Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







miércoles, 30 de noviembre de 2011

Le solitaire



Muchas veces he hablado aquí de la figura del solitario. Creo que es evidente que esa figura me resulta bastante familiar... Pero quiero dejar clara una cosa: que el solitario auténtico, nunca se siente solo, simplemente porque no lo está. Muchas presencias invisibles le acompañan.
Los que le ven caminar solo, creen que está solo, pero caminan a su lado amigos que nadie ve... Y cuando le ven sonreír, creen que está loco, pero no es así. Su sonrisa está dedicada a esos amigos, que casi siempre están cerca.
No es en absoluto una soledad vacía la suya. Sus ojos ven estrellas, donde otros ven sólo vacíos y sombras. El solitario auténtico tiene algo en la mirada, y ese algo siempre le acompaña.
¿Se puede decir, pues, que está solo?


Antonio H.M.

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imagen: AHM

jueves, 17 de noviembre de 2011

El caminante



A buen paso atraviesa la noche
un caminante.
Con él van
la alta montaña y el ondulado valle.
Hermosa está la noche.
El avanza, no se detiene,
y no sabe adónde su camino lleva.

De pronto canta un pájaro en la noche.
"¡Ay!, pájaro, ¿qué me has hecho?
¿por qué entorpeces mi paso y mis sentidos
y escancias dulce aflicción
en mi oído, obligándome a detenerme
y escucharte?
¿Por qué me seduces con tu canto y tu saludo?"

Calla el buen pájaro y dice luego:
"No, caminante, no, no es a ti
a quien seduzco con mi canto...
Atraigo a una hembra lejana.
A ti, ¿qué te importa?
Si estoy solo, la noche no es hermosa...
A ti, ¿qué te importa? Tu sino es caminar
¡y nunca, nunca detenerte!
¿Por qué sigues ahí,
qué te han hecho mis trinos,
caminante?"

El buen pájaro calló y meditó:
"¿Qué le han hecho mis trinos?
¿Por qué sigue ahí
ese pobre, ese pobre caminante?"


Friedrich Nietzsche


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Junto a este poema de Nietzsche, escribí, hace muchos años, en un margen de la página, lo siguiente: "Es ésta esa sombra triste que oscurece a veces el rostro del caminante: la soledad, el frío del silencio, la nostalgia y el anhelo de un hogar, con ecos y sonrisas. Mas esto es lo que se paga por el camino, éste es el precio por cruzar el puente..."
Hoy no estoy seguro de que eso sea así, pero reconozco que, en ocasiones, el camino ha de andarse en solitario, y eso nos aleja de ese entorno cálido y amable que, como cualquier ser humano, necesitamos. La soledad no tiene por qué ser el precio de la claridad, pero muchas veces, sin duda, lo es.
Menos mal que también, en algún momento, de alguna manera, inesperadamente, esa soledad encuentra una salida, un lazo, una compañía, una presencia. Y es entonces cuando se diluye, desaparece, se transforma, y deja de llamarse soledad...

Decía el pájaro del poema de Nietzsche: "Si estoy solo, la noche no es hermosa..." Así es, pero lo principal es andar el camino, y nunca detenerse. Es vital, si queremos seguir siendo caminantes. Como también lo es aprender la lección, difícil, de que a pesar de la soledad, la noche es hermosa. Verlo o no, depende del poder y la libertad de nuestra mirada.


Antonio H. Martín

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imagen: Antonio HM.

martes, 8 de noviembre de 2011

Una caricia...



Son muchos los que pasan por nuestro lado. El puente es ancho y largo. Son muchas las figuras que van o vienen... Un hola, una mirada fugaz, unas palabras, un gesto, un adiós... Pero unos pocos se detienen, y nos detienen, nos miran de otra manera, nos hablan distinto, nos llegan, nos acompañan, y terminan alojándose muy adentro... Y de esos, aunque un mal día se vayan, aunque se difuminen entre la bruma del otoño, algo suyo, o mucho, se queda para siempre.
Es al mirar los cristales de la lluvia sobre las hojas, cuando notamos que siguen ahí, medio ocultos en el rumor del aire, sonriendo, como una caricia...

(para mi amiga)


Antonio HM.


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- "Listen to your Heart", por Mike Rowland
- del álbum My Elfin Friends

martes, 1 de noviembre de 2011

Luces de otoño



Cada estación tiene su luz, y mi preferida, como ya he dicho otras veces, es la del otoño. Me encanta, me fascina esa luz inclinada, ese brillo solar que no quema, entre hojas rojas mecidas por un viento suave, que me recuerda mucho al país de los sueños, el país donde nací...
Aunque quizá no lo sea, para mí es la luz más nítida, la más clara, la que más cosas me cuenta... Así que en estos días he cogido mi pequeña cámara y he conseguido captar imágenes como éstas...


Antonio HM.











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imágenes: Antonio HM. (of course!)