarla a alguna editorial.
    No es broma, más de una vez lo he pensado.
    Pero, bueno, lo seguro es que seguiré con esta forma virtual, que tantas satisfaciones me ha proporcionado.

    Gracias por tu cálido abrazo. Un beso muy grande, amiga de sueños.
    Presiento que el 2011 va a ser un año muy especial...

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  16. Gracias por tu compañía, Demian.
    Y me alegra saber que esa noche tuviste la presencia de esos dos luceros.
    Se me ocurre pensar en Sirio y Venus, pero puede que fueran dos buenos amigos, o tu padre y tu madre... Lo importante es que tuviste su luz.

    Saludos, amigo.

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  17. Ups!…Antonio, veo que los dos andamos en un paisaje con figuras, jeje!. Y es cierto, aunque no conozco a fondo los alrededores de Madrid, -básicamente por la distancia- sé que la naturaleza siempre se manifiesta bellísima en todos los lugares que aún no ha afeado el hombre. Y me reflejo en tu personaje. Muchas son las ocasiones que he sentido la necesidad de echar a correr sin una dirección fija. Galopar como un loco, entre un paraje que me resulta hermoso, en busca de un cierto éxtasis.

    Recibe un abrazo, y feliz 11, amigo.

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  18. Uao!!!, que bonito!!, y el video divino. Me has dejado fascinada.
    A mí la gente a mogollón, como que no. Me quedo con la naturaleza en soledad o en una buena compañía.
    Y con la magia...siempre la magia.
    Besos.

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  19. Gracias por visitar mi blog y descubrirme el tuyo. Un relato muy sugestivo.

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  20. Me encanta la paz y el silencio que aportas en este y casi todos tus posts. Da gusto venir a verte..
    Un fuerte abrazo!

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  21. Si me dan a elegir entre un bello paisaje y una bella persona, creo que elegiría la persona.
    Si me dan a elegir entre una persona fea (por dentro) y un feo paisaje, elijo sin duda el paisaje.
    Aunque puestos a elegir, lo mejor es una bella persona en un hermoso paisaje ¿no?

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  22. Así suele ser, amigo Conde. Es que el hombre tiene la mala costumbre de afearlo todo. No sé bien por qué. ¿Quizá porque guarda en su interior un poso de fealdad?

    Un abrazo, y feliz año nuevo.

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  23. Me alegro, Mária.
    "La naturaleza en soledad o en una buena compañía"... Eso, amiga, es como internarse en el paraíso.

    Un abrazo.

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  24. Pues no olvides, Sila, pasarte de vez en cuando, jeje.
    Gracias por tus amables palabras.

    Un gran abrazo. Feliz año nuevo.

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  25. Es que, Adu, una bella persona conforma por sí misma un bello paisaje. Y si a ello le añadimos un fondo apropiado, es como estar en el paraíso.
    Cosa que muy raras veces sucede, pero sucede.

    Saludos, y feliz año nuevo.

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