Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 4 de octubre de 2009

Rescates del baúl



Estimados amigos:

He notado en vuestros comentarios que algunos no habéis tenido en cuenta un detalle importante: mis últimas entradas sólo son lo que llamo "rescates del baúl"... Escritos antiguos, de hace doce o catorce años, que he encontrado entre viejos cuadernos.
Suelo poner la fecha al final y además lo señalo con la correspondiente etiqueta.
Está claro que hoy no veo las cosas de la misma manera, y por eso pongo estos escritos, para que se note el contraste. Ya dije en otra ocasión que para llegar a una cierta claridad uno ha tenido que transitar por muchos pasillos sombríos... Creo que fue en las "Cartas a Martín".

Al final conseguí comerme esa manzana, y sigo haciendo lo mismo con otras (la bandeja está casi llena). También volví a mi casa del sueño y abrí esos "armarios de los secretos"... Yolanda no es exactamente la actriz Jennifer Love Hewitt, sólo se le parece algo. Y por último decir que hoy sí puedo mirarme en el espejo, sin temor a que se rompa, y no es porque me encuentre más "guapo", sino porque he logrado aceptarme tal cual soy, aparte de que las circunstancias de entonces han cambiado mucho.
Así que, por favor, tened en cuenta que estos textos son viejos. No han sido escritos ayer o anteayer, sino hace más de diez años. Lo que sentía entonces, lo que veía y lo que pensaba no es lo mismo que ahora. Afortunadamente. Hoy no sólo tengo varias casas por ahí, en el profundo país de los sueños, sino que intento vivir en mi casa de aquí, la del mundo real, como si fuera una de ellas. El secreto está en agudizar la mirada, en aclararla, en transformarla. Puede parecer esto último, lo de "transformar", como un autoengaño, pero creo -y sobre todo siento- que es todo lo contrario. Con cambiar la mirada me refiero a limpiarla de todo aquello que la ensucíó con el paso del tiempo.
Lo bueno de la realidad que veíamos cuando niños y también de jóvenes, sigue ahí. Pero nos cuesta mucho reconocerlo. Poder volver a verlo es "cambiar" la mirada. Es un intento que merece la pena, y en eso estoy.
Sólo hay que saber encontrar la perdida llave de plata...

Un abrazo a todos.


AC.
(4 de octubre, 2009)

7 comentarios:

  1. Mi querido Antonio..

    Debido a mi involuntaria ausencia prolongada, he leído de corrido tus cuatro últimas entradas, precisamente antes de leer esta en la que aclaras que tus escritos aquellos corresponden a un pasado desenpolvado que has sacado del baúl de tu memoria ;)

    Y entonces me digo, que no hay nada más reconfortante que mirarnos en el espejo y ver en la mirada que nos devuelve ese reflejo que cada paso nos ha conducido a ese 'yo' que un día nos soñamos; y que a veces parece tan lejano cuando la real dimensión de nuestra voluntad se revela tan diminuta ante la dimensión de nuestros sueños.

    Dicen que sin conflicto no hay crecimiento. Las palabras en las que se traduce ese conflicto de la voluble juventud, leídas desde lo que en ese entonces era un incierto futuro, pueden contarnos acerca de todas las inquietudes, altos y bajos que la adornaron y le dieron forma... Pero sea lo que sea que nos revelen ahora, qué maravillosa es la sensación -y si acaso se la tiene ¡qué gran fortuna!- de que estábamos caminando. A veces en la dirección correcta y otras por inextricables desvíos de los que nos costó volver ;); pero al fin y al cabo, en ese constante encuentro con nuesro interior, que se iba revelando a cada paso.

    Es increíble cómo las palabras revelan nuestro fuero interno. Y tal es así que a veces nos leemos en ellas, como un niño inquieto 'traspasado' de lleno por la magia, o como un joven sentado al filo de la noche sin más certeza que su absoluto desconcierto, o como todo un hombre o una mujer, con el resplandeciente tesoro en su pecho de una verdad recién vislumbrada; o como ese ser indefinible que por momentos nos encarnó y que alguna vez intuimos con una certeza temible, como nuestro verdadero yo...

    Algunos de mis queridos amigos, entre ellos tú y Liz, se han dado a la tarea de abrir el baúl de su memoria y lanzarse a ese abismo inconmensurable de instantes y palabras... Y a mí se me hace que a este presente llegan instantes y palabras nuevos, frescos y reveladores, cada vez que los otros se cuelan a este 'futuro' que no alcanzaban a imaginar...

    Un maravilloso viaje por nuestro propio tiempo... Me estoy animando a hacerlo ;)

    besos miles!!!

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  2. Hola, maga-amiga Isis.

    El espejo es muy revelador de lo que somos, en ese momento concreto en que miramos, y el espejo más directo es la mirada de quienes nos miran.
    Yo cuando me miro en él (el de cristal y el humano), siempre intento buscar a aquél que fui. A veces lo encuentro y a veces no, pero casi siempre consigo ver al ser que camina, que sigue caminando.

    Sería estupendo que tú hicieras lo mismo. Me refiero a ese viaje por la memoria que mencionas. No es que sea absolutamente necesario, pero hacer esas regresiones siempre nos lleva a recuperar pequeños tesoros olvidados. Tesoros que nos recuerdan cómo fuimos y tambíén nos indican salidas que encontramos en algún momento, llaves de plata que abrían puertas, y que ahora no sabemos bien dónde están.

    Besos y un abrazo, Isis.

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  3. Antonio, mi estepario amigo que habita las horas nocturnas y siempre tiene pensamientos interesantes:

    Es maravilloso ese rebuscar en los viejos baúles, deporte que yo también practico cuando hay oportunidad. Yo he entendido así, precisamente así, tus Entradas últimas, como documentos que nos permiten vislumbrar tu evolución y tu transitar por los caminos y los años.
    En ese sentido han ido los comentarios que te he ido dejando, celebrando que, si bien ya entonces eras lúcido y pleno de interés, hoy eres además más maduro y disfrutas cuantas manzanas te ofrece la vida.
    Y no sólo eso, sino que lo compartes con nosotros desde esta deliciosa bitácora.

    GRACIAS, Pensador.

    Cuestión aparte, la ilustración. ¡Qué belleza de cuadro! De seguro que es flamenco, pero no acierto el autor... bien podría ser el mismísimo Van Eyck, pero seguramente me equivoco. No importa: es precioso, y acompaña tu escrito divinamente.

    Un abrazo, desde i baúl de los recuerdos.

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  4. Y esto va para Isis de la Noche:

    Amiga, aprovecho a saludarte en ese "pasaje" del tiempo y del espacio.
    Y para decirte que estoy de acuerdo contigo en todo. Especialmente me clavé con el fragmento donde dices: " ... este futuro que no alcanzaban a imaginar".
    ¡Cuántas y cuántas veces he pensado esto mismo, por ejemplo ante la existencia del mundo cibernético en general, y nuestro contacto mutuo a través de los blogs! No deja de asombrarme yvivo agradecida por ello, pues allá entre las estrellitas hay algun@s que se entienden muy bien conmigo, porque nuestras mentes tienen viajes similares.
    La Vida es Hermosa.

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  5. Volver a caminar sobre el pasado, es un buen ejercicio para tomar distancia con el presente. Para establecer medidas, y marcar pautas en el momento que se está viviendo, aunque sea como al azar...

    Tal como dices, cambian las miradas al cabo de los años... pero aunque nuestra dirección sea otra, nuestra esencia siempre seguirá siendo la misma. Quizás por eso, la gente te comenta en presente, porque tu esencia sigue latiendo en cualquiera de tus escritos, no importa los años que haga que lo has creado.

    Y en otro orden de cosas, le ruego, al Señor Druida, que siga revolviendo entre sus antiguos cuadernos y nos siga trayendo estos magníficos textos.

    Abrazos.

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  6. Hola, Liz.

    Sí, ya sé que tú te habías dado cuenta de lo viejo de estos escritos, además hasta lo dices con números, jeje.
    La pintura no sé de quien es, no hay firma ni referencia en la imagen. Puede que, como dices, sea de Van Eyck, o quizá de Jan Vermeer... La verdad es que no tengo ni idea.

    Un gran abrazo, amiga.

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  7. Hola, Cristal.

    Sí, es bueno volver a caminar sobre el pasado, aunque sólo sea en vuelo rasante.
    No tengo ningún reparo en reconocerme en esos textos: soy yo, sin duda, y me recuerdo bien. Pero hoy la mirada es distinta.

    Le prometo a la Señora Hada de Cristalia seguir revolviendo en el baúl, jeje.

    Un abrazo.

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