—¿A quién amas más?, dí, hombre enigmático,
¿a tu padre, a tu madre, a tu hermana o a tu
hermano?
—No tengo padre ni madre, ni hermana ni
hermano.
—¿A tus amigos?
—Utiliza usted una palabra cuyo significado
no conozco hasta el momento.
—¿A tu patria?
—No sé en qué latitud está situada.
—¿A la belleza?
—La amaría de corazón, diosa e inmortal.
— ¿Al oro?
—Lo odio como odia usted a Dios.
—Entonces, ¿qué es lo que amas, extraordinario extranjero?
—¡Amo las nubes... las nubes que pasan...
allá... allá... maravillosas nubes!
Charles Baudelaire
(Le Spleen de Paris - Petits poèmes en prose)
Es muy bonito y poetico amar a las nubes, pero triste no tener a nadie a quien amar fisicamente...¿verdad?
ResponderEliminarSaludos.
Cuando uno no haya su lugar en el mundo, no tiene más remedio que proyectar su amor sobre aquellas realidades que le ayuden a combatir su soledad.
ResponderEliminarLa naturaleza, afortunadamente nos ofrece muchas realidades dignas de ser amadas y disfrutadas.
Siempre me gustó Baudelaire y su ambigua tristeza.
Un abrazo, Antonio.
Ah.. Las nubes que pasan...
ResponderEliminarCreo que nos enseñan a diario el secreto de la felicidad (que "no es planta de esta tierra"): pasar... cielo tras cielo, siempre hacia el horizonte... Seguir el curso natural de nuestra más íntima naturaleza...
UN ABRAZO INMENSO AMIGO QUERIDO ;)
Baudelaire es, sin duda, uno de los mejores poetas. escritores y amantes que conozco.
ResponderEliminarPues sí, amiga, lo que dices es triste, pero no es la misma clase de amor.
ResponderEliminarAmar a las nubes es como amar a los sueños. Claro que... ¿quién ama más a las nubes que el solitario?
Un saludo.
Siempre los poetas, sobre todo los románticos, han encontrado en la naturaleza como los brazos amorosos de una madre; una madre dura, a veces despiadada, pero madre al fin.
ResponderEliminarY Baudelaire, a su manera, fue un romántico.
Un abrazo, Cristal.
Sí, las nubes, amiga maga, las nubes viajeras a las que miramos en silencio, con el íntimo deseo de viajar con ellas.
ResponderEliminarRecuerdo que cuando niño veía espléndidos paisajes de ensueño en esas nubes, y hoy, el niño que aún vive en mí, los sigue viendo, a veces.
Un gran abrazo, Isis, y gracias por volver de esa estrella...
Totalmente de acuerdo, Kimberly.
ResponderEliminarTe dejo aquí una de sus "flores del mal":
................................
¡Ah!, no decrezcas tus llamas;
caldea mi corazón entumecido,
¡voluptuosidad, tortura de las almas!
Diva! supplicem exaudi!
Diosa extendida por el aire,
¡llama de nuestro subterráneo!,
atiende a un alma aterida de frío,
que te dedica un canto de bronce.
¡Voluptuosidad, sé siempre mi reina!
Toma la máscara de una sirena
hecha de carne y terciopelo,
o vierte tu sueño profundo
en el vino informe y místico,
¡voluptuosidad, elástico fantasma!
..................................
Saludos.