Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 4 de octubre de 2009

La Gioconda no está triste






Hace más de treinta años, el director de cine José Luis Garci realizó un cortometraje titulado "La Gioconda está triste", en el que se veía un panorama apocalíptico: el mundo conocido era destruido por la locura de sus dirigentes... Y la música que acompañaba al final era el Aria de la suite número tres, de Johann Sebastian Bach.
Recuerdo muy bien esa escena final, en la que se veía al cuadro de la Gioconda medio enterrado entre las cenizas de un mundo moribundo, una Gioconda que había perdido su sonrisa...

Pero tengo que decir que hay una reproducción de ese cuadro en mi casa, desde hace mucho, y continúa sonriendo. Para mí es una buena señal.
A pesar de todo, la Gioconda sigue sonriendo, y mientras lo haga este mundo tendrá su ventana abierta a nuevas posibilidades.
Esa media sonrisa de la dama Monna Lisa es como una grieta, o mejor, un puente por el que se puede cruzar, entre el mundo de lo posible hasta el aparentemente imposible.


AC.
(4 de octubre, 2009)


18 comentarios:

  1. Para mí la Gioconda siempre ha sonreido, con una sonrisa serena, con esa sonrisa que surge cuando uno está en paz consigo mismo, siendo consciente del momento presente.

    Genial Bach, muy de otoño ¿no?

    ResponderEliminar
  2. siempre queda una sonrisa en la Gioconda y en algun rincón del mundo, aunque a veces nos parezca perdida...

    un abrazo Antonio

    ResponderEliminar
  3. Yo creo que siempre habrá cosas por las que sonreir, por muchas tristezas que tenga la vida, en algún momento aparece una sonrisa.
    La mirada y la sonrisa de la Gioconda siempre tendrá muchas versiones...y todas muy dignas de escuchar y analizar.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. La esperanza frente a la destrucción, la serenidad frente al caos... ¡Impactante!
    Siempre es un placer pasar por aquí. Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Es que, la sonrisa no se puede perder, mucho menos cerrar esa ventana. (una que otra puerta tal vez).
    Por fortuna, la vida cada dìa tiene nuevas posibilidades, al igual que nueva sonrisa.

    Un abrazo y una sonrisa!!

    ResponderEliminar
  6. Pues has señalado un punto eternamente polémico, Antonio...

    Esa enigmática "sonrisa" que nos muestra la Gioconda es precisamente lo que la ha hecho el cuadro más famoso de la historia de la pintura.
    Todo es posible: que esté triste y desencantada, que esté contenta, que se esté burlando sardónicamente de todo y de todos,que sea sincera o falsa, en cuyo caso la sonrisa sería sólo una máscara... y quién sabe qué tantas cosas más.

    Pero considero que las dos cosas más importantes son estas:

    Primeramente, el estado de ánimo o la actitud del espectador. Esto queda perfectamente claro en tu reflexión: tú la ves sonriendo, y eso habla de ti y de tu postura positiva ante la vida.

    Y en segundo lugar, que a fin de cuentas, quien nos mira a través de esos ojos no es otro que su autor, Leonardo da Vinci. Veamos a "La Virgen de las Rocas", a "La Dama del Armiño" o a la Mona Lisa, a quien estamos percibiendo es a él, uno de los hombres más destacados que ha dado la humanidad.

    Sigamos cruzando puentes para desembocar en otras realidades. Las que tú nos señalas son siempre interesantes y fascinantes.

    Gracias, Maestro Druida.
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. A mi me parece la viva imagen de la permanencia, una traslucida serenidad en su sonrisa como si volviera de todo...y ya solo contemplara en la calma.

    Besito volado

    ResponderEliminar
  8. Pues sí, apocaliptica esa visión de Garci, que tan bien dirigió en unión de Mercero.

    Me sorprendió de ese cuadro de Leonardo, la primera vez que lo ví, sus medidas. Esperaba algo como más... aparatoso? grande? no sé... Pero el Maestro, de una técnica indudable, era el rey de la sencillez y del bosquejo. Algo presente en toda su obra, siempre te hace centrar la atención en un solo punto, sobre todo lo demás. Trasciende la técnica y sus temas pasan a ser auténticos planteamientos... y en todos ellos te preguntas, te interrogas por el motivo último del argumento cuando contemplas alguna de sus obras.

    Y lo que siempre me he preguntado, cuando miro esta obra cumbre de la pintura, es hacia donde, o qué mira... y sobre todo en que piensa. Porque, ése, sería el motivo último de ese genial y enigmático esbozo de sonrisa que plasmó Da Vinci en su pintura

    No sé hasta que punto, será un puente, hacia nuevas posibilidades, pero siempre será un placer contemplarla.

    Un abrazo Antonio.

    ResponderEliminar
  9. Hola, Bruja.

    Estoy de acuerdo contigo: es una sonrisa serena, y que además parece esconder un secreto...

    Bach otoñal, sí, pero sobre todo genial, como siempre.

    Besos.

    ResponderEliminar
  10. ¡María! ¡Te has quitado la venda!
    Me refiero a esa gran M de tu avatar. Podrías poner una pequeña en un ángulo de la imagen, jeje.

    Claro que quedan sonrisas, muchas sonrisas. Por ejemplo la tuya.

    Un abrazo, poeta.

    (he vuelto a intentar leerte, y sigue el mismo problemilla que te comenté)

    ResponderEliminar
  11. Hola, Malú.

    Por supuesto que tienes razón. Pero es que en esta película de lo que se trataba era del fin del mundo...
    Afortunadamente, sólo es una película, y espero que lo siga siendo siempre.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  12. Gracias, Persis.

    Seamos eso: seres de esperanza y serenidad.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  13. Hola, Amanecer.

    No, la sonrisa interior no nos la quita nada ni nadie. Esa es para siempre.
    La vida, como dices, es un laberinto lleno de posibilidades, pero tenemos que estar muy atentos a sus señales.

    Gracias por tu abrazo y tu sonrisa.

    Besos.

    ResponderEliminar
  14. Anónimo, no entiendo tu breve comentario.

    ¿Te refieres al diablo?
    ¿Es el título de una película?

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  15. Muy interesante tu comentario, Liz.

    Para mí, La Gioconda es un cuadro mágico. Y la copia que tengo en casa es ya como si fuera mi amiga, que no siempre me sonríe ni me mira igual, depende de cómo me sienta. A veces hasta me regaña, jeje.

    También dicen que en realidad es un autorretrato del mismo Leonardo...

    Un beso, pintora de sueños.

    ResponderEliminar
  16. Hola, Brujita.

    Yo cuando la miro (cosa que hago muy a menudo), lo que veo es la belleza del mundo.
    Es como si me dijera: "no te dejes engañar por las fealdades que te rodean".
    Como si me hablara de una luz oculta y perpetua. Y eso me anima, claro.

    Besito sonriente.

    :)

    ResponderEliminar
  17. Vaya, Cristal, gracias por el apunte. No recordaba (o no sabía) que fue en colaboración con Antonio Mercero. Creía que era sólo de Garci.

    Sí, el cuadro original es pequeño, pero tiene mucha fuerza.
    Y te voy a contestar sobre a quién mira La Gioconda...
    Te mira a ti, directamente a ti. Y también te interroga, te habla en silencio y requiere de ti que busques esa parte de tu alma que está escondida.

    Eso, al menos, es lo que a mí me pasa.

    Un beso, hada.

    ResponderEliminar