Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







sábado, 8 de agosto de 2009

El último viaje


Una noche de agosto de hace cuarenta y siete años, mi querido tío Hermann se perdió en un sueño y ya nunca más volvió.
No notó en absoluto que se perdía, lo que sintió es que estaba regresando a casa, que por fin había encontrado el camino de vuelta al hogar...
Caminaba por unas montañas verdes a la luz inclinada del atardecer, y ante su mirada se desplegaba el valle de su infancia y el brillo de su juventud. Todos sus antiguos sueños le hacían guiños desde la arboleda y le susurraban al oído viejas y amables canciones. Divisó a lo lejos, entre las sombras, siluetas, figuras que le resultaban conocidas; le pareció reconocer a Hölderlin y a Novalis, también a Mozart, que sonreía tras un manzano. Más abajo, en la orilla del río, vió un pueblo, una aldea, y reconocíó todas y cada una de aquellas casas. ¡Sí, había vuelto a su hogar!

Siguió caminando, y de pronto una figura le salió al encuentro. Se presentó como un tal Siddharta, le saludó y le dijo que él era el peregrino que sabía tres cosas: pensar, ayunar y esperar... Más allá creyó ver asimismo al pintor Klingsor, que estaba sentado en una especie de jardín junto con Harry Haller, al que llamaban "lobo estepario", y ambos bebían alegremente y cantaban. A estas alturas del sueño, Hermann se creía inmerso en su Viaje al Oriente y esperaba que en cualquier momento apareciera Leo, pero a quien vio a lo lejos fue a Knulp, el viejo seductor, que paseaba silbando alegremente por un sendero.
Era extraño este sueño, se dijo Hermann, pero muy agradable, porque aquí y allá encontraba viejos y queridos amigos. De repente, se encontró ante un extraño árbol, plantado en medio del camino, en cuya copa le pareció ver un rostro sonriente... ¡era Piktor! O sea, que estaba cerca del paraíso...
Continuó su andar, fascinado por tan buenos encuentros, y vio a una bella mujer, que dijo ser la princesa Fátima... Entonces, Hermann supo que estaba en el otro lado del círculo, que había traspasado la barrera, que no había vuelta atrás, pero ¿quién quería volver? Además, Fátima se parecía sospechosamente a su amada Ninon... Los dos cuerpos se acercaron lentamente, mirándose fijamente a los ojos, y se besaron con dulzura.

Así que, como digo, mi tío Hermann no volvió nunca de ese viaje, y en él sigue aún, gozando de sus sueños, los mismos que fue construyendo a lo largo de su existencia terrenal. Hesse siempre anheló penetrar en el corazón del iris, y por fin lo consiguió, después de muchos años de angustias y problemas.
Yo, a veces, le veo desde lejos, en mis esporádicas visitas al país de los sueños.


Antonio H Martín

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Imagen: "Para siempre Hesse"
fotomontaje de Gárgola, del blog We Create the Time

http://ahoraandnow.blogspot.com/

12 comentarios:

  1. Una auténtica maravilla abandonar esta dimensión en tan buena compañía y en la paz que respiran tus letras Antonio.

    Buena manera para el Maestro de volver "a la forma de las formas", para ser lo que el quiera... nube o pájaro... hasta cristal.

    En su epílogo, su último viaje, hizo la fiesta del Viaje al Oriente y fue encontrándolos a todos. Magnífica despedida para el Maestro.

    Como magnífico es el fotomontaje de nuestra querida Gárgola. Ella si que es una webmaster...

    Preciosa entrada amigo.

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  2. Serías tan amable Antonio, de indicarme el camino al pais de los sueños...?Sólo para no anhelarlo.
    Abrazo.

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  3. Hola, Cristal.

    La verdad es que el tío Hermann murió realmente en su cama mientras dormía, y eso me dio pie para imaginar esta filigrana de sueño. Las letras ya sé que no son buenas, pero en estas circunstancias climáticas no puedo llegar a más.
    Después pondré un poema suyo, también con un fotomontaje de la amiga Gárgola.
    La traducción no es muy poética, pero bueno, al menos se entiende.

    Un abrazo, Cristal.

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  4. Ale, es muy fácil:
    Sólo tienes que cenar algo ligero y luego, en lugar de ponerte a ver tv, coges un buen libro y lees un poco, te impregnas de sus letras y poco a poco cierras los ojos... ¡y ya está! Así de sencillo.
    En unos minutos estás en el país de los sueños.
    Te aseguro que funciona.
    Ya me contarás.

    Un abrazo.

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  5. Me ha parecido muy bueno el cuento. Me ha gustado, así tan dulce.

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  6. Gracias, Alfaro.
    No está bien escrito, porque ando entre calores, jeje, pero quería dejarlo aquí. Hesse murió un 9 de agosto.

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  7. Antonio, Lobo Nocturno y digno "sobrino" de Hermann el Grande:

    ¡Qué cosa más hermosa has escrito!
    A pesar del calor, te veo totalmente inspirado. Gracias por imaginar, escribir y compartir esta joya que alguna musa te dictó, sin duda.

    Me hace pensar en dos cosas:

    Una: que cuando uno ha sido tan prolífero y tan creativo como Hesse, justo es que a la hora de cruzar la línea de la muerte lo vengan a recibir todas y cada una de sus creaciones. ¡Qué maravilloso pensamiento! Por tanto, a ti te recibirán, llegado el momento, todos tus ensueños y fantasías preciosas (y a mi, por ende, los personajes y escenarios de mis cuadros!) Es grandioso este enfoque.

    En segundo lugar, te digo esto: si Hermann Hesse hubiera leído esta entrada tuya, le hubiera fascinado sin duda. Lo has escrito con el alma, poniendo en la charola toda tu sensibilidad y arte letrístico.
    Te felicito de corazón, amigo amante de la luz inclinada.

    Otra cosa: está preciosa y muy adecuada la imagen creada por Gárgola. ¡Felicidades a ella también! Es encantador encontrar en el proceloso Mar del Internet un rincocito de "amigos de Hesse" como éste. Indudablemente, éste es mi Sitio.

    Te mando una serie de besos sutiles, acomodados en forma ascendente, como la imagen que has subido.

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  8. El camino de los sueño, quien lo puede encontrar?
    Besos desde mi Mar De Libertad

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  9. Ya anduve por aquí Antonio, sin comentarte porqué no encontraba la palabra para expresar lo que despertó tu texto.
    Es tan bonito, tan íntimo y al mismo tiempo onírico que me ha transportado a un tiempo en el que no estuve, rodeada de personas queridas que no llegué a conocer (al menos en esta dimensión).
    La palabra entonces es Gracias por haber acompañado la imagen que te regalé de un texto tan hermoso.

    besos

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  10. Gracias, Liz.

    No hay duda que podía haber puesto en la "charola" (bandeja) más ingredientes, más elementos y más luces, pero así me salió...
    Estaba buscando un poema de Hesse para acompañar el hermoso fotomontaje de la amiga Gárgola, pero las traducciones son muy deficientes.
    Así que resolví crear ese texto.

    Sí, parece que este es un poco un rinconcito de "amigos de Hesse", y eso me da mucha alegría.

    Gracias, Liz, por tus besos ascendentes.

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  11. El camino de los sueños está a la vuelta de la esquina, Mar.

    Besos, amiga choquera.

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  12. Gracias a ti, Gárgola.

    La verdad es que tu imagen se merecía un texto mucho más elaborado, pero, como ya he confesado, el calor me puede...

    Un beso, amiga.

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