Hacía meses que no se veían, un largo tiempo de lejanía, de vacío, de queridos recuerdos que sólo podían ver si cerraban los ojos. Para ellos eran como años... No había podido ser, no hubo camino para el encuentro. Las circunstancias estaban en contra, el viento soplaba de proa, y todo actuaba como un muro infranqueable.
Se refugiaban en sus cartas, que se escribían casi a diario, en las que volcaban sus sentimientos, en las que dejaban rastros de su respirar y su deseo, trazos del cuadro que necesitaban ambos pintar, porque en ello les iba la vida. Pero aquellas cartas no colmaban la distancia. Sólo eran suspiros... Suspiros que se perdían en la niebla.
Pero al fin llegó el ansiado momento. Pudieron de nuevo encontrarse una noche, casi a escondidas, junto a la escalera marmórea de un palacio olvidado, y allí se volvieron a besar...
Y con ese beso saciaron todo lo perdido, colmaron el vacío de los días, se colgaron de las olas del viento y sellaron su amor.
"¿Qué es esto que nos pasa? ¿por qué no puedo vivir sin ti?" --dijo él, mientras le brillaba la mirada.
"Ay, no preguntes nada, amor mío, sólo bésame."
Y no hubo más palabras, sólo el susurro de la luna, el murmullo de las nubes y la danza de la penumbra, que seguía el ritmo de la brisa en esa noche única.
Antonio H. Martín
(siglo XIX)
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- "El Beso" (1859)
- por Francesco Hayez (1791-1882)
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- "El Invierno" (1725)
- Antonio Vivaldi (1678-1741)
Pues, amiga, nunca tus palabras van a estar de más aquí, y la magia de ese beso es... irrompible. Unas palabras tuyas adornarían ese leve planeo entre las esferas. Quienes se besan así -seguro que lo sabes- están en realidad volando.
Me alegra saber que te ha gustado.
Gracias a ti por sentirlo, mariposa del amanecer. Un abrazo.
…y aquel beso fue hilo que suturó posibles e imposibles, los acasos, quizás, los tal vez y mañanas de todos los futuros. Cordel parafinado de anhelos y esperanzas. Agua. Tierra y semilla. Abono... Abrigo incandescente.
Precioso, Antonio, y Vivaldi ya ni te cuento.
Lo que no entiendo bien es lo de “Antonio H. Martín (siglo XIX)” ¿ummmm? ;)
No sabría que más añadir a las palabras de Luisa, tampoco a las tuyas. Como Amanecer, no deseo romper la magia de tus letras de esta entrada. Me quedaré escuchando una vez más la maravillosa música de tu tocayo, al que últimamente nos acercas con frecuencia. Sólo me resta desearte muchas noches "únicas", amigo.
Las palabras no son necesarias, Cristal, porque el beso por sí solo ya lo dice todo. Cuánto hablamos, sin embargo, cuando falta ese beso... Intentamos llenar el vacío con palabras, para construir un puente que nos lleve hacia ese beso, pero resulta ser un viejo puente colgante tendido sobre el abismo, un puente que no soporta el peso del anhelo.
Seguro que todas esas palabras escritas en papel son un intento de acercarse al beso... Pero éste no se deja seducir, porque necesita el aire de la presencia, sin el cual no puede existir.
Gracias por los versos, querida Luisa, que vienen a afirmar lo que ya sospechaba: que el beso es un acto mágico; porque conquista la distancia y el tiempo, porque hace realidad lo que ayer parecía imposible.
Lo de "siglo xix" lo puse por el estilo un tanto romántico del texto. Pero está claro que nací en el xx, o eso me han dicho, jeje.
Besos, poeta, siempre abrigada por las letras, a salvo del frío del viento.
Hola, estimada Crystal, noble contendiente de viejas batallitas intergalácticas, llenas de destellos y dragones. Dices no querer añadir nada, pero creo que bastante has añadido con ese deseo que expresas al final. Gracias, amiga.
Oiga, Señor Druida, pues la verdad que casi se echa en falta una de esas batallitas que menciona... no sé yo... En fin, como más pronto que tarde, seguro que volvemos a cruzar los aceros... le recomiendo que vaya vd. preparándose... porque que la "paz" acostumbra a ser algo pasajero ¡jajaja!
Vaya, vaya... el hada guerrera de Nunca Jamás ha lanzado su guante de cota de malla, y ya anda enjaezando su caballo. Jejeje. Pues la verdad es que no me lo esperaba, sólo hice una evocación de aquellos tiempos, pero sin expresar ningún deseo al respecto. Pero... ya que así están las cosas, haré lo propio. A ver ahora si me acuerdo de dónde puse mi vieja espada...
Sabes? despuès de leer tu escrito, siento que si agrego otras palabras con mi comentario, romperìa la magia de ese beso.
ResponderEliminarPor un instante me quedarè con ella,(claro si no te molesta) como esa noche ùnica...
Gracias...
Pues, amiga, nunca tus palabras van a estar de más aquí, y la magia de ese beso es... irrompible.
ResponderEliminarUnas palabras tuyas adornarían ese leve planeo entre las esferas. Quienes se besan así -seguro que lo sabes- están en realidad volando.
Me alegra saber que te ha gustado.
Gracias a ti por sentirlo, mariposa del amanecer. Un abrazo.
Creo que no hay mejor comunicación que un beso...sobre todo si viene de la persona amada.
ResponderEliminarEl video me encanta...preciosa musica.
Un saludín.
Un beso nos puede acercar a la eternidad. Y no son sólo palabras.
ResponderEliminarDivino tambien Vivaldi, no podía ser de otra manera.
Un abrazo.
Sí, Malú, ante el beso sobran las palabras, el beso es el rey de los gestos.
ResponderEliminarSaludines, amiga astur.
Así es, Mária, por eso es que con la presencia de ciertos besos nos parece como si el mundo en derredor desapareciese.
ResponderEliminarVivaldi es que... es mucho Vivaldi, jeje. Su música nos coge de la mano y nos lleva en volandas hacia el país del sentimiento.
Un abrazo.
No hay nada como un beso...
ResponderEliminarBesar al ser amado es como fundirse en él, sentirle en lo más profundo; comunicarte de un modo en el que no son necesarias las palabras.
Por eso ella le dice: "No hables, solo bésame".
Un abrazo, Antonio.
Un sólo beso puede significar más que todas las palabras escritas en papel.
ResponderEliminarY borra esos tiempos de distancia de un plumazo; además.
…y aquel beso fue hilo que suturó posibles e imposibles, los acasos, quizás, los tal vez y mañanas de todos los futuros. Cordel parafinado de anhelos y esperanzas. Agua. Tierra y semilla. Abono... Abrigo incandescente.
ResponderEliminarPrecioso, Antonio, y Vivaldi ya ni te cuento.
Lo que no entiendo bien es lo de “Antonio H. Martín
(siglo XIX)” ¿ummmm? ;)
Besos
No sabría que más añadir a las palabras de Luisa, tampoco a las tuyas. Como Amanecer, no deseo romper la magia de tus letras de esta entrada.
ResponderEliminarMe quedaré escuchando una vez más la maravillosa música de tu tocayo, al que últimamente nos acercas con frecuencia.
Sólo me resta desearte muchas noches "únicas", amigo.
Las palabras no son necesarias, Cristal, porque el beso por sí solo ya lo dice todo.
ResponderEliminarCuánto hablamos, sin embargo, cuando falta ese beso... Intentamos llenar el vacío con palabras, para construir un puente que nos lleve hacia ese beso, pero resulta ser un viejo puente colgante tendido sobre el abismo, un puente que no soporta el peso del anhelo.
Un abrazo, amiga cristalina.
Seguro que todas esas palabras escritas en papel son un intento de acercarse al beso... Pero éste no se deja seducir, porque necesita el aire de la presencia, sin el cual no puede existir.
ResponderEliminarUn saludo, Kimberly.
Gracias por los versos, querida Luisa, que vienen a afirmar lo que ya sospechaba: que el beso es un acto mágico; porque conquista la distancia y el tiempo, porque hace realidad lo que ayer parecía imposible.
ResponderEliminarLo de "siglo xix" lo puse por el estilo un tanto romántico del texto. Pero está claro que nací en el xx, o eso me han dicho, jeje.
Besos, poeta, siempre abrigada por las letras, a salvo del frío del viento.
Hola, estimada Crystal, noble contendiente de viejas batallitas intergalácticas, llenas de destellos y dragones.
ResponderEliminarDices no querer añadir nada, pero creo que bastante has añadido con ese deseo que expresas al final. Gracias, amiga.
Un abrazo.
Oiga, Señor Druida, pues la verdad que casi se echa en falta una de esas batallitas que menciona... no sé yo...
ResponderEliminarEn fin, como más pronto que tarde, seguro que volvemos a cruzar los aceros... le recomiendo que vaya vd. preparándose... porque que la "paz" acostumbra a ser algo pasajero ¡jajaja!
Un abrazo, Antonio.
Vaya, vaya... el hada guerrera de Nunca Jamás ha lanzado su guante de cota de malla, y ya anda enjaezando su caballo. Jejeje.
ResponderEliminarPues la verdad es que no me lo esperaba, sólo hice una evocación de aquellos tiempos, pero sin expresar ningún deseo al respecto.
Pero... ya que así están las cosas, haré lo propio. A ver ahora si me acuerdo de dónde puse mi vieja espada...
Un abrazo, digna "enemiga".