Escojo esta entrada antigua, de Abril del 2010, porque una vez más necesito acceder a esa "laguna de silencio", para aclarar mis ideas y reencontrar el camino con corazón... La vida y el mundo te lleva y te trae, como se suele decir, pero uno tiene que llegar a esa orilla lejana e interior y entrar en sus aguas, para volver a escuchar las voces perdidas...
Esas voces que nos llamaron hace tanto tiempo, y dieron sentido a nuestro vivir. Es como volver al camino primigenio, como volver a beber de aquella fuente, a ver aquella luz que una noche, con luna o sin ella, nos llamó...
Antonio H. Martín
(8 de enero, 2012)
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"Es como si todo se encontrara quieto. No hay movimiento, ni agitación, sólo completa vacuidad de todo pensar, de todo ver. No existe un intérprete que traduzca, que observe, que censure. Es una inmensurable vastedad totalmente quieta y silenciosa. No hay espacio, ni hay tiempo para cubrir ese espacio. Están aquí el principio y el fin de todas las cosas. Realmente, nada hay que pueda decirse acerca de ello."
Jiddu Krishnamurti
("Diario", 1961)
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A las anteriores palabras de Krishnamurti añado ahora estos versos suyos:
Aquel que atrapa para sí una alegría
destruye la alada vida;
pero el que besa la alegría mientras vuela
vive en el amanecer de la eternidad.
Y todo esto me trae a la memoria un viejo deseo: el de encontrar lo que llamo "la laguna de silencio". Un lugar difícil de hallar, pero que existe, sin duda alguna. Es un lugar donde la mente se remansa, donde la mente se silencia, donde el pensamiento se calla, y también el sentimiento. Un lugar en el que sólo hay silencio y vacío, pero un silencio lleno de música y un vacío lleno de vida. La laguna de silencio es un sitio que hay que visitar, un lugar necesario, que nos cura el alma y nos hace ver lo que hay que ver.
En esa laguna, todo está en su sitio, todo está en orden. Los conflictos se disuelven como agua de lluvia, y todo es claro, diáfano, transparente. En esa laguna uno puede encontrar el brillo que había perdido y la voz que anhelaba, el abrazo y el beso, la sonrisa y la alegría de ser.
Esa laguna es el mejor de los sitios, es la fuente de la que hay que beber.
Antoine de Saint-Exupéry mencionaba en su "Principito" que había un pozo escondido en el desierto... Pues algo así es a lo que me refiero. En la laguna de silencio está el néctar, la ambrosía, el jugo de un sentir distinto, el zumo de un mirar diferente, más abierto, más vasto, en el que el ser concreto se disuelve para ser más.
He visitado algunas veces esa laguna, y siempre he encontrado en ella el agua de la vida, y el aire de la certeza. Allí, en esa laguna, se junta el horizonte con la mirada...
AHM.
Sin suelos, ni tejado, solo el lago nos sostiene, al cruzar nuestro abismo. Besos.
ResponderEliminarSiempre tienes algo para sorprender,a veces los silencios son necesarios
ResponderEliminarDesde mi humilde rinconcito..
Abrazo
En la laguna del silencio está el manantial del que fluye el sosiego, la esperanza y la fuerza. Sólo hay que beber y respirar.
ResponderEliminarTambién yo sigo buscándolo, aunque el camino es tan importante como el propio hallazgo.
Desde la penumbra sigo siendo compañera de avatares.
Un fuerte abrazo Antonio.
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
ResponderEliminarla quimérica laguna del silencio recurda una realidad en este país,la Escuela del Silencio, casi se llega
ResponderEliminarKali