Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 31 de enero de 2010

El puente



POEMA SOBRE EL AHORA


Los pájaros cantaron

al hacerse de día.

“Empieza de nuevo”,

oí que decían.

No pierdas el tiempo

Pensando en lo que ya pasó

O en lo que aún no ha pasado.

Tañe las campanas que aún pueden repicar,

Olvídate de tu ofrecimiento perfecto;

Todo tiene una grieta:

Así es como entra la luz.


Leonard Cohen


... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...


Siempre he defendido aquí una filosofía vital del ahora. El pasado es un montón de dibujos en la pared de la memoria y el futuro un destello en el horizonte. Tanto uno como otro nos conciernen, forman parte de nosotros: lo vivido y lo por vivir, lo que ya hemos dicho y escuchado y lo que nos llama desde la lejanía. Pero es aquí y ahora donde estamos y donde somos. No en el ayer ni en el mañana.
Este ahora, este presente, tan inasible, tan veloz, tan fugaz, es el puente por el que caminamos. Un puente que parece ir de un lugar a otro, del ayer al mañana, según una lógica forma de ver las cosas... Pero el aire que respiramos es el de hoy, no otro. Y nuestros gestos, palabras, llantos o sonrisas suceden ahora, en este preciso momento.

No nos sirve de nada haber tenido claridades en el pasado, lo importante es tener hoy la llama encendida. El estar despierto, el ser consciente es algo que atañe al ahora. Ayer transitamos por cielos o infiernos, de uno u otro calibre, y mañana no sabemos qué pasará... Pero hoy, en este preciso instante, en este paso del puente, es cuando la puerta está abierta, cuando podemos caminar y atravesar espacios, cuando el aire de la vida nos golpea o acaricia la frente...


Antonio Martín
(31 de enero, 2010)

sábado, 23 de enero de 2010

El viaje



¿Es largo el viaje, duro, difícil? ¿Nos parece a veces interminable, extraño, sombrío...?
Quizá, pero cualquier viaje es bueno si sabemos mirar a cada lado del camino, si somos capaces de sorprender los pequeños detalles y acariciar con la mirada esos brillos que se ocultan detrás de las hojas, o se agazapan en los portales de una calle cualquiera, esos gestos sutiles que bailan en las plazas del encuentro, bajo las viejas farolas desafiantes, que susurran y cantan en medio de la noche.
Y aun cuando no haya ninguna meta, ningún tesoro al final del sendero, ni mar esmeralda ni montaña azul que nos sonría, los pasos conscientes y despiertos serán nuestro premio, nuestro aliento, nuestra vida.
Somos caminantes, sí, somos viajeros, y el camino es el sentido de nuestra existencia. La solución no está en encontrar la salida del laberinto, sino en saber ver los tesoros que encierra.
No siempre se puede subir a las altas terrazas del sueño, las nubes se nos escapan y el sol se hunde en el océano sin esperar a que encontremos nuestra copa...
Pero si sabemos mirar veremos que la brisa danza entre las sombras, que entre una piedra y otra siempre hay un duende que nos habla, que siempre hay una música detrás del silencio... Sólo hay que saber escuchar.

Anoche le pregunté a la luna sobre este tema, porque no sabía bien qué es lo que quería decir. A veces uno siente algo y se atreve a expresarlo en palabras sin tener muy claro su significado. Y ella, amable como siempre, cariñosa y amiga, me contestó con un beso.


Antonio Martín
(22 de enero, 2010)



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"Matte Kudasai", por King Crimson
(del álbum Discipline)

lunes, 18 de enero de 2010

En los bosques





LOS ROBLES    (DIE EICHBÄUME)

por Friedrich Hölderlin

Al salir de los jardines, me acerco a vosotros, ¡hijos de las montañas!
Lejos de los jardines, donde la Naturaleza vive doméstica y paciente,
nutricia y a su turno cuidada, compañera de los activos hombres.
Pero vosotros -¡egregios!- os alzáis como un pueblo de Titanes
en medio de un mundo cada vez más dócil, y sólo a vosotros mismos obedecéis,
y al cielo, que os ha nutrido y educado, y a la tierra materna.
Ninguno de vosotros fue jamás a la escuela domeñadora de hombres,
y libres y contentos, surgís de vuestras fuertes raices, en múltiple tropel.
Y como brazos potentes aferráis el espacio, como su presa el águila,
levantando hacia las nubes la amplitud serena de vuestras altas testas asoleadas.
Cada uno de vosotros sois un mundo; y unidos por una libre alianza,
convivís como dioses.
Si yo pudiera tolerar la servidumbre, nunca envidiaría al bosque,
y me plegaría sin esfuerzo alguno a la vida común de los hombres.
Si este corazón mío que vive para el amor dejara de encadenarme al mundo
¡cuánto me gustaría ser un roble!

Aus den Gärten komm' ich zu euch, ihr Söhne des Berges!
Aus den Gärten, da lebt die Natur, geduldig und häuslich,
Pflegend und wieder gepflegt, mit den fleissigen Menschen zusammen.
Aber ihr, ihr Herrlichen! steht, wie ein Volk von Titanen,
In der zahmeren Welt, und gehört nur euch und dem Himmel,
Der euch närth' und erzog, und der Erde, die euch geboren.
Keiner von euch ist noch in der Menschen Schule gegangen,
Und ihr drängt euch, fröhlich und frei, aus kräftiger Wurzel
Untereinander herauf und ergreift, wie der Adler die Beute,
Mit gewaltigem Arme den Raum, und gegen die Wolken
Ist euch heiter und gross die sonnige Krone gerichtet.
Eine Welt ist jeder von euch, wie die Sterne des Himmels
Lebt ihr, jeder ein Gott, in freiem Bunde zusammen.
Könnt' ich die Knechtschaft nur erdulden, ich neidete himmer
Diesen Wald und schmiegte mich gern ans gesellige Leben.
Fesselte nur nicht mehr ans gesellige Leben das Herz mich.
Das von Liebe nicht lässt, wie gerne würd' ich zum Eichbaum.



FRIEDRICH HÖLDERLIN

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    No puedo recordar bien en qué lugar nació mi alma, mi sensibilidad, mi particular forma de percibir, pero estoy casi seguro que fue en medio de un bosque, entre robles, castaños, álamos o encinas, junto a esos troncos, bajo esas ramas por las que se cuela el sol o la luna.
    Entre esas ramas se deslizan los sueños, gotean, se derraman, y este caminante se hizo adicto a su encanto desde niño. Nunca he querido ser un árbol, pero sí vivir en medio de un bosque, en una de esas cabañas de cuento rodeadas de niebla.
    Un bosque en el que se pueda ver, a lo lejos, una montaña, un horizonte, un mañana, un sueño, y donde haya duendes y hadas que te cuenten historias.
    Un camino entre helechos, setas y brumas donde las sombras te acarician, en lugar de amenazarte, donde el viento te habla, invitándote a la aventura de la vida.
    Lobo estepario, sí, pero enamorado de los bosques.


AHM.


        

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vídeo: Deep Woods - Wintermood
música: Once Upon A Time - Karunesh & Tony Scott

martes, 12 de enero de 2010

El bueno de George



Para suavizar estas últimas oscuridades voy a poner un tema del bueno de George Harrison, "Marwa Blues".
Se trata de un vídeo que descubrí recientemente en el blog Nunca estuve en Fanzara, del amigo Daniel Damián.
Espero que con sus buenas vibraciones se disipe cualquier sombra que haya podido quedar de la anterior entrada.

AM.


domingo, 10 de enero de 2010

Tambores cercanos




Bien, ya llegó la hora de contestar vuestros amables comentarios, y lo voy a hacer desde aquí, como una nueva entrada, para que se vea más y este tema quede más expuesto...
Se fueron los tres Reyes Magos de Oriente, imagino que a sus países de origen. Les ví pasar volando a última hora de la noche sobre sus camellos alados (¿o eran nubes?), y dos de ellos me dedicaron un saludo desde lejos, como único regalo. Pero el tercero ni siquiera me miró. Era el que llaman Baltasar...


Daniel Damián ( Conde de Galzerán) dijo...
Me temo que no se trata de mala música o de música rabiosa, amigo Antonio; yo diría que es una cuestión de educación y del respeto a los demás. A mí me gusta que seas, cuando procede, políticamente incorrecto. Cada vez echo de menos en los demás, la razón y la verdad que día a día se va disfrazando de teorías cretinizantes, presuntamente post modernas, ecolomoralfascistoides. Por muy “modernos” que seamos a las cosas hay que llamarlas por su nombre.

Si eso ya dura una década, mala solución le veo. Una de dos: o ahuecas ó léete otra vez, -que resulta más barato- el Balneario de nuestro tío Hermann. Allí no habían negros; pero sí un holandés insoportable. El problema no es el color del ruido, sino la escasa instrucción de nuestro mundo.


Daniel, lo de "música rabiosa" lo decían en el documental que menciono, no lo digo yo, pero lo suscribo totalmente, porque a veces he pegado la oreja a la pared para intentar entender la letra y sí, es música grosera y rabiosa, es una música que ataca, que golpea y a la que se le nota mucho la intención de herir.
Yo de "moderno" tengo poco, jeje, y lo "políticamente correcto" me parece una especie de pomada pegajosa que echan por encima de los seres y las cosas, sólo para engrasar engranajes y rodamientos, para que la maquinaria funcione según sus intereses.
Recuerdo bien a ese "holandés" del relato de Hesse. Pobrecillo..., si lo único que hacía el hombre era tener la voz grave, arrastrar sillas y toser de vez en cuando... ¡Ojalá le tuviera de vecino! Y el tío Hesse encontró la solución a su problema, si no recuerdo mal, imaginando un punto de debilidad y juventud en su rostro, cierto pliegue de su cuello, o algo así, un gesto que le permitió "querer" a ese vecino y transformarlo de enemigo en amigo. Yo, Daniel, soy incapaz de hacer eso. Cuanto más miro a mis vecinos más lejanos y enemigos me parecen.
Educación no tienen, no, ninguna, ni creo que quieran tenerla en absoluto. Y, efectivamente, si llevo con este problema ya tanto tiempo es porque no tengo salida. Siempre me gustó vivir de alquiler, pero a mi compañera se le ocurrió la bonita idea de que teníamos que tener una casa en propiedad, pensando en el día de mañana. Así que aquí llevo ya diez años "disfrutando" de ese día...
Un abrazo, amigo Conde.

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Isis de la noche dijo...
Créeme que te entiendo, querido amigo, cuando te quejas. Y con justo derecho ;)

Ay.. a veces uno no tiene más que las palabras para desahogarse, máxime cuando se trata de circunstancias que no puedes cambiar o de sentimientos que no puedes gritar en la cara de los directamente involucrados, a no ser que estés dispuesto a recibir improperios, groserías y hasta golpes de su parte...

Pues sabes... hay quienes -negros y de otros colores- se creen dueños del mundo, del espacio que incluso comparten con otras personas. Te cuento -sin culpa- que alguna que otra vez he alzado el volumen al máximo para que mi amado Beethoven hiciera vibrar hasta mis cristales con las sublimes notas de su 'Oda a la Alegría' o para que Steve Tyler hiciera retumbar mis ventanas con su agudísima voz con la que interpreta 'Hole in my soul' jeje... Pero nunca haría de eso una costumbre, sobre todo si sé que eso interrumpe el sueño o la reflexión o la calma de algún vecino mío (a pesar de no conocer a casi ninguno, siento que debo respetar las normas más elementales de la convivencia pacífica....)

Pero a otras personas, eso sencillamente no les importa. Y es que, como bien lo dice el Conde que me antecede ;), ya nadie respeta nada. Solo para que no te sientas solo en tu dolor ;), te cuento que yo tenía unos vecinos (bueno, no sé si eran uno o varios o mujer u hombre o negro o gringo o chino) que escuchaban música atroz durante el día a todo volumen, cuando yo tenía que dormir durante el día porque trabajaba durante la noche....

Ya te podrás imaginar mi desgracia... Un día, sin poder contenerme, salí a la ventana y grité, con todas las fuerzas que mi rabia me permitió, lo que esa persona se merecía escuchar: "Baja el volumen imbécil!!!!!!"

Tuve que elegir cuidadosamente el adjetivo a utilizar porque no sabía el sexo del destinatario de mi 'pedido'. Pero lo hice sin pena alguna. Y ni tonta me iba a buscarle.. Si para algo no tengo ni pizca de paciencia es para lidiar con la estupidez de la gente. No sé por qué dio resultado mi acción, pero lo hizo ;) Tal vez porque durante días antes visualicé ese momento de manera tan perfecta, que sucedió tal cual lo hube imaginado: el volumen descendió y nunca más mi muy merecido sueño matutino fue interrumpido.

No obstante, contemplé varias veces la posibilidad de denunciar a la policía el hecho, pero me prometí hacerlo solo si mi primer intento fracasaba ;)

Y es que debe ser penado por la ley el hecho de atentar contra la necesidad de silencio... el maravilloso silencio que precisamos algunas personas.

Y sí.. el hip hop es horrendo... Y tiene vibraciones energéticas muy bajas. ¡puede ser hasta psíquicamente nocivo!!! ;)

Ay amigo.. te deseo suerte, mucha suerte y paciencia... Espero le encuentres pronto una solución al asunto ;)

besos miles... susurrados ;)


Isis, me alegro de que te diera resultado aquella voz, que seguro estaba llena de energía. Yo no puedo hacer eso... Lo más que he llegado a hacer es a conversar, usando toda la diplomacia posible, y gracias a eso he conseguido algunos resultados positivos. Pero es una situación que se repite y no tiene solución.
Aquí, si vas con este problema a la policía se te quedan mirando como si fueras idiota. Hay una ley contra el ruido, pero es sólo un papel oculto en un cajón olvidado.
A mí una vez se me quejó la vecina de abajo porque puse con el volumen muy alto un aria de Juan Sebastian Bach...
Sí, tienes razón en cuanto a lo de las vibraciones. Esa "música" es perjudicial, te lo aseguro. Será buena para ellos, pero para mí es como un veneno.
En fin, ya vendrán tiempos mejores, jeje. Un beso, maga.

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Alfaro dijo...
Hace años, cuando traducía a Séneca, en una de aquellas parrafadas, leí que él era capaz de abstraerse y escribir, y te iba enumerando todos los ruidos que le llegaban..., a mí me sucede algo parecido, tengo una gran facilidad de abstracción.

Sin embargo, no soporto oír los días de fiesta la misa de la tele que oye uno de mis vecinos, es mayor, oye mal, y todo lo pone excesivamente alto, música, programas de tele, y me abstraigo con todo, incluso a veces disfruto de su música pero con la misa no puedo... pero he encontrado la solución me pongo los auriculares y solo oigo mi música.
Y lo peor es que a veces su mujer me pregunta..., no soportarás... porque oye tan mal... y mira que se lo digo... Y yo como soy medio idiota y me da pena le contesto: no, no si apenas la oigo...
Y luego cuando me quedo sola, me digo seré imbécil...
Pero tú en algún lado podrás realizar una queja, el presidente de la comunidad... que les diga que bajen el volumen.


¡Jaja! Ay, Alfaro, aquí el presidente de la comunidad no sirve para nada. Aquí lo único que sirve es tener buena suerte y poder marcharse con viento fresco.
Lo de la abstracción, como hacía Séneca, me resulta imposible, tengo el oído muy sensible y escuchar tambores cercanos durante horas me marea las neuronas. Al final no sé ni qué escribo ni dónde vivo.
Bien por ti, que has encontrado esa solución de los auriculares. Pero en mi caso, piensa que no es lo mismo un vecino con problemas de oído que un grupo de "negritos" contentos...
Un saludo.

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Amanecer dijo...
Pienso que no es el color de la piel, la que hace las malas costumbres, sino la educaciòn recibida, y la no enseñanza del respeto a los demàs.

Sòlo el que vive el problema, sabe como le està llendo en su casa.
Siento por lo que estàs pasando.
Pero..
Pienso que si has recargado la tinta, al referirte a ellos como ¿Están medio sordos estos "negros"? pudiendo haber escrito "de color".
Lo siento, pero no puedo dejar de decir lo que pienso.


Amanecer, siento que te haya molestado lo de "negros". Es una forma coloquial de hablar, no lo he dicho con ningún sentido despectivo. Decir "negro" o decir "blanco" no significa gran cosa, porque nadie somos ni blancos ni negros, es sólo una forma de nombrar. Y si te fijas verás que siempre lo he escrito entre comillas, o he dicho... "de color... negro".
Según la segunda acepción del diccionario de la lengua española, negro significa: "individuo cuya piel es de color 'negro'".
Así que no es un invento mío, ni lleva sobrecarga de tinta en ningún aspecto.
Y sí, efectivamente, no es el color de la piel el motivo de las "malas costumbres". Es sólo que hay gente con respeto y otra gente que no lo conoce ni de nombre... En mi caso se trata de unos "negros", pero también podrían haber sido chinos, esquimales o galeses. Me da lo mismo. Lo que me molesta no es su color, es su actitud, y su falta de civismo.
Un abrazo, amiga, y no te enfades, por favor, que no hay motivo para ello.
;)
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Poi.eli(z) dijo...
Estoy totalmente de acuerdo contigo Antonio. Diez años en el infierno te han hecho un santo, amigo mío. Te entiendo perfectamente. A veces pienso que hay quienes tienen "by passes" del intestino al oído y vice-versa. Como Isis, trabajé de noche por una temporada, que se prolongó más allá de mis apetencias y aprehendí el involuntario insomnio, no aquél buscado para crecer, sino el evitado para no dejar de hacerlo. He tenido que lidiar con el "bendíto" Rap por mucho tiempo, sin resultado. Estas "personas" entienden que son los únicos "ceros" vivos (ex-pían a cualquiera) con licencias compradas para re-matar a la maltrecha sensibilidad que nos rodea. Hay códigos de urbanidad, pero las reglas no aplícan a todos y la ley tan sólo a nosotros, la clase media (a la mitad del escalafón evolutivo entre los nendertales y los diostóles). No se te ocurra razonar, lo intenté y el volumen se ha triplicado a partír de entonces. Y si pides a las autoridades que intervengan, de manera doméstica, te recomendaran no hacer nada para evitar consecuencias. ¿Soluciones? A no ser que te mudes, que de haberlo podido hacer, ya lo hubieras hecho de seguro, se podría recubrír la pared con algún material que amortigüe el sonido, insonorizarla, abstraerla, separar cielo e infierno con una sima de glorioso silencio. (Cuando hay una cámara de aire en el muro base, ésta se puede rellenar con un material aislante apropiado). Las plantas son otra opción, ellas filtran del aire también los sonidos. El último paso sería proceder judicialmente, de considerarlo, te convendría grabar el alboroto y medír los decíbeles de contaminación auditiva que produce. El oído es uno de los sentidos más frágiles y el ruído puede llegar a dañarlo irreversiblemente. Sigue brillando, guerrero de incólume luz...


La masa innominada, se refugia en
el ruído por temor. Temen enfrentarse al silencio y descubrírse a sí mismos, tal cual son en realidad y no como suponen ser.


Eli, temía que por vivir en Puerto Rico no fueras a entender mis problemas, pero ya veo que no es así, y me alegro mucho. Aunque, al ser poeta, también imaginaba que no podía ser de otra forma...
En cuanto a las leyes sobre el ruido, aquí son totalmente ineficaces. De nada sirve denunciar. Y la pared principal ya la cubrí hace tiempo con unas placas de "pladur", un material aislante, pero como me dijo el operario que hizo la obra: "el ruido es como el agua y se cuela por cualquier parte". Y así es, se cuela por el techo, por el suelo y por otras paredes adyacentes. Sólo hay una solución, y es irse de aquí, cosa que aun no puedo hacer.
Mi oído, amiga, es tan frágil como las alas de una mariposa, o sea que imagina lo bien que lo paso cuando oigo ese "bendito" rap...
"La masa innominada se refugia en el ruido por temor"... Me encanta esta frase tuya, Elisabeth. Muchas veces he pensado lo mismo: esta gente es totalmente incapaz de pasar más de diez minutos sin oír sus tambores. Es como si les asustara el silencio...
Un abrazo, y gracias por tu apoyo.

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Gárgola dijo...
Todo tiene un límite Antonio y veo que tu paciencia está en el borde y con toda la razón del mundo. Está bien que expreses así tú rabia: tempestuosamente. No creo que sea el color de tus vecinos, más bien su (in)cultura y su forma de entender la convivencia o, a lo mejor, esto de la convivencia tenga otro significado en su diccionario...
Que escribas 'negros', no me molesta porque decirlo de otra manera acaba siendo un eufemismo que la mayoría de las veces es falso, mucha de la gente que se refiere a 'afro-españoles' o a 'gente de color' para no ser tildado de políticamente incorrecto, en el fondo esta pensando: negro, moreno o mulato sin que esto sea para nada despectivo y pongo un pequeño texto sacado de la recurrida Wikipedia: “Debido a la herencia y connotaciones dejadas por el racismo, muchas personas tienen reparos en utilizar la palabra «negro». A pesar de ello, actualmente se impone la idea de que la negación de las diferencias no permite su valoración y respeto, es más, innumerables cantantes, historiadores, filósofos, políticos, poetas y artistas de origen africano negro se refieren a sí mismos como negros de forma positiva.”
Me parece que no es su color lo que te incomoda y sí la invasión de tu espacio.
Tengo un amigo, que vive en una urbanización de segundas residencias en medio del campo y antes de los festivos o del verano (cuando vienen los veraneantes) se pone muy nervioso ya que, su preciado y campestre silencio se ve alterado por unos 'blancos: españoles de toda la vida', que sólo se comunican con gritos.
A mi, me ha pasado durante un corto periodo de tiempo que tuve un vecino melómano, con muy buen gusto musical por cierto, pero créeme, tampoco me hacia ninguna gracia despertarme los domingos a la 6 de la mañana con las bodas de Fígaro o no poder dormir mi siestecita del sábado... Y sabe que respuesta me dio cuando fue educadamente a quejar me, que era una histérica y que dentro su casa mandaba él (típico :().
Hay una sentencia reciente de un tribunal de Barcelona, condenando unos vecinos ruidosos después de innumeras denuncias, aunque me temo que el camino de la ‘justicia’ es largo y tortuoso y me parece que no estás dispuesto a ir por estos derroteros…
No sé que decirte ni que consejos te puedo dar… Pero si sirve: ¡te entiendo!

besos



Eso es, Gárgola, exactamente eso: a mí su color me da igual, lo que me molesta es "la invasión de mi espacio", como bien dices.
Lo que más me sirve de tu comentario es que me entiendas, porque hay días en que pienso que soy demasiado raro o delicado, y me quejo de más... Pero la claridad me dice después que tengo razón.
Y también entiendo que no debe ser bueno despertarse un domingo a las seis de la mañana con Mozart a toda pastilla, jejeje, pero... ay, ojalá fuera ese mi problema. Porque a mí me ha tocado oír "reguetón" a las ocho.
Un abrazo de silencio.

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Malvada Bruja del Norte dijo...
:-)))

Ahora me dirás ¿de qué te ríes Bruja? Bueno, porque te entiendo. Pero antes de desesperar, ves a la farmacia que te aconsejen unos buenos tapones y a ¡escribir! y relajarse...

Y como ya te han dicho, no es una cuestión de "colores" sino de educación y vuelvo a asegurarte que nadie mejor que yo te entiende...


¿De qué te ríes, Bruja?
Amiga del Norte, hace tiempo que tengo esos tapones, pero no sirven para nada. Con esta gente sólo sirve una cosa, y es marcharse lo más lejos posible.
Lo de los colores ni me va ni me viene, y no creo que a estas alturas haya nadie capaz de "educarles".
Confiaré en la buena suerte y en que el viento cambie de rumbo.
Un abrazo.

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Cristal00k dijo...
Pues me parece a mí, que aquí la única sensibilidad ofendida y atacada va a ser la tuya Antonio.

Los que te visitamos con una cierta frecuencia sabemos de tu gusto por la soledad y el silencio, por lo que me imagino que la tortura debe de ser insoportable... sobre todo si dura desde hace tanto.

Sólo puedo decir que lo siento de veras y que ojalá que a no tardar puedas darle una solución conveniente. Pero está difícil por lo que explicas.

Y abundando en lo que dice Gárgola, me consta que cuando dices "negros", en tu caso, es como si dijeses rubios,valencianos o Koreanos... y si son negros... pues lo son! sin más adjetivos.

Y me gusta también que seas políticamente incorrecto, porque hace ya bastante que me molesta ese "buenismo" estúpido y completamente falaz del respeto a la diferencia sobre todo cuando ese respeto no es recíproco ni de lejos! como en tu caso y en el de tantos. Desde niña me he preguntado ¿porqué debo de respetar a quien no lo hace conmigo en la misma medida? ¡Basta de esa estúpida y aparente bondad que no hace más que machacarnos!

Y lo más envenenado de todo esto, tal como apuntan todos los comentaristas es que las leyes, al final, parece que favorezcan más al agresor que al agredido... Imcomprensible!

Entiendo tu explosión amigo, que es tan solo el derecho al pataleo y la búsqueda del apoyo y la comprensión de los amigos cercanos en sensibilidad, que como puedes ver no te faltan.

Sólo me resta desearte que esa gente tan desagradable, desaparezca cuanto antes de tu vida y que nada te haga mirar al suelo, las nubes y la luna te echarían en falta amigo.

Abrazos solidarios!


Amiga Cristal:
Sí, la única sensibilidad herida es la mía, jeje. ¿Tienen ellos la suya? Supongo que sí, pero en ningún momento ha sido atacada por este lobo caminante. No es que sea "bueno", pero siempre he procurado no molestar a nadie.
Es sorprendente que te atrevas a hablar de "buenismo", en estas fechas en las que todos somos tan "buenos" y tan "correctos". Lo del respeto es, efectivamente, algo no recíproco con cierta clase de personas, que ni siquiera saben el significado de esa palabra.
Yo me iré con las nubes y la luna, algún día, alguna noche, pero de momento tengo que estar aquí y saber soportar el ruido de los tambores.
Un abrazo.

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Luis Antonio dijo...
A NUESTRA COMÚN Y BUENA AMIGA CRISTAL00K: (Con tu permiso, Antonio)

Cuesta respetar a quien no te respeta, pero pagarle con la misma moneda, ¿no nos coloca a su misma altura?

No es la primera vez que me expreso en estos términos, ¿verdad?

A ANTONIO MARTÍN:

Yo también sufrí, hace tiempo, el comportamiento incívico de unos vecinos. Hablé con ellos, les amenacé con denunciarlos...Todo fue inútil. Sólo resolví el problema al casarme y cambiar de vivienda. No considero necesario concretar quiénes eran ni cuál el color de su piel. Eran, como he dicho antes, unos incívicos y mal educados. Y esas "virtudes", lamentablemente, están más extendidas de lo que quisiéramos...y no tienen fronteras.

No me entiendas mal. Cuando uno está afectado por algo, lo normal es que se desahogue. Y yo te comprendo y no vengo a tu casa a darte lecciones ni consejos. Opiniones, sí. Yo también las agradezco

Un cordial saludo, amigo


Hola, Luis Antonio.
¿Qué quieres decir con "pagarles con la misma moneda"? Ni aun queriendo hubiese podido hacer algo así, porque no tengo en absoluto dinero que se le parezca ni de lejos. Donde ellos han puesto su ruido yo sólo he puesto mi silencio.
Mira, ahora mismo, según escribo estas líneas he oído sus voces y silbidos en la calle, lo que significa que en unos segundos estarán aquí, en su piso, y expresarán su amor a la vida a su manera: tocando tambores de la selva...
No es un problema de colores. Educados está claro que no están, pero en estos tiempos ¿quién lo está? ¿Para qué educan a la gente? ¿para que sean mejores personas? ¿o para que funcionen mejor dentro del sistema? ¿A quién le interesa la educación?
¿Acaso vivimos en un mundo humanista? No, me temo que no.
Y según esto que acabo de decir, ¿a quién le importa si esta gente, del color que sea, hace ruido o no? Sólo a los que tienen que sufrirlos de cerca, y a nadie más. El sistema está muy contento con estas presencias. El sistema sabrá por qué...
En fin, un saludo, Luis Antonio. Te deseo que no vuelvas a tener la mala suerte de encontrarte con gente así.

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Terry dijo...
Creo Antonio que, con esa misma elocución literaria que has dibujado tu particular queja, podrías llamar a sus puertas y añadiendo que es una buena música. Que allí donde la produjeron, fue en estudios preparados acusticamente, que es un desperdicio que una música tan maravillosa se deje escapar por el mal ajuste de puertas y ventanas, además de paredes no insonorizadas, haciendo que los demás vecinos se ahorren unos suculentos beneficios en gastos de música y por la jeta.


Recuerda, una gota de miel........esperemos que no te acuerdes de mi padre.

Feliz año Antonio Martín.


Hola, Terry.
Eso que dices ya lo he hecho en varias ocasiones, pero con resultados irregulares. A esta gente se le va fácilmente la olla y son flojos de memoria.
¿Lo de la "gota de miel" se refiere a las moscas? ¡Jajaja!
Que tengas un buen año, Terry.

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Vico gonz dijo...
No se puede ofender la sensibilidad de quien no la tiene.
En mi humilde opinión lo que estás enfrentando es un ruidoso encuentro con la realidad...el siglo xx y xxI vienen signados por la ignorancia más profunda, aquella que tiene más que ver con valores de convivencia perdidos que con la incultura propiamente dicha, la misma ignorancia que conduce a la indiferencia y,también, a cierto "autismo social". Es un maquiavélico plan para homogeneizar y que se inició con el cambio de significado de la palabra discriminación que dejó de ser,para conveniencia de algunos, un mecanismo de la inteligencia (tanto humana como animal) para convertirse en una "malapalabra".
P.D: La ignorancia es multicolor y planetaria.


Hola, Vico.
Tu primera frase la pondría en un marco: "no se puede ofender la sensibilidad de quien no la tiene".
La verdad es que tengo que darte la razón. De niño pensaba que el siglo XXI sería muy avanzado, en todos los sentidos, y ahora compruebo que se da como una especie de regresión. La gente con que me encuentro a diario es gente "primitiva", gente que no habla ni conversa, sólo vocea, grita, no razona, golpea directamente. Este es el lamentable inicio de siglo. Espero que no siga en ese estilo...
Parece que tanto la sensibilidad como la inteligencia fueran cada vez bienes más escasos.
Sí, "la ignorancia es multicolor y planetaria". ¿Por qué será?

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Lirio dijo...
¡Uf!
Horror.
Te comprendo porque lo he vivido, aunque por suerte no es tan seguido ni es hip hop, afortunaamente... pero sí ten go vecinos que contaminan auditivamente el ambiente. Y no es que sean de otra etnia u otro color necesariamente, sino de otra cultura y educación (como decía Daniel arriba).
Pues a ponerte a Mozart o a Pachelbel en tu casa para contrarrestar la invasión o mejor aún; a Beethoven, o a Pink Floyd; puede servir como una especie de "antídoto". Yo he hecho eso algunas veces, y me ha ayudado.
Buena Suerte, y mucha Paciencia


Ya, Liz, eso sería una buena solución, pero me da miedo poner "mi" música para contrarrestar a la otra, porque esto sería un galimatías. Lo tengo comprobado: si pongo música, aprovechando el silencio, los vecinos ponen la "suya", y todo se va al infierno.
Gracias por tus buenos deseos. Un abrazo.

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Luisa Arellano dijo...
Yo te entiendo muy bien, Antonio, y entiendo que harto como estás después de diez años de tabarra por parte de tus vecinos… tu enfado hacia su actitud les etiquete con su característica más evidente: negros.

Durante algún tiempo mi pesadilla diaria fueron los gitanos y lo consiguieron a base de que mis oídos no escuchasen otra cosa que sus “lolailos”, de encontrarme enganchados en la puerta de mi casa pelotones ingentes de pelo de las melenas de ellas desprendidos de los cepillos con los que se peinaban por horas en medio de la calle y que limpiaban al aire antes de entrar de nuevo a sus casas, o de las meadas en las aceras de los niños y también de los viejos cuando volvían a su casa de las tabernas…

Un millón de cosas más, que omito por desagradables, me hicieron sentirme muchas veces como tú te sientes ahora y lógicamente cuando tenía que referirme a ellos y su comportamiento incívico ¿de quién estaba harta? pues de los gitanos

Y no, no es racismo ni nada que tenga que ver con el racismo, es sencillamente que para diferenciar al vecino “tocapelotas” que no cumple con las normas de convivencia, hay que señalarle de alguna manera. Todos los hacemos aunque no seamos conscientes de ello cuando ocurre. Así nos referimos a ellos como : “ la rubia” del bajo que tira en el suelo del garaje toda la porquería que sus hijos le echan en el coche. El “gordo” del segundo que tiene todas las zonas comunes llenas de colillas a pesar de que en el edificio está prohibido fumar. La “enana” del quinto que sacude las alfombras sobre la ropa tendida de los de abajo y además deja durante todo el día la basura en el rellano. El “cojo” del tercero que cada fin de semana nos obsequia con varias audiciones de sexo en vivo…

En fin, que la cosa parece mucho más grave cuando las moscas cojoneras pertenecen a grupos que históricamente han sido discriminados, como los negros y los gitanos por ejemplo. Tanto es así que alguno de estos “vecinos” se han aprendido la cantinela y no dudan en espetarte cuando civilizadamente intentas hacerles comprender que viven en comunidad y deben cambiar su comportamiento: “¡ayyyy la paaaayaaaa, racisssstaaaa, que eresss una raciiiissssssstaaa!”

Tú duerme tranquilo al respecto, si es que te dejan… “los negros”

Besos solidarios.



Ay, amiga Luisa, me has tocado muy de cerca, porque ese problema de los gitanos lo he sufrido yo mucho, desde chaval. Ya te contaré, si quieres.
Y es como dices, lo he oído muchas veces: esta gente (o gentuza, directamente) se ha aprendido muy bien eso de "eres un racista". Les sirve de escudo para esconder su mugre... Pero no les vale, porque todos sabemos que esto no va de razas ni de etnias, sino de un saber convivir que ellos desconocen por completo.
Dormiré tranquilo, con negros o sin ellos, sabiendo que hay gente buena como vosotros.
Abrazos.

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MGJuárez dijo...
Disculpa Antonio, ando de lecturas y relecturas y se me coló el comentario en el anterior post...


La "oscuridad" va más lejos de un color, un piercing, o una vestimenta, eso lo sabemos todos.

Pero hay otra oscuridad, latente, que se difunde cual malla prieta y asfixiante por entre circunvalaciones de materia gris. Entonces, la persona -que ya no es tal persona-, se transforma en otro ente oscuro, oscuro, muy oscuro...

Un abrazo, y Feliz Año, Antonio.
Montse.



Así es, Montse, ese es el color al que me refería, al color "oscuro", que más que un color es una actitud.
No sé cómo funcionará eso que dices de la "malla prieta y asfixiante", pero sí sé que es algo que se respira cerca de cierta gente. Lo de que sean personas o no es algo que dudo, pero no soy tampoco quien para juzgar.
Un abrazo, y un buen año te deseo, Montse, y que continúes con tus lecturas, porque los libros sí que tienen una buena actitud y un buen color...

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Espero que haya quedado bien claro cuál es la magnitud del problema. No se trata aquí en absoluto de discriminación, de racismo o de cualquier necedad de ese tipo. Es sólo un problema social, de convivencia, entre unos vecinos y yo. Nada más. Si en vez de gente de color "negro" hubieran sido indios cherokees o apaches, pues hablaría de gente de color "cobrizo". Lo de los colores me da exactamente lo mismo. No es su color lo que interfiere en mi vida, sino su ruido.
Lo que está claro es que aquí quien sobra soy yo. Porque, viendo las cosas de cerca, se nota mucho que ellos están más integrados en el mundo que este lobo solitario. Eso que yo llamo "ruido" es una música que está muy de moda en la actualidad, y es muy admirada por mucha gente, sobre todo gente joven. Así que el "raro" soy yo.
Es lo que pasa por quedarse rezagado y no adaptarse a los tiempos "modernos". Aunque para nada me arrepiento de ello, porque que esa mal llamada "música" sea para mí un auténtico dolor de cabeza y de tripas no hace sino señalar mi buen gusto.

Lo siento, pero las plantas y yo seguiremos prefiriendo a Bach.

Y no quería decirlo, pero debo añadir que lo peor de esto sobrepasa mi ámbito personal... Porque esta gente donde va se queda, hinca sus raíces y crece. De tal manera que en pocos años son capaces de transformar el color y el ambiente de calles, de zonas y hasta de barrios enteros.
Esta ciudad es conocida desde siempre por su hospitalidad, su generosidad, sus puertas abiertas, pero esta gente en concreto no viene a integrarse, sino a desintegrar... No es que lo hagan conscientemente y a propósito, es que su misma forma de ser es excluyente y separadora de todo lo demás. Donde habitan crean su campamento, su aldea, su isla. Y nadie que les sea ajeno puede sobrevivir sanamente en su proximidad. ¿Una nueva forma de conquista? ¿o estoy exagerando?
Lo único que sé es que en estos diez últimos años he visto como mucha gente, de la considerada como "normal", se iba de aquí, cambiaba de casa, por el sólo hecho de perderles de vista, por el sólo hecho de poder vivir tranquilos, que es un valor a tener muy en cuenta y que esta gente "de color" convierte en casi imposible.
El mundo les sonríe y les abre sus brazos. Yo soy incapaz.

Como veis, todos tenemos nuestras razones particulares. Y si opinamos sobre algo de una manera y no de otra es porque hay detrás una vivencia personal que así nos lo indica. Objetivamente no sé quien tiene más razón, o qué razón pesa más en la balanza. Y me da igual. Ya dije antes que soy subjetivo, no puedo ser de otra forma. Pero me atrevo a creer en que sí es necesaria una norma de conducta y convivencia que regule de alguna manera este aparente caos social... Me parece básico y esencial en una sociedad sana.
Mi vecino, sea del color que sea, no tiene por qué acercarse a mí y preguntarme cómo deseo y necesito vivir. Pero sí debe saber hasta qué punto puede él expresar su forma de vida... Si no respetamos los espacios personales vamos por mal camino.

Un saludo a todos.


Antonio Martín
(9 de enero, 2010)



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Imágenes:

- "It is calm in the block", por Jacek Yerka, 1984.
- "Erroll Holiday", por Jacek Yerka, 2007.

domingo, 3 de enero de 2010

Oscuros vecinos




OSCUROS VECINOS

(reflexiones de viejo)


Normalmente en este cuaderno se suele tratar sobre temas que quieren rozar lo filosófico, lo poético e incluso lo místico, ya sea en su vertiente oriental y luminosa o en su otro lado más inclinado, el lado romántico. Y esto es así porque esos son los temas y los lenguajes que más me importan. Los resultados son muy irregulares, con altibajos y contradicciones, porque uno no es profesional de nada, sino sólo un caminante que busca.
Pero, sintiéndolo mucho, me veo obligado en esta ocasión a tratar un tema muy diferente. Un tema que me afecta a nivel personal, pero que también puede ser considerado como un tema de interés social, o al menos así me lo parece.

Recuerdo que de niño, con unos once años, tuve que ir una tarde a la casa de un "practicante", para que me pusiera una inyección. No me acuerdo ya qué problema de salud tenía, pero sí recuerdo muy bien aquella media hora en esa casa... Mientras esperaba sentado y en silencio a que la jeringuilla fuera esterilizada con alcohol, con su pequeña llama azul, delante de mí, en la televisión, podía ver un cortometraje de cine mudo, del maestro Chaplin. Lo normal es que me hubiera reído a carcajadas, como había hecho otras muchas veces, pero en esas circunstancias, en aquellos momentos, que para mí eran la tensa espera de la tortura de la aguja, no me hizo ni pizca de gracia.
Todo mi ser estaba bloqueado, y ni el mejor de los regalos me hubiera hecho ninguna gracia en aquel momento.

Pues algo muy parecido me pasa ahora, en mi situación actual... No siempre, pero sí con frecuencia. Y es que tengo que decir que vivo en un piso de una gran ciudad, y como es lógico estoy rodeado de vecinos, pero mis vecinos, los que me han tocado en suerte son de color..., de color negro.
Yo no soy racista ni xenófobo, y eso puedo demostrarlo porque desde niño sentí una especial atracción por las razas de otros mundos, mis mejores amigos son selenitas y los seres cuya obra más me ha seducido han sido siempre extraños y extranjeros, seres que venían de lejanos horizontes.
Bueno, pues aun así, esta gente en concreto, que por desgracia tengo al lado, casi siempre consigue sacarme de quicio. Y me bloquea a veces hasta tal punto que se me quitan las ganas de todo. En ocasiones consigo algo de abstracción, pero por lo general suele ser una lucha perdida de antemano. Son la única gente que ha logrado que este caminante mire más al suelo que al cielo, porque siempre estoy pendiente de sus salidas y venidas, que es más o menos el baremo que utilizo para saber si un día será tranquilo o no.

Debo decir que estos jóvenes vecinos de color... negro, tienen una "bonita" costumbre, y es oír música. Una música que, para mi gusto, se me ocurre que es igual o similar a la que tiene que sonar en los infiernos a la hora de las torturas, o cuando los demonios se pelean entre sí... Pero, claro, esto lo digo seguramente porque soy un flojo "blanco" europeo que no entiende de música.
Y un detalle a tener muy en cuenta es la cuestión del volumen. ¿Están medio sordos estos "negros"? No, lo que ocurre es que son absolutamente insensibles a que exista alguien en el mundo que no sea de su tribu. No es que sean inconscientes, es que les da exactamente igual...
Además, ¿cómo van a entender y aceptar que su música puede no ser "la mejor del mundo"? Para ellos lo es, y punto.

Anoche vi un documental en la televisión que me informó algo sobre este tema. Resulta que no sé en qué año de los 70 el cantante James Brown proclamó en un concierto que se sentía orgulloso de ser negro..., y eso fue como encender una mecha. Años después surgió una corriente "musical" que denominaron "hip hop", que era una especie de "canción protesta" de esta gente contra la degradante situación en que vivían en aquellos guetos abandonados. Los afroamericanos estaban hartos de su marginación y lo denunciaban a su manera.
Decía la voz en off del documento que esa música surgía "de la rabia"... Bien, hasta aquí lo comprendo, y hasta puedo aplaudirlo. Cuando alguien es pisoteado, cuando pasa hambre y privaciones, no contesta cantando dulces baladas, sino que grita, directamente acusa y grita.

De acuerdo, pero... ¿qué pasa ahora? La situación ha cambiado. No hablo de los Estados Unidos, que conozco sólo de lejos, hablo de mi escenario más cercano, de esta ciudad donde vivo. ¿Por qué después de haber mejorado sus circunstancias, siguen oyendo música "rabiosa"? ¿Tanto gusto le han cogido a eso de gritar y golpear?

Por supuesto que cuando hablo de "negros" no estoy generalizando... Coleman Hawkins y Ben Webster eran "negros", y Louis Armstrong y tantos otros buenos artistas eran "negros". Tanto en la música, como en el cine o en la ciencia ha habido gente que ha destacado y brillado sin que tuviera nada que ver el color más oscuro de su piel (del deporte no hablo, porque no entiendo, pero parece que también, y mucho).
Cuando hablo de negros me refiero sólo a mis "oscuros vecinos". A estos chavales caribeños que pueden estar golpeando mi sensibilidad durante horas, con una amplia sonrisa. A estos chavales que no entienden que las paredes retumban y hasta tiemblan con sus "buenísimos" ritmos machacones. Y sobre todo no entienden que haya otros seres humanos a quienes no les gusta en absoluto esa mierda de música..., que tiene de arte lo que tengo yo de marciano, o incluso menos.
¿No habrá algún sitio libre en la selva para estos "simpáticos" chavales, para que disfruten a sus anchas y sin molestar de sus "alegres" aficciones?
¿O esto que digo es "políticamente incorrecto"?

Escribo esto desde el lecho de la queja, o desde el sillón de la molestia, mejor dicho, que es tan hondo o más que el anterior, y lo hago para desahogarme un poco de una pesadilla que dura ya más de diez años. Porque estoy harto de tener que mirar al suelo en lugar de al cielo, porque estoy cansado de cerrar mi ventana para amortiguar algo el ruido de al lado. Porque quisiera no vivir tan cerca del enemigo.
Quien lea esto, si me conoce ya de anteriores escritos, seguro que comprende que alguien como yo necesita cierta calma, cierto nivel de silencio para poder reflexionar y escribir. Porque el sistema nervioso es un poco más sensible de lo normal, o así es como lo siento.
Pero, bueno, quizá sólo es una forma que la vida utiliza para burlarse de mí y pincharme, como en aquella lejana tarde de mi adolescencia en que no podía reírme de los gestos y piruetas del genial Chaplin.

Si alguna vez viera que alguno de estos chavales está escuchando un nocturno de Chopin o un aria de Bach, creería inmediatamente en los Reyes Magos de Oriente, o puede que hasta pensara que los buenos dioses habían vuelto... Pero me temo que antes lloverán fresas y manzanas, las ranas criarán pelo y los conejos llevarán relojes en el chaleco.
Hasta ese momento, sólo me queda seguir buscando el resquicio del aire y la nube tranquila, el susurro de la sombra y el brillo de luna.


Antonio Martín
(3 de enero, 2010)

viernes, 1 de enero de 2010

Deseos



Es normal que por estas fechas pronunciemos el nombre de nuestros deseos más íntimos, en voz alta, en susurros o en silencio, mientras alzamos nuestra copa sobre la mesa abundante y miramos con ojos encendidos, a nuestros amigos o directamente a las estrellas... Es una vieja costumbre.
Los deseos son esos pequeños cometas que salen de viaje en busca de un destino, con la promesa de volver con el tesoro nombrado. Aunque la vida y el mundo son tan complicados que la mayoría de las veces no vuelven, porque no hallan su objetivo o porque se pierden en el vacio y no encuentran el camino de regreso.
Yo ya dejé ese hábito, lo que no quiere decir que no tenga deseos, pero los expreso siempre en fechas intempestivas, si es que llego a hacerlo, no en fechas "señaladas". Para mí el calendario es sólo un papel pegado en la pared.
Aun así quiero desde aquí dejar constancia de que me sumo a todos los buenos deseos que hayais tenido para este nuevo año. Este es mi deseo: que los vuestros se cumplan, que los cometas vuelvan con su tesoro. Que donde ahora hay una sombra de duda, un vacío o una pena, mañana brille una sonrisa, y que sea un mañana muy cercano.
Ya sé que es sólo una intención, un débil y minúsculo cometa, con poquita fuerza... Pero es sincero.
Un abrazo para todos, y que tengais un feliz, intenso, profundo y vivo año nuevo.


AM.
(1 de enero, 2010)




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- vídeo: George Melies
- música: Luigi Rubino