El caminante, cansado del largo paseo por una tarde vacía, sin música ni amigos, entre calles ausentes y rostros de sombra, llega por fin al viejo parque, en el borde de la noche. Y allí, junto al pequeño árbol de sus anhelos, se detiene, a observar la amable presencia de la luna y las estrellas.
Las mira, como siempre, preguntando en silencio por los jeroglíficos del misterio, por las sendas perdidas, por los destellos que se fueron, por las ignotas aventuras por venir.
No se da cuenta de que el maravilloso pájaro del sueño, el portador de la magia que tanto espera, y cuya presencia tanto desea y necesita, está justo detrás de él...
Antonio Martín Bardán
(12 de marzo, 2014)
Pues a ver si prestamos más atención, Sr. caminante, que ese pájaro, no se prodiga precisamente... Breve, pero bellísimo texto, Antuán.
ResponderEliminarYa era hora :))
Sí, amiga Crystal, en la atención está siempre el quid... Es demasiado fácil que la mirada se pierda, y así muchas cosas importantes nos pasan desapercibidas. Estar siempre atento es indispensable. Y (como he dicho otras veces) para poder escuchar es necesario el silencio. La verborrea mental, ese diálogo interno interminable que nos acompaña siempre, impide ese imprescindible silencio. Así que... hay que intentar callarse.
EliminarEl pájaro del sueño anda cerca...
Me alegro mucho saber algo del caminante, que tan poco se prodigaba últimamente...
ResponderEliminarUn abrazo
Quise decir: Me alegra mucho...
EliminarGracias, Luis Antonio.
EliminarTambién yo me alegro de haber roto un poco esa opacidad que me rodeaba. No siempre es fácil abrir la ventana, pero cuando conseguimos hacerlo es muy bueno ver que las buenas ondas están aún por ahí.
Un abrazo, viajero profesor.
Celebro que el caminante esté llenando nuevamente sus tardes y las nuestras con paseos por el parque tan hermosos como este.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fer
Gracias, Fer.
EliminarEs, por supuesto, una alegría volver a las letras. Porque es cuando se mueve el lenguaje, cuando asimismo se mueve la mente y el corazón.
Por cierto, la imagen que pongo (que recuerda mucho a Magritte) se la debo a una paisana tuya (de Mar del Plata): Silvia Zappia, del blog "Rayuela", una maga de las letras que no sé si conoces.
Un abrazo.
Que magnífica descripción de nuestros problemas para encontrar la inspiración y la magia, precisamente cuando con más ahínco las estamos buscando.
ResponderEliminarGracias, José.
ResponderEliminarLa inspiración y la magia son lo que llamo "pájaro del sueño" y, aunque nos cueste muchas veces reconocerlo, es una presencia muy cercana que, en ocasiones, no somos capaces de ver.
Con ahínco, con rabia o con las fuerzas que sepamos encontrar, debemos llegar a verlo y escuchar su canto. No sé de nada que merezca más la pena.
Un saludo.
Magia, Antonio, es poder encontrar un texto tan bello y echar a volar nuestra inspiración.Ojalá el pájaro del sueño sobrevuele siempre cerquita de nosotros.Un saludo
ResponderEliminarNo, la magia no es encontrar mi humilde texto, sino la presencia de ese pájaro, que no sé de dónde viene, pero a cierta gente es lo mejor que puede pasarnos.
ResponderEliminarUn saludo, P.
(si es que eres tú...)