Aquí escribo,
al filo de la noche,
en este cuaderno de cristal
y humo,
para ahuyentar las sombras.


Con la ventana abierta,
por si viene el pájaro
del sueño.

AMB







domingo, 11 de enero de 2009

Caminos tiene el sueño...




Sobre la tierra amarga,
caminos tiene el sueño
laberínticos, sendas tortuosas,
parques en flor y en sombra y en silencio;
criptas hondas, escalas sobre estrellas;
retablos de esperanzas y recuerdos.
Figurillas que pasan y sonríen
-juguetes melancólicos de viejo-;
imágenes amigas,
a la vuelta florida del sendero,
y quimeras rosadas
que hacen camino... lejos...

Antonio Machado
(Del camino, poema XXII)


    Este poema de Machado siempre me ha traído a la memoria mis viejos paseos por el campo, cuando empleaba las mañanas en andar por el largo camino que bordea el río, siempre con un libro en las manos. Sí, en aquel tiempo vivía en un pueblo, en una casita alquilada, y junto a ese pueblo hay un pequeño río. Eran, como digo, otros tiempos.
    Y hablando de tiempo, todo era mío, tiempo libre para dedicarme a lo que más me apeteciera. Y esto era, en su mayor parte, pasear por el camino del río. No sólo las mañanas, también las tardes e incluso algunas noches de luna llena. El camino aquel estaba lleno de amables rincones, donde descansar y concentrarse más en la lectura o en la contemplación de los parvos paisajes. Para mí, el mismo camino era un amable rincón.
    Era casi como pasear por un mundo aparte, como si rozara la frontera de algún oculto paraíso. Árboles, montes, flores y río formaban un conjunto de imágenes amigas que acompañaban gratamente al caminante solitario. Y todo siempre envuelto en un respetuoso y mágico silencio.
    Allí, en ese estrecho camino junto al río, en el que a cada paso me sorprendía alguna pequeña maravilla, fue donde encontré una razón de peso para seguir viviendo. Entonces lo llamé “sentido poético”, que venía a ser como un lenguaje distinto de la mirada que conseguía transformar el mundo en otro, en otro más cercano al corazón. Se le puede llamar también, si se quiere, fantasía, o embeleso de los sentidos ante lo que apreciamos como bello; yo lo llamaba simplemente sentido poético y era para mí una forma diferente de mirar.

    En ese camino y en sus alrededores me sucedieron muchas cosas. Nada importante según las formas de la normalidad, pero muy valioso según mis propias formas. Allí, por ejemplo, me encontré una noche con la sombra de la muerte.
    Era una noche de verano y viento; me acerqué peligrosamente a un desnivel del río, donde éste corría con fuerza, y me paré justo en el borde, observando fijamente la caída del agua en una pequeña cascada. El sonido casi atronador del torrente y su rápido movimiento me atrajeron más allá de lo recomendable... Tenía ante mis ojos una puerta abierta. Sólo había que dar un paso, un solo paso y todo cambiaría, o todo acabaría. En aquel momento no era mi vida muy de mi gusto, así que no me importaba soltar la cuerda de los días y entregarme a la noche. El sonido del agua era una voz imponente, ronca y poderosa, y en su cuerpo danzaban miles de formas que me recordaban al abismo de lo infinito, lleno de vacíos y estrellas.
Hubo un momento crítico en que la decisión parecía tomada. Empecé a sentir que mi cuerpo se movía hacia delante. Tan sólo un instante fugaz me separaba de eso que algunos llaman “el otro lado”, y mi cuerpo sería agua, río, abismo de estrellas...
    Pero aquí estoy ahora, más de veinte años después, escribiendo en este cuaderno. Justo entonces, cuando el miedo a lo desconocido empezaba a dejarse seducir, alguien, o algo, me tocó la espalda. Sentí como una mano que me rozaba. Pero no con la intención de empujarme, sino como un aviso. Por supuesto, comprendí de inmediato. No de forma racional; no hubo tiempo para pensar. Sencillamente, mi cuerpo entendió de qué se trataba y dio un salto hacia atrás.
    Había estado a la distancia de un segundo de pasar al otro lado. Pero la sombra aquella, o lo que fuera, quizá algún espíritu amigo, me dijo que no debía hacerlo, que no era el tiempo. Ahora lo pienso y me doy cuenta de que lo que sentí en mi espalda no sólo no me empujaba, sino que tampoco me retenía... Sólo era un aviso, contundente, clarísimo, que venía a decir: “esto no es ningún juego, estás a punto de traspasar la puerta, ¿de verdad quieres hacerlo ahora?”
    Eso es precisamente lo que mi cuerpo, mi inconsciente, entendió.

    Y otras muchas cosas, para mí valiosas y sorprendentes, me sucedieron en ese camino y sus alrededores. Recuerdo, por poner otro ejemplo, mis conversaciones con la luna. Sí, aunque parezca locura, hablaba con la luna, y ella me contestaba. Por supuesto, sus palabras no eran de este mundo, sino del suyo. La luna, como es lógico, habla en idioma lunar.
    Y eran muy interesantes esas conversaciones, de las que quizá hable en otro momento.
    Yo es que soy muy conversador, o, mejor, lo era entonces. He hablado también con árboles, hasta con piedras. No todos los árboles hablan, pero los que lo hacen son muy buenos conversadores; aunque ellos prefieren las caricias antes que las palabras. Y en cuanto a las piedras, la verdad es que hablan muy poco, más bien casi nada. Ellas gustan más del silencio, su tiempo es muy lento y muy largo en comparación con el nuestro. Pero les gusta mucho mirar, y aunque no suelen contestar a las preguntas siempre escuchan. Escuchan y miran.

    “Caminos tiene el sueño...”, decía Machado, y yo puedo decir, al contrario, que aquel camino junto al río estaba lleno de sueños. Lo que no significa llevar la contraria a don Antonio, en absoluto.
    Cuando se tiene la buena suerte de encontrar un sitio propicio, como aquel camino, en el que las formas te rodean amablemente, te acompañan e incluso te hablan, a veces, el paisaje se convierte en espejo, y uno mismo en espejo del paisaje.
    En mi caso, puedo afirmar que las quimeras, aparte de no ser rosadas, hacían camino... cerca...


Antonio Martín
(11 de enero, 2009)

50 comentarios:

  1. Hola Antonio,me he visto reflejada en lo que escribes y todo lo que escribes ha llegado ami corazón, pues sale de tu corazón, cuando me siento mal voy a una arboleda o pinar aquí en mi tierra en el suroeste decimos pinar , me abrazo a un árbol para que me transmita sus energía le hablo y le acaricio, que bien me siento.
    Caminos tiene el sueño, bonito poema
    Tu sacaste la esencia
    Un fuerte abrazo desde mi Mar de Libertad.

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  2. Es una suerte tener algún lugar "propio" en la naturaleza, esa especie de refugio...pero eres la primera persona que conozco que habla con la luna, o que un "toque especial" lo retinene en esta orilla, es como si leyera un cuento, pero hay vidas que son como cuentos y ciertamente que no todos los cuentos o las vidas están escritas ni dichas,a mí esto del toque me suena a cosa religiosa, en fin, una suerte pero también un peligro, porque si ese espíritu de supervivencia en vez de retenerte te empuja...
    Un abrazo.

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  3. Hola, Mar.
    Esto de escribir y leer es como un puente entre corazones.
    Recuerdo que, en momentos difíciles, también yo me abrazé a un árbol, a un álamo de la ribera de ese río, y le hice preguntas que no pudo contestar. Pero me dio su presencia y su compañía. Y con eso bastó.

    Mar, me parece que tú y yo estamos igual de locos. :)

    Un abrazo desde la orilla del río.

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  4. Hola, Alfaro.
    Reconozco que suena un poco a cuento, pero te aseguro que es cierto.
    Lo de hablar con la luna no creo que sea tan extraño, somos muchos los lunáticos... Hay quien habla con una simple foto, yo prefiero la luna y alguna estrella.
    En cuanto al "toque", es también rigurosamente cierto. Y ya dije que ni me empujó ni me retuvo, sólo me avisó.
    Créeme que cuando la mente se aleja del ruido cotidiano ve y oye cosas que rozan lo fantástico.

    Abrazo de luna.

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  5. Hay paisajes, caminos, con una ósmosis mágica, donde la vida se convierte en un sueño; o los sueños en vida. No hay mucha diferencia, cuando hacemos de ello nuestro camino.

    Chuff!!
    **
    Gracias por tu comentario. Yo también vendré por aqui.

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  6. Antonio, lo mas normal de este mundo es abrazarse a un árbol, quien escribió Pinocho sabia que en su interior albergava un alma, lo mismo acariciar las piedras que hablar con ellas, el escultor Miguel Angel sabia de antemano dibujar y extraer de su interior el alma para que los ciegos pudieran acariciarlas.Siempre que pasee por las calles de baeza quise ver las huellas de A.Machado y, estas solo las haye en las esquinas e las piedras y en los cielos nublados.

    Saludos.

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  7. Hola, Zenyzero.
    Gracias por la visita. Ya veo que sabes bien de qué hablo.

    Un saludo.

    Pd.: Esa despedida tan tuya de "Chuff!!", ¿la aprendiste de algún maestro zen?

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  8. ¡Hola, Terry!

    Ah, el amigo Collodi, me trae buenos recuerdos. Lo de Miguel Angel no lo sabía. Ahora entiendo de dónde viene la fuerza de sus figuras, como el David, el Moisés o La Piedad...
    Supongo que la huella del poeta está siempre en aquello que a él le dejó, a su vez, huella.

    Un saludo.

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  9. Hay lugares mágicos que desvelan sus secretos y ofrecen sus brazos a poco que les prestemos atención. Yo también he recorrido caminos manteniendo conversaciones con la naturaleza que me rodeaba y no sólo en el campo, las piedras de las ciudades pueden responderte y levantarte mientras las paseas. Si tenéis ocasión haced la prueba en la Ciudad Munumental de Cáceres y luego me contáis.

    Un placer acompañarte, Antonio.

    Besos

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  10. Hemos caminado los mismos caminos, y creo que durante los mismos años. Sólo que salimos de puntos distintos...Pero al fin nos encontramos,y creo que nuestras dimensiones son casi las mismas.
    Vos hablabas con la luna y los árboles. Yo con las estrellas y magnolias,y con las sombras de un patio ajedrezado.
    Y desde hoy, te sigo.
    Gracias por buscarme.
    Un beso.

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  11. O_o

    ¿como haces para que tus palabras lleguen al corazón?
    es un escrito muy lindo y es muy dificil no sentirse reflejado de alguna manera con esto.Aségurate de seguir soñando,Antonio...

    Un saludo.

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  12. Impresionante relato. Afortunadamente aquí estás,escribiendo para deleite de los que nos hemos acercado a tu casa.
    Saludos de una lunática.

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  13. Transportada a tu camino delicioso y de ensueño, te felicito por tu maravilloso texto y poesía de Machado.
    La incertidumbre en la senda, es el aliento de las almas libres.
    Un saludo.
    Salut

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  14. "Parques en flor y en sombra y en silencio"

    La vida tiene todo eso, momentos, difíciles laberínticos, otros de soledad y silencio...y de flor y dicha.

    Los budistas dicen que nunca es siempre igual.

    Me alegro que no saltaras y puedas contarnos todo esto!

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  15. Hola amigo, la naturaleza habla, aunque hemos perdido la facultad de escucharla por nuestro distanciamiento con ella. Pero nuestros antepasados estaban intimamente ligada a ella, como hoy algunos aborígenes, y sabían entender su magia e interpretarla.
    ¿Porque que es sino la vida sino pura magia?

    Muchos besos brujo,(a partir de la "invasión" de las religiones cristianas, en occidente se les llamó brujos y brujas a los que mantenían este contacto primigenio) me ha encantado tu entrada, porque creo que todos hemos sentido algo así alguna vez.

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  16. Caminos y veredas de infancia y adolescencia, que nos conforman, y nos llenan el alma de energía.
    Yo, perdí parte de mi espejo. Una puta presa lo ahogó... pero en esos viajes interiores que, tú, tan bien describes, vuelvo allí muy a menudo.
    Y aunque aceptado, aún me duele no tenerlo en esta dimensión de mi presente.
    Besos Antonio hoy me has traido nostalgia y muy buenos recuerdos al mismo tiempo.

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  17. Pero del mismo modo encontramos pasos para dar.....
    Algunos parecen hacernos retroceder en la memoria, y otro quieren que se adelante el terreno ante nuestros pies....

    Pero al final entre subidas y bajadas, vadear rios o escalar montañas, aparte del tiempo....
    la vida pasa....

    Salu2ssssss.....

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  18. Preciosa entrada. Palabras blancas, en contraste con aquellas ideas negras, que jugaron con aquel joven, como el gato y el ratón, permitiendo que la melancolía se instalase en él. La voluntad, el instinto de conservación y la lucidez han obrado —felizmente— el milagro.

    Candi



    «El papel del dolor, de las decepciones y de las ideas negras no es el de amargarnos, de hacernos perder nuestro valor y nuestra dignidad, si no el de hacernos madurar y purificarnos.»

    Herman Hesse
    Peter Camenzind

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  19. Hola, Luisa.
    No tengo el gusto de conocer Cáceres, y eso que siempre, no sé bien por qué, me ha atraido Extremadura.
    Estoy ya un poquito mayor y viajo poco, sólo a Cantabria, por invitación de unos amigos, pero me prometo ir a Cáceres algún día y conocer su Ciudad Monumental, que imagino será el casco viejo.
    Lo que comentas que "las piedras de las ciudades pueden responderte y levantarte" lo experimenté en la ciudad de Salamanca.

    Un placer que me leas, Luisa. Saludos.

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  20. Estrellas, magnolias y sombras... Buenas conversaciones tuviste que tener, Rayuela.
    Pues piensa que esto de aquí también es un camino que nos habla.

    Nos seguimos. Besos.

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  21. Hola, Marcelo.
    Me alegra saber que te 'llegan' mis palabras. La fórmula supongo que está en escribir desde el corazón.

    Tranquilo, que pienso seguir soñando hasta el final, y puede que más allá...

    Un saludo, amigo, y a ver si le echas una mano a Helena, que está sacando el blog ella solita.

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  22. Hola, Esther.
    Gracias por visitar esta casa y por "deleitarte" con mis letras.

    Como ves, esto también es un rincón "bajo las estrellas". Espero que te guste casi tanto como a mí me gusta el tuyo.

    Un saludo lunático.

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  23. "La incertidumbre en la senda, es el aliento de las almas libres"...

    ¿Por casualidad eres poeta, Salut?
    Seguro que sí, pero no 'por casualidad'.

    Por mi parte, creo que la incertidumbre es el signo del alma despierta.

    Un saludo, incierto y causal.

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  24. Hola Antonio, acabo de descubrir tu blog....así que me tendrás como visitante de vez en cuando, me gusta leer y aqui hay mucho para pasar un buen rato entretenida y además todo lo que lei hasta ahora me gustó.
    Saludos

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  25. Hola, Malvada.
    ¿Los budistas dicen eso? Pues debe ser porque saben mirar.

    No salté, porque me apetecía seguir viviendo por ver qué pasaba, y escribiendo, para un día lejano tener una bitácora y que vinieran a leerme 'malvadas' brujas del norte.

    Saludos.

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  26. Hola, amiga Matilde.

    Te voy a hacer una pequeña confesión: antes de ser un lobo de la estepa me definía a mí mismo como 'caminante'. Así que otra cosa que tenemos en común.

    Muchas gracias por llamarme "brujo". Para mí es todo un piropo. Aunque creo que, como mucho, sólo soy un aprendiz.

    Nos vemos por el camino de la noche.

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  27. Cristal, me dejas con la duda..., pero no te voy a preguntar.

    Siento lo de la nostalgia, y me alegro por los buenos recuerdos.

    Un beso alegre.

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  28. Hola, Erik.
    Sí, la vida pasa, por eso es vida. Lo importante es pasar con ella, que no se nos escape.

    Un saludo.

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  29. Hola, Candi.
    Pues para estar hecha de las palabras de otros, como dices, estás muy bien hecha. Quiero decir que te expresas muy bien.

    No sé si aquel 'toque' que sentí en la orilla del río me hizo madurar, como dice Hesse; de lo que estoy seguro es de que me salvó la vida.

    Un saludo innombrable.

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  30. Hola, Malú.

    Bienvenida a este rincón de brillos y sombras. Nos intercambiaremos lecturas. Pero yo saldré ganando, viendo tus hermosas fotos de Asturias y aprendiendo su historia.

    Un saludo astur.

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  31. Quizás somos dos locos en un mundo de locos,Sabes?
    me encanta esta locura y ademas me abrazo a la vida
    Un fuerte abrazo desde mi Mar de libertad donde siempres seras bien recibidi

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  32. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  33. Siempre he sido de los que piensan que el camino es la parte más interesante de los viajes, y tu escrito me ha recordado vivamente un camino en particular, parecido al tuyo, entre campos, bosque, rio, con su fuente justo al medio de "agua no controlada sanitariamente" a la sombra hospitalaria de los arboles... Y también su puente suicida, antiguo acueducto de 20 metros de largo y medio de ancho con unos 20 metros de caida vertical en su punto más alto... Y la llamada provocativa y vertiginosa...

    pero quedan demasiados caminos aún, para aceptar la primera invitación tan facilmente!

    Saludos!

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  34. Antonio, ante todo, quiero darte las gracias, por esa sinceridad tuya, por ese darte, al compartir algo tan tuyo, es un gesto precioso.
    Para mí, el camino es la metáfora y la realidad de muchas cosas, Antonio, casi de todo: camino es lo que recorremos a diario, camino es lo que compartimos y, como tal, es todo un aprendizaje, camino es la ruta vital, por la que podemos andar en la mayor de las ausencia, o bien, que podemos disfrutar a cada paso, con cualquier detalle que nos ofrezca.
    También para mí, Antonio, escribir es la expresión paralela y complementaria que ayuda a liberarme de muchas cosas y a conservar otras. Considero que es una forma casi terapéutica de contar esos otros puntos de vista de la realidad a los que te refieres.
    Me ha encantado leerte y reconocerme en tus letras, Antonio, así que hago también yo un poquito mía tu casa y me la llevo a mis Bagajes para visitarte a menudo.
    Abrazos de encuentro...

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  35. Mar, pues que ¡viva la locura!

    En cuanto pueda me paso por tu atolón. Últimamente estoy algo liadillo.

    Un abrazo.

    Pd.- Se te olvidaron las comillas, para diferenciar entre locos y "locos". :)

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  36. ¡Hola, Isoba!
    ¡Dichosos los ojos! Te echaba de menos.

    Lo de las piedras no te lo discuto, pero creo que tienes razón sólo a medias. Claro que nos cuentan muchas cosas, pero, como tú misma dices, hay que leerlas. Cuentan mucho pero hablan poco. Su lenguaje es mayormente escrito.
    Y si hablan poco no es por falta de ganas, sino porque saben que si lo hacen nos habremos ido antes de la segunda palabra. Son muuuy leeentas...

    Un pétreo abrazo, Maite (con suavidad). Encantado de volverte a ver.

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  37. Hola, Kiko, y bienvenido.

    El camino no es sólo la parte más interesante de los viajes, como dices. El camino es el viaje y, además, el sentido mismo del viaje. La meta del viaje, su destino, es el propio camino.

    Me alegro de que tú tampoco atendieras a esa primera llamada "provocativa y vertiginosa".

    Queda mucho por vivir antes del último viaje.

    Un saludo viajero.

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  38. Un placer y un honor para mí, Raquel, que consideres esta casa como tuya. Otro bagaje más en tu barca... Intentaré ser ligero.

    Estoy de acuerdo con todo lo que dices. El camino es la ruta vital. Esto es obvio, pero me gusta repetirlo porque no es corriente verlo así, sentirlo así. Por eso escribí lo de la "aventura necesaria".

    Soy de los que creen que tenemos un cuerpo luminoso, aparte del físico, y opino que lo que hacemos al escribir es dar voz a ese cuerpo, normalmente alejado y oculto. Para mí es tan necesario como el aire y el agua.

    Gracias por el abrazo y por el feliz encuentro.

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  39. Hay caminos que son importantes justo por serlo, no por llevar a ninguna parte. Ya lo dijo en otro sitio D. Antonio:
    "¡Este placer de alejarse!
    Londres, Madrid, Ponferrada,
    tan lindos... para marcharse.
    Lo molesto es la llegada."
    Lo bueno de esos caminos es poder conversar a fondo "con el hombre que siempre va conmigo".
    Todo eso es lo que llamas sentido poético.
    Un lugar donde es más el río que el abismo.

    Un abrazo.

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  40. Que lindo es este rinconcito donde me dejas ver en letras lo hermoso de tu vivir, de tus recuerdos, de tu poesia. He leido y al hacerlo, mi alma estaba ahi, en ese camino que tantos recuerdos te dejo. Te dejo un beso, cuidate. Gracias.

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  41. Hola Antonio!
    Regreso para responder a tu pregunta.
    Sí, estás en lo cierto, la mujer de la casa de al lado es la misma que espera la lluvia en la ventana, y también la que alguien mira a través de un agujero en la pared.

    Agradezco que me visites, lobo estepario.
    Yo siempre vuelvo...

    Dejo un beso en tu cuaderno nocturno.

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  42. Umm… compruebo que eso de la nostalgia si que es ligeramente contagioso, Antonio. Ante todo celebro que no decidieras convertirte en río, puesto que me hubieras privado de tu amistad y de este magnifico texto que me ha acercado más a ti. Sin duda, todos miramos pero hay pocos que ven. Pensé que yo era de los “raros” que hablan a la naturaleza y acarician a los árboles. Es estupendo que existan más “raros”. Me ha gustado esa descripción, esa belleza de los parajes castellanos, ese paseo junto al río descubriendo los “locus amoenus”, que para algunos les son ocultos. Tu sentido poético es indiscutible. Un abrazo.

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  43. Muchísimas gracias Antonio por tu comentario y visita a Inuit.
    El poema que no se puede comentar y de fabricación propia es hermoso.
    Inuits

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  44. De acuerdo, Ybris, ese es el punto: esa conversación a fondo de que hablaba don Antonio.
    Pero sabes que normalmente no es así: se viaja para llegar y el camino no es más que una distancia, muchas veces molesta (al contrario de lo que amaba Machado). Se tiene demasiada prisa para poder conversar.
    Lo del camino, aparte de una realidad concreta y personal, es también un símil de la misma vida, es decir, de nuestro modo de vivir.
    Yo recomiendo apuntarse a lo del 'sentido poético'. Aún hay plazas libres...

    Un saludo, y gracias por venir desde tu "vacío".

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  45. Hola, Poetiza.
    La verdad es que me pareció verte entre los árboles de la ribera...

    ¿Dónde has dejado el beso?
    Ah sí, ya lo veo. Otro para ti.

    Lo de cuidarme es un poco más difícil, pero lo intentaré.

    Gracias a ti, por tu amable visita.

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  46. Hola, Rayuela.
    Gracias por la aclaración; es que andaba un poco perdido.

    Tu beso tampoco lo encuentro... Bueno, estará por ahí, detrás de alguna palabra.

    Lo de "lobo estepario" me enorgullece. Gracias.

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  47. Pues no, amigo Daniel, no me convertí en río, sino en lobo. Mi amor por la luna, quizás...
    Aunque los ríos reflejan la luna en su seno y le dedican su abrazo de agua, el lobo da un paso más allá y le canta.
    Ya, ya sé que en realidad no es así y que el lobo ni está cantando ni mira a la luna, pero me gusta verlo de esa manera. Los humanos 'raros' vivimos de metáforas.

    Un abrazo, raro conde, conde amigo.

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  48. Hola, Inuit (o Inuits).

    Ahora mismo no sé a qué poema te refieres, que no se puede comentar...
    Pero ya me lo dirás en otro momento, porque espero que haya muchos más momentos de encuentro.

    Un saludo con frío de luna.

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  49. El camino de la vida, largo y angosto, luminoso y umbrío a la vez, con rectas y recovecos, con sus senderos y atajos múltiples, que siempre conducen al mismo destino, ¿o tal vez no?

    Me alegro que el tuyo Antonio, en este punto se haya cruzado con el mío, y de ese modo poder disfrutar de tus letras; espero leer pronto alguna de esas conversaciones con la luna...

    Besos para este lobo urbanitas, y la compañía.

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  50. Hola, Davinia.
    Yo también me alegro del cruce de caminos.
    Lo de las conversaciones con la luna sería un poco difícil para mí. Hace tanto tiempo. Pero quizá, haciendo memoria... O, mejor, le preguntaré a ella si se acuerda.

    Un beso del lobo lunar.

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