Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







martes, 23 de junio de 2015

También esto pasará...




    Dos joyitas me regaló el domingo 21 (que, casualmente, fue mi cumpleaños) la revista de El País Semanal. La primera vino de la mano de Javier Cercas, que nos cuenta, para empezar, que... "Y luego dicen que no es mágico el mundo y que lo real sólo es caos y que es falso que, como dice Freud, la verdad tiene estructura de ficción"... Y a continuación nos narra que en un vuelo de Londres a Madrid, camino de la Feria del Libro, en el Borges de Bioy Casares, leyó la siguiente historia (contada por Borges): 
    "El rey David le pidió a un joyero que fabricase un anillo que le recordara, en los momentos de júbilo, que no debía ensoberbecerse y, en los momentos de tristeza, que no debía abatirse..."
    El joyero se abrumó por el difícil encargo del rey y salió a la calle, supongo que para buscar inspiración. Y entonces se le acercó un joven y le preguntó qué le inquietaba. El joyero le explicó su problema y el joven le dijo que no se preocupara, que lo que debía hacer era fabricar un anillo de oro con la inscripción de "También esto pasará".
    Cuando el joyero, siguiendo el consejo del joven, le presentó el anillo al rey, éste le inquirió sobre cómo había llegado a esa solución, y el joyero le contó su encuentro con el joven. Entonces el rey exclamó: "¡Ah! Ese joven es mi hijo Salomón." 
    Más adelante, Cercas nos dice que esa misma historia se encuentra en una novela de Milena Busquets (con el mismo título de "También esto pasará"), y en antiguos escritos orientales, por ejemplo en un cuento sufí, en el que "un sabio sirviente del rey salva a su señor con un mensaje que esconde en su anillo y que le recuerda que éxito y fracaso son sólo dos espejismos..." 
    Por supuesto que me agradó saber de esta historia, que podría también haber sido un breve cuento zen o taoísta, porque anda uno ahora metido en problemas mundanos y materiales, y viene muy bien recordar que todas las cosas, buenas o malas, acaban pasando.

    Y el segundo regalo lo encontré (unas páginas más adelante de la misma revista) en una breve y emotiva semblanza que hace Javier Rioyo del extraño y estimado poeta Fernando Pessoa. En la que empieza diciendo: "La soledad le desolaba y la compañía le deprimía. Vivió con el temor de que hablaran de él. Si le miraban, decía estremecerse; si alguien mostraba interés en él, huía. Le gustaba soñar, beber y escribir." 
    Y continúa, más adelante:
    "No jugó al fútbol, no cantó fados, ni ganó el Nobel. No es un gallo de Barcelos, ni un clavel rojo en un fusil. No es un tranvía, ni un bacalao. Ni siquiera es una sardina. Es un hombre solo, un personaje con sombrero, traje gris y cigarro en mano. Es un bebedor a pie de cualquier barra de barrio. Se pasó la vida huyendo del falso prestigio de la pompa, escapando a los afectos, fugándose de sí mismo. Frecuentó tertulias, creó revistas, escribió artículos y poemas. Ni persiguió el éxito, ni conoció el dinero, y apenas consiguió la escasa fortuna de publicar un solo libro en vida..."
    "Gustó de vivir conscientemente aislado. Reivindicó la nobleza del tímido, de no saber hacer nada o de no tener la habilidad para saber vivir. Sin embargo, vivió intensamente otras vidas sin salir de su ciudad, sus bares, sus habitaciones, con su manera de callar y beber. Murió antes de cumplir 50 años, quiso vivir solo y sin que le recordaran..." 

    ¿Hay relación entre estos dos regalos de encuentro? Seguro que sí. Tantas cosas me tocan en ellos, sobre todo en estos tiempos de problemas, cambios y zozobras... Pessoa me recuerda al amigo Kafka (y también, salvando largas distancias, a mí mismo, lobo estepario triste y esquinado). Y la frase de "también esto pasará", me ayuda a ver las cosas desde una perspectiva un poco más alta. Como si uno se saliera por un momento de la galería de sombras, saliendo por alguna ventana del museo de figuras grises y opacas, y pudiera ver la vida con una mirada más despierta, desde fuera de los muros, subido a alguna torre, o quizá... asombrosamente dotado con unas inesperadas alas de ensueño. Esas alas de azul anochecer que te transportan al lejano país del alma.  
    Por supuesto que el mundo es mágico, amigo Cercas. Basta con entornar un poco los ojos, en cualquier momento del día o de la noche, y dejar que el silencio aquiete la mente. Lo que viene después... es la música de la magia. Que supera todos los laberintos, traspasa todas las puertas y rompe cualquier barrera. Sí, Freud tenía razón: la verdad tiene estructura de ficción. Aunque solamos vivir atrapados en la ficticia realidad de la mentira. Y esto de la magia, sepamos percibirlo o no, tal vez sea lo único que nunca pasará. Por lo menos hasta que se apague la luna, caigan las estrellas y los sueños se duerman en el olvido...


Antonio Martín
(23 de junio, 2015)
   

8 comentarios:

  1. Pues bien, Antonio: si el primer "regalo" te recordó a Kafka, el segundo me remitió directamente a Harry Haller. ¡hasta podría ser un retrato del mismísimo lobo estepario!
    No sólo tú, amigo, todos tenemos algo de él. Al menos yo me reconozco en algunos rasgos de este gran personaje legendario.
    Identificarse con otros nos acerca.
    Un beso

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    1. Hola, Liz.
      Quien me recuerda a Kafka es Fernando Pessoa, y sí, también al Lobo Estepario. Y, por extensión, a todos los otros lobos esteparios, incluida tú e incluido yo mismo.
      Con Hermann Hesse me identifiqué tanto en mi juventud, que, ya sabes, me gusta llamarle "mi tío".
      Y lo otro, lo del cuento de Borges (basado en antiguas historias de diferentes orígenes) me viene bien ahora, para superar ciertos problemas...

      Besos, amiga "loba esteparia".

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  2. También esto pasará, claro que sí. "Todo pasa y todo queda..." Estupendos regalos. Gracias por regalárnoslos a nosotros también. Antonio. ¡Feliz cumpleaños!

    Un fuerte abrazo.

    Fer

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    1. Sí, así es, amiga Fer: "todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...", como escribió Antonio Machado y mucho más tarde cantó el bueno de Serrat.
      Me parece que reconocer que "también esto pasará", referido a cualquier circunstancia de nuestra vida, es un ejercicio de lucidez, que atenúa tensiones y nos proporciona una perpectiva más amplia de las cosas.

      Gracias por tu felicitación, amiga. Ando ahora ocupado con problemas médicos y por eso no me paso como me gustaría por tu página. Pero pronto lo haré. Me interesa cuanto escribes, de veras.

      Un fuerte abrazo, y que todo se vaya arreglando. Ya sabes: pinte como pinte la historia, también pasará...

      :)

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    2. Pues que se solucionen esos problemas médicos, Antonio, que no hay peor enfermedad que los médicos ;)!

      Un beso! Cuídate mucho!

      Fer

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    3. Ya sabes que a los médicos antiguamente se les llamaba "matasanos", jejeje. Pero bueno, lo mío es sólo una pequeña fractura en una mano. Espero que no se complique demasiado.

      Un beso, amiga.

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  3. Hola, me gustó tu idea de regalo. Uno imagina un pantalón, una corbata, un libro. Pero sentir como regalo una lectura es alucinante.
    Tu último párrafo es de suspiros.
    Saludos.

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    1. Pues sí, Dana, desde hace mucho para mí encontrarme con una lectura inesperada que me toque el corazón es uno de los mejores regalos.
      Me alegro de que te gustara ese último párrafo.

      Saludos, dama del Cuaderno Azul.

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