Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







miércoles, 18 de noviembre de 2009

Una tarde inútil...



He grabado una cinta con música de Bach y Haendel, y ha quedado, creo, bastante bien. Al principio dediqué una cara a cada uno, pero mi idea de juntarlos no se expresaba así lo suficiente, así que me atreví a entremezclar temas de ambos en una misma cara, y el resultado es satisfactorio.
Lo que más me ha costado ha sido encontrar en cada ocasión un fragmento que enlazara con el anterior, que guardara cierta relación de tono y forma (más que una semejanza, lo que buscaba era que se acompañaran). Pero tampoco ha sido tan difícil. Según mi oído, Bach y Haendel se parecen mucho, por el estilo y por la época, que no siempre es lo mismo. Diferentes pero cercanos. Así que, aunque no dispongo de muchos discos, he podido juntar a los dos maestros sin demasiados problemas. De hecho, la mayor dificultad, quizá la única, procedía de mi nivel de atención y de mi paciencia... Por lo demás, ahora me cuesta un poco distinguir, en una primera audición, de quién es cada tema. O sea, que la unión funciona.
Los quería así, juntos, compartiendo una misma sala, escuchándose y aprobándose mutuamente. Al final, sólo gana la música. Eso es lo que buscaba.

Pero, ¿qué hace un individuo de esta otra época mezclando en una cinta magnetofónica músicas del siglo XVIII? Diría que está perdiendo gozosamente su tiempo. Es decir, lo pierde según determinado criterio de objetividad, unánimemente aceptado, y en otro sentido más íntimo lo gana. Este individuo siempre ha sido amigo de las cosas "inútiles", de esas pequeñas alegrías, como las llamaba Hesse, que aparentemente no sirven para nada.
En la vida hay muchas de estas pequeñas cosas, en las que el tiempo se recrea a sí mismo, pero a causa de la prisa, de la urgencia y de cierto sentido supuestamente práctico, nos suelen pasar inadvertidas. Sólo tiene uno que concederse el poder de reconocerlas para gozar de ellas, porque están siempre ahí, a mano, cerca, esperando en cualquier rincón de ese cuarto que tantas veces nos parece vacío.
Me atrevo incluso a conjeturar que este mundo no sería tan triste y conflictivo, si cada uno encontrase su personal relación con esas pequeñas cosas. No es la imagen de un mundo ocioso y banal la que veo, con gente inútil y tontamente satisfecha. No. Lo que veo es un mundo sereno, con gente que ha sabido pulsar la apropiada cuerda de la armonía y se encuentra libre, fuerte y dispuesta para seguir la aventura.

Un amigo me confesó el otro día que para él sería estupendo disponer de un pequeño taller, para perder allí el tiempo gozosamente fabricando muebles. Por supuesto que hacer una silla, una mesa o un armario no carece de utilidad, pero no es esto precisamente en lo que pensaba mi amigo José María cuando me hablaba del placer de trabajar la madera.
Hay otra forma de hacer las cosas que poco tiene que ver con lo que entendemos por sentido práctico. Se acerca más al sentido del juego, algo que es serio y gozoso a un tiempo, algo que me atrevo a definir como vital, porque nos hace sentirnos vivos, cosa que no conseguimos cuando trabajamos normalmente, siguiendo las reglas del mercado.

Hablo de otra forma de hacer, pero también de no hacer. Nos recordaba Lin Yutang, en su famoso libro La importancia de vivir, que "todo lo que se necesita es un temperamento artístico dedicado a buscar una tarde perfectamente inútil vivida de una manera perfectamente inútil".
En el fondo de todo esto, que en principio nos suena tan mal, hay un modo diferente de vivir, una forma distinta de pulsar las cuerdas, otra música, otra mirada. Si nos suena mal es sólo porque no encaja con el sistema, porque no está incluido en esa escala de valores que nos presentan como objetiva. Pero basta con experimentarlo una vez para darse cuenta de su utilidad. Quien logra perder así una tarde cualquiera, sabe que ha dado con una buena fórmula para ganar el tiempo.

Según lo veo, este mundo engendra una tensión que nos impide gozar de la vida. Resulta insoportable tener que moverse continuamente bajo el peso de cosas tan graves como la obligación y la necesidad. No digo que éstas no sean importantes, pero ¿qué sitio dejamos para la alegría? Creo, sinceramente, que exageramos las cosas. No es posible vivir con la tortura de una tensión constante, porque entonces la vida se convierte en una pesadilla.
Quizá la razón de esto tenga que ver con aquello del sentimiento de culpa... No lo sé. Lo que sé es que cuando me ha atacado la fiebre de la "seriedad responsable", me he visto privado de la capacidad de alegría. Puedo poner como ejemplo mi relación con los libros: como buen solitario, siempre me ha gustado leer, pero cuando he estado bajo los efectos de esa fiebre difícilmente he sido capaz de abrir un libro, y cuando lo he hecho ha sido a regañadientes y con un ánimo muy pesado.
Sobre esto comentaba Lin Yutang que "no se lee para mejorar el espíritu, porque cuando se comienza a pensar en mejorar el espíritu o la mente, desaparece todo el placer de la lectura".

Recuerdo que hace un par de meses, cuando atravesaba unos momentos un tanto críticos y tenía a los libros bastante abandonados, me atreví inexplicablemente una noche a abrir un libro de relatos de Michael Ende. Digo 'inexplicablemente', porque no era esa precisamente la clase de libro que mi fiebre me indicaba como correcta. El caso es que abrí el libro y me detuve en una de sus historias, que está dedicada a Borges: "El pasillo de Borromeo Colmi". Leí con cierta avidez sus escasas páginas, y al final me asombré de cómo me sentía: ¡había desaparecido la fiebre!
De manera que entregándome a una actividad incorrecta, inútil y no constructiva, deslizándome hacia lo lúdico, había conseguido lo que necesitaba. No quiero decir que con ello solucionara mis problemas, pero sí que había logrado un estado de ánimo más propenso a encontrar soluciones, más dispuesto, más entero o, en definitiva, más abierto y alegre. Esto es lo notable: la alegría.
Pienso que no se puede trabajar adecuadamente cuando uno está obligado por esa tensión, porque las cosas pesan demasiado, nos sobrepasan y acaban derrumbándonos.
Me viene ahora a la memoria un breve poema del amigo Li Po:

Me preguntáis por qué estoy aquí, en la montaña azul.
Yo no contesto, sonrío simplemente, en paz el corazón.
Caen las flores, corre el agua, todo se va sin dejar huella.
Es éste mi universo, diferente del mundo de los hombres.


No es que sea especialmente ilustrativo sobre lo que estoy comentando, pero me ha venido a la memoria. Seguramente a causa de cierto aroma que sí guarda relación con esto. Quien se entrega gozosamente a una actividad inútil no anda muy lejos de esa montaña azul.
Puede que su valor no sea muy grande, mirado a través del cristal de la objetividad, pero lo que es seguro es que no aumentará en un ápice la gravedad y el conflicto de este mundo, sino más bien al contrario.
En fin, que seguiré grabando cintas y haciendo otras cosas por el estilo, como pintar pequeños paisajes, contemplar el cielo nocturno o escribir este cuaderno. Simplemente, porque me encanta hacerlo, porque me alegra la existencia. Es un campo que demuestra no ser tan inútil como parece.

A Alan Watts le fascinaba el tiro con arco, no para cazar animales, sino como deporte, como un arte o, simplemente, como un juego: "Lo que más me gusta es liberar la flecha como si fuera un pájaro. Asciende a mucha altura en el cielo y luego, de repente, gira y cae."


Antonio Martín
(miércoles, 2 de abril, 1997)

21 comentarios:

  1. ¡Viva lo inútil!, amigo Antonio. Entendido con el criterio que apuntas. También creo que, posiblemente, el mundo funcionase mejor si no se buscara siempre "utilidad" a las cosas, a las ideas, a las acciones... Al igual que tu amigo, a mí me gusta también, de cuando en cuando, emplear mi tiempo en algo inútil: editar mis propios textos; maquetarlos como si compusiera un rompecabezas, buscar el papel adecuado, imprimirlos, formar los cuadernillos que compondrán el libro, coserlos, guillotinarlos (en mi caso, cortar con un ingenio). Todo ello, a la postre y si se me apura, resulta tan satisfactorio como la escritura misma... ¡Todo un disfrute... "inútil", por supuesto!

    Un abrazo.

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  2. Eso, Antonio: ¡que viva lo inútil!, jeje.
    Además, puede parecerlo desde fuera pero en absoluto lo es para quien lo hace, sea lo que sea. Por ejemplo, lo que cuentas de editar tus escritos debe ser para ti una labor de lo más placentera. Puede servir o no, de cara a la galería, pero esas horas "inútiles" no tienen precio a nivel personal.

    Un abrazo, poeta.

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  3. Es lo que tiene la música Antonio, te permite transportar a una naturaleza equilibrada, con sus limpios arroyuelos y el verdadero canto de los pajarillos sin masificar.

    Saludos.

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  4. Hola, Don Terry.

    Estoy de acuerdo. La buena música nos transporta a la armonía.
    Y cualquier cosa que hagamos, escuchando esa música, nos saldrá mejor.

    Un saludo.

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  5. A mi me parece que va de perillas, emplear una tarde o más en algo como ,en tu caso, mezclar música... la vida está llena de obligaciones que si no lo fueran podrían ser, incluso, placenteras. Los humanos, género al que me atrevo a decir que pertenezco,necesitamos de la evasión de la vida para poder vivirla en paz.
    tenemos que tener juego para poder hablar en serio, necesitamos reírnos de nosotros mismo para poder llorar las lágrimas curativas...y no siempre el vacío está vacío, se necesita de él como del silencio para encontrarnos con nosotros, para borrar y regrabar ...para archivar y abrir nuevo documento.


    Besitos volados inútiles

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  6. Qué entrada más bonita, Antonio. y fue escrita hace más de diez años, eso te hace un hombre de ideas inmutables.

    El goce de escribir para mí no tiene precio, y es una de las formas de pasar la vida inútilmente, pues ¿hay algo más inútil que inventar historias para que otros las disfruten? todos sabemos que es un placer inútil, pero nos proporciona horas de felicidad, tanto para el escribe como para el que desea leer.

    Me hubiera gustado verte recomponiendo la música de Bach y Handel, observar tu rostro de felicidad, y saber que eras consciente de que lo hacías por placer.

    un abrazo,
    Blanca

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  7. Se me olvidaba: Esa pintura de la pequeña casa con el cielo indicando una tormenta es preciosa. Es justamente como imaginaba la casa del personaje de la novela que estoy escribiendo.

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  9. Blogger LIRIO dijo...

    ¡Claro que sí, Antonio!

    Imagínate si no voy a estar de acuerdo contigo, cuando he dedicado toda mi vida a robarle ratos a la vida "oficial" y práctica, para clavarme en el estudio y ejercicio de la pintura...

    Te felicito por esta Entrada. Sólo te pregunto: ¿y por qué no nos compartes esa cinta que grabaste? ¿Es que ya no la tienes, por tratarse de un escrito antiguo?

    Mil besos

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  11. Y al fin y al cabo.. ¿qué es el tiempo??

    Si se 'gana' o se 'pierde' qué más da.. El tiempo parece ser imposible de escribirse con minúsculas... siempre hay que darle la IMPORTANCIA que al parecer tiene... EL TIEMPO.. !!EL TIEMPO!!! jaja.. incluso parece más completo con signos de admiración y todo ;)

    Pues bien... EL TIEMPO parece ser un tesoro demasiado valioso, pese a ser intangible y no poder comprarlo con ninguna cantidad de dinero. EL TIEMPO parece estar siempre acabándose para alguna experiencia vital que no se ha cumplido en un determinado período socialmente establecido. EL TIEMPO parece ser un verdugo a veces.. un verdugo que siempre nos tiene a su merced.

    Para mí el tiempo es una ilusión.. Y por eso lo escribo y lo pronuncio con minúscula ;) El hecho de que solo tengamos conciencia de este 'tiempo', el que usamos en este paso por esta tierra, no significa que esta sucesión de horas sea todo lo que es el tiempo.. Para mí, este tiempo es una ínfima parte del TIEMPO, que ha de escribirse con mayúsculas no por la absurda importancia que le da nuestra pequeña comprensión de lo que es la totalidad de la vida, sino por la dimensión que adquiere cuando se lo piensa en términos de eternidad... El tiempo acaso sea una parte de la eternidad que debe tener un propósito mucho más interesante que el hacernos sus víctimas.

    En fin... el tiempo pasa... Gran cosa ;) y se lleva los días... Pero se puede detener, estirar e incluso regresar... al fin y al cabo, solo depende de nuestra mente. El tiempo es un túnel por el que transitamos. La mente le da la realidad que implica la explicación del mundo con la que vivimos y sobrevivimos. Pero al existir tantas y tan variadas 'explicaciones', creo que deberíamos darnos un 'tiempo' para pensar en ellas y escoger una que nos permita escapar de su cárcel y disponer de las horas que queramos para hacer música, pintar, sentir el viento en la cara, escuchar el sonido de las olas, bailar a solas, acostarnos en la hierba a contemplar el cielo a través de las copas de los árboles.. en fin...Tal vez contemplando los árboles aprendamos mucho sobre el tiempo.. y sobre EL TIEMPO ;)

    besos y abrazos

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  12. De acuerdo a la física, trabajo es fuerza por unidad de distancia. Entonces, puedes empujar un muro por horas y ante su inmovilidad, matemáticamente hablando, el trabajo ha sido nulo. Una pérdida de tiempo. Pero el muro conservará por siempre las intrépidas huellas de quien decidió hacer la diferencia. Gracias Antonio por tu entrega a tiempo completo a hacer de este mundo, un menor muro...

    *Eliminé el comentario anterior para corregir la "j" de mejor por la "n" de menor, que inadvertidamente escribí, porque no hay muros mejores. Gracias por siempre dar tanto de tí Antonio.

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  13. Hola, Brujita.

    Así que te atreves a decir que perteneces al género humano... Tú sí que eres valiente, jeje.
    Yo no me atrevo a tanto.

    Vacío, silencio, evasión, risas y lágrimas "curativas"... Juntas muchas cosas en tu comentario, pero todas te las traduzco por vida.

    "No siempre el vacío está vacío", dices. Claro que no, muchas veces -afortunadamente- hay brujitas danzando entre sus aparentes sombras.

    Un gran abrazo "inútil".

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  14. Hola, Blanca.

    Dudo que mis ideas sean "inmutables", pero en cuanto a los sentimientos estoy totalmente de acuerdo.
    Según lo dices no suena nada "inútil" eso de escribir, jaja, sino más bien al contrario. Si es un placer y nos "proporciona horas de felicidad", ya es algo muy útil, ¿no crees?
    Por ejemplo, me alegra saber que este texto antiguo te ha gustado, y que además la imagen elegida coincide con la casa del personaje de tu nuevo libro.
    Puede que todo esto sea inútil..., pero qué inutilidad más encantadora.

    Un abrazo.

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  15. Hola, Liz.

    Te confieso que pensé en ti, según transcribía este texto de mi viejo cuaderno de papel. Porque admiro a quien se entrega al camino del arte, robándole tiempo a esa "vida oficial"...
    Lo mío era un simple juego, pero lo tuyo se ha convertido en algo muy serio y de gran calidad.

    En cuánto a la cinta..., puede que la conserve, no recuerdo ahora, pero no sé si sabría "convertirla" en un archivo mp3, para ponerla aquí. Me parece que es posible, pero no tengo el programa ni la conexión adecuada. Lo siento de veras, porque quedó "muy padre", jeje.

    Besos, amiga pintora de sueños.

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  16. Hola, maga Isis.

    Todo un placer leer tu comentario.
    Me atrevo a decir al respecto (hoy estoy algo valiente), que el tiempo, el auténtico, el que nos interesa de verdad es precisamente ése en que parece que no pasa el tiempo...
    Hablamos del tiempo cuando éste es pesado, obligatorio, aburrido, sin vida, y entonces una simple hora nos parece todo un día; pero cuando es lo contrario no somos conscientes de ese tiempo, simplemente porque estamos viviendo, y no tenemos tiempo para contar el tiempo.
    Ese es para mí el "buen tiempo inútil", que es el que hace que merezca la pena vivir.

    Y añado: mis mejores recuerdos son referentes a experiencias en las que parecía no moverse ese "tiempo".

    Un abrazo intemporal, amiga maga.

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  17. Hola, Elisabeth.

    No sé si el muro del que hablas conservará o no las huellas, pero sí te aseguro que las manos de quien empujó sí las conservan. Y con eso ya me vale.
    El mejor muro es el menor, el que se puede saltar, así que hiciste bien en borrar el error. A mí los muros que más me gustan son los de niebla, porque se pueden traspasar...

    Un abrazo, poeta.

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  18. Mi querido polemista canallita.

    Fíjate que he encendido el ordenador para ir a tu casita e invitarte a la mía...pero ya habías venido. Sabía que ese fragmento de Coelho iba a gustarte a tí especialmente.

    Adoro, sí, es ADORACIÓN, lo que siento hacia Michael Ende desde que siendo adolescente cayó en mis manos "La historia interminable". Luego leí Momo...no sé si la has leído, pero justamente habla del tiempo y de los hombres grises y de cómo éstos s roban el tiempo y timan a la gente robándoles aún más tiempo...Éste lo volví a leer no hace mucho y te prometo que creció mi adoración hacia el autor.

    Un beso enorme y felicidades por este post tan bueno!

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  19. ¡Hola, Malvada Bruja!

    Es muy comprensible que, al leer el título de tu entrada, me fuera corriendo a tu casa, jaja. Aunque en realidad lo hice "volando", jejeje.
    Ese fragmento de Coelho, no sólo me ha gustado, sino que me he visto un poquito en él..., o un muchito.

    Me hablas de la Historia Interminable, del amigo Ende. ¿Sabes lo único de malo que tiene ese libro?
    Que se terminaaa...
    Qué lástima me dio que se acabara, cuestión que solucioné volviendolo a leer, jeje.
    Y Momo..., no sólo lo he leído, también ví la película, donde sale el mismo Michael Ende en una breve escena de tren.
    De esos hombres grises y sus puros "vampiros" que nos roban el tiempo nos avisaba el Maestro Hora, pero yo ya estaba avisado de antes. Por eso hacía lo que hacía: cosas "inútiles", que son flores de tiempo que los hombres grises no pueden robar, porque hay como una barrera que se lo impide.

    Un beso sin tiempo para ti, Bruja.

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  20. Pues por una vez y sin que sirva de precedente... jeje! estoy totalmente de acuerdo con sus palabras Sr. Druída. Al 100%.

    Es un verdadero acierto y un auténtico privilegio, dejar pasar el tiempo a través nuestro con la sola intención de obtener un placer sin objetivos concretos.

    Algo lógico por otra parte en alguien, como la que suscribe, que como bien sabes, siempre anda metida en sus total paná

    Besos Antonio.

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  21. Me alegro mucho, Cristal, de que por fin coincidamos en algo, jeje.

    Esos total paná tuyos tienen, sin duda, mucho de "inútiles", pero ojalá abundaran más en este mundo de "utilidades".

    Un abrazo.

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