Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mañana es ahora



"No permitas que los demás te confundan y, cuando

debas actuar, hazlo sin el menor titubeo ni duda.

Hoy en día la gente es incapaz de comportarse de ese

modo por falta de confianza en sí misma.

Si careces de confianza en ti mismo te aferrarás a las

cosas externas, quedarás a merced de los objetos y perderás

tu libertad."



Maestro Linji



Pero, ¿dónde puede uno encontrar esa confianza? ¿Qué se puede hacer para recuperarla? ¿Dónde está lo que -a causa de un montón de años mediocres- hemos perdido?
Por supuesto que me aferro a las cosas externas, y me paso el maldito día (maldito por mi culpa) buscando estímulos y asuntos que exciten mi sensibilidad, o lo que queda de ella. ¿Qué otra cosa puedo hacer?
Sí, ya sé. Conozco ese mágico camino que se abre entre la niebla. Sé donde se encuentra. Pero me falta la confianza necesaria para internarme en él.
Uno cada vez es menos de lo que fue y más de lo que será... Esta es la sensación más vívida. Pero, ¿se puede vivir con esto?

¡Saltar, saltar, cruzar el puente, romper las ataduras, beber con osadía el licor de la vida!
Mañana es ahora.


AC.
(domingo, 28 de agosto, 1994)

8 comentarios:

  1. Yo a veces deseo ser el puente para que salten otros, porque las ataduras no se reducen siempre a objetos,
    Me ha gustado lo que dices en el comentario de la entrada anterior, la casa soñada no empequeñece.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Alfaro.

    Ten en cuenta que los puentes no son para saltar, sino para cruzar... A no ser que quiera quien sea tener una experiencia extradimensional.
    Sí, amiga poeta: si la casa soñada, al volver, la vemos más pequeña, es que nosotros somos más pequeños.

    Un abrazo.
    (siempre es un gusto verte por aquí)

    ResponderEliminar
  3. La confianza se encuentra con la edad, según vamos cumpliendo años, nos vamos conociendo y vamos teniendo más seguridad en nosotros mismos.

    ResponderEliminar
  4. ¿Montón de años mediocres?.... repiénsalo, Antonio.. Imagínate viviendo hace cien años atrás. Lo que ocurre – en mi opinión- es que siempre creemos que pudimos hacer más. Pero a la vez, existió la posibilidad de hacer menos. Aceptar esto también es un modo de confianza en uno mismo.

    ResponderEliminar
  5. Se me olvidaba. Con la sentencia del Maestro Linji (¿Linji?, ¡juer! con lo fácil que es llamarse López), no estoy enteramente de acuerdo. Titubear, dudar, no es tan insano. Estimo que hay que tomar decisiones lo más raudo posible, pero una paradita para la indecisión evita castañazos memorables.

    ResponderEliminar
  6. Pues estoy de acuerdo con el Conde, los titubeos, las dudas son lógicas, antes de elegir camino. Y esclarecedoras en muchas ocasiones. Otra cosa es una vez escogido ese camino, ahí si estoy con el Linji. A por ello!
    pero no todo el mundo posee un espíritu clarividente como el del Maestro. La mayoría caminamos a ras de suelo...
    Y todos tenemos, algo, en el haber... aunque, a veces, no sepamos verlo.
    Un abrazo Antonio.

    ResponderEliminar
  7. Mi querido Antonio:

    Me encanta leer estas cosas tuyas del pasado, porque me hacen ver el camino que has recorrido, y te conozco mejor con ello.

    Hoy por hoy, te digo lo siguiente:

    Has cruzado ese puente.

    Si bien entonces era algo que anhelabas, hoy se puede decir que lo has logrado: has roto las ataduras y has bebido -o bebes- el licor de la vida con osadía.

    ¡Qué maravilla!
    Y gracias por compartirlo con nosotros.

    Besos desde el mismo puente.

    ResponderEliminar
  8. ¿Y... lo saltaste Antonio? lo digo porqué hoy es el día en que no me atrevo a seguir en muchas ocasiones... los puentes son muchos y no siempre se tiene el ánimo dispuesto para saltar o cruzar...

    Besito volado.

    ResponderEliminar