Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







sábado, 10 de octubre de 2009

La torre del espíritu



El espíritu tiene una torre inexpugnable
a la cual no puede alterar peligro alguno,
siempre y cuando la torre esté guardada
por el invisible protector
que actúa inconscientemente, y cuyos actos
se desvían cuando se hacen deliberados,
reflexivos e intencionales.

La inconsciencia
y total sinceridad del tao
se ven alteradas por cualquier esfuerzo
de demostración de autoconciencia.
Todas esas demostraciones
son mentiras.

Cuando se exhibe
de tan ambigua manera,
el mundo exterior entra en tromba
y lo aprisiona.

Ya no está protegido
por la sinceridad del tao.

Cada nuevo acto
es un nuevo fracaso.

Si sus actos son realizados en público,
a plena luz del día,
será castigado por los hombres;
si son realizados en privado
y en secreto,
será castigado
por los espíritus.

¡Que cada cual comprenda
el significado de la sinceridad
y se guarde de exhibirse!

Ése estará en paz
con los hombres y los espíritus,
y actuará correctamente, sin ser visto,
en su propia soledad,
en la torre de su espíritu.


Chuang Tse


... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...


No sé si comprendo bien este texto de Chuang Tse...
Parece que aboga por el silencio, y por un actuar oculto, en secreto. Pero yo no siento que mi torre se vea atacada por "exhibirme", ni que mi sinceridad sea afectada por ello. Entre otras cosas, porque yo no me estoy exhibiendo al escribir en este cuaderno. Hablo de sentimientos, sentimientos que siento, sí, pero los sentimientos son nubes que uno caza al vuelo. No son propiedad de nadie. Están ahí, delante de los ojos, y uno los ve y los coge para sí, si puede, y luego los cuenta, si quiere.
Eso, creo, no afecta a la torre, porque la torre ya tiene sus propios sentimientos bien guardados.

Si alguien quema un cuadro de La Gioconda, por la razón que sea, o le hace un comentario o un poema, o le escribe todo un libro, es porque puede hacerlo, pero ninguna de estas cosas afectará al cuadro original. Porque la pintura original está a buen recaudo dentro de la torre. Incluso si desapareciera un día aciago el museo del Louvre, La Gioconda seguiría bien viva dentro de nuestra torre.
No pienso que nadie sea culpable por cantar la belleza de una luz en el cielo de poniente. La cante o no, esa luz seguirá estando. Lo que hace el que canta, pinta o escribe es intentar comunicar el sentimiento que eso le produce. No se exhibe él, lo que muestra es el hecho y la sensación, que es lo que desea transmitir.

Aunque, pensándolo más detenidamente, creo que ya sé a qué se refiere el maestro Chuang: se refiere a alzar la voz, a complicar las cosas, a intentar vestirlas con demasiados ropajes, a camuflarlas con excesivas explicaciones.
Ahí sí puede que la "sinceridad del tao" se vea alterada, porque demasiadas palabras enturbian la claridad del agua.

Intentaré ser sobrio y escribir sólo lo justo. No quiero ser castigado ni por hombres ni por espíritus de ninguna clase. Y ante todo, no deseo que por mi culpa se oscurezca esa "sinceridad del tao" que habla con voz tan diáfana, a todos los que saben escuchar.
Quiero que la "torre de mi espíritu" esté en paz.


AHM.
(10 de octubre, 2009)

14 comentarios:

  1. Hermoso texto el que nos traes, Antonio. Y jugosa reflexión en torno a él. En el fondo, coincido contigo, la razón última debe estar en mostrarse con uno y ante los demás de forma sencilla y natural, no impostada: si tengo conocimientos, podré transmitirlos; pero ay de mí si presumo ante los demás de tales; si me vanaglorio de ser depositario de ellos...

    Con frecuencia vemos que los verdaderos genios, los verdaderos artistas, los verdaderos sabios, pasan por el mundo de puntillas, mientras que aquellos "aspirantes" a genios, artistas o sabios (que ya "van de ello") echan mano, en demasiadas ocasiones, de excentriciades y salidas de tono ante las que muchos, quizá no avisados, les mostrarán su admiración y elevarán a falsas cimas...

    Gracias, como siempre por tus aportaciones, que siempre invitan a la reflexión.

    Un abrazo,

    Antonio

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  2. ...los sentimientos son nubes que uno caza al vuelo. No son propiedad de nadie...me parece muy acertada esta reflexión y creo que mostrar los sentimientos nos humaniza y nos acerca los unos a los otros.
    el poema habla de un tipo de inconsciencia que nos mantiene puros, cualquier intento por conocerla de forma racional o consciente la mancilla tanto en público como en privado. Pero en mi opinión conocer es bueno, entrar en nuestra torre y abrir todas las puertas y ventanas me parece bueno y transmitir a los demás nuestros sentimientos y emociones también me parece bueno.

    Un texto y unas reflexiones muy interesantes, Antonio.

    Te dejo un gran beso y te deseo un feliz fin de semana.

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  3. Seguí escribiendo como lo sientas, no alteres lo que va fluyendo en vos.
    No creo en los castigos de ningun rincón,entidad,tierra, cielo, de ninguna manifestacion de la vida y el universo.Sólo el hombre se ocupa de señalar con el dedo.

    Abrazo Antonio.

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  4. Antonio:

    ¡Qué desconcierto pasé al comenzar a leer tu Entrada de hoy!
    Por un momento, llegué a pensar que tú comulgabas con ese señor Chuang Tse (quienquiera que haya sido). Por suerte, más adelante aclaras con tus propias palabras que no es así.

    Llevas toda la razón:
    Yo creo que bien es posible que algunos de quienes suben sus trabajos o imágenes a Internet quieran exhibirse. (Bueno, no sólo en el mundo virtual, sino en la vida social en general.)

    Tú, y la mayoría de los que por acá departimos, compartiendo nuestras reflexiones "blogueras", lo hacemos por el gusto de COMUNICARNOS. Eso sí: debemos mostrarnos sin ambajes, ser genuinos y abrirnos a comprender a los demás, en aras de lograr una buena conexión mutua... Pero exhibirse sería otra cosa. Por ejemplo, me vienen a la mente personas vanidosas en general, vedettes, gente de la farándula, tal vez. De ellos podría quizás afirmarse que su "torre" está algo frágil.
    ¿No crees que suena demasiado solitaria esa virtud que proclama
    Chuang Tse? Bueno está ser reservado y discreto... pero hacer todo en secreto, es demasiado. Debatir en buena lid es algo muy bonito; el Ágora griega y las primeras universidades europeas deben haber surgido de esa necesidad humana de exponer sus pensamientos.

    Bueno, disculpa tanto rollo, pero todo esto me surgió al leer tu escrito.

    Buen final de domingo ahí, junto a tu ventana abierta.

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  5. Hola, Antonio.

    Así es: genios, artistas y sabios de verdad "pasan por el mundo de puntillas", como bien apuntas.
    Quizá es en el fondo a eso a lo que se refería Chuang Tse con su escrito.
    Yo, como no soy ninguna de las tres cosas, ni tampoco "aspirante" a nada, escribo sólo por la necesidad y el gusto de expresar, y sin ningún ánimo de exhibición. ¿De qué me iba yo a exhibir?
    No creo que por "hablar de mis cosas", de recuerdos e intuiciones, vaya a perturbar la sinceridad del tao.
    Esa es mi mínima reflexión con respecto al texto de Chuang.

    Un abrazo, poeta.

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  6. Hola, Juana.

    También, a veces, es al contrario: son los sentimientos los que nos "cazan", pero la cuestión sigue siendo la misma, y es que no tenemos su propiedad.
    Por aquí nadie va de genio, sólo intentamos comunicar nuestros pensamientos, nuestros sueños y algunas cosas vividas.

    Veo que has entendido muy bien lo que dijo Chuang Tse.
    Pero yo no lo llamaría "inconsciencia", sino intencionalidad.
    Por supuesto que el maestro Chuang (seguidor de Lao Tse), tenía su torre bien abierta, con puertas y ventanas, y él mismo era un magnífico divulgador del taoísmo, pero es que estos antiguos taoístas siempre nos parecerán un tanto confusos...
    Hay que saber escuchar lo que querían decir.

    Un beso, Lunaazul.

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  7. Gracias, Ale.
    Sí, eso pienso hacer: seguir escribiendo "como lo sienta".
    Y sobre los castigos..., bueno, no creo que esté haciendo nada malo, jeje.

    Un abrazo.

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  8. Hola, Liz.

    ¿Así que te creíste que iba a dejar de escribir? Jeje.
    Chuang Tse es aquel filósofo taoísta chino que contó una vez que había soñado que era una mariposa, y al despertar no estaba seguro de si entonces era una mariposa que estaba soñando que era Chuang Tse...

    En todo lo que comentas estoy plenamente de acuerdo. Si estamos por aquí es porque queremos comunicarnos, no por querer exhibirnos. Al menos, no es mi caso ni el de ninguno de los que soy asiduo.
    Debatir está muy bien, por supuesto, ya sea en el ágora griega, en la universidad o aquí mismo, en estos humildes cuadernos de bitácora.
    Pero ten en cuenta que Chuang Tse era un filósofo taoísta, y eso siempre nos pillará un poco lejos, a nosotros los occidentales.

    Disculparte no viene a cuento, jeje. Al contrario, me encantó tu "rollo".
    Sigo junto a mi ventana abierta.

    Un gran abrazo, Liz.

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  9. Bien lo dice Baltazar Gracian.. es solo cuestion de Prudencia. La paz no se logra solo en silencio.. el escribir nos permite encontrarnos.

    Y que siga tu Cuaderno Nocturno respirando en sus paginas...

    Saludos cordiales.

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  10. Vuelvo... Con la retina impregnada de imágenes y el corazón abarrotado de gratitud por todo lo que he visto, vivido y disfrutado.

    Acertadas tus reflexiones Antonio, creo que es importante expresarse, pero el vanagloriarse no lleva a ningún lado. Cuando uno empieza a creerse poeta, filósofo o artista, el orgullo le empaña y pierde su espontaneidad y autenticidad. Me gusta este fluir de emociones y este intercambio de ideas que propicia tu Cuaderno.

    besos

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  11. Gracias por tu comentario, Arya.

    La paz se puede lograr en silencio o sin él. Sólo hay que encontrar el camino.

    Un saludo pacífico.

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  12. Hola, Gárgola.

    Ha tenido que ser un viaje fantástico el tuyo, y seguro que tienes muchas cosas que contar. ¿Lo harás?
    Espero que algo sí.

    Un abrazo, amiga poeta.

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  13. Yo creo Antonio, que quizá lo que hacemos mal es hablar del sentimiento con palabras grandilocuentes que entierran la verdad sencilla bajo capas de ropa que impide su brillo y aleja del otro nuestro calor...dificulta la comunicación de ese sentimiento , llega más fácilmente desnudo de imposturas, como lo haría un niño...siempre volvemos al principio, a ese niño sin aprendizaje aún, instintivo y con la torre sin contaminación.

    Besito volado.

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  14. Pues yo sí concuerdo con Chuang Tse, mi querido Antonio..

    Tal vez se refiera a ese principio budista que dice que solo encontramos cuando dejamos de buscar, o a esos 'no haceres' de los que hablaba Don Juan.

    También concuerdo contigo, Antonio.. Pero para usar términos taoístas ;), creo que todo depende de la actitud. De que todas las acciones surjan del centro inmóvil y no del ego. Supongo que allí radica la diferencia entre la vanidad y la 'recta acción' como la llamaban los budistas.

    Te lo cuento en base a lo que he visto: independientemente de que se grite o se susurre, la voz del ego es estridente y desentonada... En cambio la sencillez de la verdad tiene un eco hasta en las estrellas, que no provoca desarmonía alguna... Es como un silencio de estrellas que no necesitan opacar a las demás para brillar en el cielo con su imponente belleza.

    Bueno... que con menos se dice mejor jeje..

    besos!!!

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