Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







viernes, 8 de julio de 2016

Lugares y deslugares





    «Librerías, bibliotecas y locales donde los jóvenes se reúnen para ensayar música... A esos sitios yo los llamo lugares, frente al 'deslugar'. Son lugares humanos donde habita la memoria, la emoción y donde establecemos una relación de iguales, creativa. Son lugares donde existe un optimismo del sentir y del pensar. Si le quitamos estos sitios a la ciudad, podrían existir urbes de muchos edificios, pero la ciudad es otra cosa. La ciudad nace frente a la fortaleza medieval como lugar de libertad y espacio cívico. Los lugares sin librerías se parecen a lo que Dante describe en los infiernos como los malditos sitios tristes.»


Manuel Rivas

(escritor y poeta gallego - La Coruña, 1957)

(de una entrevista de Lola Gallardo - El Diario Montañés, 18 de junio de 2016)

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    ¿Qué podría yo decir ante estas palabras del señor Rivas? Para mí las librerías siempre fueron los atractivos bosques de palabras, cuyos árboles son, por supuesto, los estimados libros... Lugares encantados, donde la aventura y la fantasía se mezclan con el conocimiento; donde en sus múltiples y casi infinitos tomos de diferentes colores y tamaños uno puede encontrar un camino personal de vida, entre un amplísimo mosaico de muchos caminos distintos... Los libros, esos mágicos objetos, están llenos de voces. Voces que transmiten imágenes e ideas. Voces que ayudan mucho a que la mente se abra a nuevos horizontes. Voces que muestran paisajes, castillos y laberintos, que enseñan vías no halladas antes, ni siquiera imaginadas sino tan sólo quizá intuidas. Voces que nos hablan de otras vidas, de otros sentires y pensamientos, de otras miradas.
    ¿Qué es una ciudad sin librerías, sino un "deslugar", que aunque tenga muchos bares y restaurantes, un gran estadio deportivo y alguna discoteca se queda en una especie de desierto, en el que faltan esas voces necesarias, vitales, que nos muestran otros senderos para la conciencia, otras amplitudes, otras distancias? 
    Los libros son puertas mágicas que nos ayudan a ver dimensiones nuevas, nos ayudan a crecer, a sentir, a pensar y a vivir. Por eso, un lugar sin librerías es, como dice este poeta gallego recordando a Dante, un "maldito sitio triste". 
    Se agradece, en esos deslugares, que haya panaderías, tiendas de ropa, tabernas, restaurantes, pastelerías, estancos, supermercados... Todo ello es necesario. Pero, ¿dónde está el brillo de los libros, esos silenciosos amigos que pueden ocasionalmente llevarnos de la mano para descubrir que la vida puede ser también de otra manera...?  


Antonio H. Martín
(8 de julio, 2016)




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imagen 1: Inside Shakespeare and co- Paris bookshop
imagen 2: Audrey Hepburn, en Funny Face (1957)

4 comentarios:

  1. Hermosa entrada, Antonio. Como siempre.
    Participo de tu sentir. Amo la lectura y las bibliotecas, como tú, y lamento la actual tendencia de ir abandonando este maravilloso hábito. ¡Ah! Y te quiero contar que tras años de ausencia, he vuelto a publicar en mi blog UMBRALES. Ojalá te puedas das un paseo por ese lugar, que para nada es un "deslugar". Un abrazo enorme.

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  2. Una gran alegría verte por aquí de nuevo, amiga Liz.
    Y otra es saber que has vuelto a tus UMBRALES, que, por supuesto, para nada es un deslugar, sino todo lo contrario.

    ¿No habrás pintado un cuadro sobre la preciosa y poética Eleanor Rigby... eh? Porque una pintora de sueños es capaz de cualquier cosa...
    En cuanto pueda te comento tu linda y enigmática pintura. Puro surrealismo pictórico-musical, dedicado a tus queridos Beatles, que... ¡me ha encantado!
    Hay un claro tinte místico o religioso, que ahora no entiendo, pero porque no he leído la letra del tema en castellano.

    Un abrazo inmenso, estimada amiga, de un miembro de esa lonely people.

    Gracias por volver.

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  3. ¡¡ Benditos libros, benditos tesoros ...!!!

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    1. Sí, amigo/a. Benditos sean por siempre los queridos libros, tesoros y fuentes de placer y conocimiento.
      Los libros son como obras musicales, sin las cuales el mundo sería un desierto de silencio.

      Un saludo libresco.

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